La conjura de los moderados: Lousteau, Llaryora, Larreta y Manes repavimentan la avenida del medio

Enfrentados a Milei y al kirchnerismo, un grupo de dirigentes acelera sus planes para acomodarse al bigbang del sistema político y ya imagina un horizonte común en 2025. Los acuerdos en el Congreso. ¿Cuáles son los límites de ese armado en gestación?

El 24 de marzo permitió no sólo que Javier Milei lance desde la jefatura del Estado una reinterpretación provocadora de los crímenes de la última dictadura. Posibilitó también que, por contraste, un grupo de dirigentes que condenó sin dobleces el golpe confluya una vez más en la misma vereda. El gobernador de Córdoba, Martín Llaryora; el excandidato presidencial Juan Schiaretti; el presidente de la UCR, Martín Lousteau; el exjefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, y el diputado radical Facundo Manes son las figuras de un espacio en ciernes que, con pasos cortos y contactos reservados, activó sus planes para la reconstrucción de la avenida del medio. La conjura de los moderados está en marcha.

Todavía sin contornos precisos ni una estrategia coordinada, este grupo comparte un horizonte: la conformación de una fuerza opositora no kirchnerista, que se amplíe por efecto de la reconfiguración en marcha del sistema político. Es una avanzada frente al estallido de Juntos por el Cambio, las inminentes rupturas de la UCR y del PRO, e incluso de un eventual quiebre del PJ. Aunque hay conversaciones entre los involucrados, coinciden en que no es momento de visibilizar los contactos y menos de escenificar un nuevo armado político. La condición obligatoria para que exista y crezca ese continente, explican, es que a Milei le vaya mal, lo contrario a lo que hoy espera la mayoría del electorado al que aspiran a conquistar.

En ese cuadrante de la política circula como insumo esperanzador un estudio de la consultora Escenarios, de Pablo Touzón y Federico Zapata, que muestra que, pese al clima de polarización extrema, sólo un 11,4% de la población se define políticamente como “libertario” y un 12,6% como kirchnerista, mientras que el 35% se percibe como “independiente”. A eso se suma un 10,7% de peronistas no kirchneristas, un 4,9% de radicales y casi un 9% que optó por el “no sé”. “Milei está intentando instalar una polarización que tenemos que desactivar”, dice un dirigente que trabaja para un armado que enfrente al oficialismo en todo el país.

Las figuras del espacio son cuidadosas de los tiempos. Eso sí, todos se encargaron en los primeros cien días de Milei de hacer gestos claros para posicionarse en la vereda de enfrente del Gobierno. Lousteau, uno de los blancos predilectos de la Casa Rosada, votó en contra del megaDNU en el Senado, a contramano de la mayoría de su bloque, y pulsea con los gobernadores de su partido para que la UCR asuma un perfil opositor. En el mismo andarivel, Manes se desmarcó de su bloque en Diputados para enfrentar la ley ómnibus. Larreta también celebró en redes la caída de la ley (“¡Viva el consenso, carajo!”, posteó), reivindicó el domingo la cifra de 30.000 desaparecidos y se autoexcluyó de la disputa por la conducción del partido que fundó Mauricio Macri. “Estoy en contra de entregarle el PRO a Milei”, avisó. Obligado al tira y afloje por la búsqueda de fondos para su provincia, Llaryora fue clave en el traspié de la ley ómnibus, levantó el perfil en esos días para reclamar que el ajuste fiscal vaya acompañado de un “plan productivo” y se mostró con dirigentes del peronismo no kirchnerista, como el intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray.

“Tenemos que empezar a armar un frente anti Milei. Cuando la expectativa en este gobierno se acabe, el péndulo no va a volver al otro extremo”, dice un dirigente del radicalismo que trabaja para posicionar a Lousteau de cara a 2027. Ese recorrido imaginario tiene una parada intermedia en 2025. Si bien serán elecciones en las que prime una lógica local y no nacional, en muchos distritos se va a exponer la ruptura de Juntos por el Cambio e incluso de los dos principales socios de ese armado: la UCR y el PRO. Lousteau, Larreta y Manes podrían surgir como actores emergentes de esa reconfiguración, con presencia electoral en la Capital y la provincia de Buenos Aires.

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El mapa de calor de los moderados se extendería a Córdoba, si se impone el PJ de Schiaretti. El espacio en gestación, una plataforma de armados afines en 2025 que dé lugar a un armado común hacia 2027, también incluye en la mente de sus ideólogos a figuras como Maximiliano Pullaro, Florencio Randazzo, Miguel Pichetto, Emilio Monzó y Margarita Stolbizer. Estos últimos podrían ser protagonistas del plan para avanzar en el Congreso con una fórmula de movilidad jubilatoria que impugne la decretada por Milei.

El que se muestra más decidido a iniciar el camino para construir un nuevo espacio es Lousteau, que, con Emiliano Yacobitti como armador y el respaldo de Gerardo Morales, asumió la presidencia del partido en diciembre como primer paso de su plan. “La idea es llegar a acuerdos con otras fuerzas, pero desde un lugar de fortaleza, no como hizo hasta ahora la UCR. Para eso, primero tenemos que reforzar la identidad del partido y hacer valer nuestro peso territorial”, cuentan cerca del senador porteño. “Tenemos que mostrar un radicalismo con pelotas. Cuando tuvimos algo así, como con Alfonsín, crecimos”, suele decir Lousteau, a la espera de que escale la discusión interna. En la presidencia del partido dan por descontado que en 2025 habrá rupturas en varias provincias. Figuran en esa lista la UCR de Córdoba, donde un grupo de intendentes podría acordar con el PJ local, y el radicalismo de Corrientes, provincia que elige gobernador el año que viene. El exmandatario Ricardo Colombi está decidido a disputar el liderazgo del actual gobernador, Eduardo Valdés, quien tiene en sus planes una alianza con el mileísmo.

Los planes electorales de Lousteau en la Ciudad podrían confluir con los de Larreta. La boleta en la Capital, donde se renueva la banca por el Senado, tendrá dos cabezas. Los dos tuvieron oportunidad de hablar del tema durante la comida que compartieron la semana pasada, antes de que el exjefe de Gobierno partiera de viaje hacia la India y los Estados Unidos. En lo que queda del larretismo avizoran que el PRO va camino a una fusión con La Libertad Avanza y advierten que él no será parte de ese armado. Por pedido del exalcalde, sus laderos extreman los cuidados para no dar pasos en falso. Él mismo se bajó a último momento de una cena con movimientos sociales, a la que había convocado Emilio Pérsico, jefe del Movimiento Evita. “Horacio marcó una posición, nada más. No queremos que el PRO se hunda con Milei o que termine siendo como la Ucedé de Menem”, dice un dirigente de confianza de Larreta.

El exjefe de Gobierno intentará intensificar, en cambio, la relación con el PJ de Schiaretti, con quien estuvo a punto de confluir en un frente en las elecciones de 2023. Cerca del exgobernador de Córdoba reconocen que hay “contactos permanentes”, pero advierten que todavía no se cerraron las heridas por el fallido acuerdo electoral. “Son relaciones cagadas un poco a palos, porque ya el año pasado les ofrecimos ir juntos y les anticipamos lo que iba a pasar”, blanquea un legislador del PJ cordobés. El exgobernador juega al silencio, pero hizo saber que cualquier armado de centro deberá partir de la base de los casi 2 millones de votos que él sacó el año pasado. “Schiaretti no puede subirse hoy al ring con Milei, porque a los que se subieron les llenaron la cara de dedos, incluido Llaryora”, cuenta el mismo colaborador, y avisa que el excandidato presidencial no resignará en su sucesor provincial el lugar que construyó a nivel nacional.

Un juego menos descifrable despliega Manes, que preside la convención nacional de la UCR, el órgano deliberativo del partido, vía Gastón Manes, su hermano. Con diferencias con Lousteau y Larreta, cerca del diputado avisan que el año que viene puede jugar tanto en provincia de Buenos Aires como en Capital. “Tenemos que ser un centro intenso para que no prevalezcan los extremos, armar una nueva mayoría de centro popular, para cuando la gente empiece a padecer las políticas de este gobierno”, dice un dirigente de su confianza. Todavía molesto por la falta de apoyo de la UCR a su precandidatura presidencial en 2023, Manes siente que ahora puede ser su momento. Una pieza suelta en un rompecabezas que empieza a armarse de a poco.

Es periodista y politólogo. Conduce el noticiero central del canal IP y el programa ¿Cómo la ves?, en Futurock. Es autor de Los secretos del Congreso (Ediciones B, 2019).