Manos arriba: esto es un asalto

Estados Unidos busca capturar el Banco Interamericano de Desarrollo. Qué nos dice sobre la región. Por qué hay que seguir las convenciones.

¡Buen día!

Esta semana me encuentra distraído. En realidad todas las semanas estoy distraído, pero ahora tengo una excusa lo suficientemente válida para poder contarlo sin culpa: Messi. Perdón, Zequi Scher, pero estoy entregado. Miro fotos de propiedades en Milán, busco detalles sobre llamadas con Guardiola y el Instagram del Kun, me sumerjo en vídeos de paredes con Neymar. ¿Cómo lo van a echar a Suárez por teléfono? La exposición al paco informativo es total. Mientras espero a que Rodrigo Lussich –el alma de mis almuerzos– se pronuncie, soy yo el que traza hipótesis y escenarios. Por suerte falta poco para el sábado. Hasta ese entonces, hay un par de cosas que quiero contarte. Empecemos por una importante. 

TODO LO QUE NOS DICE LA ELECCIÓN EN EL BID

Lo charlamos por arriba hace algunas semanas: Estados Unidos nominó a Mauricio Claver-Carone como candidato a presidir el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), rompiendo la tradición histórica de que al banco lo dirige un latinoamericano. Iván lo viene siguiendo hace dos semanas en #OffTheRecord. Hoy quiero que nos ocupemos del tema, a ver qué nos dice sobre la política exterior de Estados Unidos y la región. 

Así están las cosas hoy: Claver Carone ya tiene los votos para ser elegido presidente en la elección del 12-13 de septiembre. Cuenta con el apoyo de Brasil, Colombia, Bolivia, Ecuador, Uruguay y Venezuela (fun fact: el BID reconoce a Guaidó como presidente), entre otros. Tanto por mayoría absoluta de los países de la región como por poder de voto (no todos los países del banco tienen el mismo: EEUU tiene el 30%, Argentina y Brasil el 11%, Colombia el 3%, etc.), Claver Carone ya tiene el camino tendido. No hay otro candidato que pueda hacerle frente.

La alternativa, que impulsan Argentina y México (7%) y es respaldada por Chile (3%)  y Costa Rica (0,5%), es que la elección no tenga el quórum necesario y se posponga para marzo, cuando haya nuevo gobierno en Estados Unidos. La campaña de Biden ya avisó que no está de acuerdo con la nominación de Claver. Para eso se necesita que el 25% de esos votos no acudan a la cita. El frente para la postergación suma cerca del 22% y espera por un guiño de Europa: el jefe de política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, ya respaldó la estrategia. La UE no tiene representación ni poder de voto, pero se espera que el mensaje pueda influir a que España, Francia, Alemania e Italia, cada uno con el 1,9% de los votos, banquen la parada. Con al menos dos ya alcanza. La esperanza (?) regional no está perdida: tanto Perú como Uruguay, que no firmó el último comunicado en contra del aplazamiento, podrían dar la nota. Estas dos semanas de rosca van a ser importantes. La postergación ganó momentum, pero no hay nada cerrado.

En Cenital nos importa que entiendas. Por eso nos propusimos contar de manera sencilla una realidad compleja. Si te gusta lo que hacemos, ayudanos a seguir. Sumate a nuestro círculo de Mejores amigos.

¿A qué responde la nominación de Claver-Carone?

Washington cuenta con el 30% del poder de voto, que en este caso significa también poder de veto. Su influencia es mayoritaria y hoy ya controla la vicepresidencia, que se ocupa de llevar adelante la agenda de trabajo. Las instituciones multilaterales, además de ser órganos burocráticos horrendos, también cuentan historias. La del BID, fundado en 1959, es la historia de la Guerra Fría y del paquete de estrategias de Estados Unidos para mantener su supremacía en la región. Una presidencia de Claver-Carone implicaría aumentar el grado de control del banco, capturarlo, por lo que la elección tiene efectos prácticos. Pero es también un mensaje: a Estados Unidos ya no le basta con la influencia en las sombras en el BID. Cualquier regla se puede romper a fin de demostrar quién está a cargo. 

Consideremos tres aristas.

El tablero interno

La nominación puede ser interpretada en clave electoral. Claver-Carone, de madre cubana, nacido en Florida, es conocido por ser uno de los artífices de la política de la administración Trump hacia Cuba y Venezuela. Cuando llegó al cargo de Director para asuntos del Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad, el representante en el vínculo con América Latina, no tenía otra experiencia que como lobbista anticastrista, activo para mantener el embargo cubano. Integrante del club de halcones que se oponían a descartar una intervención militar en Venezuela, Claver es amigo e hijo político de Marco Rubio, senador por Florida, que se incorporó al trumpismo luego de su fallida incursión presidencial y que tiene peso propio en las definiciones de la Administración para Cuba, Venezuela y Nicaragua.

La nominación de Claver-Carone puede ser vista, en primer lugar, como parte de la estrategia electoral del Partido Republicano para ganar Florida, donde se concentra la comunidad anticastrista, un estado que Trump necesita para su reelección y uno de los más competitivos según las encuestas. Su nominación también marida bien con la narrativa de la nueva guerra fría y la disposición de la Casa Blanca a enfrentarse más seriamente a las amenazas regionales.

La contención de China en América Latina

La nominación también podría ayudar a cumplir otro objetivo de la política exterior de EEUU: acelerar la contención de China como principal inversor de la región. Bajo esa concepción, el BID pasaría a ser un brazo de esa estrategia. 

“No se trata de frenar a China dentro del banco sino de usar el banco para frenar a China en la región. Que el BID sea un contrapeso al financiamiento chino”, me apuntó Diana Tussie, directora de la maestría de Relaciones Internacionales en FLACSO. “La discusión es por la reposición de capital. No solo en la cantidad sino en la calidad, es decir, a dónde van esos fondos”. De ahí uno de los principales riesgos: que Estados Unidos pueda condicionar proyectos y el destino de fondos según el juego geopolítico, premiando aliados y castigando al resto. 

La Administración Trump, con sello de Claver Carone, ya había presentado un plan de inversiones en la región bautizado “América Crece”, que fue interpretado como un intento de contrapeso al avance chino, aunque el plan no floreció. Hoy Claver vende su candidatura como la continuidad de una política de mayor involucramiento de Estados Unidos en la región, donde el proyecto citado forma parte de esa cadena de guiños. 

Pero si bien es esperable que una presidencia de Claver-Carone se enfoque en la contención de China, no resulta tan claro que haya sido parte de una estrategia premeditada de la Administración Trump. Según cuenta el New York Times, la decisión fue del propio Claver-Carone, luego de que Luis Alberto Moreno, el presidente actual del banco, colombiano, lo haya rechazado como candidato a vicepresidente para un siguiente mandato. Claver se movió rápido: le ofreció a Brasil el cargo de número dos a cambio de bajar su candidatura y puestos altos a los ministros de finanzas de Jamaica y Ecuador. También cobró el favor personal que le hizo a Luis Almagro para ayudarlo a reelegir en la OEA y lo sumó como aliado. 

“El timing y la velocidad sorprenden. El año pasado ni siquiera se especulaba con una decisión así”, me dijo Florencia Rubiolo, directora del doctorado en Relaciones Internacionales de la Universidad Católica de Córdoba, quien admite la posibilidad de que Trump haya respaldado la propuesta personal de Claver-Carone al verlo como una oportunidad. Y agrega que la discusión se da en un contexto donde el impacto de la pandemia va a obligar a China a retroceder como inversor en la región, que no es una prioridad para sus iniciativas multilaterales como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura y el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS, además del proyecto de la Nueva Ruta de la Seda.

Ese contexto también ayuda a entender la importancia de esta discusión. “El BID va a ser un factor clave para la recuperación de las economías latinoamericanas. Es el banco por excelencia para conseguir financiamiento accesible en infraestructura y desarrollo”, me explicó Florencia. “Nunca antes una elección fue tan relevante”, agregó. Un dato ayuda a dimensionar: la institución tuvo solo 4 presidentes en 60 años.

La autonomía de la región

Antes de caer en el derrotismo acerca de la fragmentación regional, perspectiva: América Latina no es el único caso donde la agudización de la disputa sinoamericana  genera divisiones. Acordate cuando hablamos hace unos meses acerca de la crisis de la Unión Europea: ahí te propuse que una de las dimensiones para pensarla era precisamente la falta de consenso respecto a cómo ubicarse entre Washington y Beijing. Algo similar recorrimos cuando conversamos sobre Asia y el Pacífico. El problema es global. 

“La región siempre presentó más de un candidato, y Brasil era un perdedor consuetudinario. La novedad de hoy es que Brasil eligió la humillación antes que la derrota”, sintetiza Andrés Malamud, investigador de la Universidad de Lisboa. A la perfomance sobreideologizada de Brasil puede sumarse Ecuador. Colombia, al igual que la mayoría de países caribeños, mantiene un alineamiento estructural con EEUU. Paraguay, por su parte, ni siquiera ostenta relaciones diplomáticas con China. Cada país analiza costos y beneficios a la hora de plegarse o contestar a la ofensiva estadounidense. No hay un solo factor: la fuerte dependencia económica con China podría explicar la postura de Chile como posibles cambios en la posición de Perú o Uruguay, pero no la de México, cuya economía depende de la estadounidense y sin embargo apoya la postergación. 

Dice bastante el hecho de que aún la opción más favorable –la postergación– depende de Estados Unidos, en este caso de una victoria de Biden. Y los planes para la recapitalización del BID, me recordó Diana, necesitan aprobación del Senado, por lo que un escenario de parálisis es esperable si no se conjuga una postergación de la elección con una victoria de los Demócratas en las presidenciales y en el Senado.

La fragmentación regional, el achicamiento de márgenes de maniobra en virtud de la disputa entre las dos potencias, o la parálisis de instituciones multilaterales, son moneda corriente en este contexto global. Quizás la diferencia entre esta y otras discusiones es que acá Estados Unidos todavía conserva herramientas para ganarlas. 

POR QUÉ HAY QUE PRESTAR ATENCIÓN A LAS CONVENCIONES

Hoy termina la Convención del Partido Republicano en EEUU. En un claro contraste con la Demócrata de la semana pasada, el evento estuvo marcado por un culto a la personalidad de Trump, en algunos casos con datos falsos acerca de los logros de la presidencia; la ruptura de reglas tradicionales como habilitar al Secretario de Estado a dar un discurso partidario o mostrar a la Casa Blanca; y un mensaje polarizante, retratando a la oposición como una fuerza política tomada por la izquierda radical, una estrategia rubricada con la presencia de militantes antiaborto y otros fanáticos.

Te comparto tres ideas apuradas. 

Las convenciones importan

Las dos semanas que albergan las convenciones de uno y otro partido suelen ocupar un lugar importante en el calendario electoral estadounidense, dado que para muchos votantes, especialmente los independientes y moderados, se trata de la primera vez que sintonizan en la campaña. La cobertura mediática de los partidos y sus discursos, además, aumenta exponencialmente. 

Como cuenta David Leonhardt, las convenciones pueden ser un punto de inflexión en la campaña y han servido en algunos casos para dar vuelta los pronósticos electorales, como sucedió con Bush padre en 1998, Bill Clinton en 1992 y Bush hijo en 2004. Las encuestas que se realicen a partir de este momento, por lo tanto, van a pesar más en el escenario electoral.

El clima de la cobertura está cambiando

Una mirada rápida por los principales análisis en la prensa estadounidense alcanza para confirmarlo: se habla menos de la apabullante ventaja de Biden en las encuestas y cada vez más de la recomendación de no dar a Trump por muerto.

Los argumentos que acompañan a la prescripción no son descabellados. Algunas encuestas nacionales están registrando que la ventaja de Biden se recortó. Lo mismo sucede con las encuestas en estados pendulares, los que van a definir la elección. Hay quienes señalan que la ventaja que tiene Biden en esos estados es menor a la que tenía Hillary en 2016 a esta altura de la campaña electoral, y que la campaña de Trump cuenta con una masa de votantes que no participó en 2016 pero podría hacerlo en esta, a favor del republicano. Incluso en encuestas que registran un amplio dominio de Biden, una mayoría opina que sus vecinos van a votar por Trump; cuando se las compara con otras encuestas donde una mayoría dice tener miedo a la hora de expresar sus preferencias, se advierte que puede llegar a haber un porcentaje importante de votantes secretos o avergonzados.

Trump ya logró dar la sorpresa en 2016, aunque eso no quiere decir que vaya a repetirse en 2020, después de 4 años de gestión y ante una pandemia mal administrada. Pero las causas que dieron origen al trumpismo siguen ahí, y la fuerza de la reacción y el resentimiento no debe descontarse. Esta semana el estallido social se trasladó a Wisconsin, uno de los estados pendulares, donde hubo dos personas asesinadas por un extremista de derecha en plena revuelta iniciada por otro caso de brutalidad policial contra la comunidad afroestadounidense. Hasta los jugadores de la NBA se manifestaron con un boicot.

La elección va a ser vital para el futuro de los partidos

Si algo quedó claro con el despliegue de las dos convenciones es que la elección va a ser crucial para el futuro de ambos partidos, por motivos diversos. Empecemos por el Partido Republicano. Quizás viste este meme: 

Básicamente Trump convirtió a la Convención del Partido Republicano en una reunión familiar. Y si no eran familiares al menos eran congresistas o activistas leales. No hubo rastros de las voces moderadas del Partido, que sí ocuparon un rol importante en la Convención del 2016. En ese entonces se discutía sobre la oposición a la candidatura de Trump por parte del establishment del partido. Hoy el control del Presidente sobre el partido es total, una tendencia que solo promete aumentar si gana en noviembre. 

La pregunta es qué va a pasar si Trump pierde. ¿Podrá el partido recuperar una impronta más moderada, que busque apelar a sectores más diversos que la población blanca? Las bases, especialmente en zonas rurales, siguen siendo cautivadas por el discurso de Trump y su nominación parece haber marcado un punto de inflexión que va a ser difícil de ignorar. Pero no son pocas las voces que sugieren que los cambios demográficos en el país hacen más urgente que el partido apele a las minorías. Una derrota de Trump puede ser el escenario para intentar volver al centro. 

La Convención Demócrata, en cambio, supo reflejar la puja entre la izquierda del partido y los sectores más moderados, cercanos al establishment del partido. El clima, a diferencia del 2016, fue de rotunda unidad detrás de la figura de Joe Biden, si bien hubo críticas de sectores latinos acerca de la falta de diversidad. Pero la diversidad y centralidad de actores muy distintos, desde Sanders y Ocasio-Cortez hasta los Obama, demuestra que noviembre va a ser vital para el futuro de la relación de fuerzas. Una victoria de Biden puede profundizar el control de los moderados por los próximos años, con la posibilidad de extensión junto a Kamala Harris. Una derrota, en cambio, muy probablemente marque un quiebre y abra el espacio a que los sectores progresistas, más jóvenes, tengan más control sobre el partido.

PICADITO

  1. Avanzan las maniobras militares de Europa para frenar a Turquía en el Mediterráneo.
  2. Financial Times: India impulsa un veto informal a Huawei.
  3. Hospital de Berlín: Navalny, figura opositora rusa, fue envenenado.
  4. México: la difusión de videos donde el hermano de AMLO recibe dinero para campañas electorales desata un escándalo.
  5. Renuncia el comisario europeo de Comercio por romper la cuarentena.

QUÉ ESTOY LEYENDO

Me gustó mucho esta nota de Javier Franzé a propósito de la huida de Juan Carlos de España. Una gran lectura para abordar la discusión sobre el futuro de la monarquía y la ¿identidad? nacional. 

LO IMPORTANTE

Es fundamental que veas este vídeo antes de terminar la semana. Es un fragmento de “The Forum”, el documental que cuenta cómo es el Foro de Davos desde adentro. En esta escena, surrealista, del año pasado, el referente ambiental y ex candidato a presidente Al Gore se le acerca a Bolsonaro.

–Soy un gran amigo de Alfredo Sirkis –le dice Gore, refiriéndose a un activista ambiental brasileño que falleció hace poco.

–Allá atrás, fui enemigo de Sirkis en la lucha armada –responde Bolsonaro. 

–Oh, no lo sabía. Entonces hablé con la persona equivocada.

–Soy capitán del ejército –dice Bolsonaro–, pero no hay problema. Es una historia reciente pasada la de los militares en Brasil. Está muy mal contada. La verdad siempre aparece.

–Sabes –dispara Gore, dispuesto a ir al grano–, estamos todos profundamente preocupados con el Amazonas. Lamento traer esa cuestión en una reunión informal, pero es algo que me toca profundamente. 

–La Amazonia no puede ser olvidada –contesta Bolsonaro–. Tenemos muchas riquezas. Me gustaría mucho explorarlas con Estados Unidos.

–No estoy seguro de lo que quiere decir –dice Gore, en seco. 

Y vos que pensabas que tus charlas en eventos, en plena embestida a la bandeja de sanguchitos de miga, eran incómodas.

Eso fue todo por hoy. Acordate que si te gusta lo que hacemos en Cenital podés ayudar a que siga existiendo con unos pesitos mensuales. Esta semana estamos sorteando becas para estudiar idiomas en el CUI, y si ya aportas al proyecto tenés descuentos fijos. Vamos a poder reírnos juntos de memes como este:

Bueno, ahora sí: chau. 

Nos leemos el jueves.

Un abrazo,

Juan

Cree mucho en el periodismo y su belleza. Escribe sobre política internacional y otras cosas que le interesan, que suelen ser muchas. Es politólogo (UBA) y trabajó en tele y radio. Ahora cuenta América Latina desde Ciudad de México.