Malena Pichot: “Tardé tanto en ser madre porque es un trabajo descomunal”

Malena Pichot habla por teléfono con Rafa de fondo. Cada tanto se escucha que mueve el sonajero. Rafa nació en junio, es su primer hijo. Malena, guionista, conductora de Furia Bebé, feminista, comediante, cantante, ahora también es mamá. Hablamos con ella sobre qué cambió, qué aprendió y qué entendió desde entonces.

¿Cómo describirías estos primeros meses de maternidad?

Son muy duros, muy agotadores, muy desafiantes. Las primeras semanas creo que incluso son inenarrables, no hay manera de describirlas. Pero todas las preguntas sobre la maternidad se sienten muy personales, porque las vivencias son tan diferentes, no hay generales, no hay leyes. De ninguna manera a todas nos pasa lo mismo. Para todas es difícil, pero realmente creo que es muy diferente para todas, y con algunas tenés alguna cosa en común y otra que es diferente. Por eso creo que es tan difícil hacer una entrevista sobre maternidad: las preguntas se sienten muy íntimas y personales por eso. Me ha pasado de hablar con otras embarazadas al mismo tiempo y que estemos en otras realidades totales, eso es bastante loco, de alguna manera es bastante solitario.

¿Cómo identificaste el deseo de tener un hijo?

Me parece que el deseo de la maternidad no aparece de un momento a otro, sencillamente porque la maternidad es un tema muy presente en la vida de las mujeres, desde muy pequeñas, desde el juego con las muñecas, desde que nos dan bebitos para jugar, o desde que menstruamos. La maternidad está siempre muy presente de diversas maneras, porque lo deseás con todas tus fuerzas o porque no lo deseás para nada o porque lo deseás un poco. Con esto quiero decir que no es un pensamiento liviano, no es que las mujeres vamos por la vida y de repente decimos ¡Ay, tengo el deseo de ser madre! Es un pensamiento constante y pesado. En mi caso, lo que me sucedía es que siempre estuve muy consciente del trabajo que significaba, de la entrega que significaba ser madre, quizás porque tuve la suerte de tener una buena madre. Siempre me pareció un trabajo descomunal, y por eso es que tardé tanto en hacerlo, porque es un trabajo descomunal.

Es un contexto difícil en lo económico y en lo social. ¿Crees que la maternidad de alguna manera reconcilia o apacigua la dificultad del entorno? ¿Hay algo de la crianza en los próximos años que te preocupe?

Me parece que en la Argentina siempre es un contexto difícil económicamente hablando. Pareciera que nunca es un gran momento para traer personas al mundo. Antes de ser madre creía que era un acto muy egoísta. Al revés de lo que se cree, que las personas que no tienen hijos es porque son egoístas o individualistas, me parece que traerlos al mundo es más egoísta. Pero creo que es eso, siempre es un momento complicado. Mi mamá me contaba que cuando estaba embarazada de mí estaba la guerra de las Malvinas y tenía miedo de que la guerra llegara a la ciudad. Entonces, siempre es complicado, nunca hay un ideal. La verdad que no tengo miedo en las cuestiones de la crianza, tengo miedo de las cosas que me exceden. Pero yo soy una persona muy miedosa.

No creo que de ninguna manera la maternidad apacigüe o calme nada, sino que más bien complica todo, o complejiza todo. Y también relativiza todo, quizás cosas que antes te preocupaban mucho, ya no te preocupan más. Pero también esto es muy personal, cómo las mujeres vivimos la maternidad. No quiero caer en el lugar común. Es más, es obvio que el amor que se siente por un hijo es una cosa brillante y de felicidad absoluta, y cada vez que sonríe… en algún sentido, te hace más linda la vida, pero más compleja, difícil, y pesada también.

Hace muchos años que venías trabajando temas de violencia obstétrica, fuiste una militante muy activa por la legalización del aborto. Podría decirse que tenías mucha información y mucha capacidad de elegir si ser madre y cómo serlo. ¿Hubo algo del proceso que te haya tomado por sorpresa, algo que no supiste antes y te hubiera gustado saber?

Sí, creo que de hecho tuve un exceso de información, quizás también por eso tardé bastante. No tuve ninguna sorpresa, pero creo que más que nada hay un elemento de suerte también en que no te pase nada malo, ¿no? Para el parto yo me ocupé de tener un equipo de gente en la que confiaba, pero para eso tenés que tener los recursos, no solo la información. Y si bien me ocupé de todo eso, la violencia obstétrica está en muchísimos pasos, no sólo en el momento del parto, quizás una enfermera que te agarra en el pasillo y te dice algo feo. Hay muchas instancias en las que puede suceder. A mí no me pasó nada, pero no sé si es porque tuve información y porque estuve preparada, eso es en un gran porcentaje, y la otra parte es suerte.

¿Dirías que la maternidad te redefinió? ¿Cómo y en qué?

En principio hice algo que no había logrado hacer en toda mi vida, que es dejar el cigarrillo y el alcohol. Tengo planeado volver, esto es cierto también, pero digamos hace un año que no fumo ni bebo. Desde que fui mamá no puedo ver documentales de sectas. Ayer vi un documental de sectas que se llama El origen del culto, por ejemplo, y nada, empatizo demasiado con la gente porque entiendo ahora que todos fueron bebitos. Entonces, todos son mis hijos. Un nivel de empatía que espero que se termine cuando se termine el puerperio y pueda volver a ver películas de terror, por ejemplo, porque ahora, el otro día vi una de exorcismo, por ejemplo, y había un nenito poseído y yo ya no puedo. No puedo, o sea, ni siquiera con las cosas sobrenaturales que no existen. Así que eso. Pero la esperanza es que cuando se vaya el puerperio vuelva a ser consumidora de ese contenido deleznable.