¿Qué pasa con los rastreos de contactos?

Argentina no consigue un mecanismo efectivo para testear de manera más eficaz, aislar a quienes corresponda, y prevenir posibles contagios.

Ante la pandemia de coronavirus, la Argentina tenía la urgencia de preparar su sistema de salud para evitar que se saturara. En este pico de casos, el universo sanitario local está en tensión, pero consigue resistir. Lo que el país no consigue en este precipicio de contagios comunitarios, al menos por ahora, es un mecanismo efectivo de rastreos, para testear de manera más eficaz, aislar a quienes corresponda, y prevenir posibles contagios. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) señaló de manera específica a la Argentina en esa falta. Hay quienes entienden que el rastreo no sirve como acción aislada sino que debe complementarse con medidas que refuercen, mientras algunas fundaciones se ocupan de contribuir a la capacitación de quienes luego asesoran sobre la materia.  

Se escucha en ciertos reclamos que el fracaso del rastreo de contactos o contact tracing en países de América Latina obedece a no haber imitado, por ejemplo, la tecnología usada en Corea del Sur, donde se usó información de cámaras de seguridad callejeras, de celulares personales y de tarjetas de crédito para identificar a contactos estrechos de un caso de coronavirus y procurar su aislamiento. Especialistas del ámbito local indican que eso no podría calcarse en la región.

¿Qué es un contacto estrecho?

El gobierno argentino considera “contacto estrecho” a todo aquel que estuvo, sin barbijo, a menos de dos metros de distancia de un caso confirmado de Covid-19, durante más de 15 minutos o durante las 48 horas previas al inicio de los síntomas. También es contacto estrecho quien comparte habitación, baño o cocina con un caso positivo.

Como los contactos estrechos tienen un alto riesgo de haber adquirido la enfermedad, deben cumplir 14 días de aislamiento preventivo aunque no tengan síntomas y no están eximidos de eso aunque se testeen y obtengan resultado “negativo”.

¿Qué es el contact tracing?

Es la localización de aquellos casos cercanos a una persona que se contagió de Covid-19. Al identificar esos contactos, se los puede aislar durante los 14 días correspondientes, sin necesidad de hacer un testeo. Esto permite tomar medidas direccionadas y no siempre cerrar actividades de manera masiva para frenar la cadena de contagios, aunque eso es más efectivo al comienzo de la circulación, cuando todavía no es comunitaria, es decir, cuando puede saberse dónde se contagió una persona. Después, puede ser tarde o insuficiente.

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Se trata de un método que ya se había usado en el mundo en enfermedades contagiosas como el ébola, pero la Argentina no tiene muy afilado ese sistema. “Por supuesto, el rastreo de contactos no es la única herramienta, debe ser parte de un paquete integral. Pero es una de las más importantes”, considera Tedros Adhanon Gebreyesus, director de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Según Enio García, jefe de asesores del ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, “lo primero que hay que pensar es qué significa una política de rastreo. El contact tracing es una mala traducción: en la Argentina, se trata de una identificación de contactos estrechos, no de cualquier contacto”.

¿Cómo rastrea el país?

En la Argentina, cada gobernación es la encargada del contact tracing de su provincia. Cuando una persona tiene la confirmación de que está contagiada, un rastreador la contacta y la ayuda a recordar dónde estuvo y con quiénes. La efectividad ha sido muy dispar. Córdoba, por ejemplo, recibió la felicitación de la OMS hace unos meses, pero ahora tiene un brote muy importante. La Provincia de Buenos Aires demoró un poco más en empezar.

“Hay provincias que empezaron con una estrategia de seguimiento de contactos hace mucho tiempo y hay otras que recién lo están pensando”, le cuenta a Cenital el doctor en Economía Daniel Maceira, investigador del Conicet y profesor titular de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Y amplía: “La eficacia de una estrategia depende del nivel de contagio. Si hubieras agarrado a cualquier provincia antes de esta explosión de contagios, el seguimiento de contactos estrechos hubiese sido más sencillo. Una vez que entrás a un nivel de contagios muy alto, si bien el seguimiento de contactos estrechos te puede servir, necesitás un equipo mucho mayor que haga ese rastreo para poder tener mejor capacidad de respuesta”.

Maceira dirige el área de Salud de la Fundación para el Desarrollo Argentino (FUNDAR) desde donde contribuyen a mejorar la política de rastreos en el país. Junto a la Fundación Huésped, con el apoyo tecno-pedagógico de FLACSO (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales), crearon un curso online abierto y gratuito. Se llama Conectarnos para Cuidarnos y está orientado a quienes, en distintas provincias o municipios, desarrollan o ejecutan programas de identificación y seguimiento de contactos estrechos. Cerca de cinco mil personas ya visitaron la página de esta formación virtual de cuatro horas para acceder a recursos, herramientas y estrategias que buscan resolver situaciones cotidianas que pueden darse en centros de rastreo. “La idea es que, en la medida en que uno pueda implementar una estrategia de seguimiento de contactos estrechos, se intenta prevenir que el Covid-19 se expanda más, aislando a los casos sospechosos”, explica el especialista.  

Leandro Cahn, director ejecutivo de la Fundación Huésped, dice que “la Argentina no dio la respuesta esperada en una política activa y proactiva de rastreo de contactos” y coincide con Maceira: “En algunas provincias, el rastreo empezó tarde”. Para Cahn, “el rastreo de contactos es una herramienta importante porque permite hacer la investigación epidemiológica y aislar tempranamente a los contactos estrechos de los casos sospechosos o confirmados, aún si en el medio se hacen una prueba y les da negativo. Un test negativo de PCR no es un pasaporte para salir sino la confirmación de que no hay que hacer, a su vez, una investigación epidemiológica para ver los contactos estrechos del contacto aislado”.

A comienzos de octubre, la OPS le sugirió al país mejorar el testeo y la búsqueda de los contactos de personas con la enfermedad, a fin de contener la propagación del virus. «Argentina tomó buenas medidas, fue de los primeros países en implementar medidas, en implementar cuarentenas, y tomó medidas en beneficio de la población sin banderías de tipo político, porque se convocó a todos los gobernadores, a la sociedad civil y a las sociedades especializadas para asesorar», dijo durante una videoconferencia el director del Departamento de Enfermedades Transmisibles, Marcos Espinal, pero advirtió: “Lo más difícil para Argentina fue el sistema de rastreo de contactos, principalmente en el Gran Buenos Aires. Quizás ahí puede mejorarse eso”.

¿Qué se está haciendo hoy?

En las últimas semanas, el gobierno nacional desplegó el Operativo Detectar (Dispositivo Estratégico de Testeo para Coronavirus en Territorio de Argentina) en distintos puntos del país y del interior de la Provincia de Buenos Aires, ante el aumento de casos confirmados fuera del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Se trata de un programa de apoyo con envío de equipos de trabajo e insumos sanitarios para expandir la capacidad de testeo, con resultados en 15 minutos en personas sintomáticas.

La Ciudad de Buenos Aires cuenta con los Centros de Operaciones de Emergencias (COE) de su ministerio de Salud: le piden aislamiento al contacto estrecho de un caso positivo y, si la persona presenta síntomas, le solicitan que se acerque a una Unidad Febril de Urgencia para hacerle el examen.

“La identificación de contactos es posible solo a través de una entrevista a los casos, que es lo que hacemos en la Provincia a través de los centros de telemedicina (CeTec), que cumplen dos funciones básicas: hacer de último filtro antes de derivar una persona al hospital para que se testee, acompañándola después en su aislamiento; y, a partir de este contacto, hacer las entrevistas para la identificación de los contactos estrechos. Se los registra en el sistema y se los llama, indicando también el aislamiento. Esto es lo que se hace en la mayoría de los países del mundo”, dice García, uno de los asesores en Salud bonaerense.

Guillermo Durán, otro de los asesores del gobierno de Axel Kicillof, director del Instituto de Cálculo de la UBA, está, desde mitad de año, a cargo del programa de rastreo en el interior de la Provincia, bajo el ala de Jefatura de Gabinete. “Tenemos centros universitarios, donde vamos desde el caso sospechoso de Covid, para llegar antes, y tratamos de encontrar contactos estrechos –detalla Durán-. Obvio, cuando hay síntomas lo transformás en sospechoso y cuando no, se hace seguimiento. Descubrimos que los asintomáticos contagiaban mucho y nos está faltando la pata de vincular todo lo bueno que hacemos en rastreo con ir a testear a contactos estrechos asintomáticos. Al que tiene muchos síntomas hay que aislarlo, pero los que más preocupa son los otros, que están dando vueltas”.

La polémica por el uso de tecnología

En los Estados Unidos, hay algunos departamentos de salud locales que recurren a mensajes de texto automatizados para avisar a posibles contactos estrechos que quizás se expusieron al virus y pueden estar infectados. Pero el método de rastreo de contactos que genera más discusión en el mundo es el de Corea del Sur,  donde no sólo se visita el hogar de cada contagiado, sino que se suma la búsqueda a través de la tecnología. Se hace entrecruzamiento de grandes bases de datos, desde el GPS del celular, el uso de las tarjetas de crédito o las cámaras callejeras, para identificar a aquellos que se movieron en la zona de un contagio positivo.

“Hay una tensión entre la privacidad y la salud pública -dice Leandro Cahn-. A veces, desde Occidente, queremos tener las respuestas de Oriente, pero sin las medidas que se toman ahí, donde hubo cierres en serio por muchas semanas, aplicaciones obligatorias, y necesidad de registrarse en algunos lugares. Yo creo que en Argentina, con el verano a la vista, es importante, desde la política, los expertos y la sociedad civil, reconstruir la confianza en una aplicación como CuidAR, para que pueda servir como una herramienta de rastreo. Que durante la estadía o un viaje uno pueda registrar dónde estuvo, vía código QR del celular, y que, ante la aparición de un caso que pueda haber estado en ese mismo lugar en ese mismo tiempo, el sistema te pueda avisar, porque lo importante es aislarse tempranamente para cortar la cadena de contagios”. El ministerio de Turismo nacional estudia un protocolo común entre provincias para la temporada que se viene.

“Hablan de las aplicaciones en Corea, pero no hay muchos más ejemplos de esto en el mundo –dice Enio García-. Hay dos problemas. Uno es que haber estado en contacto con un caso positivo no configura de por sí un caso de contacto estrecho, sino que hay que ver si no se respetó el distanciamiento, si era un lugar cerrado, si no usó el tapaboca, etcétera. Y otro problema es dónde está el límite de nuestra privacidad. Con la historia de terrorismo de Estado que tenemos y el espionaje político reciente en el país, ¿cómo vamos a pedirle a la ciudadanía que acepte ser vigilada por el Estado a ese nivel?”.

García plantea que “lo que hizo bajar la curva en Europa fue claramente un aislamiento poblacional. Igual hay que seguir aplicando esta política. Es un escenario muy nuevo en el mundo y no podemos desechar ninguna herramienta. Pero estamos en una sociedad muy fetichista de las tecnologías, de las cosas nuevas. Todo sirve, pero nada es la panacea”.

Me siento periodista desde antes de terminar la escuela, cuando colaboraba en programas de Rock & Pop y Supernova. Trabajo en Información General; salud y educación son mis temas preferidos. Hice tele de chica y madrugué siete años para el aire de Metro. Hoy soy conductora de Ahora Dicen en Futurock. Trato de no ser tan porteñocéntrica.