La democracia de la pelota

La disputa simultánea de la Copa América y la Eurocopa abre debates y comparaciones. El juego del más poderoso.

Había una vez una democracia llamada fútbol. Era imperfecta, claro. Inevitablemente desigual y, muchas veces, sufría manipulación política, violencia y chauvinismo. Y encima estaban (están) la FIFA, la UEFA y la Conmebol. Pero las alegrías del fútbol, siempre populares, daban igualmente un sentido de reparación a ciertas injusticias del mundo. Brasil dominaba con “futebol-samba” (la geopolítica de la pelota jamás precisó de bombardeos ni tanques). Había reyes negros (Pelé) o de Fiorito (Diego Maradona). Y un Tercer Mundo que inflaba el pecho. Que salía a la cancha exhibiendo su historia de Copas Mundiales, cracks y sabiendo que, mientras hubiese una pelota de por medio, la discusión sería cuanto menos pareja. Porque ellos podían ser la patronal eterna dueña de la tierra, de la cancha, pero la pelota nos obedecía mejor a nosotros. Hace tiempo que dejó de ser así. Allí está, sino, la disputa simultánea de la Copa América y la Eurocopa.

   La diferencia ya no solo es económica: la Conmebol pagará 78 millones (16 al campeón) y la UEFA 440 millones (41 al campeón). Europa, desde hace tiempo, juega mejor. Por algo ha ganado las últimas cuatro Copas Mundiales: Italia en Alemania 2006, España en Sudáfrica 2010, Alemania en Brasil 2014 (7-1 al anfitrión) y Francia en Rusia 2018 (aquí con cuatro semifinalistas propios). Y Europa gana 12-1 en las trece últimas ediciones del Mundial de Clubes. La Eurocopa, es cierto, tiene hoy la ventaja de público en los estadios. Wembley anuncia 60.000 personas para las semifinales (Italia-España martes a las 16 y Dinamarca-Inglaterra miércoles a las 16). Y también para la final (domingo a las 16). Seguirá, en cambio, sin haber público en semifinales de Copa América (Brasil-Perú el lunes a las 20 y Argentina-Colombia el martes a las 22). Y difícil que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, envuelto en grave crisis política y los muertos de la pandemia, cumpla el deseo de público de la Conmebol para la final que se jugará el sábado a las 21 en el Maracaná. La TV de la Copa América, eso sí, muestra casi todos los partidos al presidente de la Conmebol, el paraguayo Alejandro Domínguez. En el triunfo de Argentina anoche 3-0 contra Ecuador, Domínguez apareció a los 6 minutos y medio de iniciado el partido. Lo vemos nosotros, porque en Europa casi no hay televisación de la Copa América.  

   CANCHAS MALAS Y PANDEMIA

   El partido contra Ecuador, en Goiania, desnudó otra vez el pésimo estado de los campos de juego de la Copa América. El DT argentino Lionel Scaloni se había quejado en el debut contra Chile y recibió críticas. Neymar, crédito local, el mejor jugador en lo que va del torneo, fue aún más claro. En su cuenta de Instagram dividió imagen entre el “hermoso césped” (ironía) del Estadio Nilton Santos, de Río, donde Brasil acababa de jugar, y Wembley. “Yo no digo nada porque después me multan”, siguió Tite, DT local, conciente de que Domínguez castiga cualquier crítica. Bolsonaro asumió la Copa a último momento, tras las bajas de Colombia y Argentina, pero los Estados más futboleros no se le sumaron. Al presidente de Brasil no le importó jugar donde fuere. Total juegan los jugadores. El está jugando un partido más complejo. Aun cuando Brasil gane la Copa, seguirán las protestas y una amenaza cada vez más fuerte de impeachment en la CPI del Congreso por su gestión irresponsable de la pandemia (la Copa América ya registró casi doscientos contagios). El que desapareció definitivamente, pobre, es la mascota “Pibe”, un perro cuyo apodo tenía sentido con Argentina y Colombia como sedes. La Conmebol aclara ahora en su página que “Pibe” “nació en algún lugar de Sudamérica”. Difícil que lo haya hecho en Brasil.

   La Copa América no tiene público en los estadios porque la región es la gran derrotada por la pandemia. Pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya avisó a la UEFA su preocupación por las consecuencias de la Eurocopa, en plena aparición de la variante Delta. “Los casos están aumentando donde se juegan los partidos”, dijo Robb Butler, director ejecutivo de la OMS. Escoceses que regresaron de Londres. Finlandeses de Rusia. “¿Viajan en autobuses abarrotados? ¿Van a los bares llenos de gente después de los partidos?”, preguntó Hans Kluge, director regional para Europa de la OMS. Es “inaceptable”, dijo Kluge, que el 63 por ciento de la población europea no haya recibido aun la primera dosis de vacuna. Hungría, el país más liberal sobre coronavirus de la Eurocopa, permitió capacidad máxima (63.000 personas en el estadio). Es el país con la segunda tasa de mortalidad más alta del mundo (300 muertes por cada 100.000). La UEFA cuidó celosa que el gobierno húngaro no se ofendiera por reclamos de jugadores y de otras selecciones contra una ley reciente de ese país que restringe información sobre la homosexualidad. No preocupó en cambio la pandemia. “La UEFA –dijo Horst Seehofer, ministro de Interior alemán- ha actuado de modo completamente irresponsable”. Todos miran ahora a Londres. Algunos porque allí se jugará el tramo final de la Eurocopa y la renacida selección inglesa es fuerte favorita. Otros porque el Reino Unido es el único país que enfrenta el programa de vacunación avanzado contra la variante Delta.

En Cenital nos importa que entiendas. Por eso nos propusimos contar de manera sencilla una realidad compleja. Si te gusta lo que hacemos, ayudanos a seguir. Sumate a nuestro círculo de Mejores amigos.

   HASTA BRASIL PREFIERE LA EUROCOPA

   En Brasil, “o país do futebol”, la pandemia sí tiene más espacio que la Copa América. Es porque a Bolsonaro ya lo abandonaron muchos de quienes facilitaron su subida al poder. Incluído el poderoso Grupo Globo, al que el gobierno marginó de la televisación del torneo. Es más, los brasileños siguen con mayor atención la Eurocopa. La trasmisión de SBT (cadena amiga de Bolsonaro) que abrió la Copa América el 13 de junio con Brasil-Venezuela quedó por detrás de Inglaterra –Croacia (Eurocopa por la Globo). Los 2,8 millones de personas que vieron ese día a Brasil significan la peor audiencia de la selección en TV abierta desde 2016. En TV de pago fue peor. SporTV (Eurocopa) goleó a ESPN (Copa América). Google Trends anotó en Brasil diferencia de 4-1 en junio, en favor de la Eurocopa, claro. Hasta la Serie B del Campeonato Brasileño le gana a la Copa América. Y eso que Brasil, lo dicen todas las estadísticas, es hoy la mejor selección de la región. El problema es que ganar la Copa América (depreciada porque se jugó cuatro veces en los últimos seis años) ya no alcanza. “Somos campeones mundiales de amistosos”, dicen en Brasil, como si la Copa América no fuera un torneo oficial. Argentina no la gana hace 28 años. Sueña con hacerlo para que también Messi celebre. Pocas veces se vio a Leo tan líder del equipo como en estos tiempos.

   Europa, analizó Tostao (ex campeón de México 70), supera hoy en técnica, porque ejecuta mejor los fundamentos y elige mejor individual y colectivamente. Si la técnica puede entrenarse, la habilidad es más natural. Europa (excepto cracks como Lionel Messi y Neymar) hoy también es más hábil. No solo creció incorporando inmigrantes (en el fútbol sí los acepta), sino también formando jugadores propios. La Premier League no es solamente dinero. También es cerebro e inversión. Es un modelo que, tras el inicial fenómeno de Países Bajos en los ’70, desarrollaron luego España y Alemania y copiaron más tarde Inglaterra, Bélgica e Italia. “Jugadores con inteligencia colectiva”, dice Tostao. Y con picardía (talentos como los ingleses Jack Grealish, Mason Mount o Phil Foden parecen nacidos en Rosario). La Eurocopa (y muchos partidos de la Champions son aún más espectaculares) tiene un fútbol más veloz, preciso y ofensivo, aun cuando muchas selecciones estén privilegiando el contragolpe a la presión, conscientes de que los jugadores llegan desgastados de sus clubes. Europa tiene mejor media de gol y de menos faltas. Ayer hubo goleadas parecidas de Inglaterra en Europa y de Argentina en Sudamérica (4-0 a Ucrania y 3-0 a Ecuador). Pero en Inglaterra-Ucrania hubo apenas 12 faltas. En Argentina-Ecuador 30, muchas de ellas pura teatralización que, peor aún, provoca arremolinamiento de jugadores y discusiones estériles. Así, la Eurocopa está cerca de los 60 minutos de juego neto por partido, casi diez más que Sudamérica. El VAR está teniendo en la Eurocopa sus menores tiempos de demora y también de intervención.

   El fútbol, aun con todas sus diferencias, tiene igualmente parecidos en todos lados. La Eurocopa provocó renuncias de técnicos y hasta grave crisis por la eliminación temprana del campeón mundial y favorito, Francia, con rencillas internas y chismes que hicieron recordar a la Argentina de Rusia 2018. Cierta postura de que siempre será mejor todo lo que suceda en el Primer Mundo, atenuó la denuncia contra la UEFA de presionar para que el show no se detenga, como sucedió con Dinamarca tras el paro cardíaco dramático que sufrió en pleno partido el volante Christian Erikssen. También comenzó este fin de semana en Estados Unidos la Copa de Oro de la Concacaf (Centro y Norteamérica y Caribe), con agenda apretada por la pandemia, tanto que la selección de San Vicente y las Granadinas llegó al torneo como pudo, con la mayoría del plantel afectado por la erupción del volcán La Soufriere. Son los pobres en una región que antes dominaba México pero que ya tiene como protagonista a Estados Unidos. Hay quienes creen que allí terminarán sus carreras Cristiano Ronaldo y Messi, últimos grandes reyes de la pelota. No es lo único. Dineros estadounidenses se apoderaron ya de una quinta parte de los clubes de las principales cinco Ligas de Europa. El último fue, apenas días atrás, el último campeón de España, el Atlético Madrid que dirige el Cholo Simeone. El inversor de capital de riesgo Ares Management, con sede en Los Angeles, se adueñó de una tercera parte del club, que estaba agobiado por un rojo de casi mil millones de euros. Europa compra a nuestros mejores cracks. Y Estados Unidos le está comprando a Europa a sus mejores clubes. Es la nueva democracia de la pelota.

Es periodista desde 1978. Año de Mundial en dictadura y formidable para entender que el deporte lo tenía todo: juego, política, negocio, pueblo, pasión, épica, drama, héroes y villanos. Escribió columnas por todos lados. De Página 12 a La Nación y del New York Times a Playboy. Trabajó en radios, TV, escribió libros, recibió algunos premios y cubró nueve Mundiales. Pero su mejor currículum es el recibo de sueldo. Mal o bien, cobró siempre por informar.