¿Davos discute el futuro del capitalismo?

El pesimismo se adueña del foro que nuclea a la élite global. ¿Cúal es su agenda?

Si hay un foro representativo de las elites globales, ese es el de Davos, la conferencia que nuclea a los empresarios, líderes políticos, activistas y académicos más importantes del mundo. Reunidos en el pueblo alpino suizo que lleva el nombre que lo bautiza, el evento comenzó este martes. Las tensiones comerciales y la amenaza del calentamiento global dominan los titulares de prensa.

Las primeras luces de alarma estaban puestas, otra vez, en el discurso de Donald Trump, cuya llegada al poder en Estados Unidos ha alterado la dinámica de todos los foros multilaterales de relevancia. El líder norteamericano había utilizado las citas anteriores para arremeter contra la globalización y el libre comercio, una postal del nuevo tablero internacional, donde países no occidentales como India y China se erigen como defensores de lo que parece ser un orden anacrónico.

Esta vez, Trump no regaló esa postal. Pero no perdió su esencia: alardeó sobre el «boom económico» en el que se encuentra Estados Unidos, aseguró que la relación con China es «extraordinaria» y arremetió contra los «catastrofistas», una referencia a los activistas climáticos. Poco antes de su discurso, Greta Thunberg, la estudiante sueca de diecisiete años que se convirtió en la cara del activismo juvenil, había señalado que «no se ha hecho nada» por el planeta desde su discurso del año anterior.

A cincuenta años de su nacimiento, ni siquiera su fundador, Klaus Schwab, oculta las tendencias que desembocan en el clima de pesimismo. En su presentación habló de los riesgos del «cambio climático irreversible» y de la «continua desintegración económica y política»- una referencia protagonizada por Estados Unidos y China-, mientras que los líderes e instituciones sufren «una pérdida general de confianza». Los daños que causó la crisis del 2008 están lejos de haber sido reparados.

Mientras el divorcio entre las ciudadanías y sus elites políticas y económicas se hace cada vez más descarnado, la vigencia de foros como el de Davos se vuelve cada vez más cuestionada. Si bien las voces invitadas son diversas, una mirada sobre la agenda que pugna Davos puede alumbrar algo sobre la actualidad en la que se encuentra.

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¿Qué tipo de capitalismo queremos?

La pregunta la dispara el propio Schwab. El lema del foro llama a «mejorar la situación mundial mediante la convocatoria a los empresarios, políticos, académicos y referentes de la sociedad para dar forma a la agenda global». Por ahora las respuestas parecen tenerlas mayormente los hombres: solo el 22% de los asistentes en la última reunión fueron mujeres.

La pregunta central es, precisamente, cuál es la agenda que persigue este foro. Una primera pista la podemos encontrar en las propias palabras de Schwab, que pone el foco en la sostenibilidad del sistema mundial y en cuál sería el modelo económico que asegure eso en el futuro.

Según él, hay tres modelos: el capitalismo «para los accionistas», predominante en la mayoría de los países occidentales, donde el objetivo principal de las empresas es obtener mayores beneficios; el capitalismo «estatal», donde el Gobierno marca la dirección de la economía y que ha mostrado sus frutos en muchos países asiáticos; y por último, lo que él define como capitalismo de las partes interesadas (stakeholder en inglés, es decir, todas aquellas personas u organizaciones afectadas por las actividades y las decisiones de una empresa particular).

Schwab se inclina por este modelo, donde «las empresas son administradoras de la sociedad, y representa la respuesta más acertada a los desafíos sociales y ambientales de nuestros días». Sería una fase superadora del capitalismo para accionistas, ya que este modelo se enfocó exclusivamente en la obtención de rentabilidad a corto plazo y perdió de vista que las empresas también tienen un impacto en la sociedad, priorizando el aspecto financiero y desconectándose así de la economía real.

Después establece cuáles deberían ser los aspectos principales a incorporar por las empresas para volver a tierra, una de las marcas del foro:

– Que paguen un porcentaje acorde y equitativo de impuestos.

– Que incorporen (y cuantifiquen) el impacto ambiental como parte de la toma de decisiones y objetivos de las empresas.

– Que ajusten los sueldos de los niveles ejecutivos, que crecieron de manera exorbitada desde los ’70.

¿Qué tipo de capitalismo tenemos?

Un sello de las instituciones globales del capitalismo: la agenda resulta más progresiva en el discurso que en la práctica.

Como muestra el gráfico a continuación, el impuesto a las ganancias de las empresas (por lo general el más importante dentro de cada país), se ha reducido sistemáticamente durante los últimos años a nivel global.

Alícuota promedio del Impuesto a las Ganancias de las empresas

Fuente: OCDE  

Los sueldos de los ejecutivos vienen creciendo sostenidamente por encima del resto de los salarios. En Estados Unidos, por ejemplo, entre 1970 y 2018 el ingreso del sector más alto dentro de los asalariados (el famoso 0,1%, correspondiente a los ejecutivos top) aumentó 483%, pasando de aproximadamente 482.000 dólares por año en 1970 a 2.800.000 dólares en 2018. El 90% restante solo percibió una suba del 34%. Esto claramente llevó a un marcado incremento de la desigualdad salarial entre ambas partes. Mientras que en 1970 un ejecutivo ganaba 17 veces más que la mayoría de los asalariados, ahora gana casi 75 veces más que ellos.

Ratio entre el ingreso del 0,1% y el 90% de los asalariados para Estados Unidos

Fuente: Economic Policy Institute

La combinación de estos factores -reducción de impuestos, aumento en los beneficios de las empresas y salarios de los ejecutivos- explican el incremento de la inequidad a nivel mundial. Como muestra el último informe del Credit Suisse, en tan solo 9 años prácticamente se duplicó la cantidad de personas que tienen una riqueza superior al millón de dólares.

Aumento en la cantidad de millonarios entre 2010 y 2019

Fuente: Credit Suisse

Es precisamente la creciente desigualdad uno de los reclamos comunes en las protestas ciudadanas que recorren Occidente, y que contribuye al clima político que los propios protagonistas del foro denuncian como amenaza.

No resulta llamativo que el año pasado se haya vuelto viral la intervención del historiador holandés Rutger Bregman, que sintetizó todas las demandas en una sola: que los ricos paguen más impuestos. «Dejen de hablar de filantropía y empiecen a hablar de impuestos», sostuvo.

¿Qué tipo de capitalismo tememos?

Al inicio del foro, el FMI recortó sus proyecciones para este año: del 3,4% de crecimiento pronosticado pasa al 3,3%, una reducción provocada, entre otras cosas, por las «barreras comerciales». Los conflictos geopolíticos, el desastre climático en Australia y la furia callejera que aparece desde Hong Kong a Chile tampoco ayudan. La proyección de crecimiento es levemente mejor al conseguido en 2019: 2,9%, el más bajo desde la crisis del 2008.

Un clima de pesimismo rodea a la economía global. Amenazas de recesión en potencias como Alemania y Estados Unidos, las noticias sobre la desaceleración en el crecimiento chino y la frustración con otros gigantes como India dominan las discusiones de los protagonistas de foros como el de Davos.

En la noche de inauguración del evento de este año, la encuesta anual de CEOs realizada por la consultora PwC, donde participan más de 1500 líderes de empresas de 83 países, amargó aún más el panorama.

El 53% de los CEOs espera que el crecimiento se deteriore en 2020. En 2019 la cifra era del 19% y en 2018 del 5%. Los norteamericanos son los más pesimistas, contrariamente a los de Asia Pacífico.

Los CEOs norteamericanos sitúan a la ciberseguridad como la principal amenaza a sus empresas; los asiáticos se preocupan por los conflictos comerciales. En Medio Oriente, las incertidumbres geopolíticas dominan el clima, mientras que en África es la inestabilidad política. A los CEO’s latinoamericanos, según la encuesta, les preocupa el populismo.

Otra discusión ocupa cada vez más lugar en la mesa: la regulación a las empresas tecnológicas. Más del 70% de los líderes empresariales pronostica más regulaciones en los próximos años.

Klaus Schwab, que además de ser conocido por fundar el Foro es quien popularizó el concepto de «Cuarta Revolución Industrial» para describir al capitalismo que se viene, dominado por la tecnología digital, toma nota.

Me dedico a estudiar la macroeconomía argentina, algo que en este país debe ser similar a tener un doctorado en física molecular. Soy magister en Desarrollo Económico en la UNSAM y estoy haciendo el Doctorado homónimo en la UNQUI. Padre de gemelas y docente universitario.

Creo mucho en el periodismo y su belleza. Escribo sobre política internacional y otras cosas que me interesan, que suelen ser muchas. Soy politólogo (UBA) y trabajé en tele y radio. Ahora cuento América Latina desde Ciudad de México.