Claves del hidrógeno para su desarrollo en Argentina

Hace dos años se anunciaron inversiones por USD 8.400 millones y Argentina cuenta con condiciones naturales excelentes para desarrollar el hidrógeno bajo en emisiones. Sin embargo, la macroeconomía y otros factores pueden demorarnos en la carrera por ser productores.

¡Buenas! Espero que estés bien.

Yo estoy más tranquilo respecto a la economía, espero que no sea la calma que antecede al huracán. Así que vamos con un tema un tanto novedoso, aunque seguramente el año pasado ya leíste algo: el hidrógeno bajo en emisiones de carbono.

Si te dijera transición energética, elevadas inversiones y oportunidades para desarrollar la actividad en Argentina te estaría resumiendo bastante bien el sector, así que hoy vamos a profundizar un poco. Ya que estamos hablando de inversiones, una buena -en la medida de tus posibilidades- es suscribirte a Cenital, para aportar a que sigamos generando este tipo de contenidos y tantos otros.

Los datos del día

Vamos con un punteo rápido con datos.

  • En 2021 se anunció una inversión de 8.400 millones de dólares para desarrollar una planta de hidrógeno verde -en un cacho te comento qué es- en la provincia de Río Negro por parte de la empresa Fortescue Future;
  • Además hay otros dos proyectos: una planta piloto en Chubut de la empresa Hychico y se anunciaron inversiones por USD 500 millones en Tierra del Fuego por parte de la empresa MMEX Resources;
  • La Misión de Economía Verde del Plan Argentina Productiva 2030 estima exportaciones por 2.200 millones de dólares para ese año. 200 millones más que lo exportado en 2022 por el complejo del girasol -2,1% de las exportaciones de bienes del año pasado-;
  • Se estima la creación de 12.000 puestos de trabajo directos e indirectos vinculados a la actividad.

Inversiones, Patagonia y muchos colores

Antes que nada, te preguntarás ¿qué es el hidrógeno? Es un gas que se utiliza como combustible desde el siglo XIX. Tradicionalmente se consiguió a partir del gas natural y con un proceso contaminante que emite dióxido de carbono a la atmósfera -a este se lo llama gris-.

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La emergencia climática por la que estamos atravesando impulsó el desarrollo de nuevas tecnologías para lograr fuentes de energía bajas en emisiones, entre las que se encuentran el hidrógeno azul y verde -también hay otros colores, pero nos vamos a concentrar en estos dos-.

El primero también parte del gas natural, pero a diferencia del gris el proceso de transformación permite la captura y almacenamiento de los gases contaminantes, por lo que su nivel de emisiones es bajo. Lamentablemente, esta fase de captura todavía representa un desafío para llevarlo a gran escala (en la página 94 de la Misión 2 del Plan Argentina Productiva 2030 lo explica con más detalle). El lado positivo de este tipo de energías es que nos permitiría seguir utilizando el gas de Vaca Muerta en el proceso de descarbonización -esto ya es una primera ventaja comparativa, tenemos mucho gas nosotros-.

El verde por su parte es un poco más complicado, requiere un proceso de separación del hidrógeno del agua -por medio de la electrólisis- y utiliza como fuente de energía a las renovables -más que nada eólica y solar-. Si bien son tecnologías que están en un proceso de maduración, ya hay varios proyectos a gran escala para explotarlo. En este caso, contamos con condiciones naturales que nos hacen idóneos para la radicación de inversiones, ya que contamos con zonas con alto potencial de energía fotovoltaica y otras con fuertes vientos para la producción de energía eólica. Además de contar con suficiente tierra como para instalar campos de generación eléctrica sin ocasionar perturbaciones fuertes en el ambiente ni en las poblaciones. Te dejo este esquema que me parece muy claro -y la página de donde lo saqué que tiene mucha info al respecto-.

Si bien todavía queda un largo camino por recorrer, los usos que se piensan para el hidrógeno van desde cuestiones industriales -por ejemplo, para los calentadores de la industria siderúrgica- como para transporte y calefacción. Pero, esto depende de muchos otros factores, por lo que no vamos a abordar el tema hoy.

¿Y? ¿Arranca o no arranca?

Bueno, ahora que queda más o menos claro qué es el hidrógeno verde/azul y por qué es posible tener este tipo de iniciativas en Argentina, veamos cuál es el otro lado de la moneda. Hablé con Julio Mateo, especialista en política productiva y sustentabilidad sobre este tema y más.

En primer lugar, me planteó que si bien es cierto que Argentina cuenta con características naturales óptimas para desarrollar la actividad, hay zonas más complicadas que otras respecto a la disponibilidad del recurso hídrico, por lo que no hay que considerar solamente el acceso a fuentes eólicas y solares. Pero más allá de eso, la cuestión más importante en estos proyectos es el acceso al financiamiento, algo seriamente limitado en nuestro país. Esto se debe a que la volatilidad macroeconómica que vemos todos los días también afecta la tasa de interés de los préstamos al sector. Además, la falta de divisas y los controles cambiarios dan un marco de acción bastante riesgoso, por lo que países con más estabilidad y recursos similares pueden tener mejores condiciones para llevar adelante las inversiones -como Brasil y Chile-.

Otro punto que me señaló es la distancia hacia los centros de consumo. La forma más económica de transportar el hidrógeno es mediante un gasoducto, sin embargo no es posible llegar a Europa, Asia o América del Norte de esa manera. Por lo que es necesario el transporte marítimo vía barco, aunque también es más caro.

En este sentido, si bien la distancia aparece como una dificultad para el comercio exterior, la competitividad potencial de nuestros recursos naturales nos perfila como posibles exportadores -al igual que a Chile, que tiene el mismo problema-. De todas maneras, al ser una tecnología que se encuentra aún en desarrollo hay otros factores que pueden afectar los costos, por lo que son cuestiones que deberán verse con el paso del tiempo.

Uno pensaría entonces que una solución posible es exportarlo a nuestros vecinos de la región, pero lamentablemente me plantea Julio que los principales mercados cercanos son competidores en la posible producción de hidrógeno y que de hecho en algunas cuestiones presentan mayores avances que los nuestros -en parte por la posibilidad de contar con financiamiento-.

Finalmente, otro de los temas que aparecen en la agenda pública cuando se analizan sectores vinculados a los recursos naturales es la capacidad local para desarrollarlos -tanto desde empresas públicas como privadas nacionales-, así como también la existencia de proveedores locales para las plantas.

Sobre este punto, me comentó que son muy pocas las empresas a nivel global que producen electrolizadores -una parte clave para la producción de hidrógeno- y son muy celosas con respecto a sus innovaciones tecnológicas, por lo que suelen realizar ventas llave en mano. Además, al ser muy intensivas en inversiones de capital y bastante riesgosas, las empresas suelen buscar proveedores certificados con los que ya tengan experiencia. Eso no quiere decir que las plantas de hidrógeno no tengan componentes nacionales ni mucho menos, pero no es obvio que se pueda lograr en el corto o mediano plazo un grado de integración significativa. Sobre esto volvemos en un minuto.

Antes de pasar al próximo tema, me quedo con algo que me planteó Julio que me resultó clave. Estos proyectos por su tamaño pueden demorar un poco en arrancar en las etapas de inversión, en parte por eso no hay tantas noticias actualmente sobre las inversiones de Fortescue que te comentaba más arriba. Sin embargo, la clave es no volverse loco por el corto plazo, sino pensar que es más o menos lo mismo si se arranca ahora o en unos años, lo importante es que se concreten.

Aquí también la Nación crece

No sé si te pasa a vos también, pero cada vez tengo más parientes que repiten discursos antiestatales. No por ser el opresor de los humildes, sino por cobrar impuestos, intervenir en cuestiones económicas e impulsar determinados proyectos. Ante esto mi posición es bastante clara: con el Estado solo no alcanza, sin el Estado no se puede (ya sé que dije algo parecido en otra entrega, el ingenio se me está terminando).

Entonces, ¿qué se está haciendo a nivel nacional? Varias cosas, como un proyecto de ley, búsqueda de inversiones, entre tantas otras. La que me interesa en este punto es la experiencia de la Mesa Intersectorial del Hidrógeno. Básicamente se trata de un espacio de articulación entre diferentes actores que intervienen -y pueden intervenir- en la producción de hidrógeno bajo en emisiones a nivel local.

Está coordinada por la Secretaría de Asuntos Estratégicos y participan diferentes actores entre los que se encuentran algunos ministerios nacionales -como Economía, Ambiente, Ciencia y Tecnología-, pero también agencias estatales -como la Agencia I+D+i-, YPF y el consorcio H2AR– que nuclean una serie de empresas muy importantes de nuestra economía, tanto estatales como privadas-. Así como también funcionarios provinciales, sindicatos y cámaras empresariales.

El objetivo principal de esta mesa es contribuir a generar una estrategia para la promoción del sector, así como también impulsar la generación de una cadena de valor a nivel local. En otras palabras, analizar y promover las acciones que se necesitan para que esto de lo que venimos hablando no quede en un mero aprovechamiento de recursos naturales, sino también lograr un mayor desarrollo local que pueda impulsar nuestra industria.

Ligado a esto, como te comentaba antes la oferta global de electrolizadores está muy concentrada en pocas empresas -principalmente de Europa y China- y no alcanza para cubrir la demanda, incluso sin tener en cuenta todos los anuncios de inversión de hidrógeno de bajas emisiones. Es decir que el abastecimiento en mercados como Argentina puede verse demorado -como vimos con el tema de los respiradores durante la pandemia, la geopolítica juega un rol clave a veces-. En este sentido, desde el Gobierno consideran imprescindible avanzar en una estrategia complementaria al desarrollo local de electrolizadores por parte de Y-TEC, de forma tal que se pueda abastecer los proyectos que se instalen en el país y en la región.

Bien, una última cosa y ya cerramos. Por algún extraño motivo, tenemos la costumbre de pensarnos como casos únicos en el mundo, tanto para lo bueno como para lo malo. La mayor parte de las veces esa unicidad no es tal, en este caso tampoco. Diferentes países en el mundo están desarrollando estrategias para atraer inversiones de hidrógeno bajo en emisiones. En el documento Políticas de Desarrollo Productivo Verde para la Argentina del área de Política Productiva de Fundar se detallan una serie de políticas realizadas en otras latitudes.

En el texto encuentran que tanto Estados Unidos, Alemania, China, Brasil y Chile generaron incentivos para la inversiones de investigación y desarrollo (I+D) vinculadas al hidrógeno -en algunos casos no solo al verde, sino también al gris (con emisiones)-. Pero también poseen programas de subsidios para proyectos, relevamiento de capacidades para promocionar la cadena de valor, el armado de mesas público-privadas de coordinación de actividades, entre otras iniciativas.

¿A qué voy con esto? Vamos por un buen camino por las iniciativas de la Mesa y los anuncios de inversión, pero no debemos dormirnos en los laureles, ni tampoco avalar discursos que bajo el manto de la austeridad interrumpan las articulaciones entre los actores. En caso contrario, quizás los proyectos sigan su curso, pero sin involucrar al entramado productivo nacional.

Bonus Track

Antes de cerrar el tema por hoy, las provincias son actores centrales en esta trama del hidrógeno, tanto es así que en la Patagonia se conformó una mesa de trabajo propia para analizar el tema y Río Negro cuenta con un Plan Estratégico del Hidrógeno. Más adelante vamos a hablar de estrategias provinciales de desarrollo, es un tema muy interesante.

Te recomiendo algunas cuestiones que me parecieron interesantes esta semana:

  • Fundar y el Doctorado de Ciencias Económicas de UNSAM organizaron una conferencia con el economista surcoreano Ha-Joon Chang, cuyos trabajos han sido importantísimos para quienes nos interesan las cuestiones vinculadas al desarrollo. Lo podés ver acá;
  • Si te interesa el tema pero andás con poco tiempo, te dejo esta columna de Industria, modelo para armar donde Leandro Mora Alfonsín repasa la obra de Chang;
  • Por último, te dejo esta nota de Bloomberg -ya traducida- que analiza las oportunidades de nuestro país en materia de cobre.

Ahora sí, el momento más esperado de Lluvia de Inversiones: mi momento de recomendarte una película. Para seguir con la misma onda que las sugerencias de arriba, te dejo esta serie coreana que me gustó mucho: Estamos Muertos.

Te mando un abrazo y nos leemos la próxima

Nico

Escribe sobre temas de sectores y desarrollo productivo y trata, todo lo posible, de cruzarlo con datos. Le importa que estos sectores impulsen el bienestar social. Estudió economía en la UBA, está terminando una especialización en políticas sociales en UNTREF y arrancó una maestría en desarrollo económico en UNSAM.