Desafíos de la sostenibilidad de las ciudades

El rol urbano en el cambio climático. Mitigación y adaptación. Beneficios de la acción climática. El plan de CABA.

La semana pasada se llevó adelante en Buenos Aires la Cumbre Mundial de Alcaldes del C40. Aprovechemos para hablar de qué se trata y del rol de las ciudades en el cambio climático y la transición a la sostenibilidad. 

El C40 se constituyó en el año 2005 como un grupo de ciudades comprometidas con la acción climática, tanto en materia de adaptación y mitigación, que a través de esta alianza buscan aunar y potenciar sus esfuerzos. La Cumbre abordó tres temáticas principales: 1) la recuperación económica verde y justa con creación de empleo, 2) el acceso al financiamiento para los proyectos ambientales, y 3) las Ciudades de Bienestar.

¿Por qué son importantes las ciudades? 

Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades. En Argentina, que sigue un patrón latinoamericano, es más del 90%. Al albergar a tantas personas, un gran porcentaje del consumo de energía y materiales se da en las urbes. Según la Agencia Internacional de Energía, las áreas urbanas representan alrededor del  64% del uso mundial de energía primaria y producen el 70% de las emisiones planetarias.

Estas cifras le dan una enorme relevancia a las ciudades a la hora de pensar  la transición a la sostenibilidad para reducir los impactos ambientales y climáticos para alcanzar las metas planteadas, por ejemplo, en el Acuerdo de París. A su vez, las ciudades son altamente vulnerables al cambio climático y, dada la cantidad de personas que las habitan, el potencial riesgo se extiende a millones de personas.

¿Cómo van a ser impactadas las ciudades por el cambio climático? 

En términos generales, más allá de ciertas especificidades locales, se espera que el cambio climático aumente la gravedad y la frecuencia de las olas de calor extremo, las inundaciones y sequías, así como los incendios forestales. A su vez, la infraestructura urbana está altamente interconectada, olas de calor extremo pueden provocar cortes de energía que generen una disrupción total en el funcionamiento de la ciudad.

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El C40 agrupa estos impactos en 6 ejes y estima el alcance de cada uno de ellos.

  • Calor extremo: el número total de personas que viven en ciudades donde están expuestas regularmente a temperaturas altas extremas pasarán de los 200 millones actuales a 1.600 millones en 2050.
  • Calor extremo y pobreza: el número total de personas que viven en la pobreza en ciudades regularmente expuestas a altas temperaturas pasarán de 26 a 215 millones para 2050.
  • Disponibilidad de agua: alrededor de 650 millones de personas vivirán en ciudades donde la disponibilidad de agua dulce se reducirá al menos un 10%.
  • Seguridad Alimentaria: se estima que 2500 millones de personas vivirán en urbes donde el rendimiento nacional de al menos uno de los cuatro cultivos principales (maíz, arroz, soja o trigo) disminuirá en al menos un 10% para 2050.
  • Aumento del nivel del mar: más de 800 millones de habitantes serán vulnerables al aumento del nivel del mar y las inundaciones costeras.
  • Aumento del nivel del mar y generación de energía: se calcula que para 2050 más de 450 millones de personas vivirán en ciudades donde el suministro de energía será vulnerable al aumento de 0,5 metros del nivel del mar.

Una idea clave a comprender en este punto es la de no irreversibilidad del progreso: si bien hasta cierto punto el progreso económico permite lidiar mejor con los impactos climáticos (por ejemplo, mayores recursos para adquirir aires acondicionados que mitiguen la percepción de los picos de calor) esa carrera encuentra un límite cuando, por ejemplo, el aumento de la temperatura u otros efectos climáticos impiden el funcionamiento correcto de las redes de generación eléctrica. 

Acciones de mitigación y adaptación

Entonces, las ciudades tienen dos grandes focos de acción: la adaptación a los impactos del cambio climático y la reducción de emisiones para mitigarlo.

Entre las acciones de adaptación (a las que se les suele prestar menor atención) podemos mencionar:

  • Sistemas de alerta temprana y planes de respuesta de emergencia para eventos climáticos extremos. Esto lo vimos en acción hace unas semanas con la evacuación de una parte de la ciudad de Iguazú ante la crecida del río.
  • Expansión de la cubierta de árboles urbanos y espacios verdes para combatir el calor urbano.
  • Mejorar la gestión de cuencas fluviales e implementar sistemas de drenaje urbano sostenible para proteger contra inundaciones. Mirá, por ejemplo, el caso de la ciudad de Utrecht (en los Países Bajos) que logró reabrir un canal en pleno centro de la ciudad.
  • Preparación para el aumento del nivel del mar y las tormentas costeras con barreras artificiales y basadas en la naturaleza.
  • Mejorar la eficiencia del sistema de tratamiento del agua  para garantizar su provisión segura.

Y entre las medidas de mitigación más relevantes, se puede encontrar:

  • La provisión de un servicio de transporte público confiable, accesible, asequible, frecuente e interconectado que efectivamente sirva de zanahoria para el traspaso del automóvil individual al esquema público, ampliando los modos de movilidad de bajas emisiones (trenes, subtes, colectivos eléctricos)
  • El desarrollo de infraestructura para bicicletas.
  • La reducción de los límites de velocidad para hacer las calles más seguras
  • La progresiva incorporación de estaciones de carga de vehículos eléctricos para hacer viable la transición a la movilidad eléctrica.
  • Mejora de la gestión de los residuos y aumento de la tasa de reciclado de los residuos de los hogares 
  • Reacondicionamiento de edificios para hacerlos más eficientes energéticamente
  • En la medida de los posible, adoptar fuentes de energía renovables
  • Promover cambios de hábitos sostenibles como la separación de residuos en los hogares, el uso de electrodomésticos eficientes

A diferencia de otros escenarios donde se ponen en cuestión temáticas ambientales, en las ciudades la tensión entre ambiente y desarrollo suele relajarse dado que tanto las acciones de adaptación como de mitigación del cambio climático traen consigo mejoras ambientales, sociales y económicas.

Por ejemplo, el reacondicionamiento para que los edificios sean más eficientes energéticamente requiere de mucha mano de obra. Por su parte, todas las formas de movilidad alternativas al auto implican una mayor actividad física con lo cual contribuyen a la mejora de la salud. En el mismo sentido, la movilidad no ligada a los combustibles fósiles reduce la contaminación del aire de las ciudades, también el ruido en la mayoría de los casos, lo cual también aporta a la mejora de la calidad de vida. Incluso, en un sentido más económico, se ha estudiado que la movilidad sostenible reduce el tiempo perdido en el tráfico y aumentan las visitas a los comercios minoristas. También, la gestión de los residuos apuntando a una mayor tasa de reciclado permite por un lado, crear y fortalecer el sector del reciclado y por el otro, formalizar, jerarquizar y mejorar crecientemente la actividad -y sus condiciones- de las y los recuperadores urbanos.

El cambio climático en la Ciudad de Buenos Aires

Dado que la cumbre se llevó a cabo en la Ciudad de Buenos Aires, veamos brevemente cómo está parada frente al tema climático. 

En el siguiente cuadro vemos las emisiones sectoriales de la Ciudad:

Estos datos nos muestran que el foco principal de la mitigación del cambio climático debe estar en las medidas asociadas a la gestión de la energía, el transporte y los residuos.

La Ciudad tiene un Plan de Acción Climática a 2050 que está vigente desde el año pasado, antes tuvo planes más cortos. En este plan se proponen metas a 2030 y 2050. Por ejemplo, respecto del reacondicionamiento de edificios, se pretende alcanzar un 30% de edificios residenciales para 2030 y un 80% para 2050. En relación al transporte, para 2050 se pretende contar con una flota de colectivos 100% cero emisiones. Y en cuanto al acceso a servicios, se espera para 2030 tener el 100% de acceso a los servicios básicos para la población afectada por los procesos de urbanización para 2030.

Si bien esta planificación es de avanzada, hay algunas cuestiones sobre las que es importante poner la lupa. Por ejemplo, esta investigación de Federico Poore muestra la dudosa contabilidad de los espacios verdes que hace la Ciudad y este Atlas su distribución desigual. A su vez, no hay noticias sobre la expansión de la porción del transporte que es responsabilidad efectiva de la Ciudad: el subte. Y la gestión de los residuos requiere aún mejorar mucho la infraestructura y tasa de reciclado y, sobre todo, mejorar las condiciones de trabajo de las y los recuperadores urbanos.

En paralelo a este evento se realizó una contracumbre donde las organizaciones sociales y ambientales plantearon demandas relativas a estos temas como la mejora de la movilidad, los espacios verdes y la inclusión de los recuperadores urbanos. También se planteó como urgente la cuestión de la  demanda de financiamiento a los países desarrollados para impulsar la acción climática en el Sur Global.

Otra demanda que se escuchó con clamor es que te sumes a la comunidad de Cenital para apoyarnos en nuestro trabajo diario, que no sería posible sin el aporte de lectores como vos, que permiten que el contenido sea de libre acceso para todos y todas. 

Te mando un abrazo grande y nos leemos la próxima.

Eli

Soy licenciada en Ciencias Ambientales, magíster en Políticas Públicas y becaria doctoral en Ciencia Política en la UNSAM. En todos los ámbitos que puedo me dedico a sumergirme en los dilemas que nos presenta el desarrollo sustentable, uno de los mayores desafíos que enfrentamos en este siglo.