La democracia es una infectadura elegida por el pueblo

La necesidad de una modificación estructural en ciencia, cartas de científicos, dengue y SpaceX.

Holis, ¿cómo andás? Algo que me gusta de que nos escribamos los lunes es ese acuerdo implícito de que estas cartas llegan desde el pasado. De la semana pasada, cosa que en este contexto puede sentirse como una década. Podemos esperar que pasen los escándalos para pensar mejor sobre las cosas que valen la pena, dejar pasar las que no y comentar noticias que no hayan salido en todos lados, porque total esas ya las vimos. Siempre me gustaron los lunes y su sensación de nuevo comienzo, ahora me gustan porque son como un cierre de los días anteriores.

Las chicas solo quieren divertencontrarlacuraparaeldengueyelcoronavirus

El 3 de junio se cumplieron 5 años de #NiUnaMenos y las mujeres en la ciencia seguimos enfrentando grandes dificultades. Desde los estereotipos en los que nos socializan y su incompatibilidad con la actividad científica hasta la discriminación y el acoso sexual en los lugares de trabajo, pasando por la carga desigual en las tareas de cuidado y su impacto en nuestro rendimiento académico (cuestión que se intensificó durante la pandemia) y la menor asignación presupuestaria a proyectos liderados por mujeres, la situación de las investigadoras expresa la de todas: se necesita una modificación estructural.

Sin embargo, no todas son malas noticias y algunos reclamos parecen ser oídos. El 4 de junio la Agencia I+D+i del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación presentó la creación de un área de Política Transversal de Género y Diversidad Sexual. En el evento virtual de lanzamiento, Paula Lenguita, encargada del área destacó tres objetivos: “En primer lugar, tener un compromiso en la valorización de las capacidades de las mujeres en todos los terrenos de la ciencia, tecnología e innovación. Un segundo elemento es la cuestión de las tareas reproductivas y de cuidado. Esta pandemia hizo que, forzosamente, las instituciones empiecen a asumir los compromisos que requiere enfrentar la desigual distribución de esas tareas. En tercer lugar, fortalecer y promover los liderazgos femeninos a la hora de formar equipos de trabajo”. En esta nota de Nadia Luna podés ver todos los detalles del anuncio (si no le seguís a Nadia te recomiendo buscarla en las redes, es una de las mejores periodistas científicas del país).

Por otro lado, dos equipos argentinos liderados e integrados por mujeres se destacaron recientemente. Uno, por sus grandes avances en la caracterización del dengue. El otro, por comenzar la búsqueda de una vacuna contra el coronavirus.

Publicado en Scientific Reports, una revista del grupo Nature, el estudio liderado por Andrea Gamarnik y Laura Estrada describe por primera vez el recorrido de una proteína del virus del dengue en células vivas infectadas. La gran novedad de esta investigación consiste en su interdisciplinariedad: hubo que combinar habilidades de procesamiento e interpretación de imágenes con técnicas de manipulación de virus. ¿El resultado? Se pudo ver con detalle y dentro de una célula qué pasa con la cápside, una proteína que envuelve el material genético del virus del dengue y es clave para su replicación en el organismo.

En Cenital nos importa que entiendas. Por eso nos propusimos contar de manera sencilla una realidad compleja. Si te gusta lo que hacemos, ayudanos a seguir. Sumate a nuestro círculo de Mejores amigos.

En palabras de Estrada: “Lo que pudimos lograr en este trabajo fue visualizar por primera vez un ‘mapa del flujo molecular’. Se podría trazar una analogía con cartografiar las trayectorias de los autos en hora pico en las entradas y salidas de Buenos Aires. Ver qué entradas son más concurridas, en qué dirección se mueven los vehículos, si en todas hay el mismo tránsito”.

Dado que la pandemia de dengue no da tregua y los casos siguen aumentando, saber cómo se mueve la cápside, fundamental para que se formen nuevos virus y para que estos puedan infectar humanos y mosquitos, es un paso certero hacia la posibilidad de desarrollar estrategias antivirales.

Por otra parte y a pesar de que los medios se refirieron a “lOs científicOs argentinos que buscan una vacuna contra el coronavirus”, un equipo de 9 mujeres y un varón de la Universidad de San Martín obtuvo un subsidio de U$S 100 mil con el que intentarán desarrollar una vacuna contra el coronavirus que podría administrarse en forma oral.

El grupo, que lleva a cabo la primera iniciativa que busca una innovación de este tipo en América Latina, ya obtuvo resultados favorables en formulaciones orales contra otras enfermedades similares en aves de corral y ratones. En esas ocasiones, lo que se vio fue que luego de la administración del producto se generaron anticuerpos en las mucosas respiratorias, un lugar estratégico para evitar infecciones por coronavirus y otros virus de su tipo. Ahora, buscan replicar estos efectos utilizando material genético específico de las cepas de COVID que circulan en Argentina.

La Dra. Juliana Cassataro, coordinadora del proyecto, se muestra optimista pero cauta: “Es increíble todo lo que avanzamos en muy poco tiempo. Pero no podemos afirmar categóricamente que en 12 ó 18 meses tendremos una vacuna. Me encantaría, pero la ciencia avanza de otra manera. Vacunas vamos a tener. Pero no antes de probarlas en miles de personas, de estar seguros que no causan más daños que los que previenen y que son efectivas para protegernos. ¿Cuándo llegará? Todavía no podemos saberlo con certeza”. 

Ciencia a la carta

A esta altura de la soirée, seguro ya incorporaste la palabra “infectadura” a tu vocabulario (sorprendentemente hubo pocos memes, ¿si tenés me mandas?). Pero más allá de la (falta de) novedad, creo que el fenómeno “cartas abiertas de científicos” se merece un lugar en este newsletter.

Recapitulando brevemente por si no estás en tema. El 29 de mayo se publicó “La democracia está en peligro” un documento en el que 300 intelectuales, científicos y periodistas afirman que el aislamiento social preventivo y obligatorio pone en jaque las garantías constitucionales. Calificando las políticas sanitarias llevadas a cabo por el gobierno nacional de “infectadura” sostienen que:

  • “Se desestimó el planteo de testear, rastrear y aislar casos, no controló a tiempo las fronteras y decretó una cuarentena en forma improvisada, sin presentar ningún plan ni una posible fecha de finalización”.
  • “En nombre de la salud pública, una versión aggiornada de la ‘seguridad nacional’, el gobierno encontró en la “infectadura” un eficaz relato legitimado en expertos, seguramente acostumbrados a lidiar con escenarios que se asemejan a situaciones de laboratorio y ratones de experimentación, pero ignorantes de las consecuencias sociales de sus decisiones”
  • “En dos meses, hubo un número alarmante de detenidos y sancionados en nombre de su propia salud”.
  • “El desdén por el mundo productivo no tiene antecedente y su consecuencia es la pérdida de empleos, el cierre de comercios minoristas, empresas y el aumento de la pobreza”.
  • “La democracia está en peligro. Posiblemente como no lo estuvo desde 1983. El equilibrio entre los poderes ha sido desmantelado. El Congreso funciona discontinuado y la Justicia ha decidido una insólita extensión de la feria, autoexcluyéndose de la coyuntura que vive el país”.

En menos de 48 hs, un grupo de científicos impulsó otra carta titulada “Un esfuerzo adicional para salvar vidas”, que ya lleva acumuladas más de 18.000 firmas. En ella afirman que:

  • “En comparación con los demás países latinoamericanos con grandes metrópolis, Argentina es el que obtuvo mejores resultados en el control de  la pandemia de COVID-19”.
  • “Todos los países del mundo que están flexibilizando sus cuarentenas lo hacen en una situación donde la transmisión del virus está bajo control y los casos en franca disminución. Asimismo, corren el riesgo de sufrir segundas olas de contagios debido a que en la mayoría de los países la población infectada es del 5-10% del total”. 
  • “Pensamos que hoy, más que nunca, es necesario maximizar la efectividad de la cuarentena en el AMBA y el Gran Resistencia. Si esta cuarentena se respeta y resulta efectiva, los casos activos circulantes serán inferiores a los actuales, el rastreo de contactos será más simple y el riesgo de colapso del sistema de salud, casi nulo”.
  • “Para que la nueva etapa de la cuarentena sea efectiva, es necesario que se conjuguen tres responsabilidades: política, civil y periodística”. 
  • “Es preciso fortalecer de manera urgente los sistemas de monitoreo, la vigilancia activa de casos y multiplicar los esfuerzos de rastreo de contactos estrechos en los focos ya identificados en AMBA y el Gran Resistencia (…) Se deben diseñar estrategias específicas, estrictas y segmentadas para distintos sectores de la economía y para los trabajadores esenciales”. 
  • “Todos debemos hacernos cargo de que somos potenciales portadores y propagadores del virus, aun cuando no tengamos signos ni síntomas, y comportarnos como tales, sin salir de nuestras viviendas excepto en casos absolutamente necesarios”.
  • “Cuanto mejor se explique desde los medios masivos que si se respeta el aislamiento necesitaremos menos tiempo de cuarentena, más posibilidades de éxito tendremos”. 

Más allá de cuál sea la postura que tengamos frente a la cuarentena (y en este sentido podés leer esta nota de Sol Minoldo y Rodrigo Quiroga sobre los argumentos en contra), creo que estas cartas nos presentan una posibilidad inusual de análisis, ya que no son muchas las veces en las que las comunidades científicas elaboran textos que no versan sobre disciplinas específicas. Ante este fenómeno, lo primero que queda claro es que “la ciencia” no habla, hablan las personas. No hay una entelequia homogénea que agrupe toda posición posible bajo un manto de objetividad. Y quienes hacen ciencia sostienen y expresan sus posiciones políticas en el ejercicio de su actividad. 

Como dijimos en el primer newsletter, las decisiones de política sanitaria no son correlaciones directas con un corpus de evidencia. Estamos acostumbrados a pensar que si algo es científico es bueno o cierto, y no todo conocimiento producido dentro de instituciones científicas tiene la misma calidad ni el mismo nivel de consenso.

Estamos viviendo un momento de extrema complejidad, en el que las certezas son pocas. Los parámetros que usualmente usamos para afirmar cosas hoy no son accesibles y hay que tomar decisiones con información que no cumple con los estándares convencionales. Son días en los que impera la sensatez sobre los sentimientos.

Un poquito más de coronavirus sin romper nada

  1. Un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos advierte que “los datos actuales sugieren una cantidad desproporcionada de casos de enfermedad y muerte entre grupos de minorías raciales y étnicas”. Si bien faltan datos para comprender el impacto diferenciado en estas comunidades, entre las causas posibles señalan: viviendas en áreas densamente pobladas, segregación residencial, lejanía de negocios esenciales y establecimientos médicos, hogares multigeneracionales, amplia representación en contextos de encierro, empleo en industrias consideradas esenciales, falta de licencias por enfermedad remuneradas, falta de cobertura médica, afecciones graves subyacentes y estigmatización.
  2. Luego de que un estudio sobre Hidroxicloroquina (una droga para el tratamiento de la malaria) sugiriera que no solo no tenía beneficios contra el COVID-19 sino que aumentaba la mortalidad, la OMS suspendió los ensayos con el medicamento “hasta evaluar la evidencia reunida”. El 3 de junio, The Lancet, la revista que publicó el estudio original subió un comunicado en el que manifiesta que “aunque una auditoría independiente de la procedencia y la validez de los datos ha sido encargada y está en curso con resultados que se esperan muy pronto, estamos emitiendo esta carta para alertar a los lectores sobre el hecho de que se han planteado serias cuestiones científicas sobre el trabajo publicado”. El mismo día, la OMS anunció que reiniciaba el trabajo con Hidroxicloroquina. ¿Las serias cuestiones? Resulta que las bases de datos que se usaron para este y otro estudio sobre medicamentos y riesgo cardíaco pertenecen a Surgisphere, una empresa cuyo dueño, Sapan Desai, firmaba los dos papers. Cuando revisaron este conflicto de intereses vieron que los datos de 15000 pacientes con COVID que decía tener eran en realidad datos sobre 73 pacientes fallecidos en Australia. ¿En el medio? Trump y sus aliados emitieron declaraciones a favor del uso de esta sustancia. Todos los links de este párrafo están en inglés, con traductor van joya, pero si te da fiaca este hilo de Antonio Martínez Ron resume todo muy bien.
  3. El ecólogo Juan Emilio Sala escribió un texto sobre cómo las metáforas belicistas de la pandemia nos alejan de comprender su dimensión sistémica. El artículo es muy lindo y dice cosas como: “Se puede gestionar para buscar, por todos los medios conocidos, ‘volver a la normalidad’. Visto así, lo que nos sucede es un hecho aislado, ahistórico, y se lo puede neutralizar con, por ejemplo, una vacuna. Entonces, las respuestas a la crisis dentro de la crisis permanente -o excepción- se dan en el mismo marco de lo ya existente. La gestión es un bucle, ya que oculta y silencia las preguntas transformadoras sobre las causas y las condiciones de los desastres y así los reproduce, preparando de tal modo nuevos episodios desastrosos”. Recomiendo leerlo entero.

Bonus track: SpaceX

El 30 de mayo, SpaceX se convirtió en la primera empresa privada en mandar astronautas a la Estación Espacial Internacional. En asociación con la NASA, que desde 2011 no hacía lanzamientos tripulados, la misión, que iba a salir el 27 de mayo pero se suspendió por mal tiempo, planea pasar entre uno y cuatro meses en la Estación Espacial haciendo experimentos. Propiedad de Elon Musk, dueño de Tesla, el proyecto SpaceX alimenta fantasías sobre un futuro en el que haya turismo espacial o las pelis del espacio se filmen allá de verdad.

Las principales controversias generadas por el lanzamiento fueron:

  • El conflicto de intereses derivado de la información sensible que pueda obtener una empresa privada al llevar a cabo experimentos fuera de la atmósfera
  • El poder que esto pueda darle a Elon Musk, un tipo que hace poco tuiteó “tomate la pastilla roja”, un referencia a The Matrix utilizada por sectores de ultra derecha.
  • Lo que representa este hecho en el contexto actual en términos de asignación de recursos. Por un lado, financieros. Mandar gente al espacio cuesta mucha plata y, mientras el desempleo en Estados Unidos está alcanzando récords históricos, esto puede ser visto como una ordinariez. Por otro lado, de combustibles no renovables. En una pandemia con orígenes en la crisis ambiental, los cohetes generan una cantidad de emisiones y desechos fenomenal. Además, Musk fue un ferviente opositor a la cuarentena y mantuvo sus fábricas abiertas hasta último momento.

En fin, creo que eso fue todo por hoy. Como te habrás dado cuenta a esta altura, este no es un newsletter de ciencia convencional. Y si lo seguís leyendo, supongo que es porque te gusta que así sea. Así que aprovecho la despedida para recordarte que para que podamos hablar de cosas que no nos dejarían decir en ningún otro lado, necesitamos ser financieramente independientes. Por eso, si está entre tus posibilidades, te invito a ayudarnos a sostener este proyecto informativo colaborando con Cenital, que cumplió un año este fin de semana.

También podés colaborar conmigo mandándome fotos de tus mascotas, esa puerta nunca se cierra.

Te mando un beso enorme,

Agostina

Soy comunicadora científica. Desde hace tres años formo parte del colectivo Economía Femini(s)ta, donde edito la sección de ciencia y coordino la campaña #MenstruAcción. Vivo en el Abasto con mis dos gatos y mi tortuga. A la tardecita me siento en algún bar del barrio a tomar vermú y discutir lecturas con amigas.