Rusia y UE quieren controlar las redes sociales

La guerra trajo un nuevo-viejo debate: la censura y el control de los gobiernos sobre internet.

Hola, ¿cómo estás? 

Hoy escribo sobre el tema que está en todas las primeras planas: la invasión de Rusia a Ucrania y sus consecuencias. En este news voy a hablar en particular del rol de las redes sociales. Pero pongamos contexto: una de las primeras sanciones sobre Rusia fue echar al país de la infraestructura de pagos internacionales Swift. Esto implica quedarse fuera del flujo global de dinero. Las sanciones que siguieron tuvieron que ver principalmente con la difusión de la información en redes sociales, algo que señala la importancia de las plataformas. Pero no fue lo único que pasó en relación a la tecnología. Si estuviste prestando atención a las noticias te habrás dado cuenta de que lo digital estaba en todas partes: la comunicación y organización de la resistencia, las criptomonedas y hasta la pornografía.  

Acá me voy a concentrar en el rol de las redes como medio de información y lo que les están pidiendo tanto el gobierno ruso como la Unión Europea. Al final te dejo varias otras cosas que están pasando y que muestran esa imbricación de la que hablé arriba. 

La guerra en redes

Las redes sociales se enfrentan a un dilema en países con democracias o sistemas políticos de corte más autoritarios. Para estar en esos países los gobiernos les piden ciertas condiciones a Facebook, Twitter, entre otras (es el caso de Rusia y China, pero también de India). Si cumplen, bajan ciertas banderas de información libre y conspiran contra la idea de una internet global, pero están disponibles para los ciudadanos. Si no cumplen, mantienen sus principios, pero dejan de estar en el país y proveer una red alternativa -que no será perfecta, pero es mejor que nada-. 

Veamos un ejemplo. En septiembre de 2021, el gobierno ruso le pidió a Apple y Google que bajaran de su tienda una app de votación diseñada por aliados del líder de la oposición rusa Aleksei Navalny -que está actualmente en prisión, luego de retornar al país post recuperación en Alemania del envenenamiento sufrido en 2020… y vos que pensabas que habías tenido una semana difícil-. Apple y Google cumplieron. El objetivo de la app era aglutinar un voto de protesta ante las elecciones oficiales que suelen dar el mismo ganador (yendo en contra de la definición del politólogo Adam Pszeworksi de democracia que dice que es “un sistema en el que los partidos pierden las elecciones”). Las autoridades rusas decidieron que la app era ilegal y amenazaron con encarcelar a empleados de Apple y Google en Rusia -o sea, no se anduvieron con chiquitas-. Las tecnológicas cedieron y eliminaron la app. 

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De lo anterior uno podría concluir que el gobierno ruso controla la difusión de información vía redes en ese país. Pero aparecen al menos dos matices en esto. Por un lado, las tecnológicas también proveen espacios de difusión de ideas contrarias al gobierno. El mismo protagonista de la historia del párrafo anterior, Navalny, tiene un canal en YouTube con 6.43 millones de suscriptores. También tiene su perfil en Instagram. Desde allí obviamente hace campaña, cuenta sus ideas y acumula apoyos. 

Por otro lado, controlar la difusión en redes no es tan simple. Es decir, prohibir las redes es más sencillo y es lo que hace China con su firewall y aún así emplea muchísimos recursos, ingeniería y creatividad (acá podés leer más sobre la historia reciente de la censura en ese país). Sin embargo, Rusia no tiene la misma estrategia de prohibición general y entonces pasan cosas raras. Esta nota cuenta cómo Rusia intentó bajar la velocidad de Twitter y al mismo tiempo se cayeron varios sitios propios, o sea del gobierno. El gobierno dijo que no había relación entre ambas cosas, pero otros dicen que sí citando además antecedentes de otros intentos de censura que terminaron bajando más cosas de las deseadas (no quisiéramos ser los rusos que la pifiaron en el trabajo). 

La sanciones 

Ahora veámoslo del otro lado. La Unión Europea le pidió a Google, Meta y TikTok, entre otros, que restrinjan los medios de prensa rusos que son propiedad del gobierno como Russia Today y Sputnik. Las compañías cumplieron, de modo que ya no se pueden ver videos de, por ejemplo, Russia Today en YouTube. El objetivo inmediato de la UE es limitar la propaganda rusa durante esta guerra. La presidenta de la UE, Ursula von der Leyen, lo expresó de este modo: “La empresa estatal Russia Today y Sputnik, así como sus subsidiarias, ya no podrán difundir sus mentiras para justificar la guerra de Putin y generar división en nuestra Unión”.

Sin embargo, hay otro objetivo de más largo alcance. Al anunciar estas medidas funcionarios de la UE dijeron que las plataformas deberían haber limitado la propaganda rusa hace tiempo. Thierry Breton, comisionado del Mercado Interno, dijo: “La libertad de expresión no cubre la propaganda de guerra. Durante demasiado tiempo, el contenido de Russia Today y otros medios estatales rusos ha sido amplificado por algoritmos y propuesto como ‘contenido recomendado’ a personas que nunca lo habían solicitado”. Y siguió: “La propaganda de guerra nunca debe ser contenido recomendado; es más, no debe tener ningún lugar en las plataformas en línea. Cuento con la industria tecnológica para que tome medidas urgentes y efectivas para contrarrestar la desinformación”.

Esta medida abre dos puntos de debate. El primero es cómo hacerlo. ¿Cómo puede la UE controlar la información que circula, no solo en redes? Lo mismo que aplica a Rusia y sus intentos de censurar la información, aplica acá. No es tan simple y tampoco está claro que sea legal. El segundo es sobre las implicancias. El paso que dieron crea preguntas sobre la libertad de expresión y el control gubernamental de la información. Al respecto, Josep Borrell, el Alto Comisionado para Asuntos Exteriores, dijo que “si empezás a decir mentiras todo el tiempo, si creás una atmósfera de odio, esto tiene que estar prohibido”. 

Me gustaría decir algo más interesante que “qué complejo, todo, ¿no?”, pero lo cierto es que tenemos muchas dudas y pocas certezas. Diré dos cosas que creo están claras. La primera, es que las redes son jugadores ineludibles en este conflicto. La segunda, es que la pendiente de la regulación de la información es cada vez más resbaladiza. 

El del estribo

  • Las criptomonedas: protagonistas en el conflicto
  • Acá podés leer sobre unos nenes que acumulan followers en Instagram posteando videos sobre la guerra. La internet es muy rara o la gente es muy rara y ahora lo sabemos más pues internet, capítulo 1000.
  • Acá podés leer sobre una app de minitrabajos que funcionaba en Ucrania, sus posibles usos y riesgos. 
  • No está claro si Pornhub, un sitio para mirar pornografía, está funcionando en Rusia o no. Acá podés leer sobre problemas anteriores entre ese sitio y el gobierno ruso. 

Cosas que pasan

Gracias por llegar hasta acá. 

Un abrazo,

Jimena

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Soy economista (UBA) y Doctora en Ciencia Política (Cornell University). Me interesan las diferentes formas de organización de las economías, la articulación entre lo público y lo privado y la relación entre el capital y el trabajo, entre otros temas. Nací en Perú, crecí en Buenos Aires, estudié en Estados Unidos, y vivo en Londres. La pandemia me llevó a descubrir el amor por las plantas y ahora estoy rodeada de ellas.