Maternidad y pastel de manzana

La lógica antigrieta del Presidente encontró sus límites ante una oposición que ve en cada decisión oficial una amenaza para la democracia. La necesidad de delimitar las relaciones de poder en el gabinete.

Hola, ¿cómo estás? No me digas: ¿esperanzado por el descenso de casos si vivís en AMBA? ¿Preocupada por el crecimiento de los mismos si estás leyendo esto en alguna de las provincias argentinas afectadas? ¿Ansioso porque la vacuna de Oxford tuvo dos traspiés? ¿Con incertidumbre por el rumbo de la economía? ¿Un poco de todo? ¡Qué nervios! Al menos volvió el fútbol. En estos casos hay que aferrarse a una canción del Lobo platense que siempre me pareció muy simpática: “Siempre estuvimo’ en las malas, las buenas ya van a venir”. Empecemos. 

El problema es político

Setenta y dos horas pasaron entre que Martín Guzmán sostuvo que no iba a haber restricciones al dólar -“esas serían medidas para aguantar y nosotros no vinimos a aguantar”- y que el BCRA impuso su criterio para el endurecimiento del control de cambios. La medida no tiene adherentes por fuera del metro cuadrado de Miguel Pesce aunque desde la autoridad monetaria y el ministerio de Economía sostengan que fue “una decisión en conjunto”, ante la consulta de #OffTheRecord

“Era esto o devaluar”, aseguran desde el oficialismo. Una verdad a medias. Es indiscutible que el gobierno heredó una situación macro y cambiaria muy delicada producto de la falta de capacidad de la gestión anterior y que la pandemia agudizó esos problemas: hoy no entran ni los dólares negros del turismo. Este fue uno de los temas que abordaron ayer por la tarde Alberto Fernández y Cristina Kirchner en la Quinta de Olivos, encuentro al que luego se sumaron Máximo Kirchner y Eduardo de Pedro. Allí, el Presidente manifestó su sorpresa por la beligerancia de los medios. Enumeró una serie de aciertos oficiales, medidas de cuidado y reactivación sobre las cuales nada se supo. 

En cuanto al dólar, volver al torniquete no parecía ser la única opción para el Central. Ofrecer un seguro de cambio a exportadores, negociar una ampliación del swap con China o subir la tasa en pesos -algo que el gobierno se resiste a hacer- eran alternativas que podrían haberse explorado si -y acá está el eje del asunto- el problema fuera económico. Mas no. 

El drenaje de reservas que comenzó con el macrismo, continuó luego del resultado de las PASO y se consolidó con la incertidumbre de la pandemia, tenía la oportunidad de tabicarse luego del histórico acuerdo con los bonistas y la posibilidad de consolidar un ¿plan, programa, rumbo? conducido por Guzmán que parecía haberse situado como un primus inter pares dentro del equipo económico. Sin embargo, la homologación de Fernández a la estrategia del BCRA vuelve a debilitar la figura de un ministro que internamente no compartía las medidas, pero decidió apoyarlas públicamente por su compromiso con el Presidente. 

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Motherhood and apple pie

Estas curvas y contracurvas se le suman a la falta de resolución de las relaciones de poder en el gabinete. ¿Quién es la cabeza del equipo económico? ¿Guzmán, Cecilia Todesca, Matías Kulfas, Pesce, Mercedes Marcó del Pont? ¿Un poco cada uno? ¿Depende el día? ¿Y del judicial? ¿Es Marcela Losardo o Juan Martín Mena? ¿Para que las cosas ocurran hay que hablar con Santiago Cafiero o Gustavo Béliz? Las respuestas, si existen, no las conocen varios ministros.  

El Presidente goza aún de una imagen positiva en las encuestas que podría verse empujada con el rebote económico post pandemia y a eso parece apostar un sector del oficialismo. Sin embargo, los problemas que emanan de la falta de motricidad fina de la gestión no se resuelven creciendo 6 puntos en un año electoral. Ayuda, qué duda cabe, pero la resolución tiene que ser de fondo. A este escenario se le agrega un dilema extra: los funcionarios cuestionados, incluso por sus pares, son de Alberto. “Ni siquiera le podemos echar la culpa a La Cámpora”, bromeaba ante #OffTheRecord un ministro metropolitano. Si bien el Presidente explicó que con Cristina buscan los funcionarios en la misma pecera, separar a un hombre de su confianza para incorporar a un lugarteniente de la vice le daría de comer a quienes hablan de poder bifronte. 

Fernández, además, debería tener cuidado con las recomendaciones de su entorno. Hace algunas semanas, recibió por recomendación de un amigo a Martín Lousteau. El almuerzo, del cual participó también Enrique Nosiglia, duró tres horas. Eso se encargó de difundir el senador luego del cónclave con el Presidente: que si no hubiera sido por él, el mitin continuaba. Sugería que Alberto estaba con pocas tareas. Una manera alternativa de valorar el diálogo que el senador reclama en cada una de sus intervenciones en la Cámara Alta.

Los americanos utilizan la frase motherhood and apple pie cuando quieren referirse a cuestiones en las que indiscutiblemente la sociedad encuentra un punto de acuerdo. Sobre eso -la antigrieta, la gestión del Covid o la relación con los gobernadores- construyó el Presidente un poder propio que encontró sus límites cuando la oposición empezó a politizar la pandemia y agitar el “fantasma Cristina”. Es hora que el Gobierno encuentre una nueva narrativa al pastel de manzana y no tiene por qué ser el conflicto. Todavía está a tiempo.

Bonus track

  • En este apartado, el 25 de agosto les contamos que las autoridades políticas de Uruguay habían consultado al ministerio de Economía y el BCRA de aquel país sobre las posibles consecuencias de no abrir el turismo a países limítrofes. “Podemos tolerarlo”, la respuesta informal. Ayer lo confirmó el Presidente Luis Lacalle Pou. “Cuquito” dijo no saber si Uruguay va a poder tener fronteras abiertas con Argentina y Brasil. 
  • En Ámbito Financiero, el ex director de la Aduana Guillermo Michel publicó un artículo que es algo más que una columna teórica. La procuración dictaminó -a partir de una denuncia de Vicentín- contra un decreto de Roberto Lavagna del 2005 que permite cobrarle a las cerealeras cuando eludían el impuesto triangulando con paraísos fiscales. ¿La plata en juego? No menos de 50 mil millones de pesos. Una bicoca.

Antes del libro, te quiero recordar que –producto de la situación global y del rubro en particular, pero también del ethos de Cenital– abrimos la posibilidad de que seas parte del proyecto a través del sistema de apoyo económico para poder seguir creciendo. Ya entregamos las primeras becas y medias becas para estudiar idiomas en el CUI y próximamente vamos a continuar con más beneficios.

La recomendación de hoy es En busca del tiempo perdido de Marcel Proust.

Ojalá hayas disfrutado de este correo tanto como yo. Estoy muy agradecido por tu amistad que, aunque sea espectral, para mí no tiene precio.

Iván

Soy director de un medio que pensé para leer a los periodistas que escriben en él. Mis momentos preferidos son los cierres de listas, el día de las elecciones y las finales en Madrid. Además de River, podría tener un tatuaje de Messi y el Indio, pero no me gustan los tatuajes. Me hubiera encantado ser diplomático. Los de Internacionales dicen que soy un conservador popular.