Francisco en Irak

El papa Francisco llega a Bagdad el viernes. En Brasil, avanza en el Congreso un plan de privatización de empresas públicas. En El Salvador, el presidente Nayib Bukele busca consolidar su poder. Y un libro sobre la expansión de las extremas derechas en el mundo.

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Esta semana el tema que dominará la agenda es la visita del papa Francisco a Irak. Un viaje que reactivará la agenda internacional de Bergoglio después de más de un año de aislamiento por la pandemia.

En Brasil, avanza el plan económico de Bolsonaro y los partidos aliados en el Congreso para este 2021: privatizaciones y más privatizaciones. 

El Salvador espera el resultado de las elecciones legislativas. El presidente Nayib Bukele aspira a alcanzar una mayoría necesaria en el Congreso que le permita avanzar con una reforma de la Constitución.

Por último, una recomendación: el nuevo libro de Pablo Stefanoni, ¿La rebeldía se volvió de derecha?, editado por Siglo XXI, para pensar la expansión de las nuevas derechas en el mundo, pero también en Argentina.

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Empezamos. 

Francisco en Irak

Bergoglio llega a Bagdad el viernes. Estará en Irak hasta el lunes. Ni el avance de la peste, ni el recrudecimiento de la guerra lo obligan a cambiar de idea.

Contexto. Francisco llega a Bagdad en un incremento del voltaje militar en la zona y de una nueva ola del virus. 

En la noche de ayer, Siria sufrió un nuevo ataque con misiles de Israel que iban dirigidos a instalaciones militares cerca de Damasco. Siria comparte con Irak 600 kilómetros de frontera. El ataque llega unos días después de que el Departamento de Defensa de Estados Unidos confirmase que ordenó un ataque aéreo en un punto de control fronterizo entre Siria e Irak que terminó en la destrucción de varias instalaciones y más de veinte personas muertas. Todos ellos pertenecían a la fuerza de Hashed al-Shaabi vinculada a Irak. 

A su vez, los casos de contagiados que afectan al círculo más estrecho del Papa no debería ser un problema, ya que está inmunizado con la segunda dosis de la vacuna Pfizer. El embajador del Vaticano en Irak, Metja Leskovar, encargado de la agenda, dio positivo el fin de semana pasado.

Críticas. Existen expertos en salud que critican la decisión de Francisco de retomar su agenda. Desde su punto de vista, cuestionan el riesgo de visitar el país en un contexto de creciente número de casos y un sistema de salud frágil. Lo cierto es que parece que Francisco lo que busca con esta visita es retomar la agenda política del Vaticano olvidada después de un año de pandemia.

Agenda. Francisco se reunirá con el presidente iraquí, con el primer ministro, tendrá un encuentro interreligioso en la llanura de Ur, visitará al gran Ayatolá Ali Al-Sistani, estará en la región del Kurdistán iraquí y saludará a los fieles.

Propósitos. Algunos de los objetivos que el Vaticano se propone para esta visita son:

  • Visibilización de los católicos iraquíes. Estos fieles religiosos integran una minoría religiosa perseguida de menos del 5%. Durante la expansión de la influencia del Estado Islámico, en el norte de Irak, los cristianos iraquíes fueron perseguidos casi hasta su extinción. Es difícil calcular cuántos fieles religiosos habrán tenido que abandonar sus casas en Irak, pero estiman que antes de la invasión estadounidense en 2003 había 1.5 millones de cristianos iraquíes. Hoy hay, como mucho, 500.000.
  • Convivencia entre religiones. Ya en mayo del 2014, durante su visita a Jordania, Francisco mencionó en su discurso el “profundo respeto y consideración a la comunidad musulmana”. Un año después, en noviembre del 2015, viajó a la República Centroafricana, donde dijo: “Cristianos y musulmanes somos hermanos. Tenemos que considerarnos así”. Francisco viene, desde hace años, señalando las diferencias entre el islamismo y el extremismo religioso.
  • Pacificación de la región. «Es necesario lograr que la presencia cristiana, en estas tierras, siga siendo lo que siempre ha sido: un signo de paz, progreso, desarrollo y reconciliación entre las personas y los pueblos», decía Francisco en el último encuentro de solidaridad con Siria, Irak y los países limítrofes.

Te dejo esta entrevista que le hicimos a Fortunato Mallimaci, sociólogo de religiones, sobre el tema.

Una agenda de privatizaciones a todo vapor

No es novedad que el gobierno de Jair Bolsonaro asumió con el objetivo de campaña de avanzar con la venta de empresas estatales antes de llegar al final de su mandato. El tema está en que esta proyección se frenó el año pasado –posiblemente por el desajuste económico que trajo la pandemia– y eso terminó por enojar al ala más liberal que apoya al gobierno. 

De hecho, de los 12 compromisos que estaban previstos en el plan económico de 2018, sólo uno se cumplió. Esta tensión política en el área económica terminó con la renuncia de un hombre fuerte del ministro de Economía, Paulo Guedes: Salim Mattar, responsable de los planes de privatizaciones, que renunció ante el poco avance de sus promesas de campaña. 

La decisión del presidente de cambiar al director de Petrobras por un militar llevó a los inversores a poner en tela de juicio los compromisos de Bolsonaro con su agenda más liberal y volvió a abrir el viejo debate sobre las privatizaciones.

A finales del año pasado el ministro de Economía llegó a decir que estaba «bastante frustrado» por no haber podido vender ninguna empresa estatal en casi dos años de gobierno.

Ahora bien, a un mes de la renovación de los presidentes de ambas cámaras en el Congreso, ambos aliados a Bolsonaro, el Planalto presentó dos proyectos de ley para que sean tratados en el Congreso. Uno busca privatizar la empresa de electricidad más grande de Brasil, Electrobras, y otro el correo. Esas son dos de las nueve empresas estatales que el gobierno y sus aliados legislativos intentarán privatizar en 2021. Bolsonaro lo dijo sin medias tintas la semana pasada: “La agenda de privatizaciones continúa a todo vapor”.

El ministerio de Economía ya había incluido 126 proyectos. Según el ministerio de Economía son en total 115 los proyectos de privatización que están previstos para 2021 mediante los cuales buscan recaudar 367.000 millones de reales.

Todo ocio es político 

La incorrección política es la bandera de la extrema derecha global, plantea Pablo Stefanoni, doctor en Historia y periodista, autor de ¿La rebeldía se volvió de derecha?, que acaba de ser publicado por la editorial Siglo XXI. 

El nuevo libro de Pablo invita a pensar qué forma están tomando las expresiones de extrema derecha en el mundo y, por qué no, en Argentina. ¿Qué pueden estar diciéndonos estos fenómenos, que se presentan como marginales, sobre el futuro próximo? ¿Qué pasa cuándo esas expresiones pasan a ser representadas por los principales referentes de la derecha con alcance nacional? ¿En qué momento la idea de futuro entró en crisis, se desprendió del horizonte de progreso y pasó a convertirse en amenaza? ¿Por qué la izquierda perdió su capacidad de capitalizar esta indignación social y son ahora estas nuevas derechas radicales las que se muestran más eficaces a la hora de cuestionar el sistema?

Pablo explica en su libro que, “aunque las diferencias son numerosas en la galaxia alternativa, hay un elemento común: en sus diferentes versiones, estas derechas odian a los conservadores convencionales, que habrían capitulado ante el progresismo”. Y no descarta líneas de tensión entre las diferentes sensibilidades, como es la del estatismo versus antiestatismo, en una gama que va desde los libertarios a los neo reaccionarios. 

¿Qué hacer frente a este nuevo contexto? ¿Qué entidad política debemos darle? Por lo menos, empezar a mirarlas y pensarlas con seriedad. Este libro es una buena guía para eso. 

Por último, hablando de derechas poco convencionales, habrá que echar un ojo también al resultado de las elecciones legislativas en El Salvador que pueden llegar a dejar con todo el poder al presidente, Nayib Bukele, lo que lo habilitaría a un cambio en la Constitución. Si no tenés ni idea de quién estoy hablando, podés leer este perfil que lo describe bien.

Esto todo por hoy, nos volvemos a encontrar el lunes que viene.

Un abrazo, 

Ayelén

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Soy periodista especializada en política internacional. Estudié Ciencia Política (UBA) y tengo un máster en Periodismo (UTDT). Viví un tiempo en Caracas, Madrid y Londres. Co-conduzco la Edición Internacional del noticiero de TV Pública y soy columnista en la semana en la Edición Central. Produzco y conduzco el podcast de análisis político de la revista Nueva Sociedad y escribo en distintos medios como Le Monde Diplomatique. Tengo tres obsesiones políticas: Bolivia, Brasil y Venezuela.