¿Qué dicen los nuevos números sobre salarios?

Se conocieron los primeros datos oficiales sobre el desempeño de las remuneraciones para el sector registrado durante el año pasado. El objetivo es claro, pero desafiante.

La Secretaría de Seguridad Social publicó el dato de la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores (RIPTE) para diciembre de 2019, que se ubicó en $49.574. El RIPTE refleja el salario promedio «normal» (excluyendo aguinaldo y vacaciones, entre otros) de aquellas personas registradas que se encuentran trabajando en relación de dependencia. Es decir, refleja una parte importante del universo del sector trabajador, pero no incluye a aquellos/as que tienen un empleo informal.

Al analizar la variable en términos reales, lo que se desprende es que durante 2019 el salario promedio cayó 8,4%, ya que el incremento no alcanzó para compensar la inflación, sobre todo después del salto que pegó tras la devaluación posterior a las PASO. Si se mira la evolución a lo largo de toda la gestión de Cambiemos, el resultado es todavía más preocupante, ya que la caída acumulada representa el 19,5% respecto de diciembre de 2015. De este modo, el poder de compra se retrotrajo a los niveles de principios de 2011, nueve años para atrás.

Evolución del RIPTE en términos reales

Fuente: Secretaría de Seguridad, deflactado por el IPC que elabora el Instituto de Trabajo y Economía (ITE).

La misión, si desea aceptarla: recuperar el empleo privado registrado

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Esta fuerte caída se encuentra fundamentalmente explicada por el deterioro que sufrió la actividad económica en los últimos años, y en particular por los cambios en el sector. Si bien el empleo registrado total se mantuvo prácticamente constante en relación a cuatro años atrás (1,0% de aumento en términos desestacionalizados a noviembre, último dato disponible), se observa un cambio en la composición hacia adentro del empleo que conlleva un deterioro salarial.

Hubo una reducción del empleo privado registrado (3,7%), que es el que presenta en promedio los sueldos más altos, que fue más que compensada por el aumento del 3,4% en empleo público (a contramano del discurso oficial del gobierno anterior) y por la notable expansión del 12,2% para los monotributistas, un sector caracterizado por sus precarias condiciones de contratación.

De esta manera, como parte de la estrategia de la recuperación de los salarios se debe lograr la generación de puestos de trabajo en el sector privado registrado. En función de esto, los resultados de la Encuesta de Indicadores Laborales, que tiene por objetivo analizar la dinámica del empleo en este sector, muestran buenas y malas noticias. Por un lado, durante diciembre se observó una contracción del 0,1% en el empleo registrado (excluyendo el sector de la construcción, por motivos de estacionalidad), que se explica tanto por una reducción en la tasa de entrada -es decir una menor incorporación de personal a las empresas (que se redujo al 1,4%)- y por un incremento en la tasa de salida (que se ubicó en 1,5%).

No obstante, las expectativas netas de aumento de personal, reflejadas en la diferencia entre la proporción de empresas que esperan aumentar sus dotaciones y aquellas que esperan disminuirlas, fueron positivas y se ubicaron en 0,7%, mostrando una evolución creciente en los últimos tres meses.

Paritarias, otro desafío

La recuperación de los salarios es, sin lugar a dudas, una de las claves para reactivar la economía, pero a la vez eso puede entrar en tensión con el objetivo de reducir la inflación. Según lo dicho hasta ahora por el gobierno, para combatir este problema la idea es lograr un acuerdo entre empresarios y trabajadores, con el objetivo de alinear las pautas salariales y las proyecciones de aumentos en los precios, de modo de converger a una tasa de aumento menor.

Ahora bien, para poder lograr eso resultan necesarias dos condiciones que demandarán mucha pericia por parte de la gestión:

1. Se necesita cierto grado de certidumbre respecto del rumbo de la economía, y es por eso que el gobierno apuesta primero a estabilizar las principales variables económicas (tipo de cambio, inflación y tasas) y a reestructurar la deuda para luego sentarse a negociar con empresas y sindicatos. Esto permite explicar los aumentos de suma fija otorgados durante enero y febrero para los asalariados del sector público y privado.

2. Una vez logrado esto, el siguiente desafío es el de coordinar un gran número de paritarias muy disímiles entre sí. Según Luis Campos, la brecha en las paritarias de 2019 supera los 15 puntos en algunos sectores (por ejemplo, sectores como el farmacéutico, bancarios o transporte lograron aumentos por encima del 50%, mientras que en textiles, comercio o el sector público se ubicó por debajo del 35%). Dada esta disparidad, claramente va a resultar complejo de coordinar y de lograr que los acuerdos salariales converjan hacia valores similares, algo esencial para que el acuerdo sea exitoso.

Me dedico a estudiar la macroeconomía argentina, algo que en este país debe ser similar a tener un doctorado en física molecular. Soy magister en Desarrollo Económico en la UNSAM y estoy haciendo el Doctorado homónimo en la UNQUI. Padre de gemelas y docente universitario.