La hora de Garnacho

Un perfil del juvenil que nació en Madrid y que juega en el Manchester United, pero que debutó a los 18 años en la selección.

(Argentina jugará este lunes a las 9:30 un amistoso ante Indonesia en el Bung Karno de Yakarta, luego del triunfo 2–0 frente a Australia en el Estadio de los Trabajadores de Pekín, en el que, a los 18 años, debutó Alejandro Garnacho en la selección).

Alejandro Garnacho habla en su primera entrevista con la televisión argentina. Los brazos cruzados, la remera de entrenamiento de la selección, el acento más argentino, no tan español como lo habíamos escuchado en una vieja entrevista. “Yo me siento argentino, yo soy argentino, también -dice-. No me hace falta jugar tres partidos”. Garnacho señala entonces que ya está “acá”, y que el “mís…, el técnico” confía en él. Llame “míster” o “técnico” a Lionel Scaloni, diga “acá” o “aquí”, Garnacho jugará en la selección argentina más allá de la reglamentación de tres partidos para que no haya vuelta atrás. Muchos ironizaron que San Martín, que vivió de los 6 a los 34 años en el sur de España, también hablaba con acento español -andaluz- y que, sin embargo, es “el Padre de la Patria” en Argentina. Como fuere, es la hora de Garnacho. Scaloni lo proyecta como parte del recambio en el viaje cada vez menos largo al Mundial de Estados Unidos, México y Canadá 2026.

Alejandro Garnacho Ferreyra nació en Madrid el 1 de julio de 2004, dos días más tarde de que Lionel Messi debutara en la Sub 20. Y eligió jugar para la selección por Patricia Ferreyra Fernández, su madre, argentina radicada en España post 2001. Si bien hay una generación de hijos de argentinos emigrados después del estallido social, político y económico de aquel año, Patricia conoció a Álex Garnacho durante unas vacaciones en Europa. Fue su madre la que, de chico, lo vistió con la camiseta de la selección. Garnacho no jugó el reciente Mundial Sub 20 de Argentina, negado por el Manchester United. Pero ya había sido convocado por primera vez a la mayor en marzo de 2022, en la última doble fecha de Eliminatorias a Catar. Ante Venezuela en la Bombonera, sin Lautaro Martínez por Covid y con Ángel Di María en el banco por averías, Lucas Boyé entró a los 42 minutos del segundo tiempo. Scaloni había dudado: si lo llevaba al banco, Garnacho hubiera debutado con Argentina. Aquella vez, como había entrado al país con un permiso de menor, le tramitaron el pasaporte argentino. Y en el predio de la AFA en Ezeiza, le enseñaron lo que encierra una ronda de mates entre compañeros.

Incluido en la lista previa a Catar 2022, pero afuera de los 26, en la AFA temieron un giro en la trama: en 2021, Garnacho había jugado tres amistosos con la selección Sub 18 de España. Criado en Arroyomolinos, un municipio al suroeste de Madrid, alumno en la escuela municipal, Garnacho comenzó a jugar en el Getafe, hasta que a los 11 años fichó con el Atlético de Madrid. Eran tiempos en los que el fútbol lo enloquecía: veía con fruición el animé Captain TsubasaCampeones: Oliver y Benji, popularizado así en España, nuestros eternos Supercampeones (en el tatuaje de su pierna derecha aparecen Oliver, Benji y Steve Hyuga). Y también había un ídolo de carne y hueso: Cristiano Ronaldo. En 2020, cuando le dijeron que lo querían Real Madrid, Borussia Dortmund y el United, Garnacho se dejó llevar por su espejo. Si Cristiano había dado el salto de Sporting Lisboa al United en 2003 -un año antes de que naciera-, el destino apuntaba hacia Manchester (en su brazo izquierdo, otro tatuaje indican los “2079 km” que separan Madrid de la ciudad inglesa, con un hombre y un niño que van de la mano).

Cristiano Ronaldo y Alejandro Garnacho.

Manchester United -que en los próximos días puede cambiar de dueños, de la familia estadounidense Glazer al Banco Islámico de Catar, tras la primera Champions de un club-Estado, el City de Abu Dabi-, ya le firmó contrato hasta 2028. Había comprado su pase en 465 mil euros (hoy, según el sitio Transfermarkt, su valor de mercado es de 25 millones de euros). Garnacho debutó el 28 de abril de 2022. Once días después ganó la FA Youth Cup ante 67.492 espectadores en Old Trafford, récord histórico de asistencia: agarró la pelota para patear el penal cuando faltaban 12 minutos y el United juvenil empataba 1–1 ante el Nottingham Forest, y un rato después, doble enganche en el área y definición de zurda para el 3–1 final. En la vuelta olímpica se colgó la bandera argentina. “¡Ar-gen-tina!”, se escuchó en Old Trafford. Desde la tribuna lo miraba Alex Ferguson. “Garna sabe que, si se corre del eje, del objetivo, lo voy a ir a buscar”, le dijo, entre risas, Justin Cochrane, jefe de desarrollo y entrenamiento del United, a la periodista Charlotte Duncker. “Y no me refiero a un objetivo como juvenil -precisó Cochrane-, sino a sostener una carrera en el alto nivel. En eso nos enfocamos. Puede marcar más goles, ser más despiadado”.

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El entrenador neerlandés Erik ten Hag dijo que Garnacho se parece al Cristiano Ronaldo joven. Y que es impredecible, pero que debe madurar. Corrido Marcus Rashford al centro del ataque, en la temporada 2023/24 Garnacho sumará más minutos, como atacante desde la banda izquierda, la posición en la que se inició Cristiano. Ten Hag le exige “impacto”: “Como delantero, tiene que estar en la lista de goleadores, de asistencias, de acciones clave, influir en el resultado”. En la última pretemporada, el entrenador le recriminó que entrara a los entrenamientos con los cordones de los botines desatados. A Garnacho le gusta usar cordones de colores diferentes en las zapatillas (fue elegido como modelo por la marca de ropa Bershka para su nueva colección, junto a Bizarrap). En el United tiene a un “padre”, como lo definió a Lisandro Martínez, ahora compañero en la selección. Garnacho también será padre en los próximos meses de Enzo. Desde que lo detectó Juan Martín Tassi, director del Departamento de Scouting Internacional de la AFA con base en Madrid, una vez por semana algún integrante del cuerpo técnico de la selección lo llama, le escribe, le pregunta cómo está, como si ya integrase la planta permanente. Porque es argentino.

“Lo conocí a Alejandro cuando estaba en el Atlético Madrid, y después me puse en contacto con la familia. A partir de ese contacto empezamos a construir todo este camino -me dice Tassi, que monitorea a 450 juveniles argentinos fuera de la Argentina-. Garnacho está muy contento de ser tenido en cuenta y ser parte de este proceso de la selección. Tenemos un diálogo fluido con él y su familia. No es algo de un momento, sino que se fue desarrollando con el tiempo. El caso de Garnacho es producto del trabajo. La cercanía que proponemos en el día a día logró que se incline por Argentina. Ese acompañamiento es fundamental y ellos lo sienten”.

En Argentina, se calcula que casi 20 millones de personas tienen ascendencia española, antepasados. Y España, a la vez, es el destino principal de los argentinos migrantes: en 2021, 32.933 argentinos se radicaron en España, un número similar al de 2001. Es probable que, en los próximos años, surjan nuevos Garnacho. Cobijado por la “vieja guardia” de Catar, Garnacho se suma a una selección argentina campeona del mundo. Diestro en la izquierda, lo veremos acelerar desde el extremo como si fuese un patinador artístico, frenar en seco, y encarar ya con la mira de un francotirador. “Lo de Garnacho es ilusionante. La idea es hacerlo jugar, que disfrute y ver cómo se asocia con sus compañeros”, aceptó Scaloni. “Toda la familia de mi mamá es de Argentina, siempre vivieron allá. Y la familia de mi papá, de España. Por circunstancias de la vida mi mamá vino a vivir a España y conoció a mi papá y ahí nací yo. Estoy muy familiarizado con la familia de mi mamá, siempre apoyamos a la selección, desde chiquito”, dijo Garnacho, con acento argentino.



Pizza post cancha (uruguaya, por metro)

  • Se cumplieron 37 años de la muerte de Jorge Luis Borges. El cuento “Esse est percipi”, de Borges y Adolfo Bioy Casares, en Crónicas de Bustos Domecq (1967), adelanta imágenes del fútbol global, con arreglos de resultados, una “Divina TV Führer”, multinacionales y corporaciones con tintes mafiosos.
  • La Sub 20 de Uruguay ganó el Mundial de Argentina 2023, su primero en la categoría, un título del mundo después de 73 años, del Maracanazo de Brasil 1950. Tres días más tarde, Marcelo Bielsa debutó en la mayor: 4–1 ante Nicaragua en el estadio Centenario (y jugará este martes frente a Cuba). Sebastián Chittadini escribe en Que vuelva la Celeste de antes.
  • Santiago Segurola es un maestro del periodismo en habla hispana. Escultor de retratos de los protagonistas del deporte -muchos reunidos en su hermoso Héroes de nuestro tiempo (2012)-, acá aborda la muerte de Silvio Berlusconi, el patrón del Milan de 1986 a 2017, “el hombre que futbolizó la política”.

Lautaro del Campo cursa la licenciatura de Actividad Física y Deporte en la Universidad Nacional de Avellaneda. Pero en Twitch es “La Cobra” y habla de fútbol. “Muchachos –tiró en Twitter y por los algoritmos y coso lo leí-, ¿quién se anima a enviarme una foto de sus botines? No vale hacer trampa y mandar una foto de Google, deben ser los que usan para jugar, no importa si están impecables o destruidos, esa es la gracia. ¡Manden!”. En las respuestas, vemos botines que son reliquias, con agujeros nivel capa de ozono, emparchados con cinta aisladora, descosidos, a estrenar, recién sacados de la caja, y réplicas. Una auténtica arqueología de los fútbol amateur entre amigos en canchitas alquiladas. Un par de días antes había entrado a “Karina”, un local de compostura de calzado a metros de la estación de Castelar. Detrás del mostrador, sobre un estante, cuatro pelotas y un cartelito: “Reparación de pelotas”. Por algo en el Río de la Plata -y en Brasil- somos campeones del mundo.
 

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Salú, Jack Grealish, y abrazos,

Roberto Parrottino (Beto)

Es periodista especializado en deportes -si eso existiese- desde 2008. Lo supo antes de frustrarse como futbolista. Trabajó en diarios, revistas y webs, colaboró en libros y participó en documentales y series. Debutó en la redacción de El Gráfico y aún aprende como docente de periodismo. Pero, ante todo, escribe. No hay día en la vida en que no diga -aunque sea para adentro- la palabra “fútbol”.