Al filo de la democracia

A días de la segunda vuelta, Sergio Massa y Javier Milei compiten en una elección abierta. Luces y sombras del debate, danza de nombres y hechos que pasaron por debajo del radar.

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Las lecturas del debate tuvieron interpretaciones unívocas de ambos lados: Sergio Massa tuvo una mejor performance y aprovechó la falta de preparación de un Javier Milei que no estuvo presente en el ensayo, según contó la periodista Luciana Geuna. “Fue una masacre, sí, pero mañana ya está, no se acuerda nadie”, reflexionaban en el entorno de Milei ante #OffTheRecord.  En el búnker libertario lo reconocieron en los reportajes inmediatamente posteriores y mostraron el mismo amateurismo que su candidato cuando ignoró la relación entre Massa y Rudolph Giuliani, tal vez el vínculo más comentado entre un político argentino y uno norteamericano en los últimos 10 años. Tanto Ramiro Marra como Victoria Villarruel -que, en reuniones privadas con empresarios, reconoce la preocupación por la falta de equipos- acusaron al candidato oficialista de utilizar información de inteligencia cuando reveló los problemas de comportamiento que llevaron a Milei a no renovar su pasantía en el Banco Central. El dato, que fue escrito en artículos periodísticos, comentado en radio y publicado en libros, podía haber sido una novedad para el gran público, pero no para un comando de campaña que dio la sensación de no contar siquiera con un clipping de prensa.

Entre los comentarios sobre la subóptima tarea de Milei, destacó en lo absolutamente sustancial el apartado sobre relaciones internacionales, donde eran enteramente previsibles los ataques de Massa por las declaraciones del libertario en el sentido de su vocación de no relacionarse con gobiernos como los de China y Brasil. Una línea de abordaje completamente previsible que, sin embargo, encontró a Milei -autodefinido como especialista en crecimiento económico- totalmente desconectado del funcionamiento del sistema internacional de comercio. Con respuestas a mano más bien sencillas, en forma de negaciones o de contraataques posibles, Milei terminó por sugerir, sin que nadie lo indujera, que se reemplazará el comercio con nuestros principales socios mediante triangulaciones, a lo que sumó una idea curiosa según la cual el comercio quedaría librado enteramente a la voluntad del sector privado. Sobre la importancia de los estados en las relaciones de comercio, apuntó Javier Timerman, el Departamento de Comercio es el ministerio con más empleados del gobierno federal de los Estados Unidos -en términos de personal civil. Una perogrullada, que deja de serlo cuando quien la cuestiona es el candidato a presidente de uno de los dos espacios que disputan la ronda definitiva.

Sin embargo, la mayor preocupación destilada del debate no tiene que ver (solo) con el comportamiento y falta de preparación de Milei sino con aspectos menos visibles y, por lo tanto, más relevantes: la construcción de grandes acuerdos para la etapa que viene. Este ítem asoma como una parte fundamental para el éxito del próximo gobierno que estará a cargo, gane quien gane, de un candidato que no habrá sido la primera elección de entre el 60% y el 70% de los argentinos. En este sentido, no será posible para ninguno hacer las cosas bien en soledad, sin incorporar agendas transversales. La particularidad de esta elección, sin embargo, es la incompatibilidad de cualquier agenda de estas características con varias de las propuestas de uno de los candidatos. Los ejemplos -y las necesidades- son abundantes. 

De cara a la próxima etapa, las políticas económicas deberán transitar sobre amplias alternativas de preferencias políticas, pero que contengan a su vez al menos dos grandes consensos: uno sobre el resultado fiscal y otro sobre el resultado externo. El primero supone que la recaudación y el gasto público se alineen y que este último no alcance niveles superiores a los que se pueden financiar sosteniblemente. Con los niveles de inflación y endeudamiento actuales, ni la emisión ni la toma de créditos son opciones disponibles, por lo que la tendencia debería ser de superávit fiscal sostenido por algunos años, y luego, de equilibrio. Del mismo modo, los balances externos deberán ser superavitarios para sostener una economía acorralada por la falta de divisas, en la que el sector externo requiere no sólo de saldos comerciales positivos sino de instrumentos financieros para desincentivar la fuga. 

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Nada de esto puede hacerse con una economía dolarizada, en la que tanto la recaudación como el sector externo carecen de herramientas para adaptarse a las oscilaciones de los términos del intercambio. Del mismo modo -y tal como muestra la experiencia de la convertibilidad- una alteración de los términos del intercambio sin herramientas para enfrentarla genera enormes incentivos a la formación de activos externos cuyas dimensiones quedaron de manifiesto en la casi destrucción del sistema bancario. La dolarización se postula como una herramienta que permite eludir el orden y la disciplina fiscal, monetaria y externa que necesitará el país. Como toda ilusión, acarrea la condena al desencanto que marcan las experiencias nacionales e internacionales.

Massa habla, a su manera, de ese fortalecimiento político. “Un gobierno de unidad nacional convocando a los mejores”, repite. Por los movimientos subterráneos es previsible pensar que, de ser presidente, convocaría a una parte del radicalismo y del peronismo no kirchnerista. Emilio Monzó es número puesto para formar parte de un eventual gabinete aunque aún no hubo conversaciones. A Miguel Ángel Pichetto, como a Joseph Fouché, todavía le queda una vuelta al peronismo. Gerardo Morales, Emiliano Yacobitti y Martín Lousteau rondan por los pensamientos del tigrense. Un hecho que pasó desapercibido y fue publicado por Manuel Becerra en X: Enrique Nosiglia participó ayer de un acto en el colegio Lengüitas donde se descubrió una placa que recuerda a María Magdalena Nosiglia, alumna de la escuela desaparecida por la última dictadura militar y hermana del dirigente radical. Coti habló: “Frente a propuestas que parecen alejarnos irresponsablemente del sistema que nosotros hemos elegido mayoritariamente vivir, creo que es necesario que reafirmemos nuestro compromiso con la democracia, con el pensamiento racional y no con la ideología de la locura que pregonan algunos”. Nosiglia fue uno de los fundadores de Juntos por el Cambio y compartió aquel recordado viaje de avión al Orfeo en Córdoba con Mauricio Macri. 

Milei, por su parte, encara una última semana de campaña con chances claras de ser presidente, pero atribulado por el debate y su tormentosa relación con el halconaje del PRO, hasta ahora el único espacio con el que piensa distribuirse el gobierno y negociar en un Congreso al que por ahora imagina abierto. Para esto último, un hombre clave en su armado es Oscar Zago, el encargado de juntar los 86 diputados para evitar un eventual juicio político. La alianza con el ala dura amarilla parece haberlo garantizado. Zago suena como presidente de la Cámara o jefe del bloque libertario en caso de ser gobierno. Carolina Píparo, por su parte, reclama la ANSES por su performance en la provincia de Buenos Aires mientras que Luis “Toto” Caputo es el candidato más firme para el área de una economía a la que Milei quiere dolarizar.

Mientras tanto, el líder de La Libertad Avanza se reunió ayer con su par del PRO. El encuentro aparentemente fue tenso. Tanto que, para garantizar la armonía de cara a la fiscalización, intervino ya hace días el empresario Eduardo Bastitta, amigo de Macri y de incipiente relación con el libertario a quien llevó a conocer su último emprendimiento Más Colonia, una suerte de silicon valley uruguayo -acompañado por Mercado Libre y Globant- que empezará a desarrollarse en la playa no irónicamente llamada El Calabrés. Las versiones respecto a la operativa del 19 varían. Algunos sostienen que nunca aparecieron los 15 millones de dólares que Macri le habría prometido a Milei. Otros, que los problemas se generaron por el tardío desplazamiento de Carlos Kikuchi a manos de Guillermo Francos. Al margen de las declaraciones públicas, las explicaciones internas sobre la impresión de las boletas no terminaron de convencer a nadie en LLA. En paralelo, Patricia Bullrich desactivó con Teledoce de Uruguay el operativo que intentaron instalar sus socios: “No hubo fraude y el sistema electoral es respetado”. 

Del mismo modo que con la economía, hay mucho por hacer hacia adelante en materia de educación. La política pública debe estar alineada con los mandatos democráticos de los decisores legitimados. Los 180 días de clase, la calidad educativa, incluyendo la evaluación estandarizada y la búsqueda de resultados medibles que permitan ligar el sensible aumento de la inversión educativa al que dio pie el kirchnerismo, con resultados que muchas veces no fueron prioritarios para la representación sindical de los docentes, a pesar de las mejoras en materia salarial. Una vez más, la mejora del sistema público es difícilmente compatible con la adopción de vouchers o, como lo llama Milei, el subsidio de la oferta y la elección entre el sistema público y privado. Los resultados de estas políticas son ostensiblemente malos no sólo en contextos sudamericanos -donde la evaluación es atravesada por otras carencias- sino incluso en el primer mundo. 

Suecia adoptó el sistema de vouchers en la década del 90 del siglo pasado, como parte de una agenda de reformas liberales que debilitaron el robustísimo Estado de Bienestar del país nórdico. Los resultados de Suecia en las pruebas PISA y las mediciones de OCDE aparecen relativamente relegados para sus niveles de desarrollo económico, mientras la equidad en materia educativa se vio muy severamente afectada. Un estudio de María Brandén y Magnus Byrgen, de la Universidad de Estocolmo, demostró la fuerte correlación entre el  sistema de vouchers sueco y el aumento de la segregación escolar, como un aspecto sistémico y una consecuencia directa de estas políticas. 

Por último, el debate evidenció la potencia del consenso social en materia de endurecimiento de las respuestas estatales a la delincuencia violenta, tanto en materia de prevención como de castigo. Allí también, la calibración entre la respuesta a la legítima y casi unánime demanda social de seguridad deberá evitar generar respuestas contraproducentes que agraven, en vez de mitigar, los problemas existentes. La severidad en la aplicación de penas y medidas preventivas requiere importantes iniciativas de control para evitar que la corrupción las convierta en una forma de administración del delito. Evitar experiencias fracasadas como la militarización de la seguridad interior -cuyas consecuencias en México se cuentan en decenas de miles de vidas- debería ser compatible con las demandas sociales. La posibilidad del armamento de la sociedad también debe ser entendida como un riesgo cierto y no como una fantasía trasnochada. Allí también, las experiencias de Estados Unidos -con la radicalización del Partido Republicano- y de Brasil -bajo el gobierno de Bolsonaro- son ilustrativas de cuán lejos pueden ir incluso decisiones políticas resistidas por mayorías sociales expresivas y, peor aún, del daño que pueden generar en materia de aumento de la violencia. El riesgo aumenta cuando el posible Presidente confunde las fuerzas armadas con las fuerzas de seguridad. 

Tal vez por esto Estela de Carlotto decidió viajar a Córdoba para visitar a Juan Schiaretti. El encuentro se da dos semanas después de la muerte de Sonia Torres, la presidenta de Abuelas de Córdoba que era muy cercana al gobernador. El mitin, del que trascendió lo acordado a través de la palabra de Carlotto, se da a días de las elecciones cuando el macrismo esperaba un apoyo del Gringo que todavía no descartan y mientras Martín Llaryora da señales por goteo de su apoyo a Massa mientras despliega una ingeniería territorial que le permita al oficialismo nacional superar marginalmente los 30 puntos.

Otra situación que pasó debajo del radar en la última semana, en el marco de la neutralidad manifiesta de los gobernadores de JxC, ocurrió en Trelew. El viernes 10, el gobernador electo Ignacio Torres y José Glinski -titular de la PSA y diputado electo de UxP- participaron de un acto juntos. A poco más de una semana del ballotage aprovecharon «los 40 años de democracia» para nombrar «Raúl Ricardo Alfonsin» al edificio donde funcionan varias delegaciones de organismos nacionales en esa ciudad. El dato extra, en una semana atravesada por la reaparición del espionaje en la política argentina, es que ese edificio pertenecía a la Agencia Federal de Inteligencia y había sido señalado por organizaciones de derechos humanos como el eje del espionaje ilegal en la provincia. Glinski, en el acto, dijo que nadie de los presentes iba a votar a Milei. Torres, que había dicho que no iba a votar en blanco, no lo contradijo.

Antes de terminar hoy quiero recomendarte la lectura de la última edición de #LaGenteVota. Ahí Facu Cruz despeja todas las dudas sembradas desde La Libertad Avanza sobre el sistema electoral y advierte sobre la estrategia deslegitimadora que ya usaron los trumpistas en EE.UU. y los bolsonaristas en Brasil. Se vienen días largos y complejos, por eso el esfuerzo de Cenital está puesto en desmalezar el camino y acercarte información de calidad. Podés ayudarnos en esa tarea sumándote a nuestro círculo de Mejores amigos.

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Iván

Es director de un medio que pensó para leer a los periodistas que escriben en él. Sus momentos preferidos son los cierres de listas, el día de las elecciones y las finales en Madrid. Además de River, podría tener un tatuaje de Messi y el Indio, pero no le gustan los tatuajes. Le hubiera encantado ser diplomático. Los de Internacionales dicen que es un conservador popular.