Aumentan los desastres ambientales, ¿estamos preparados?

Los eventos extremos se multiplican por el cambio climático obligando a las empresas aseguradoras a adaptarse para sobrevivir y continuar brindando su servicio.

¡Hola! ¿Cómo estás?

Está difícil hablar de cualquier cosa que no sea lo electoral. Pero el mundo sigue y sea quien sea nuestro próximo presidente hay una agenda y preocupaciones a atender impostergables. 

La urgencia de adaptarnos al cambio climático

Una de estas preocupaciones es la adaptación al cambio climático. Hablamos acá ya muchas veces sobre el aumento de la temperatura media global y cómo impacta eso de manera particular sobre los diferentes países y economías. 

El cambio climático ya no es una amenaza distante en tiempo y espacio, sino una realidad palpable en Argentina y otras regiones del mundo. Si bien las responsabilidades respecto de sus causas y los recursos disponibles para enfrentar los daños, difieren por regiones, los eventos de desastre -más o menos vinculados con el calentamiento global- los estamos viendo en todo el mundo. 

Por ejemplo, hace unas semanas circularon imágenes del aeropuerto de Frankfurt, Alemania, totalmente inundado. También volvió a inundarse la ciudad de La Plata. Vivimos una sequía terrible en el verano. Podría seguir por horas.

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Cada vez más desastres

Si bien estos desastres ambientales y climáticos presentan desafíos para las industrias, hay una en particular que es un respaldo para todas las demás: las aseguradoras. Ellas tienen el rol de gestionar una suerte de colchón financiero que asegure a personas y empresas contra eventos adversos imprevistos.

Esto funciona así hace décadas. Sin embargo, el avance del cambio climático y el aumento en magnitud y frecuencia de los desastres presenta un gran desafío para esta industria porque el incremento de siniestros aumenta los montos de los reclamos y así los costos de las aseguradoras, poniendo en riesgo su rentabilidad.

El rol de las aseguradoras

El funcionamiento de las aseguradoras es bastante simple: recaudan primas o cuotas de muchos clientes/asegurados y, con estos fondos acumulados, cubren las pérdidas de aquellos que sufren un siniestro. 

La clave está en el cálculo combinado de tres factores:

  1. Estimación de la probabilidad de que un siniestro ocurra y determinar los costos asociados para solventarlo.
  2. Definición del monto adecuado de la contribución o cuota de seguro.
  3. Asegurar un volumen suficiente de clientes, estableciendo una cuota que resulte atractiva y razonable para ellos.

Es decir que el negocio -y por ende la viabilidad de esta industria- se basa en la capacidad de prever y evaluar riesgos, luego establecer primas adecuadas para ellos y tener suficientes asegurados.

El impacto del cambio climático en las aseguradoras

Estos cálculos se basan en modelos estadísticos que estiman la probabilidad de ocurrencia y eventual gravedad de eventos de desastres y en función de ello determinan las tarifas adecuadas.

Pero con la aceleración de los impactos del cambio climático, la previsibilidad y evaluación de riesgos se vuelve más complicada. Los patrones históricos ya no son indicadores tan fiables del futuro sino que tienen que combinarse con modelajes del impacto del calentamiento global, lo que dificulta mucho esta tarea.

¿Cuáles son los desafíos concretos?

  • Aumento de la siniestralidad: Las condiciones climáticas extremas, como inundaciones, sequías, olas de calor y tormentas más intensas, aumentan la frecuencia y severidad de los eventos y desastres climáticos y ambientales. Esto se traduce en mayores desembolsos para cubrir los daños. Por ejemplo, se estima que las pérdidas aseguradas por los huracanes Harvey, Irma y Maria en Estados Unidos fueron de unos 100 mil millones de dólares. O pensemos en las pérdidas causadas en Argentina por la sequía.
  • Reevaluación de riesgos: hay ciertas zonas que se consideraban de bajo riesgo, que con el avance del cambio climático ahora pueden enfrentar amenazas climáticas crecientes. Esto puede ser por el aumento del nivel del mar y que, lo que una vez se consideró un lugar seguro para el desarrollo inmobiliario, ahora son zonas donde las inundaciones costeras son más frecuentes. También aplica para el aumento de riesgos de incendios forestales, sequías, aludes o ciclones.
  • Asegurabilidad: Algunos riesgos pueden volverse tan elevados que se tornan «inasegurables». Es decir que las aseguradoras no ofrecen cobertura. Por ejemplo, vistos los crecientes incendios forestales en California, a principios de este año la aseguradora más grande de la región sostuvo que dejaría de ofrecer nuevas coberturas en el estado. 

¿Y a mí qué me importa?

En un contexto donde los riesgos asociados al cambio climático están en constante aumento, el papel de las aseguradoras se torna esencial para fortalecer la resiliencia de comunidades y sectores económicos. 

Para desempeñar bien este rol, las empresas no sólo tienen que ser eficientes en su gestión, sino también adaptarse a los nuevos contextos y evolucionar de manera constante, garantizando su funcionalidad. Por eso es importante prestar atención a su funcionamiento y adaptación a los nuevos escenarios.

¿Qué hay para hacer?

Hay dos grandes abordajes sobre este tema. 

Por un lado, la actualización e innovación del sector mismo para adaptarse a la nueva realidad modernizando sus modelos de evaluación de riesgos con nuevas herramientas y tecnologías, por ejemplo la incorporación de big data e inteligencia artificial. Además, tienen la oportunidad de desarrollar nuevos servicios en función de las demandas emergentes como la creación de pólizas específicas para eventos climáticos extremos.

Por el otro lado, está la actualización de la regulación. Gobiernos y organismos necesitan establecer nuevas normativas para garantizar que las aseguradoras mantengan la capacidad de responder ante los siniestros. Es decir, que aún frente a grandes desastres masivos, las compañías puedan cumplir con las obligaciones hacia sus asegurados. 

Un caso concreto

Para bajar esto a nuestro país y a algo un poco más concreto hablé con Valentín Coghlan, CEO y cofundador de Sens Seguros.

¿Cómo se están adaptando las aseguradoras a los impactos del cambio climático?

Las adaptaciones son varias, y difieren según el ramo (automotor, hogar, granizo, agropecuarios, etc). En cada caso lo que van haciendo es modificar su producto, cambiando las limitaciones o incluso agregando exclusiones para cuando los cambios climáticos agravan mucho los riesgos. 

Por ejemplo, en los seguros de hogares aumentó mucho la caída de árboles, producto de los fuertes vendavales que están habiendo en distintas zonas del país. Entonces, hoy es muy difícil encontrar compañías de seguros que estén dando cobertura para ese riesgo. Nosotros trabajamos hoy con 10 compañías, de las cuales, en seguro de hogar, sólo una ofrece seguro de responsabilidad civil para caída de árboles. 

¿Y en qué otra cosa lo ves?

Otra cosa que hacen es aumentar las tasas. Si un tipo de contingencia empieza a ocurrir con más frecuencia, le aplican una tasa más alta, para luego poder cubrir sus números. Entonces, quizás, lo que antes te salía un poco más económico, hoy ya no lo es. Esto puede pasar mucho en lo que son los seguros de granizo y heladas, particularmente en todo lo que son los riesgos agropecuarios.

También, se avanza implementando exclusiones por zona. Puede ser que para ciertas regiones dejen de ofrecer determinado tipo de cobertura. Por ejemplo, caída de árboles para seguros de hogar o incluso ciertas coberturas para riesgos agrícolas, como puede ser granizo o helada en determinados lugares.

¿Cómo se tiene que actualizar el Estado?

Es fundamental que haya constantes adaptaciones a las regulaciones. Cada vez que una aseguradora quiere operar en un nuevo ramo (sector a asegurar), la Superintendencia de Seguros de la Nación lo tiene que aprobar antes. En ese momento, lo que hace el Estado es analizar si esa aseguradora está apta y si tiene solvencia financiera para poder afrontar eventuales grandes contingencias, que es lo que puede pasar con los siniestros que se producen por estos cambios climáticos. Porque puede ser que en un solo día haya una granizada muy grande en una zona donde afecte un montón de vehículos y que después las compañías tengan que salir a hacer grandes pagos producto de ese siniestro y no lo puedan solventar. 

Entonces, por un lado el desafío es que la compañía pueda solventarlo, pero también es que la Superintendencia vaya regulando quién puede y no operar en ciertos riesgos. 

Eso es todo por hoy. Gracias por leer, por estar siempre y te recuerdo que si te gusta este tipo de contenidos podés sumarte a nuestro círculo de Mejores amigos, para aportar a la existencia de Cenital y todos nuestros productos.

Te mando un abrazo, gracias por estar ahí.

Eli

Soy licenciada en Ciencias Ambientales, magíster en Políticas Públicas y becaria doctoral en Ciencia Política en la UNSAM. En todos los ámbitos que puedo me dedico a sumergirme en los dilemas que nos presenta el desarrollo sustentable, uno de los mayores desafíos que enfrentamos en este siglo.