La invasión nórdica

¿Qué hay detrás del bullicio sobre Suecia?

¡Buen día!

Espero que esta semana te encuentre bien. Yo estoy un poco harto de todo. Creo que ya me da igual si se prolonga o termina la cuarentena. Mis espasmos de vitalidad son pocos y curiosos. El otro día jugué por primera vez una partida de T.E.G completa y gané: me salvó la noche. También estoy planeando mudarme solo a mitad de año. Recorro Pinterest y MercadoLibre como un atleta. Me llamó la atención el protagonismo obsceno de la decoración nórdica. ¿Por qué todo tiene que ser nórdico? Mesas ratonas, sillas, veladores y hasta jaboneras vienen rotuladas con el sello escandinavo. ¿Qué está pasando?

El domingo, después de adquirir un cesto (hermoso) para la ropa sucia, prendí la tele y ahí estaba otra vez: el Presidente hablaba de Suecia y Noruega en una conferencia de prensa sobre el coronavirus. Memes y grupos de WhatsApp repetían el caso sueco como una muletilla. Me refugié en MercadoLibre.

Hoy vamos a hablar del caso sueco pero desde otro ángulo. También vamos a recorrer algo de Rusia, Venezuela y hasta va a haber lugar para teorías conspirativas.

Pero antes de comenzar quiero dejarlo asentado por escrito: si este es el inicio de una invasión silenciosa, lenta pero efectiva de los países nórdicos en nuestra nación, si los nórdicos ahora van por nuestra cultura, sociedad e instituciones, quiero que te enteres hoy. Yo estoy a favor. 

En Cenital nos importa que entiendas. Por eso nos propusimos contar de manera sencilla una realidad compleja. Si te gusta lo que hacemos, ayudanos a seguir. Sumate a nuestro círculo de Mejores amigos.

‘DEJEN A SUECIA SER SUECIA’: LOS EFECTOS SECUNDARIOS DE LA ESTRATEGIA

La idea de hoy no es hablar sobre la estrategia sueca ante el coronavirus –mantener escuelas y jardines, comercios y otros sectores de la sociedad abiertos, apelando a las tasas de inmunización–. Tampoco hacer hincapié en el hecho de que el criterio que se impuso es sanitario antes que económico. El comunicado de la Embajada luego de la conferencia de Alberto lo resume bien.

Me interesa que consideremos esto: una gran mayoría de suecos apoya la estrategia, sigue confiando en las instituciones que la están liderando y no les gusta que otros países hablen mal de ellos. La pandemia está reforzando una tendencia que ya existía en Suecia y ayuda a explicar, entre otras cosas, por qué la extrema derecha sacó 18 puntos en las últimas elecciones convirtiéndose en el tercer partido más importante del país. Dicho de otra manera, hay un reflejo nacional detrás de este meme:

El argumento es de la investigadora sueca Gina Gustavsson, que sostiene que las críticas desde el extranjero a la gestión del país pueden activar una crisis de identidad nacional.

Pese a los señalamientos externos, la confianza en la Agencia de Salud Pública ha aumentado un 73% desde la pandemia. El apoyo al gobierno creció un 23% en un solo mes. Anders Tegnell, el epidemiólogo que lidera la estrategia, se convirtió en un símbolo nacional: su cara aparece en tazas, remeras y hasta tatuajes. 

Tiene grupos de apoyo en todas las redes sociales y su estrategia –por ahora– está respaldada por la mayoría del país. Para Gustavsson, el orgullo nacional que sienten los suecos por su Estado de Bienestar y sus instituciones toma una dimensión negativa cuando existe una percepción de que ese orgullo puede estar amenazado desde afuera. Es ahí cuando reaccionan. En otro artículo, la investigadora cuenta cómo esta sensibilidad está blindando cualquier tipo de críticas a la estrategia: ya sea desde adentro –grupos nacionalistas atacan periodistas y científicos que cuestionan las políticas públicas– o desde afuera, al reaccionar ante los cuestionamientos –válidos y naturales dada la cercanía geográfica– de otros países de Europa. “Dejen a Suecia ser Suecia” es uno de los lemas que circulan en medios y redes sociales. 

¿Qué nos dice esto sobre el ascenso del nacionalismo en Europa del Norte?

Me pareció que esta era una buena excusa para reflexionar sobre el crecimiento de la ultraderecha en países que funcionan bien. Pensemos en la reacción sueca como un reflejo de qué puede pasar cuando esa identidad y orgullo nacional se encuentran amenazados (en un contexto que trae de por sí otras amenazas a la economía y salud pública), pero no nos quedemos solo con eso. Ese orgullo está sedimentado, entre otras cosas, en el eficiente manejo del Estado de Bienestar, sus avanzadas políticas sociales, elevados niveles de igualdad y bajos índices de corrupción. Durante mucho tiempo, ese orgullo llevó a una hegemonía de la socialdemocracia sin precedente en otro lugar del mundo. 

¿Cómo explicar, entonces, el voto a la ultraderecha en esos territorios? ¿Es la misma ultraderecha que crece en países como España o Estados Unidos? Estas preguntas son importantes si tenemos en cuenta que habitualmente hablamos del crecimiento de estas fuerzas en países donde la política se encuentra deslegitimada y el Estado de Bienestar desarticulado. 

En el caso de Suecia, al igual que otros nórdicos, se trata de preservar esa excepcionalidad y mantener los beneficios, pero solo para los ciudadanos nacionales. Un discurso conocido como “Chovinismo de Bienestar” (Welfare chauvinism). En las elecciones del 2018, la ultraderecha consiguió movilizar votos de zonas rurales señalando a inmigrantes y refugiados como una amenaza a la identidad nacional. De hecho el señalamiento se ha recrudecido con la pandemia: grupos nacionalistas han difundido la idea de que el fracaso de Suecia en proteger los geriátricos y evitar la alta tasa de muertes se debe a que inmigrantes y refugiados no cumplen con las medidas de prevención. 

No es únicamente Suecia donde estos partidos están en ascenso. En Suiza son la fuerza mayoritaria, en Finlandia la segunda y en Dinamarca y Noruega la tercera. Esta última ola de crecimiento apareció luego de la crisis del 2008. Uno de los elementos comunes en el crecimiento de la ultraderecha nórdica ha sido el euroescepticismo: estos partidos son críticos de la burocracia de Bruselas y se oponen a cualquier tipo de medida redistributiva hacia otros lugares de Europa, como el Sur. Un argumento común es que los recursos del Norte son explotados para salvar a los irresponsables del Sur. La Unión Europea también es invocada como una amenaza a la excepcionalidad nórdica. 

¿Por qué terminamos hablando de esto? Recordarás que hace unas semanas dediqué buena parte del correo a la crisis de la integración europea, con la disputa económica entre Norte y Sur como protagonista. Allí dijimos que el euroescepticismo puede brotar en el Sur si Bruselas no actúa de manera determinante, pero esto también puede tener un efecto de manta corta del otro lado. Registrar el protagonismo de estas fuerzas en el Norte, su influencia en la discusión pública y sus votos es importante para entender el futuro del escenario regional.

CORONAVIRUS EN LA RUSIA ¿DE PUTIN?

Esta semana Rusia se transformó en el segundo país del mundo con más casos de coronavirus, solo superado por Estados Unidos. 

Esto es lo que tenés que saber:

  • Rusia supera los 230.000 casos de coronavirus. Registra picos superiores a los 10.000 casos por día. 
  • Su tasa de mortalidad, sin embargo, menor al 1%, es una de las más bajas del mundo: se registran poco más de 2100 fallecidos.
  • El Kremlin justifica el pico en contagios por la alta capacidad de testeo: más de seis millones de rusos fueron testeados, un número alto comparado con el resto del mundo. 
  • Las sospechas de que se están ocultando muertes existe. Un análisis del Financial Times comparando las tasas de mortalidad en años anteriores afirma que el país podría tener un 70% más de muertes de las que anuncian las autoridades. 
  • El lunes, en pleno pico de casos, Putin decidió ponerle fin a la cuarentena a nivel nacional y avisó que serán los gobernadores regionales quienes decidan sobre cuándo y cómo flexibilizar. También terminó con el régimen de “días no laborables pagados” por el Estado. 
  • Moscú, donde se concentran más de la mitad de casos y muertes, mantiene la cuarentena hasta fin de mayo. El alcalde afirma que la ciudad tiene cuatro veces más casos del que reportan las autoridades nacionales. 

Hay tres cosas que me parecen importantes para seguir.

1) ¿Cómo y con quienes se va a gestionar la pandemia?

Rusia no tiene una infraestructura de salud pública de calidad extensible a todo su territorio; las disparidades geográficas son significativas y la cosa se puede poner fea en el interior del país. Las noticias de hospitales desbordados, con estudiantes de medicina al frente de la crisis, hicieron eco en la prensa occidental. El coronavirus ha llegado con un efecto retardado: mientras Europa registra una baja de casos, en Rusia el golpe recién está llegando ahora. Y se va a sentir. 

Hay un dato singular en esta crisis, que la diferencia de otras que han acontecido en la era Putin: es la primera vez que el Presidente no está al frente. Putin ha delegado la conducción en gobernadores y alcaldes. Algunos analistas lo atribuyen a un cálculo para no pagar los costos –aunque su popularidad, si bien alta para los cánones occidentales, ha descendido con la pandemia al nivel más bajo en dos décadas–. La estructura política rusa se ha vuelto hipercentralizada y personalizada con Putin. ¿Puede alterarse algo de la dinámica política rusa ante este nuevo escenario donde gobernadores y alcaldes suman poder?

Para responder esto va a haber que prestar atención al segundo punto.

2) ¿Qué va a pasar con la sucesión de Putin?

La coreografía estaba calculada: el 22 de abril, un referéndum popular validaría la reforma constitucional –que le otorga más poderes al Parlamento mientras habilita a Putin a presentarse a dos mandatos más si así lo quisiera–; luego, el 9 de mayo se celebraría en la plaza roja el desfile militar que conmemora la victoria soviética sobre los nazis y de esta manera terminaría de coronar el inicio de una nueva etapa. Ninguna de estas dos cosas sucedió. 

Con la reforma en stand by, la crisis puede alterar los planes de Putin para lo que viene luego del 2024, cuando vence su mandato. Todavía no se sabe qué va a ocurrir y diferentes escenarios, que van desde la formación de un sucesor a la decisión de continuar en el cargo, están sobre la mesa. La pandemia puede modificar la manera en la que Putin ve su futuro, así como las disputas internas en el Kremlin para sucederlo: los incentivos se modifican con la crisis y nuevos actores políticos del Estado están empezando a aparecer en la escena. 

Acá también opera un tercer factor.

3) ¿Cuán debilitada va a quedar Rusia con la crisis?

Para una economía que explica más de la mitad de su presupuesto por sus exportaciones de petróleo y gas, el parate global del coronavirus es un problema grave. Los meses anteriores a la pandemia, dominados por una guerra de precios con Arabia Saudita, tampoco ayudaron. El FMI dice que Rusia va a caer entre un 5 y 6% este año, mientras otros economistas sitúan la caída en un 10% del PBI. El país tiene un generoso colchón de reservas –150 mil millones de dólares–, pero por ahora la respuesta de Putin a los rusos –el desempleo se ha duplicado en un solo mes– ha sido modesta: la inyección de recursos no llega al 3% del PBI, un número muchísimo más bajo que el de otras economías similares.

Hace tiempo que en la discusión sobre el mundo del futuro se menciona a Rusia como una potencia en declive. Esto no es un prejuicio occidental: China, por caso, socio estratégico del Kremlin, también lo desdeña. La poca diversificación de su economía, los problemas geográficos del país, donde buena parte del territorio está sin ocupar y su bomba demográfica –hoy en Rusia muere más gente de la que nace y cada vez más jóvenes se proponen emigrar– son algunos de los elementos que condenan la posición de Rusia a futuro. La pregunta es si esta tendencia va a acelerarse con la pandemia. En el corto plazo, mientras tanto, aún es difícil saber cómo va a repercutir en su política exterior: ¿Bajará Putin el perfil para lidiar con el descalabro doméstico o, por el contrario, mirará más hacia afuera para desviar la atención?

VENEZUELA: EL INTENTO DE GOLPE MÁS TRES EMPANADAS DE LA HISTORIA

La semana pasada nos quedó afuera la mediocre operación para deponer a Nicolás Maduro que terminó con 8 muertos y 13 detenidos, entre los cuales se cuentan 2 ciudadanos estadounidenses. 

Seguro algo viste o leíste. También es posible que no te haya quedado muy claro que es lo que realmente pasó. Esto es lo que tenés que saber:

Los protagonistas

  1. Jordan Goudreau. Nacido en Canadá pero con pasado en el Ejército estadounidense, donde sirvió en los frentes de Irak y Afganistán. Se retiró del servicio en 2016 a causa de un accidente aéreo y fundó Silvercorp USA, una empresa de seguridad privada enfocada en ámbitos escolares con base en Florida, donde reside una buena cantidad de exiliados venezolanos. En febrero de 2019 se ocupó de la seguridad del concierto organizado por Richard Branson en la frontera entre Venezuela y Colombia para entrar por la fuerza ayuda humanitaria.
  2. Clíver Alcalá. Admirador de Chávez, sirvió como General en el Ejército Bolivariano hasta 2013, cuando se convirtió en un crítico prominente del gobierno de Maduro. Hasta marzo, cuando se entregó a las autoridades estadounidenses por causas de narcotráfico, Alcalá estaba en Colombia trabajando activamente para deponer a Maduro.
  3. Juan José Rendón. Hasta esta semana, cuando presentó su renuncia, trabajaba como consultor político de Juan Guaidó desde Miami, donde reside hace varios años. Supo cosechar prestigio dentro de la comunidad opositora venezolana y ha trabajado en campañas de alto nivel en otros países de la región.

La trama

  • Goudreau y Alcalá se conocieron en el mencionado concierto de la frontera en febrero de 2019. Allí, el canadiense empezó a pensar seriamente en la deposición de Maduro –una idea que flotaba explícitamente en la administración Trump– como una oportunidad de negocios.
  • Después del concierto ambos ex militares se reunieron en Bogotá. En esa cita, según cuenta AP, Goudreau ofreció liderar una operación militar contra Maduro. Dijo que con 1 millón y medio de dólares se iba a hacer cargo de entrenar y armar a cientos de soldados. Como garantía, ostentó vínculos con la administración Trump, al que brindó seguridad en un acto de 2018 (no hay evidencia de que oficiales de la administración hayan sabido o cooperado en el plan).
  • Luego de la reunión, Goudreau se instaló en Colombia, donde comenzó a trabajar junto a Alcalá en el reclutamiento de soldados. 
  • Pero necesitaban recursos y otro apoyo sólido. Así que Goudreau contactó a Rendón, asesor de Guaidó, y le vendió la operación a un costo relativamente barato: 210 millones de dólares, con 1 millón y medio reservado para él, a cobrar con ganancias de petróleo en una futura administración Guaidó. Rendón aceptó. El documento que certifica el acuerdo lleva la firma de Goudreau, Rendón y Juan Guaidó. 
  • Guaidó niega su conexión, pero la administración de Maduro ha difundido un audio donde se lo escucha dialogando con Goudreau y el apoyo a la causa.
  • Para noviembre el plan comenzó a desbaratarse. Rendón y Goudreau discutieron sobre la estrategia a adoptar. Los rebeldes reclutados en Colombia fueron perdiendo volumen: en marzo uno fue arrestado cuando intentó entrar a Venezuela, el propio Alcalá se entregó a la justicia de Estados Unidos por otra causa y el armamento seguía sin llegar. Se sospechaba de que algunos rebeldes filtraban información al chavismo. 
  • El 1 de mayo, AP reveló el intento frustrado de golpe, que ni siquiera había pasado a la acción. Sin embargo, quizás alentado por el articulo, Goudreau decidió pasar a la acción ese mismo día. Ordenó a los rebeldes el inicio de la operación militar.
  • 60 hombres, entre los que se contaban dos ex soldados estadounidenses,  se trasladaron en dos botes hacia Venezuela. El viaje fue una pesadilla: hubo vómitos y deserciones. Para cuando llegaron a tierra las fuerzas de seguridad venezolanas, que ya sabían de la operación (por la nota de AP y por los mismos rebeldes, que la anunciaron en sus redes sociales) estaban preparados. Los atacaron desde varios frentes: hubo 8 abatidos y 13 quedaron detenidos, entre los cuales se cuentan 2 ciudadanos norteamericanos.

Lo que nos dice

  • La oposición a Maduro, que ya se encuentra fragmentada y desanimada, sufre con la revelación de la trama frustrada. El escándalo amenaza con terminar de amputar la posición y credibilidad de Guaidó como líder opositor, tanto hacia dentro como hacia fuera, especialmente en Estados Unidos. También expone el desacople de buena parte de la  comunidad anti-Maduro en Miami con la correlación de fuerzas dentro de Venezuela –¿realmente pensaban derrocar al chavismo de esta manera?–, así como su amateurismo.
  • Maduro puede cobrar la trama frustrada para su narrativa interna (nos amenazan con derrocarnos pero somos más fuertes) pero también por el saldo de los dos ciudadanos estadounidenses, que ya han sido reclamados por Pompeo. El Presidente de Venezuela recibió del cielo una moneda de cambio para negociar con los estadounidenses. La fecha de cobro va a ser posterior a noviembre: es impensable que la administración Trump se siente a negociar con Venezuela antes de las elecciones. 

PICADITO

  1. Un fallo del Tribunal Constitucional alemán contra el Banco Central Europeo desata una crisis en Bruselas.
  2. China penaliza a Australia por sus críticas al manejo de la pandemia y le veta exportaciones de carne.
  3. India anuncia un paquete equivalente al 10% de su PBI para reactivar su economía.
  4. Irán: mueren por accidente 19 marineros en un ejercicio militar.
  5. Cuarentena total en Santiago de Chile por récord de contagios; el país empieza a sentir el golpe.

QUE ESTOY SIGUIENDO

El martes, Folha reveló que en una reunión ministerial Bolsonaro vinculó el cambio en la dirección de la Policía Federal de Río de Janeiro a la protección de su familia. Existe un video de esa escena que fue reproducido en una reunión entre Moro y la justicia. El Tribunal Supremo podría hacer público el video en las próximas horas, exponiendo aún más a Bolsonaro en su frente judicial. Quedaría demostrado de manera explícita la acusación de Moro al Presidente: que este quería obstruir directamente las investigaciones que involucran a su familia. Otro sismo a la vista.

QUE ESTOY LEYENDO

Hace dos correos dije que la crisis del Mercosur iba más allá de los roces coyunturales. Esta nota de Alejandro Frenkel pone el énfasis en cómo los socios se perciben cada vez más como una amenaza de seguridad, otro síntoma para el pesimismo.

LO IMPORTANTE

No se si te enteraste que hace unas semanas el Pentágono publicó videos oficiales sobre tres avistajes de “fenómenos aéreos no identificados», o sea ovnis. Pasé por alto la noticia porque la mitad de mi Instagram la había compartido, porque a veces necesito sentirme original (¿por qué doy explicaciones?) y porque además se trataba de videos que ya venían circulando hace años; el dato fue que EEUU finalmente los confirmó.

Bueno, parece que Japón rotuló a una invasión extraterrestre como una amenaza real y está trabajando en protocolos para prepararse ante un escenario semejante. En esta nota con la que me topé esta semana, Alexander Wendt, uno de los teóricos de Relaciones Internacionales más reconocidos a nivel global, presenta su argumento a favor de considerar a los ovnis como una posibilidad real, y elaborar estrategias de seguridad al respecto.

Para vos, que empezabas a aburrirte de la agenda de Mundo Propio: 

Nos leemos el jueves.

Un abrazo,

Juan

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Creo mucho en el periodismo y su belleza. Escribo sobre política internacional y otras cosas que me interesan, que suelen ser muchas. Soy politólogo (UBA) y trabajé en tele y radio. Ahora cuento América Latina desde Ciudad de México.