Milei y los anteúltimos

En esta edición analizamos una variable que va a contramano del resto de la economía, el empleo, y el vínculo que tiene con el ascenso del líder de La Libertad Avanza.

Hola, ¿cómo estás? Antes de arrancar, y como todos y todas están hablando de temas electorales, te recomiendo chusmear el especial que hicimos con Fundar sobre lo que está en juego este año en cada una de las provincias argentinas. Se llama Gane quien gane y está muy bueno.

Ahora sí, arrancamos. Cuando uno mira los principales indicadores socioeconómicos de la economía argentina concluye que las cosas no andan para nada bien, incluso dependiendo del indicador en que se haga énfasis podríamos decir que estamos en crisis. La inflación anual se ubica en 114% y subiendo, la actividad económica está estancada hace 6 meses, la tasa de pobreza viene creciendo de manera sostenida en los últimos meses y según estimaciones privadas ya supera los niveles de la pandemia.

Sin embargo, hay una variable que llama la atención por su gran desempeño en medio de este contexto: el empleo. Como se puede observar en el gráfico debajo, la cantidad de puestos de trabajo viene creciendo de manera ininterrumpida desde mayo del 2020, superando ampliamente los niveles prepandemia. En dicho período, se crearon 1,3 millones de empleos.

Evolución del empleo total (en millones)

Fuente: Ministerio de Trabajo.

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Esto también se vio reflejado en los indicadores laborales que salieron publicados la semana pasada. En el primer trimestre del año la tasa de empleo -que mide la cantidad de personas empleadas respecto de la población total- se ubicó en el 45% y mejoró de manera significativa respecto del mismo período del año pasado (+1,7 puntos porcentuales), lo que se tradujo en una creación de casi 850.000 puestos de trabajo. Por otro lado, la tasa de desocupación se mantuvo en 6,9% (mostrando una reducción mínima de 0,1 puntos porcentuales en relación al primer trimestre del año pasado).

La gran pregunta que se desprende de todo lo anterior es cómo se puede explicar la mejora del empleo en este contexto de inflación en alza y con una actividad económica estancada. La respuesta está en lo que está sucediendo con los ingresos. En lo que va del año los salarios se redujeron alrededor de 4% (en términos reales), pero si comparamos respecto de principios de 2015 la caída fue del 15% para el sector registrado y del 25% para el sector informal.

La reducción sostenida del poder de compra impulsó a que más personas salieran a buscar trabajo. Este fenómeno está bastante estudiado y se conoce como el efecto del trabajador adicional, en el que frente a la caída de uno de los miembros de la familia lo que se observa es que otra persona sale a buscar trabajo (con el objetivo de mantener el ingreso per cápita familiar). Volviendo a los datos laborales recientemente publicados, esto queda clarísimo al observar que la población económicamente activa (PEA), es decir, la cantidad de personas que están disponibles para trabajar se incrementó casi 1,4 millones en el último año. Esto llevó a que la tasa de actividad se ubicara en niveles récord, tal como se puede apreciar en el gráfico a continuación.

Evolución de la tasa de actividad (PEA como % de la población total)


Ahora bien, estas personas no solo salieron a buscar trabajo, sino que la gran mayoría lo consiguió (de allí que la tasa de desempleo se mantuviera estable). Esto nos lleva a la siguiente pregunta, que es identificar qué sectores son los que están generando esos puestos de trabajo.

Allí lo que se observa es que la mitad de los empleos fueron generados por el sector registrado y la otra mitad por el sector informal. Respecto de los registrados, al analizar las estadísticas provenientes del sistema previsional, lo que podemos agregar es que, si bien más del 50% se debió a la expansión del empleo en el sector privado, hubo una parte muy importante (el 31%) que se explica por el incremento del monotributo social (bastante más lejos le siguió el empleo público con el 14% y el monotributo con el 10%).

De cualquier manera, lo que se desprende de lo anterior es que la gran mayoría de la mejora en el empleo, si bien es un dato positivo en este contexto, refleja la fragilidad y el deterioro del mercado laboral, ya que la gran mayoría de los puestos de trabajo creados son de baja calidad. Además del avance de la informalidad (ver gráfico debajo), esto también se puede verificar al analizar el empleo generado según el nivel educativo, donde se advierte que se redujeron de manera notable aquellos con estudios universitarios completos mientras que aumentaron de manera significativa los que solo demandan secundario completo. Algo similar se observa por la calificación de los puestos, donde los que más se incrementaron fueron los de los operativos, mientras que se redujeron los de los técnicos y los de los profesionales.

Evolución de la tasa de informalidad (como % del total del trabajo asalariado)


La situación es todavía más precaria, dado que dentro de los cuentapropistas (una de las categorías dentro del empleo registrado), sólo uno de cada diez es profesional, mientras que el resto se reparte casi por partes iguales entre monotributistas de diversos rubros y formas organizadas o no organizadas de la economía popular, según estimaciones del Observatorio de Coyuntura Económica y Políticas Públicas (OCEPP). Con lo cual, en la actualidad, un poco más de la mitad de la población económicamente activa tiene un trabajo precario o directamente está desocupada, tal como se puede apreciar en el gráfico a continuación.

La PEA según su situación ocupacional (1er trimestre del 2023)

Fuente: Elaboración propia en base a INDEC y OCEPP.

Los anteúltimos

Si tomamos una mirada de más largo plazo, en realidad, el problema de la falta de creación de empleo de calidad y del aumento de los puestos de trabajo precarizados e informales viene desde 2011, cuando la economía dejó de crecer. En función de eso, un estudio del Centro de Estudios del Trabajo y el Desarrollo (CETyD) identifica un sector en particular que ha sido muy afectado por este problema, al que denomina “los anteúltimos”, y los define de la siguiente manera: “Son trabajadores de hogares pobres o que se encuentran apenas por encima de la línea de pobreza. Que están por fuera de la cobertura de las normas laborales y la representación sindical. Donde en general no llegó la atención del Estado ni la intervención de las organizaciones sociales. La gran mayoría de ´los anteúltimos´ no son beneficiarios de programas sociales, sus ingresos provienen casi exclusivamente del trabajo y sus inserciones laborales suelen ser precarias e inestables. Y durante la última década atravesaron un proceso de empobrecimiento desprovistos de mallas de contención. Entre las ocupaciones más frecuentes entre los anteúltimos destacan albañiles, carpinteros, gasistas, plomeros, pintores, trabajadoras domésticas y de limpieza, entre otras”.

Y estamos hablando de mucha gente. Si dividimos al total de la población en 5 estratos donde cada uno contiene al 20% de la población (es decir, en 5 quintiles), los anteúltimos justamente representarían el segundo quintil más pobre. Al analizar la evolución de los ingresos de cada uno de esos quintiles entre 2011 y 2021, vemos que todos perdieron (recordemos que durante dicha década el crecimiento fue nulo y el PIB per cápita se redujo en torno al 13%), pero que los últimos, es decir el quintil más pobre, fue el que menos redujo sus ingresos. Allí se observa el rol claro que tuvieron las políticas sociales para contener al estrato más vulnerable y amortiguar la caída de sus ingresos. Pero si avanzamos a los anteúltimos, vemos que la reducción de su poder de compra fue prácticamente el doble y en línea con los quintiles de mejores ingresos.

Fuente: CETyD.

Este sector vio cómo a lo largo de la década se deterioraba la calidad de su trabajo, se reducían sus ingresos, pero la ayuda del Estado no llegaba (ni con la gestión del Frente de Todos ni con la de Cambiemos). Y es precisamente la mayoría de este sector que hoy pasó a ubicarse por debajo de la línea de la pobreza (junto con el quintil más bajo). Quizás allí podamos encontrar una parte importante del elevado nivel de abstención que estamos viendo en las elecciones provinciales o la canalización del voto “bronca” que expresa Milei frente a la incapacidad de los dos principales partidos políticos de sacar a la economía del estancamiento y de bajar la inflación.

Bonus track

Hoy a las 13, en la sede de económicas de la UBA, el investigador de Fundar Víctor Delbuono va a presentar su trabajo “El federalismo y los desafíos para el desarrollo de capacidades productivas y tecnológicas en torno al litio”. Más información, acá.

Se vienen las jornadas monetarias anuales que realiza el BCRA. Se llevarán a cabo el miércoles 5 de julio de 9:00 a 18:15. La actividad es no arancelada y requiere inscripción previa. Acá se pueden inscribir y ver el cronograma de las charlas.

El podcast recomendado de esta semana es Los papeles, que narra la investigación periodística que expuso el sistema ideado por el Partido Popular para recibir donaciones ilegales y pagar sobresueldos, y las maniobras que utilizó Mariano Rajoy para frenar el caso.

Esto fue todo por hoy. Si no aguantás hasta la próxima edición, la seguimos por acá. Y, si te gustó el newsletter, te invito a que te sumes a nuestros Mejores amigos.

Te mando un abrazo grande.

Juanma

Se dedica a estudiar la macroeconomía argentina, algo que en este país debe ser similar a tener un doctorado en física molecular. Es magister en Desarrollo Económico en la UNSAM y está haciendo el Doctorado homónimo en la UNQUI. Padre de gemelas y docente universitario.