Hay gente que aplaudió 1985, pero entendió que Darín era el malo 

El Estado, de terror excepto cuando lo ejerce. La hábil provocación de Victoria Villarruel y su ecosistema de relaciones con coqueteos antisemitas. Patricia Bullrich en medio de la rivalidad entre Sergio Massa y Javier Milei. El oficialismo, confiado en entrar al ballotage, le prende velas a la candidata de JxC.

Hola, ¿cómo estás? Espero que bien. Gran título el de hoy, se me ocurrió a mí.

En la última semana emergieron distintos videos en los que Javier Milei describió, con las metáforas más sórdidas, al Estado como un monstruo que avanzaba sobre los ciudadanos indefensos, junto a otros en los que explicaba que ningún fin loable -ni siquiera los que normalmente la doctrina liberal clásica reserva a la intervención pública, como la prevención de la contaminación- debería dejarse en sus manos. Curiosamente -o no tanto, pues se trata de un clásico en las miradas de las extremas derechas hispanoamericanas-, hay un aspecto donde el cuestionamiento al Estado no sólo no aparece, sino que se relativizan crímenes reales con la misma fuerza con la que se condenan vejaciones imaginarias.

Victoria Villarruel cuenta con la plena confianza de Milei no ya como compañera de fórmula, sino como encargada plenipotenciaria de las áreas de defensa y seguridad del proyecto de La Libertad Avanza. No hacen falta especulaciones de ninguna clase sobre su mirada sobre la historia reciente. En un video de quince años atrás, que la abogada Natalia Volosín recuperó en redes en tono de denuncia, Villarruel relativiza los crímenes de la dictadura militar, entre la empatía contextual y la reivindicación abierta. El recorte, como tantos de los que emergieron sobre quien encabeza la fórmula, es viejo. Lo que le dio actualidad fue que Villarruel las reivindicó ayer mismo, también a través de un tuit. El Estado es de terror excepto cuando lo ejerce.

El acto organizado en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires constituyó una provocación destinada a construir el relato que dé soporte a estas ideas. Hacerlo desde la reivindicación abierta de la dictadura es hoy imposible. A diferencia de Brasil, donde es un discurso pasible de ser aceptado por la sociedad, en Argentina el consenso democrático tiene raíces hondas. Hay motivos estructurales. Mientras en Brasil el período militar está asociado a un ciclo de altísimo crecimiento, aún cuando fuera muy desigual, en Argentina tiene gran parte de la responsabilidad en la película de decadencia económica que todavía padecemos. Los desaparecidos acá se cuentan en decenas de miles, mientras en Brasil, con mucha mayor población, las víctimas se cuentan en cientos. En democracia, la dirigencia liderada por Raúl Alfonsín tuvo el coraje histórico de juzgar a los militares cuando todavía eran un factor de poder y luego, bajo el gobierno de Néstor Kirchner, de recuperar ese camino y desandar los intentos de impunidad garantizando la extensión y ejecución de las condenas contra los responsables de las mayores violaciones de derechos humanos en nuestra historia.

Villarruel y la organización que preside construyen entonces desde la narrativa de la defensa de “las víctimas del terrorismo”, un encuadre que se monta con inteligencia sobre una omisión estatal. Al día de hoy, el Estado sigue sin dar respuesta a las víctimas civiles de acciones de las organizaciones armadas ni a quienes, como integrantes de las fuerzas armadas o de seguridad, perdieron la vida en acciones producidas durante períodos democráticos. Cerrada la posibilidad de revisar las condenas judiciales contra los responsables de delitos de lesa humanidad, el objetivo es equiparar aquellos con el accionar de las organizaciones, en un revisionismo que, sin embargo, no se emparenta a la llamada “teoría de los dos demonios”, sino que, como ha testimoniado la propia Villarruel en distintas declaraciones a lo largo de los años, persigue la reivindicación del accionar de quienes desde el Estado llevaron adelante un plan sistemático de torturas, violaciones y asesinatos. La respuesta no debería ser ni acallar ni silenciar el legítimo dolor de quienes también son víctimas. No es el reconocimiento de estas la que debe ser enfrentada sino esa operación igualadora.

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Por último, resulta relevante detenerse brevemente en la legisladora porteña que ofició de sherpa de Villarruel en el acto: Lucía Montenegro. Montenegro, a quien en LLA no le asignan ninguna relevancia, se puede ubicar en la ochava donde se cruzan el neonazismo argentino y eso que Milei define como “la casta”, es decir, a quienes viven de la política y del sistema político sin producir valor social de ninguna clase. Según el periodista Juan Luis González -autor del libro El loco: la vida desconocida de Javier Milei y su irrupción en la política argentina-, Montenegro llegó ahí como representante de José Bonacci, que aportó el partido del que es apoderado para dotar de personería electoral al espacio que conduce Milei. Bonacci cuenta con diversos señalamientos por sus simpatías con el nazismo y con referentes carapintadas, algo que también aplica a la familia Montenegro, cuyo partido, Acción Ciudadana, llevó en diversas ocasiones la candidatura de Alejandro Biondini. Uno de los lugartenientes de Biondini, Ricardo Yebra Díaz, fue contratado por Montenegro apenas asumió como legisladora. Yebra Díaz fue hace un año presentador de un acto en la Legislatura. Al igual que ayer, fueron oradoras Villarruel y Montenegro. Pop para divertirse.

Milei, si bien suele esbozar su clásico “zurdos hijos de puta”, que es más un indicador de su estado personal que una proclama ideológica, tiene reparos en reivindicar el golpe y los crímenes cometidos por el Estado. No es la única diferencia con su vice de quien cuentan que, sorprendentemente para su ubicación ideológica y política, tiene una postura más cercana a las reivindicaciones palestinas en el conflicto con Israel. ¿Tendrá algo que ver con las posiciones de raíz antisemita construidas por los líderes carapintadas a los que ha sido tan cercana o será apenas una cuestión de convicciones personalísimas sobre una disputa lejana? Es una incógnita. Otra es la participación del candidato más votado en el debate presidencial, aunque Fernando Cerimedo confirmó su presencia ante la consulta de #OffTheRecord.

Mientras tanto, la vida sigue. El pase de comedia durante el fin de semana entre Sergio Massa y el libertario en Twitter, con acusaciones cruzadas de baja densidad, dejó a Patricia Bullrich comiéndose el loco. Bullrich sufre hoy lo que un empresario argentino llama el síndrome de Mickey: “Es como el traje de Mickey en Disney: al que lo tiene, chicos y grandes le dan abrazos y se sacan fotos. Cuando se lo saca, no lo mira nadie: con un cargo o una expectativa, en política pasa lo mismo”. Si antes de las PASO lo único que definía a Bullrich era no ser Horacio Rodríguez Larreta, luego de las elecciones -y como si fuera parte de un hechizo- la politóloga se transformó espiritualmente en el jefe de Gobierno. Y, peor aún, el sistema lo asumió rápidamente. Ni el desembarco de Carlos Melconian -con una presentación absolutamente original, con los sponsors pasando por la pantalla mientras el candidato hablaba, que generó una discusión entre el equipo de Bullrich y sus interlocutores en la Fundación Mediterránea, que se mostraron “inflexibles”,- logró -aún- frenar la sangría.

Si bien no le dan relevancia a las encuestas que llegaron esta semana a los diferentes equipos de campaña -que sitúan a Milei en el rango de los 36/38, a Massa en 30/32 y a Bullrich en 22/24-, en JxC reconocen la incomodidad y la desorientación. “No me preocupa la encuesta sino que no sabemos dónde pararnos”, resume un armador suyo ante #OffTheRecord. Tal vez por ese fastidio, Bullrich jubiló anticipadamente a un Mauricio Macri que se prepara para retomar la conducción indiscutida del PRO. Un caso de estudio. Macri logró que Juntos por el Cambio se fagocitara en un escenario inmejorable para volver a gobernar. Primero, con la empresa de demolición que montó sobre Larreta y, luego, de manera menos evidente, sobre la candidata. Jaime Durán Barba dice, hace años, que el momento más importante de la campaña electoral es el discurso de la noche de las PASO. Es difícil pensar que Macri no lo recordara luego de tantos años juntos. En ese momento, eligió parte de su tiempo para elogiar a su rival. El enojo de Bullrich empezó ese día. La duda en la oposición hoy es si es un ejercicio estratégico o está encuadrado en la lógica que patentó Alfred Pennyworth en diálogo con Bruce Wayne sobre el insuperable Guasón de Heath Ledger en Batman, el caballero de la noche: “Hay gente que solo quiere ver el mundo arder”

Es en ese marco que hay que mirar con atención la reconfiguración política en la que puede concluir este proceso electoral, máxime si Milei termina siendo electo presidente. En JxC dan la ruptura como un hecho, falta saber a qué escala. Si Macri elige acercarse al líder de LLA y colaborar con él, es lógico pensar que la fractura alcance también al PRO. La reconfiguración alcanza al conjunto de las provincias argentinas. Martín Llaryora (Córdoba), Claudio Poggi (San Luis), Marcelo Orrego (San Juan), Ignacio Torres (Chubut), Claudio Vidal (Santa Cruz), Carlos Sadir (Jujuy), las posibilidades de Jorge Macri (CABA), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Leandro Zdero (Chaco) y Adán Bahl o Rogelio Frigerio (Entre Ríos) muestran un escenario en el que los mandatarios provinciales evaluarán si, además de alambrar sus distritos, intentan posicionarse a nivel nacional. “Y que no los destituyan”, dice, entre risas, un armador de la zona núcleo ante #OffTheRecord. La novedad, desde el oficialismo, surgió desde Axel Kicillof que, en un encuentro junto a Juan Grabois y Ofelia Fernández, dijo que su espacio no podía seguir viviendo “de Perón, Evita, Néstor y Cristina”.

Fue en algunas de esas provincias donde encontró un curioso límite en el uso por parte de los gobernadores de su autonomía para resistir la erogación de la suma fija de 60 mil pesos como parte de las medidas definidas por Massa dirigidas a paliar los efectos de la devaluación. La curiosidad está dada por la holgada situación financiera de las provincias, que este espacio viene señalando como parte de las explicaciones de los generalmente buenos desempeños de los oficialismos locales, más allá de su procedencia partidaria. El diputado de Unión por la Patria, Emiliano Estrada, con datos del Banco Central, se preguntó por qué varias provincias podían elegir no pagar mientras el privado no tenía esa opción. En su conjunto, las provincias tenían fondos por 2.830.481.000.000 (casi tres billones de pesos) depositados en el sistema financiero.

No fue la única discusión económica de la semana porque la dolarización sigue marcando el ritmo de la campaña. Melconian salió a confrontar, con argumentos de sentido común y experiencia unánime internacional, esa propuesta original y el cierre del Banco Central. Dependiendo de la formulación, sin embargo, las iniciativas de convivencia de monedas que esbozó, podrían convertir al dólar en moneda de curso legal y llevar a su adopción de hecho. La calibración debería ser cuidadosa. La tentación de la dolarización como un driver de estabilidad y disciplina fiscal puede resonar en los oídos de una sociedad harta de la inflación que hace imposible cualquier planificación de producción o consumo. Sin embargo, la comparación internacional muestra a ese atajo como una solución intuitiva y sencilla pero poco halagüeña. Un trabajo de Martín Rapetti, Joaquin Waldman y Gabriel Palazzo relevó 46 planes de estabilización exitosos en América Latina que utilizaron un ancla cambiaria. Para ello, devaluaron sus monedas en los meses previos en términos reales antes de adoptarla. Hacerlo a un nivel compatible con la adopción del dólar, con las condiciones actuales, posiblemente requiera una evolución de la moneda de niveles hiperinflacionarios. Aún si aquello lograra obviarse, el ejemplo de la dolarización en Ecuador, señalado a veces como caso exitoso, no debería alentar imitaciones. Ecuador sigue teniendo importantes déficits fiscales, sólo que ahora incurre en ellos en una moneda que no emite. En cuanto a resultados económicos, lleva una década creciendo por debajo de sus países homólogos sudamericanos. Apenas la inflación amainó tras un período inicial de alta inflación en dólares, al costo de una economía crecientemente insostenible y un país difícilmente gobernable, excepto en tiempos de altísimos precios del petróleo y otros productos primarios de exportación. El camino de reconstruir y preservar la moneda, como lo hicieron Chile, Perú y Colombia, se probó más estable y duradero, tanto en la pelea contra la inflación como en posibilitar el crecimiento económico.

Last but not least, en el peronismo se repitieron en estas dos semanas decenas de reuniones en las que Massa, Eduardo “Wado” de Pedro y Juan Manuel Olmos analizaron con los informes post electorales los circuitos donde el oficialismo tiene, según el promedio histórico, chances de crecer de cara a las generales. Fue con ese documento que le pidieron a los gobernadores una mejora proporcional que le permita a UxP llegar a los 35 puntos en octubre. Necesitan, para eso, que Bullrich no se desplome. Si Milei fue, antes, la herramienta de jibarización de JxC, la candidata opositora es hoy un elemento clave para que haya segunda vuelta.

Antes de terminar quiero recomendar un par de lecturas de textos que publicamos en Cenital. Para empezar, Juan Gabriel Tokatlian y Bernabé Malacalza analizaron el ingreso de Argentina al BRICS, ¿oportunismo u oportunidad? Y, ya que estamos, vuelvo a recomendarte #LluviaDeInversiones, el último newsletter que anunciamos sobre el universo productivo argentino y su potencial exportador. Te podés suscribir acá. Si, además, querés apoyar nuestro trabajo, sumate a nuestro círculo de Mejores amigos.

Ojalá hayas disfrutado de este correo tanto como yo. Estoy muy agradecido por tu amistad que, aunque sea espectral, para mí no tiene precio.

Iván.

Es director de un medio que pensó para leer a los periodistas que escriben en él. Sus momentos preferidos son los cierres de listas, el día de las elecciones y las finales en Madrid. Además de River, podría tener un tatuaje de Messi y el Indio, pero no le gustan los tatuajes. Le hubiera encantado ser diplomático. Los de Internacionales dicen que es un conservador popular.