Mendoza: una provincia en estado de alerta hídrica

Cuenta con una importante diversificación productiva, pero enfrenta varios desafíos de sostenibilidad que está abordando desde diversos ángulos.

¡Hola! ¿Cómo estás?

Hoy vamos a volver a meternos en una provincia para analizar su estructura productiva, pensar qué desafíos y oportunidades tiene en materia de sostenibilidad y conocer algo de lo que ya se está haciendo para avanzar hacia la transición.

¿Qué se produce en Mendoza?

Como siempre, lo primero es tener un diagnóstico claro de la situación productiva de la provincia.

Según se observa en los tableros interactivos del CEP XXI (basados en este estudio), vemos que la estructura productiva de la provincia es relativamente diversificada.

El mayor peso lo tiene el sector “Otros servicios” compuesto por servicios inmobiliarios, administración pública y defensa, enseñanza y salud, etc. Le sigue la industria, principalmente alimentos y bebidas (acá entra el vino), refinación de petróleo y otras. Luego viene el sector comercio, hoteles y restaurantes, seguido por transporte y comunicaciones, petróleo y minería, agro y pesca, construcción y electricidad, gas y agua.

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¿Cómo viene evolucionando la economía mendocina? Desde el 2004 para acá más o menos se mantiene estable la participación relativa entre los sectores. Lo que también permanece bastante inmutable es el tamaño de la economía provincial. En este otro tablero podemos ver el valor agregado bruto per cápita relativo a la media nacional (es decir cuán rica es la economía de Mendoza en comparación con el promedio nacional).

Esto no es diferente a lo que sucede en una porción importante de otras provincias -y de lo que ocurre con la economía nacional-. Pero vemos que sí hay casos -como Neuquén a partir de 2017 o Santiago del Estero en mucho menor medida- que muestran un crecimiento, mientras que Mendoza tuvo un peor desempeño económico que la media. ¿Cómo se revierte esa caída? Fortaleciendo los sectores existentes y/o fomentando nuevos sectores.


Para chusmear más datos sobre la provincia te recomiendo la página Gane Quien Gane que desarrollaron compañeros de Cenital con Fundar.

Pero vamos ahora a los desafíos ambientales.

El riesgo climático

La provincia anterior que habíamos analizado -en esta entrega– fue Neuquén. En ese caso vimos que uno de los principales desafíos en materia de sostenibilidad estaba asociado a la dependencia muy alta de un solo sector productivo -el de los combustibles fósiles- que encima está en riesgo a mediano plazo por la transición energética global.

En Mendoza, en cambio, nos encontramos con una estructura productiva más diversificada, donde los hidrocarburos tienen un protagonismo decreciente. Sin embargo, el mayor riesgo aparece por el lado del impacto del cambio climático y sus consecuencias para la vida de la población mendocina y sus actividades productivas.

En el Plan de Adaptación y Mitigación del Cambio Climático que presentó el Ministerio de Ambiente el año pasado se describen los riesgos climáticos para la región de Cuyo.

Allí se dice que se espera un incremento en la temperatura media, en la frecuencia con la que se producen las olas de calor y una disminución de los días con heladas. Esto, sumado a malos manejos antrópicos como la deforestación o el deterioro de humedales y el eventual aumento de lluvias torrenciales y agua de escorrentía, contribuye a la degradación de los suelos y el proceso de desertificación. A su vez, el aumento de la temperatura podría generar un incremento en el estrés hídrico de la vegetación, así como favorecer la presencia de biomasa seca, lo cual propicia la generación de incendios.

Las sequías constituyen la amenaza más importante en la región. Se espera que, a partir de la afectación del caudal de los ríos por las menores nevadas y el retroceso de los ambientes glaciares y periglaciares, las sequías se incrementen en frecuencia, longitud e intensidad. En estos escenarios, el agua disponible se desfasa crecientemente de las demandas de los hogares, cultivos e industrias.

Este potencial escenario futuro en una provincia donde el agua ya es un recurso más que escaso y donde el agro representa el 7% de la economía y la porción industrial más importante es el 13% de alimentos y bebidas, aparece como una enorme dificultad.

Veamos qué iniciativas hay en la provincia para abordar estos desafíos.

¿Qué se está haciendo?

Vamos con un salpicadito por sectores.

Vino

Por un lado, respecto del sector más famoso de la provincia, la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR) presentó el Plan Estratégico Vitivinícola 2030 que entre otros objetivos tiene el de “promover la optimización del uso de los recursos mediante modelos sostenibles en la producción primaria, en la industrial y en el consumo, considerando el ciclo de vida completo de los productos derivados de la vid”. Para ello se propone aumentar la eficiencia del uso de agua, incorporar energías renovables, mejorar la aplicación de fitosanitarios y fortalecer alianzas para desarrollar mecanismos de financiamiento que permitan la aplicación de estas medidas, entre otros puntos.

Otra acción en el marco de la COVIAR fue la presentación en marzo de este año de una Calculadora de Huella de Agua y Carbono. Se trata de una herramienta para medir el impacto ambiental del sector vitivinícola que desarrolló un grupo de investigación de la Universidad Tecnológica Nacional, Facultad Regional Mendoza y el CONICET financiado por el Programa Soluciona de la Secretaría de Economía del Conocimiento del Ministerio de Economía de la Nación.

Minería

Por otro lado, hay una discusión recurrente en la provincia por la habilitación o no de la minería metalífera que los gobiernos intentan impulsar para construir un nuevo sector y revertir la tendencia a la baja de la economía mendocina. En vinculación estrecha con la escasez hídrica, esta discusión siempre levanta oposición de una parte relevante de la ciudadanía, preocupada por el eventual uso y afectación del agua.

Sin embargo, la provincia tiene potencial también en otro tipo de minería con el proyecto Potasio Río Colorado (PRC). El potasio es un fertilizante que en Argentina aún usamos poco, pero aumentará su demanda en la medida que se degradan los suelos por su uso insostenible. El proyecto PRC se encuentra al sur de la provincia de Mendoza y, según el documento “Adaptar la producción de alimentos a los desafíos del siglo XXI” del Plan Argentina Productiva 2030 del Ministerio de Economía, con 300 millones de toneladas de reservas probadas se posiciona como uno de los proyectos mineros más importantes de Argentina. Permitiría sustituir importaciones del producto a futuro y aportar a las exportaciones nacionales dado que Brasil es un gran comprador.

Metalmecánica

En la provincia se encuentra la empresa IMPSA. Inicialmente se había dedicado a la fabricación de compuertas para los canales de irrigación y a componentes para la industria vitivinícola. Luego, comenzó a trabajar en la construcción de grúas portuarias y centrales hidroeléctricas.

En marzo de 2021, la empresa fue capitalizada por el Estado nacional y el provincial dado que acumulaba dificultades financieras que la ponían al riesgo de la quiebra. Según el documento “Desarrollar la economía verde para una transición ambiental justa” del Plan Argentina Productiva 2030, esta decisión fue tomada para recuperar con una visión estratégica las capacidades desarrolladas respecto de la ingeniería, el diseño y la fabricación de equipamientos hidroeléctricos, eólicos, nucleares y para la industria petrolera. Resulta importantísimo fortalecer y aprovechar estas capacidades.


Un plan de acción climática para la ciudad de Mendoza

Hablé con el subsecretario de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la ciudad de Mendoza, Sebastián Fermani, para consultarle sobre qué están haciendo desde su área para abordar estos desafíos ambientales.

¿Cuáles son los principales desafíos en materia de sostenibilidad, ambiente y cambio climático en la ciudad de Mendoza?

S: Tanto la provincia como la ciudad de Mendoza comparten desafíos en materia de sostenibilidad y cambio climático con muchos otros sitios del país y del mundo. El incremento de temperatura, pérdida de biodiversidad, modificación de las dinámicas hídricas, son algunos de los impactos, entre otros.

En el caso particular de nuestra ciudad y provincia, si bien hemos construido oasis sobre los cuales se asienta aproximadamente el 90% de la población, la situación se ve agravada por las fragilidades inherentes a ecosistemas de zonas áridas y sistemas ambientales estructurados por el recurso hídrico, siendo éste uno de los componentes más afectados por el cambio climático.

Ustedes fueron una de las primeras ciudades del país en hacer un plan de adaptación y mitigación del cambio climático, ¿en qué consiste, para qué sirve y cuáles fueron las principales líneas de acción que salieron de ahí?

S: El 22 de enero del 2020 declaramos la emergencia climática, reconociendo que la ciudad de Mendoza no escapa a los impactos del cambio climático y que resulta necesario que todos los sectores se comprometan inmediatamente a reforzar los planes de acción climática, incrementando sus metas de reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero.

Uno de los instrumentos fundamentales para la planificación y gestión climática son los Planes Locales de Acción Climática. Sobre un diagnóstico dado por los Inventarios de Gases de Efecto Invernadero, estos instrumentos se orientan a plantear acciones de mitigación para cada tipo de emisión, así como acciones de adaptación enfocadas a fortalecer la resiliencia de nuestras ciudades.

En el caso de nuestra ciudad, el Plan Local de Acción Climática fue aprobado en noviembre del 2020 y actualizado en mayo del 2023, entendiendo la necesidad de dar a conocer nuevos datos a nivel territorial municipal, verificar el grado de avance en las acciones propuestas e implementar nuevas medidas o reformular las preexistentes. El plan consta de cuatro capítulos: 1. “Diagnóstico”, 2. “Gobernanza y Participación”, 3.”Metas y medidas”, 4. “Financiamiento climático”.

Según nuestro último Inventario de GEI, los principales sectores aportantes de emisiones son: transporte (48%); energía (34%) y residuos (18%). Sobre dicha base, hemos trazado un camino para inducir a un quiebre en las tendencias de emisión.

Asimismo, desde nuestros equipos hemos generado información actualizada y ajustada a nuestro territorio, contando con tableros de control que nos permiten tomar mejores decisiones. De esta manera, temáticas como inventario de GEI, residuos, porcentaje de reciclaje, indicadores de biodiversidad, caminabilidad, islas de calor, inteligencia artificial para la detección de micro basurales y modelos predictivos son algunos ejemplos de las herramientas que hemos desarrollado y que nos permiten hacer seguimiento de temas clave.

Tienen otros proyectos vinculados a la sostenibilidad en la ciudad como el Fondo Verde para la Sostenibilidad que anunciaron hace poquito, ¿me contás de esta o alguna otra iniciativa que estén desarrollando?

S: Desde la ciudad de Mendoza desarrollamos diferentes estrategias para fortalecer el financiamiento climático, que es necesario para la planificación y para generar información que nos permita tomar mejores decisiones. Avanzamos con un hito histórico a nivel país: en conjunto con el banco Galicia, emitiremos Bonos Verdes, potenciando la articulación público-privado en la lucha contra el Cambio Climático. Con una inversión de 500 millones de pesos implementaremos la Estrategia de transición energética de la ciudad, con la finalidad de generación de 1.023 Kw de potencia renovable instalada, reduciendo 742.83 toneladas de CO2 al año.

Esto se integra al financiamiento internacional climático por un orden de 3 millones de dólares que hemos podido conseguir de Naciones Unidas, para desarrollar proyectos orientados a reducir GEI y fortalecer la resiliencia de la ciudad.

Además, creamos el Fondo Verde para la Sostenibilidad, un fondo que financiará, por un plazo de 5 años consecutivos a partir de este año, proyectos de investigación aplicados a necesidades de Gestión Climática de la ciudad y de la provincia de Mendoza

También analizamos el presupuesto público municipal incorporando criterios climáticos. En el año 2023, el presupuesto de la ciudad de Mendoza contiene diversos aspectos relacionados al desarrollo para políticas ambientales siendo las mismas un eje transversal a las diferentes áreas del municipio. El 52% del presupuesto se encuentra vinculado a la implementación de la política y gestión climática, de ese porcentaje el 36% corresponde a medidas que influyen en la mitigación y el 16% a medidas que contribuyen a la adaptación.

Otra iniciativa muy interesante que estamos desarrollando es nuestra Estrategia de Biodiversidad al 2030, en donde estamos trabajando desde la óptica de Biodiverciudades. A partir de un inventario de biodiversidad urbana en los espacios públicos, islas de biodiversidad y corredores biológicos, queremos poner en valor las contribuciones de la naturaleza hacia las personas y consolidar la figura de Ecosistemas Urbanos.

Por último, ¿cuáles son los principales desafíos que se encuentran desde la gestión pública para avanzar con estos temas?

S: Creo que uno de los principales desafíos se encuentra asociado a posicionar las temáticas ambientales y climáticas como un eje central y transversal a todas las políticas de gobierno.

Una temática como es el cambio climático no puede ni debe ser abordada desde un solo sector. En una emergencia, todos los sectores deben estar involucrados. Por eso, hablamos de una nueva gobernanza climática, que asegure la incorporación y participación de todos los actores que tienen la potencialidad de generar aportes.

Entendiendo la necesidad de fortalecer las políticas públicas climáticas a partir de procesos de participación intersectorial e interdisciplinaria, desde la Municipalidad de la ciudad de Mendoza se creó el Comité Municipal de Cambio Climático. El mismo está conformado por todas las Universidades con sede en la provincia, institutos de investigación de CONICET, el Colegio de Abogados, Organizaciones de la sociedad civil, entre otros actores.

Este espacio asesor al Ejecutivo ha funcionado en forma ininterrumpida desde su fecha de creación y permite un diseño e implementación de políticas climáticas incorporando la revisión y aportes desde un momento cero de todas las instituciones que trabajan en una misma mesa de trabajo convocada por la ciudad.

Esta gobernanza climática, no sólo ha legitimado cada una de las decisiones tomadas por el municipio en el marco de la emergencia, sino que es fundamental para hacer sostenible en el tiempo la estrategia. Hoy podemos decir que el Comité Municipal de Cambio Climático es un espacio y un proceso ya institucionalizado en nuestra órbita de gobierno.

Eso es todo por hoy. ¿Qué provincia te gustaría que abordemos en próximas entregas?

Como siempre, antes de cerrar pasamos la gorra. Me llegan muchos mensajes contándome que usan este material para clases, charlas, insumos, etc. Si alguna vez este -u otro- news de Cenital te fue tan útil, copate y sumate a nuestro círculo de Mejores amigos.

Te mando un abrazo, gracias por estar ahí.

Eli

Soy licenciada en Ciencias Ambientales, magíster en Políticas Públicas y becaria doctoral en Ciencia Política en la UNSAM. En todos los ámbitos que puedo me dedico a sumergirme en los dilemas que nos presenta el desarrollo sustentable, uno de los mayores desafíos que enfrentamos en este siglo.