Lágrimas de zurdo y tiros en el pie: ¿la protesta educativa amansa a Milei?

La pulseada perdida entre cadena nacional y marcha universitaria. Otro deadline para la ley Bases, afectado por las múltiples internas en la oposición amigable. El extraño caso del Viola para la Auditoría. Activar las notificaciones sobre la interna de la UCR. ¿Putsch o fractura?

Santiago Viola, el abogado que fue apoderado electoral de Javier Milei, suma millas para desembarcar en la Auditoría General de la Nación (AGN), organismo que el presidente puso en escena en medio de la pelea con la educación pública, al pedir que se audite el gasto de las universidades. Ese trámite lo ejecuta la AGN, que desde diciembre preside el panperonista Juan Manuel Olmos.

La rareza de la potencial entronización de Viola como auditor –paralela a una historia ripiosa sobre su rol en la cumbre fake entre Cristina Kirchner y el juez federal Sebastián Casanello– es el origen de los votos para llegar a esa butaca: Rodrigo De Loredo, jefe los diputados de la UCR, transmitió en Casa Rosada que podría dar su aval a Viola, en desmedro de Mario Negri, el radical cordobés que rankeaba para ese lugar.

La Cámara de Diputados debe votar tres auditores: uno del PRO –será Jorge Triaca, bendecido por Mauricio Macri-, otro de UxP –puntea Juan Ignacio Forlón, que ya está en la AGN– y el tercero parecía destinado para la UCR –Negri– en acuerdo con Hacemos, el bloque que preside Miguel Pichetto. De efectivizarse, la gambeta de De Loredo sería el atajo para el ingreso del libertario Viola, cuya postulación se atribuye a Santiago Caputo.

No hay magia ni fuerzas del cielo en la fortuna de Viola como auditor: es producto de los desencuentros entre las fuerzas de la tierra de las que depende el gobierno para cortar la racha de tropiezos de los últimos días y tener, quizá en las próximas horas, una buena noticia.

Temporada de caos

En medio de la temporada de caos de la gestión Milei, el expediente Viola-Negri parece -es- un detalle menor, pero la tupacamarización radical se derrama sobre la oposición amigable y complica a LLA que necesita, como agua, tener un logro legislativo, una medalla que ofrezca algo que solo evitar derrotas. Sobre De Loredo cayó, en estas horas, la furia de Pichetto, por acordar un texto de reforma con Julio Cordero, el secretario de Trabajo de la Nación. “¿Quieren que votemos una reforma laboral que escribieron un radical y un empleado de Techint?”, patalearon cerca del diputado que redactó un texto para incorporar a la ley Bases.

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Al atardecer de este miércoles, Martín Menem trató de ordenar el entrevero para lograr dictamen de comisión de la ley Bases. De Loredo, que mandó a decir que su texto es condición para apoyar, lidiaba con otro ruido: 15 de los 34 diputados del bloque que preside se rebelaron y bajaron al recinto para participar de una sesión convocada por UxP para, entre otros proyectos, aprobar una iniciativa que incrementa el presupuesto universitario.

Lo hicieron los nueve del sector de Facundo Manes y seis de los ocho de Evolución, el espacio de Martín Lousteau. Martín Tetaz fue uno de los que no bajó aunque, como De Loredo, acompañó la protesta universitaria del martes y posó con una remera de la UNLP. Al jefe del bloque le reprochó el doblez un colectivero, a viva voz, en medio de una entrevista por TV.

Hay que activar las notificaciones sobre esa novela: si a los 15 rebeldes de la sesión especial se suman tres diputados se alcanzarían las 18 firmas necesarias para avanzar con un putsch interno que desplace a De Loredo de la jefatura de bloque. Nadie le pone voz a esa aventura porque la matemática es compleja y puede precipitar una fractura que, de hecho, ya existe. En dos o tres partes.

Causas y azares

El dictamen de la ley Bases aparece –si se corona hoy– como un respiro en medio de un rosario de tropiezos. La cadena nacional, que imaginó como un shock, se desvaneció rápido de la agenda a la vez que ganó un volumen impensado, para el gobierno, la movilización en defensa de la educación pública. Las 450 mil personas que salieron a la calle en CABA, según el análisis que hizo el diario La Nación, sumado a las más de 200 mil en el interior del país, dicen mucho pero no dicen todo: el nivel de rechazo al recorte educativo se cruza estadísticamente con sectores que votaron a Milei e, incluso, conservan todavía hoy buena imagen del presidente.

Un sondeo de Inteligencia Analítica, de Marcelo Escolar, muestra que casi 7 de cada 10 consultados cuestionan el recorte, pero un 45% ve bien al presidente. Es decir que entre un 22 y 25% de los que rechazan el ajuste educativo aprueban al presidente en general. ¿Cómo se decodifica ese comportamiento? ¿Aceptarán el recorte o trasladarán el rechazo a lo demás? Para que ocurra lo primero debería darse un fenómeno: que haya factores materiales, como la mejora de su economía personal, que les permita digerir mejor ciertos aspectos simbólicos que no les agradan. Es el bolsillo, estúpido.

La derrota de la cadena nacional frente a la marcha universitaria se registró, con claridad, en las redes sociales. Es un territorio fuerte que Milei, a veces, usa para evitar la mediación de los medios tradicionales. Ad Hoc midió la conversación digital de ambos episodios y la diferencia, a favor de la movilización, fue aplastante.

En lo simbólico tuvo un tropiezo mayor: el mensaje central de la cadena nacional fue declarar el fin del Estado presente, pero la masiva movilización del día siguiente reclamó justamente lo contrario: la presencia del Estado para garantizar la educación pública.

En shock, Milei reaccionó en dos tiempos. Primero, visceral: posteó la imagen de un león bebiendo “lágrimas de zurdos”. Casi 24 horas más tarde, en un largo texto que no replica los modos habituales del presidente –quien suele escribir sus discursos y posteos–, prometió que garantizará los fondos para las universidades. Aunque tarde, el escrito del miércoles sugiere que el presidente decidió bajar el tono para tratar de cerrar el episodio.

Del mismo modo, mandó a apagar versiones sobre el corrimiento de funcionarios a raíz de la crisis con el ecosistema universitario. Un respaldo explícito a Sandra Pettovello, ministra de Capital Humano, de quien depende Educación, a cargo de “Charly” Torrendell, que bajo su órbita tiene a Alejandro “Galleguito” Álvarez, subsecretario de Política Universitaria. La reacción obvia, tras la marcha y el rechazo sólido de todo el sector universitario, fue pasarle factura al funcionario, incluso con versiones sobre su desplazamiento. Tuvo otro tipo de castigo: se lo apartó de la negociación con los rectores. Si a Álvarez le toca irse no tendrá razones para sentirse especial: según un conteo que hizo Pablo Salinas (@salinaspabloj ) desde que asumió Milei, en promedio cada 6 días renunció/fue desplazado un funcionario.


¿Quién puede moderar a Milei?

Se puede mirar al líder libertario bajo el prisma de la experiencia de Mauricio Macri. El ahora presidente del PRO, tenía a Marcos Peña como gurú y asesor que lo moldeaba, le eliminaba las rispideces y lo volvía más digerible en cuestiones sensibles para los sectores medios, como los derechos humanos. Hasta acá, con Milei eso no se detecta: Santiago Caputo no puede o no cree conveniente (o necesario) convertir al mandatario en un dirigente menos áspero.

Luego, como ocurrió con los fondos universitarios o con las prepagas –todo pasó en diez días–, hay un método combinado: la primera acción consiste en redoblar pero, luego, el gobierno negocia o retrocede. En el Congreso pasa algo similar. La ley Bases la escribieron los diputados del PRO, Hacemos y la UCR, en contacto con Guillermo Francos, Nicolás Posse y funcionarios que reportan a Interior y Jefatura de Gabinete. Los libertarios, con Menem a la cabeza, fueron observadores privilegiados que siguieron el proceso, pero intervinieron poco.

El lado B de la tensión Pichetto-De Loredo es que se convierte, al final, en una emboscada para LLA. “Le empezaron a tomar el tiempo. Este Congreso no es el de diciembre que estaba shockeado por los modos de Milei”, explica a Cenital un legislador de los amigables. La mayor incertidumbre es, sin embargo, el comportamiento del propio presidente: entre sus funcionarios, dan por hecho que todas las negociaciones avanzan bajo la amenaza de que Milei diga o tuitee algo que haga naufragar las charlas.

Algo de eso ocurrió en la Fundación Libertad, el miércoles por la noche, cuando dio a entender que no le importa lo que el Congreso haga con la ley Bases. Así y todo, perdura la voluntad de la oposición amigable para que el presidente pueda tener esa herramienta aprobada por los Diputados. Otra historia es lo que pueda ocurrir en el Senado, donde la crisis por el aumento de dietas es una bomba sucia que alteró la interna de todos los espacios.

Cuando la ley Bases llegue al recinto, Martín Menem tendrá que construir una dinámica de votación que no repita la experiencia anterior, cuando estaban los votos para la general, pero en el artículo por artículo se fueron diluyendo.

El peronismo celebra, incluso en la derrota, que logró juntar 125 diputados para la sesión especial y que eso refleja que la pulsión anti K, primordial en muchos sectores, por momentos pierde fuerza. No le alcanzó para la sesión especial ni quizá tampoco le alcance para frenar la ley Bases. El objetivo de UxP es juntar los votos para rechazar el DNU. El número, todavía no está.

Otras lecturas:

«El Club de la Pelea de Milei: detalles de la brutal interna libertaria». Por Pablo Ibáñez.

Ya casi no se imprimen diarios pero se percibe como un periodista gráfico. Escribió en Ámbito Financiero, Clarín y elDiarioAr pero todavía tipea mal. A veces aparece en la tele. Nunca vivió en CABA. Padre de tres.