El Pac-Man Milei y el dilema de Macri: ¿sobrevive el PRO a 2025?

El expresidente reasumirá al frente del PRO en junio. Se enfrenta a una pregunta crucial para la supervivencia del partido que fundó hace casi 20 años: ¿cómo pararse frente al libertario?

Mauricio Macri y el PRO enfrentan la encrucijada política más difícil de su corta historia: cómo pararse frente a un gobierno que les roba la agenda y el electorado sin desaparecer ni perder el terreno ganado desde la fundación del partido, en 2005. Con esa compleja jugada en la mira, el expresidente asumirá en junio la conducción de la fuerza que creó y que en menos de 20 años logró subsumir a uno de los dos grandes partidos políticos argentinos del siglo XX, la UCR, y polarizar en condiciones de igualdad con el otro, el PJ.

Retomar el control del partido (lo que concretará formalmente en junio) no fue sencillo para Macri. La actual titular de la fuerza, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, adoptó públicamente una posición prescindente aunque a la hora de negociar lugares en la nueva conducción mostró los dientes. Finalmente, Bullrich logró vencer la resistencia del exmandatario y colar a una de sus manos derechas, el diputado nacional Damián Arabia, para una de las vicepresidencias que acompañará la gestión de Macri. Cerca de Macri festejaron el cierre de una negociación que, aseguraban, le dejó el 75% de los lugares de la lista a él y el 25% a ella.

Las miradas de Macri y Bullrich respecto de hacia dónde debe ir el partido empezaron a diferenciarse en el peor momento: en plena campaña electoral. Él, rápida y visiblemente cautivado por la idea de un Milei Presidente; ella, debiendo sostener en esas condiciones su propia candidatura nacional. Pasaron los meses y los roles se invirtieron. Ahora es ella la que desearía poder ofrecerle el PRO en bandeja al libertario, para sellar así su ingreso a la mesa chica del poder con una dote apetecible. Mientras, él cavila cuál es la mejor estrategia para no perder (todavía más) terreno frente a LLA.

Los cálculos del expresidente se componen de elementos muy simples. El primero son los estudios cuali y cuantitativos que muestran que Milei avanza a paso firme sobre el electorado que ¿era? ¿es? de PRO. El último relevamiento de la consultora Isonomía muestra que, entre los votantes duros de PRO, el Presidente tiene una imagen positiva que supera en 20 puntos la medición general. “El electorado de PRO coincide con este gobierno en el fondo de las medidas y no le interesan las formas. Un ejemplo claro: el DNU”, grafican en las oficinas que Macri tiene en Vicente López, a metros de la Quinta de Olivos.

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Con estos datos, la conclusión a la que llegan es sencilla: “El PRO, simplemente, no puede ir contra Milei”. De ahí el alineamiento automático en el Congreso (que gran trabajo les cuesta en la Cámara de Diputados a Cristian Ritondo y Silvia Lospennato, entregados a la tarea de educar y ayudar a quienes mayoritariamente no quieren ni sus conocimientos ni su asistencia) y la decisión de actuar como oficialismo. “El 90% del electorado PRO está con Milei”, ¿exageran? cerca de Macri, para llegar a una deducción temeraria para el partido: “Si le va bien, nos come. Si le va mal, nos borra, porque arrastra a nuestras ideas”.

A ese escenario cuantitativo se suma el cualitativo. El líder de LLA, es innegable, marca agenda. Y encima “no hay escucha en la sociedad para críticas a Milei”, describen en PRO. No parece haber escapatoria.

Macri y Milei hablan o chatean con regularidad. Todos los días o cada dos días. El expresidente se hace escuchar. “Después Posse nos bloquea”, lamentan cerca suyo. Posse es Nicolás, el jefe de Gabinete. Macri no ha logrado permear en la mesa chiquitísima del poder más allá del Presidente. A los otros integrantes de ese pequeño grupo, el ministro coordinador, la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei y el asesor Santiago Caputo, todavía los busca seducir.

En el equipo del expresidente creen que julio marcará un punto de inflexión para el Gobierno. Si baja la inflación y Milei consigue quitar el cepo sobre la compra de dólares, habrá tenido éxito. ¿Qué tiene que hacer el PRO hasta entonces? Aguantar. “Bancar las medidas de fondo y competir en agendas en donde el Gobierno deja el campo libre, como educación o gestión”.

La falta de gestión del gobierno nacional es uno de los puntos de preocupación para Macri. Según un informe que le hizo su exministro de Trabajo, Jorge Triaca, en base a lo publicado en el Boletín Oficial, hasta mediados de febrero Milei había nombrado a 900 funcionarios. A finales de febrero la cuenta llegó a 1.200. Esto es: ministras, secretarias, subsecretarias, directoras nacionales y directorios de empresas públicas (más sus equivalentes en masculino). Para el expresidente, una gestión funcionando a pleno necesita más que duplicar ese número. Recién con unos 4.500 funcionarios políticos puede empezar a andar.

Por eso, en su momento, Macri ofreció segundas y terceras líneas para la gestión. Milei, sin embargo, desairó esa oferta. Los pocos cargos que completó, los llenó con nombres vinculados al Grupo Eurnekian, a Techint, a Cargill o a los empresarios Daniel Vila, José Luis Manzano y Gerardo Werthein (también embajador en Estados Unidos). Sin ir más lejos, Cenital contó cómo quedó en evidencia que un socio de Daniel Funes de Rioja, presidente de la UIA y la COPAL, retocó la última versión del paquete fiscal a pesar de no tener cargo alguno. Igual que Federico Sturzenegger.

En este contexto, ¿qué hay que hacer? ¿Cuál debe ser la estrategia del PRO para sobrevivir al Pac-Man Milei? La idea que guía al equipo de Macri por estos días apunta a las PASO 2025. “En una PASO te lo comés”, se envalentonan, antes de sopesar: “Si vas por afuera te mata, porque todos sus candidatos van bajo su paraguas”. Hoy por hoy, la única candidatura fuerte que pareciera tener Milei para ofrecer en las elecciones del año que viene es la de su hermana Karina, que buscaría ganarle al Gobierno más diputados en el principal distrito electoral del país, la provincia de Buenos Aires. Malas noticias (en caso de una PASO) para Diego Santilli, que tanta buena letra viene haciendo.

La opción de una fusión entre LLA y PRO no entusiasma al equipo de Macri. Ponen de ejemplo la Ciudad de Buenos Aires. Una fusión le haría perder al jefe de Gobierno los 30 votos en la Legislatura, porque llegarían los 9 diputados porteños de LLA pero se irían los de la UCR y los socialistas que hoy integran el interbloque de lo que alguna vez fue Juntos por el Cambio. Resabios de un armado pluralista que ensayó Horacio Rodríguez Larreta y que hoy en el macrismo le facturan.

La gestión de la Ciudad más rica del país tampoco será fácil para el PRO durante la Presidencia Milei. A la caída de la recaudación por la recesión y la desaparición de algunos recursos que antes enviaba el gobierno nacional, se le suma la caída de los ingresos. “La gestión de Milei te impacta. La Ciudad va a duplicar la pobreza”, advierten con preocupación en el macrismo. ¿A quién van a responsabilizar cuando los números empiecen a evidenciarlo?

Es periodista, licenciada en Comunicación Social. Conduce el noticiero central del canal IP. Es docente titular de la cátedra Televisión en la Facultad de Ciencias Sociales de la UNLZ. Es autora de El Otro Yo, la biografía de Nicolás Caputo (Planeta, 2017).