El mundo está mirando

La presidencia de Biden arrancó con pocas definiciones sobre cómo será su política exterior hacia América Latina: opinan tres profesores estadounidenses al respecto. Mientras tanto, Haití atraviesa una nueva crisis política y Vietnam arranca hoy con la renovación de los líderes del Partido Comunista para los próximos cinco años.

¡Hola! ¿cómo estás?

Trump ya no está en el poder pero vamos a seguir hablando de Estados Unidos. Biden asumió la presidencia casi sin definiciones en política exterior que no sean del ámbito multilateral. Existen pocas pistas sobre el rumbo que tomarán las cosas en América Latina. Podemos adivinar un retorno de la política de Obama para la región en temas como Cuba o Colombia, algunas continuidades con la gestión republicana –aunque con cambio de tono e instancias de diálogo– en el caso Venezuela, pero faltan precisiones sobre cómo serán las relaciones con los pesos pesados del continente como Brasil y México. 

¿Qué significa el inicio de la presidencia de Biden para América Latina? Hablé sobre el tema con tres profesores de universidades estadounidenses que estudian América Latina.

Mientras tanto, Haití atraviesa una nueva crisis política. El viernes pasado miles de personas se manifestaron pidiendo la renuncia del presidente. El conflicto puede escalar en estos días.

Vietnam arranca hoy con la renovación de los líderes del Partido Comunista para los próximos cinco años, un proceso que durará una semana. Los motivos por los cuales prestarle atención a este tema.

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Además, una playlist que vincula a SZA con Kamala Harris.

Empezamos.

El mundo está mirando

“El mundo está mirando [a Estados Unidos] hoy.” Esa línea del discurso de asunción de Joe Biden se trata de una reafirmación del alcance global del conflicto interno. 

“Hemos sido probados y hemos salido más fuertes de esto”, dijo el nuevo presidente. Después prometió “reparar” sus alianzas y comprometerse “con el mundo una vez más, no para enfrentar los desafíos de ayer sino los de hoy y los de mañana. Seremos un socio fuerte y confiable para la paz, el progreso y la seguridad”. 

No hubo mayores definiciones que esas. Fue un simple (y no tanto) “estamos de vuelta”. Pero, ¿qué significa eso?

Hay tres desafíos claros en política exterior que buscará enfrentar el nuevo gobierno. Primero, la vuelta al multilateralismo. Revertir el retroceso de los últimos cuatro años en estos ámbitos tal vez sea el punto menos problemático de todos. Los decretos firmados por Biden, como la vuelta a la OMS o al Acuerdo de París, muestran la determinación de la nueva administración en este sentido.

En segundo lugar, recomponer la confianza en las relaciones bilaterales sensibles como con China, Cuba o Irán. En este punto, necesitan volver a trabajar los frágiles puntos de confianza que los unen. Y eso no será de un día para el otro. Además, Trump se encargó de dejarle la cancha bien embarrada a Biden antes de abandonar la Casa Blanca. Entre otras cosas, tensionó más el vínculo con China al levantar las restricciones a los contactos entre funcionarios estadounidenses y representantes de Taiwán, incluyó a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo y acusó a Irán de haber instalado una nueva base de operaciones de Al Qaeda. En muchos de estos puntos, el problema no es simbólico sino también burocrático. 

Por ejemplo, la decisión de incluir a Cuba entre los países terroristas hace que el gobierno de Biden, en el caso de querer volver al estado del vínculo con la isla previo a Trump, tenga que antes desandar las trabas administrativas de haber incluido al país en esa lista. Esto implica aún más esfuerzos que el simple hecho de levantar las sanciones. 

El perfil del nuevo secretario de Estado, Antony Blinken, que fue quien ayudó a normalizar las relaciones con Cuba cuando fue asesor de Obama, hace pensar que avanzan en esta línea por más que lleve tiempo y mucho trabajo. 

El tercer desafío es recuperar su lugar en el mundo como promotores de la democracia liberal: “Lo lograremos no solo con el ejemplo de nuestro poder, sino con el poder de nuestro ejemplo”, dijo Biden. Sabe que antes de salir a predicar debe restablecer las garantías internas.

Para América Latina las coordenadas tampoco son claras. La región hace décadas que no es prioridad para Estados Unidos y eso posiblemente no cambie. 

La cuestión migratoria exige un capítulo aparte. Biden firmó un decreto mediante el cual frenó la construcción del muro y también la aplicación de ley de inmigración de Trump, que le daba al Departamento de Seguridad Nacional el poder de deportar a los inmigrantes indocumentados durante los 100 primeros días. Ahora habrá que ver en el correr de los días si lo que plantea Biden es un cambio de tono o de política.

Amy Smith, profesora de la Universidad Estatal de Iowa, me explica que será muy difícil recuperar su reputación de “promotor democrático” en América Latina. “Por ejemplo, Maduro se refirió a la toma del Congreso como producto de una sociedad muy polarizada, ¿cómo hará Estados Unidos ahora para hablar con Maduro? Va a llevar años recuperar eso”, sostiene Amy. “Espero que Biden consiga negociaciones duras con Venezuela porque la línea de Trump no ha funcionado y ha fortalecido a Maduro. Espero que haya cambios”, agrega.

Para Mark Healey, profesor en la Universidad de Connecticut, desandar lo que hizo Trump llevará mucho tiempo. “Durante la presidencia de Obama, Biden estuvo muy involucrado en la política para América Latina. La política exterior de Obama no fue una gran alegría pero hubo excepciones. Sus grandes logros fueron la paz en Colombia y las relaciones diplomáticas con Cuba. Vamos a tener una vuelta sobre eso”, asegura. Para Mark, no está tan claro que Estados Unidos pueda volver con facilidad a ocupar el lugar anterior en el orden global, al menos, en lo inmediato.

En tanto Brian Loveman, profesor emérito de la Universidad Estatal de San Diego, piensa que Trump ni siquiera tuvo una política clara hacia América Latina. Brian señala que “sería una sorpresa si para Biden América Latina fuera una prioridad, con suerte se puede establecer cierto comportamiento diplomático respetuoso. Esto partiendo de la base que Estados Unidos siempre ha sido unilateral y prepotente en su vínculo con la región. Pero al menos una políticas más decentes y profesionales”. Encuentran más de estos entrevistados en este podcast.

En definitiva, no alcanza con saber que Biden intentará volver a desplegar la política exterior que ejerció durante su vicepresidencia. América Latina cambió mucho. El mundo tampoco es el que era durante los años de Obama después de la era Trump y de una pandemia. Estados Unidos no volverá a ocupar el mismo lugar que perdió hace unos años porque el contexto es otro. En ese sentido, no parece ser la mejor estrategia para volver a insertarse pararse en la nostálgica del retorno al lugar perdido.

Haití en las calles contra el presidente

Haití está en medio de un ciclo de protestas. El viernes pasado miles de manifestantes salieron a las calles para pedir que el presidente Jovenel Moïse respete la Constitución y que deje el poder el próximo 7 de febrero.

¿Cuál es el problema? El plazo de la presidencia. La oposición asegura que los cinco años de mandato de Moïse comenzaron a contar en 2016 aunque haya asumido el 7 de febrero de 2017. El punto está en que las elecciones de 2005  fueron repetidas al año siguiente después de que fueran denunciadas por fraude.  

Pero Moïse redobló la apuesta. Ya anunció que el 2021 será el año de la Constitución. Moïse avanza con un proceso de reforma constitucional que lo que busca es redactar una una nueva Constitución que reemplace la de 1987. El argumento es que la actual no garantiza la estabilidad.

Este artículo de Lautaro Rivara explica el gobierno con esta reforma busca convertirse en un sistema presidencialista, darle mayor poder a la cabeza del Ejecutivo y eliminar el Senado para pasar a un Parlamento unicameral.

Para eso, se definió un calendario de actividades. Las elecciones presidenciales y legislativas serán el 19 de septiembre. La segunda vuelta está programada para el 21 de noviembre junto con las elecciones municipales.

Hace unos años, Laura Moreno Segura explicaba en este artículo cómo “desde el inicio de la transición en 1986, comandada por antiguos militares al servicio de Duvalier, pasando por los golpes de Estado (1991 y 2004) contra el presidente Jean Bertrand Aristide, hasta las denuncias sobre la elección de Martelly en el año 2011, la democracia en Haití aparece como una promesa de futuro que no termina de llegar”. 

Por el momento, no hay perspectivas de que el tema esté controlado.

Vietnam elige nuevos líderes del partido

Hoy arranca el Congreso Nacional del Partido Comunista de Vietnam. Más de 1500 delegados elegirán a los líderes del partido por los siguientes cinco años. 

Como Vietnam tiene un sistema de partido único, es decir, no tiene elecciones como en Argentina, la decisión de quién estará al frente del gobierno durante los próximos años se hace por medio de estos congresos. 

¿Cómo se gobierna Vietnam? El país no tiene una sola cabeza política sino que existen cuatro actores principales: el secretario general del Partido Comunista, el primer ministro, el presidente y el presidente de la Asamblea Nacional. De los cuatro puestos, el de Secretario General es el más importante. Nguyen Phu Trong, de 76 años, es la persona que ocupa este lugar ahora. Está cumpliendo su segundo mandato.

¿Por qué es importante lo que pase ahí? Porque Vietnam se convirtió en los últimos años en una de las economías de más rápido crecimiento en Asia. Incluso fue uno de los pocos países en los cuales la economía creció el año pasado durante la pandemia casi un 3%. En solo 35 años, Vietnam pasó de ser uno de los países más pobres del mundo a un país industrial de ingresos medios. Muchas multinacionales operan ahora en Vietnam como el caso de Apple. Por eso, el gobierno viene tejiendo buenas relaciones tanto con China como con Estados Unidos. 

El cambio de figuras dentro del Partido Comunista podría impactar en estos negocios en un país de partido único pero con ambiciones comerciales claras.  

Todo ocio es político

Ella es Solana Imani Rowe o SZA, una cantante estadounidense conocida por medio planeta. SZA tiene 30 años, nació en Missouri, creció en Nueva Jersey, ya tuvo nueve nominaciones al Grammy y cantó con Beyoncé. 

Pero, ¿qué tiene que ver SZA con la política? Hace unas semanas, Solana escribió en su cuenta de Twitter de más de 4 millones de seguidores, en mayúscula: “Lo hicimos Joe”. Y agradeció el “honor” de estar en la playlist de la asunción del nuevo presidente. Lo hizo después de enterarse de que el Comité de Inauguración Presidencial había incluido el tema en la lista oficial para la asunción Biden-Harris. 

Dos DJs seleccionaron la lista de reproducción de 46 canciones y en un comunicado dijeron que la playlist “representa la diversidad de nuestra nación, y nuestra fuerza y ​​resistencia mientras esperamos un nuevo liderazgo y una nueva era en Estados Unidos”.

Esta es la  playlist que incluye “Good Days”, el tema de SZA. Para mí es un poco bajón para un lunes a la mañana. Prefiero este otro de Mac Miller que me hace sentir mejor.

Esto es todo. Los quiero, 

Ayelén

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Soy periodista especializada en política internacional. Estudié Ciencia Política (UBA) y tengo un máster en Periodismo (UTDT). Viví un tiempo en Caracas, Madrid y Londres. Co-conduzco la Edición Internacional del noticiero de TV Pública y soy columnista en la semana en la Edición Central. Produzco y conduzco el podcast de análisis político de la revista Nueva Sociedad y escribo en distintos medios como Le Monde Diplomatique. Tengo tres obsesiones políticas: Bolivia, Brasil y Venezuela.