¿Hay vida después del coronavirus?

Si bien la agenda deuda y cuarentena copó la discusión pública, durante este último mes empezaron a aparecer señales políticas que ayudan a configurar cómo avanzará la discusión en general de cara al final de este viaje.

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¿Hay vida después del coronavirus?

Si bien la agenda deuda y cuarentena –que vamos a abordar más adelante– copó la discusión pública, durante este último mes empezaron a aparecer algunas señales políticas que ayudan a configurar cómo avanzará la discusión en general y dentro de los espacios con más representación institucional en particular de cara al final de este viaje –que no será, ni por asomo, antes de octubre–.

Puertas adentro del Frente de Todos, Máximo Kirchner viene insistiendo con que la salida de la pandemia no puede ser en las mismas condiciones que la entrada. Discutir y poner en debate la distribución del ingreso, los modos de producción, el sistema impositivo y el rol del Estado son pensamientos que anidan en la cabeza del jefe del bloque oficialista junto con la situación que atraviesan los barrios vulnerables y los adultos mayores. “Cuiden a los geriátricos como si fueran las reservas del Banco Central”, le pidió a dos intendentes de la Provincia de Buenos Aires hace más de un mes. 

En esa hipótesis de rediseño no está solo: Sergio Massa es hoy uno de los dirigentes con los que más se entiende Máximo y la sintonía que tienen en privado se pudo ver también en los trazos que recorrió el Presidente de la Cámara de Diputados en este reportaje donde, además de compararlo con su padre, hizo un muy acabado diagnóstico global. Esto, que a veces parece un recorrido snob, es fundamental para lograr una salida virtuosa. Sin anteojeras ideológicas, entender las oportunidades y amenazas que habrá luego de la COVID-19 es imprescindible para no repetir errores del pasado.

En el medio de estos grandes debates, el pedido de renuncia a Alejandro Vanoli mostró las debilidades de una gestión que no había logrado arrancar antes del ASPO y que está lejos de funcionar como lo desean el Presidente y su vice. El nombramiento de Fernanda Raverta llegó con el despido de 130 jerárquicos de la gestión anterior. No es casualidad: la permanencia de funcionarios del PRO en lugares decisorios es una de las principales molestias de Cristina Kirchner y fue agenda en la reunión que mantuvo con Alberto Fernández en Olivos. 

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Volviendo a Raverta, además de la purga, la marplatense empezó a dinamizar un organismo clave que venía con severas dificultades de gestión. Esta agilidad y un permanente trabajo social en la PBA la catapultaron a una silla que viene junto con una decena de denuncias penales aunque no sea por el más elemental acto administrativo. Si bien los funcionarios que pertenecen a La Cámpora no tienen causas de corrupción, a Raverta se le podría sumar una tranquilidad. Los jueces federales ya son remolones per se para investigar a los oficialismos. Y los que no ven con agrado al gobierno de Fernández le tienen un respeto reverencial a su padre.

Paternalismo porteño

En los últimos días, el gobierno de la Provincia de Buenos Aires sorprendió difundiendo algunos resultados de una herramienta interna y de desarrollo propio sobre la cual se vienen apoyando a la hora de evaluar el clima de opinión de los bonaerenses durante esta crisis. La herramienta llamada Monitor continuo de percepciones de riesgo y hogares en aislamiento, explican, les viene permitiendo conocer de primera mano demandas, percepciones y conductas preventivas de la sociedad, sin dejarse influenciar o distraer por los “fabricantes” de climas. 

Los resultados que el ministerio de Comunicación Pública dejó trascender son interesantes. En primer lugar, el trabajo alumbra un contundente y mayoritario respaldo a la cuarentena, en el medio de una semana donde las voces “liberadoras” parecían representar a una mayoría. 

Casi el 70% de los bonaerenses se pronuncia en favor de “mantener o endurecer cuarentena”, un 24% manifestó preferencia por mantener pero flexibilizando y sólo un 4% se inclina por levantar. Es interesante ver que esta distribución de opiniones no se parece a lo que se observa en las cada vez más intoxicadas redes sociales o entre los economistas expertos en pandemia.

El estudio revela otro dato contraintuitivo: entre los sectores populares, el deseo por endurecer la cuarentena crece. Un informe de Marcelo Escolar acredita el mismo fenómeno: si en la población general el «Muy de acuerdo» con la cuarentena alcanza al 55%, entre los segmentos de nivel socioeconómico más bajo, esa adhesión intensa crece al 60%. Me interesa destacar este dato, porque como sostuvo Ignacio Ramírez en un interesante hilo de Twitter, hemos escuchado a muchos líderes de opinión asegurar que la cuarentena sería una suerte de lujo de clase; es decir, una medida que únicamente la clase media alta puede suscribir y acatar. Desde esta perspectiva paternalista, los pobres no tienen la posibilidad de preocuparse por su salud o de ser solidarios con el resto, porque son personas sometidas a la urgencia y a la necesidad. El dato desmiente esta (bien ideológica) presunción y vuelve a poner en evidencia el extendido sesgo de clase con el que buena parte del periodismo de la Capital mira a los sectores populares.

Diferencia, ¿estás ahí?

Como dijimos en nuestra última entrega, la negociación entre Argentina y sus acreedores no iba a resolverse antes del 22 de mayo. La carta en apoyo a la oferta que redactó Joseph Stiglitz y trabajó el representante argentino en el FMI, Sergio Chodos, consiguió firmas del mainstream de economistas a nivel global como Kenneth Rogoff, Thomas Piketty o el antichavista Ricardo Hausmann. Este tipo de solicitadas suelen generar comentarios ingeniosos sobre el impacto que podrían tener en los acreedores. Según los usuarios de la sorna, Larry Fink no se vería conmovido por las demandas de Edmund Phelps y la solicitada le generaría una estruendosa carcajada. Si bien en general son los mismos que le aventuraban el éxito al equipo económico de Mauricio Macri por conocer a los actores de Wall Street o el FMI, les asiste la razón en que, por más prestigiosos que sean los firmantes, el impacto en la negociación es exiguo.

Sin embargo, y si tratamos de escaparle a esa levedad, que haya nombres tan disímiles apoyando a un gobierno peronista es un síntoma de los partidos que (se) están jugando (en) nuestro país. En diálogo con #OffTheRecord, uno de esos economistas sostuvo que lo que está en juego es el rediseño de normas a nivel global. Y que ahí hay que encontrar uno de los principales motivos de la convocatoria.

Entonces, Argentina juega su propio match que es el de reestructurar la deuda para evitar la cesación de pagos. Algunos proponen calificar este posible default como “el más tonto de la historia” porque sería, a priori, de muy fácil resolución. A ojo inexperto parece más sencillo tomar 80 mil millones de dólares de deuda y que los vencimientos los pague la gestión siguiente. Sin embargo, es cierto que hasta el momento la estrategia parece no estar dando los resultados que el Gobierno esperaba. “No se viene manejando bien, fijate lo distinto que se ve lo de Provincia en relación a Nación. A los dos les falta, pero en PBA se discute plata y en Nación sostenibilidad”, le dijo a #OffTheRecord un actor que conoce a todas las partes. 

A contramano de esto, uno de los banqueros más importantes del país analiza: “A diferencia de mis colegas, creo que Argentina está llevando muy bien la negociación. El que arregla rápido, arregla mal, llegar así al último día es un buen síntoma. Lo que sí me parece es que la diferencia es muy chica y no arreglar podría ser visto como un capricho”. En el gobierno descreen de estos análisis: “Son muy pocos los que conocen los números finos de la negociación con lo cual no podemos saber a qué ‘diferencia’ se refieren”.

En el otro partido, nuestro país no es jugador sino césped; es decir, el terreno donde se disputa algo más importante a nivel global y cuya precuela fue la foto en el foro organizado en el Vaticano en el que coincidieron Guzmán con Jeffrey Sachs, el papa Francisco y Kristalina Gueorguieva. En esa misma gira, el ministro de finanzas de Francia, Bruno Le Maire, hizo un encendido discurso sobre la necesidad de que los gigantes como Facebook o Amazon paguen más impuestos y tengan más regulaciones. Como buen francés –y por consiguiente, como buen capitalista de Estado–, Le Maire –¿y la UE?– son, al revés que el mejor Guasón, agentes del orden. Y hoy, ese orden en la negociación, lo representa Argentina. Somos el showroom de lo que vendrá o no vendrá en materia de renegociación de deuda. Si sale mal, ya sabemos. Si sale bien, se viene una extensa fila de “yo también quiero”. 

(NdeR: Permítanme la digresión, pero esto me recuerda a una anécdota que me contó uno de los factores claves del canje del 2010. Cuando conversaba con los acreedores externos y les consultaba qué creían que tenía que hacer la Argentina, estos le respondían, en otros términos, “embromar a los tenedores locales”. Y cuando hacían el mismo ejercicio con los tenedores locales, estos le respondían “profundizar el ajuste fiscal”. Un sacerdocio.)

Para ir cerrando este tema, conozcan a Larry Fink –Chairman y CEO de Blackrock, el mayor gerenciador de fondos del mundo– a través de este artículo de Tomás Aguerre y Nicolás Tereschuk. Presten atención a cuando le pregunta a Prat Gay si en su país –aka el nuestro– hay manifestaciones de molestias en blogs y redes sociales. Un señor interesado en aquello que va a rapiñar. Un profesional. Respect.

Movimiento (de los) Sin Tierra

“En los momentos difíciles no hay espacio para los extremos. Hay que acompañar a dar la batalla frente a esta crisis”. La frase es de María Eugenia Vidal y fue dicha en un zoom con 800 referentes educativos de la PBA, organizado por el ex ministro bonaerense Gabriel Sánchez Zinny. Hasta el menos conspicuo puede advertir que el tono se le asemeja mucho más al de su jefe político, Horacio Rodríguez Larreta, que al de la titular del PRO, Patricia Bullrich. 

Según el entorno del jefe de Gobierno, “la relación con Mauricio estaba más tensa hace dos semanas”, pero “si bien está dolido, entendió el rol institucional de Horacio”. Debe ser difícil para Larreta confiar en la docilidad del Calabrés. En medio de esto, el PRO en la Ciudad enfrenta otro foco de conflicto; si bien es cierto que la inversión hecha en el Barrio 31 no tiene precedentes para un gobierno local o nacional, la falta de agua es un hecho absolutamente inaceptable para una gestión que lleva 13 años al frente del ejecutivo porteño y a la que le advirtieron desde hace semanas que tenía que tener un abordaje específico en villas. En este sentido Larreta tiene cierta fortuna: a algunos dirigentes sociales que orbitan el Frente de Todos les molestó más el presunto sobreprecio en los paquetes de spaghetti que la explosión de contagios en los barrios antes mencionados. Que el coronavirus no rompa lo que la política unió.

En ese mismo sentido se encuentran los intendentes y gobernadores, todos con responsabilidades de gestión, contención de crisis y pago de sueldos. En el otro, como dijimos, la tiktoker. El cálculo de Bullrich puede ser certero o no, pero –aburre decirlo– no es improvisado. Con sus manifestaciones públicas gana espacio mientras el resto de su partido está guardado y a la vez consolida el famoso rígido antiperonista. La estrategia parece ser un espejo de la del kirchnerismo en 2016, aunque tiene algunas diferencias para nada menores. En su momento, el primer anillo de CFK tomó ese camino como un factor de acumulación para ir a demostrar un año después que era la ex Presidenta la accionista mayoritaria del peronismo. Fueron las PASO de 2017 la interna que el peronismo no tuvo en 2019. Y contó, además, con la inestimable ayuda de Mauricio Macri en dos sentidos: la gestión y la profundización de la grieta producto del discurso presidencial y las persecuciones judiciales. 

Alberto, Suecia y Brasil

En su conferencia, el Presidente puso como ejemplo la comparación entre los países nórdicos, donde la mortalidad sueca triplica a la de sus vecinos. Desde sectores de oposición, Suecia se convirtió en bandera. Un país próspero, con un PIB per cápita entre los más altos del mundo, que decidió, ante la pandemia, proteger su economía. El relato cierra perfecto, salvo porque es falso. Como explicó en un comunicado la propia embajada, con sus virtudes y sus defectos, el enfoque de Suecia es sanitario.

La discusión sobre la sostenibilidad de las estrategias de aislamiento, los problemas ligados a la salida o el saldo del encierro en el bienestar general de los ciudadanos son todas cuestiones atendibles en el debate. Particularmente, en un país que tiene un ratio de trabajo desde casa entre los más altos del mundo, que garantiza atención de salud de calidad, con un sistema público y gratuito que está entre los mejores de Europa. Aún allí, hay problemas. Los mayores focos de contagios, y la tercera parte de los fallecimientos totales del país se produjeron en los geriátricos de Estocolmo donde, tras años de gobiernos locales de centroderecha, la búsqueda de recortar en costos y ganar en eficiencia motivaron una masiva privatización del sistema atendido en gran medida por trabajadores precarizados, con regímenes de tiempo parcial y mucho menor margen para tomarse licencia, que resultaron vectores involuntarios de la COVID-19 en la capital sueca.

Por su parte, Brasil enfrenta una de las situaciones más serias de la región, con más de 160 mil casos y casi doce mil fallecimientos, en el marco de una crisis política por la negativa del Presidente a tomar medidas sanitarias serias para enfrentar la crisis, las cuales han quedado completamente en manos de gobernadores e intendentes, constantemente hostilizados por el propio mandatario y su muy activa base de seguidores.

Una crisis agravada por el enfrentamiento recurrente con otros poderes del Estado, que intentaron limitar su poder ante la inacción activa y por el despido de su popular ministro de salud, Henrique Mandetta, alineado a una estrategia de contención similar a la tomada por los gobiernos locales.

El último episodio de esa crisis fue la renuncia de quien, en un acto cuanto menos poco elegante, aceptara el cargo de Ministro de Justicia de su gobierno después de haber condenado judicialmente a su principal rival. Hablo, por supuesto, del ex juez Sergio Moro. Hábil personaje mediático, la salida de Moro se actuó bajo los reflectores de GloboNews y vino acompañada de acusaciones contra el presidente de querer interferir en la Policía Federal con el objeto de garantizar la impunidad de sus hijos legisladores. “Creemos que está diciendo la verdad, pero sólo lo coloca en una posición de cómplice. Estas presiones son antiguas, si Moro las recibió, tenía la obligación de hacer las acusaciones a la fiscalía”, me dice el senador del PT y ex ministro de Salud, Humberto Costa.

En la mayor crisis sanitaria de su historia, lejos de la unidad de propósito, Brasil debate competencias federales, la continuidad del Presidente y hasta candidaturas de cara a 2023. “Bolsonaro quiere dar un autogolpe a través de un acuerdo con los militares, pero hasta ahora no tuvo la fuerza. Además, hay militares que no están de acuerdo con lo que está haciendo Bolsonaro”, concluye Costa.

Bonus track

  • Antes de la fusión entre Aerolíneas y Austral, el titular de la compañía, Pablo Ceriani, lo habló informalmente con los sindicatos y con el Presidente Alberto Fernández el día del primer viaje a China. Hoy, Ceriani se reúne con los gremios que –salvo UALA– patalearían en público, pero aceptarían la propuesta. Hasta ahora los que apoyaron más categóricamente son los de APTA, porque la fusión viene con la creación de dos unidades de mantenimiento y de cargas, una demanda histórica del gremio que conduce Ricardo Cirielli. 
  • Reapareció Federico Sturzenegger con un hilo de tuits en el que reveló que Marcos Peña cedió ante el lobby antiguanaco. Pero además, en un paper de su autoría que circuló entre economistas amigos, el ex titular del BCRA habla de un targeting de 100 muertes diarias. Del inflation targeting al dead targeting.

Antes del libro, te quiero recordar que –producto de la situación global y del rubro en particular, pero también del ethos de Cenital– abrimos la posibilidad de que seas parte del proyecto a través del sistema de apoyo económico para poder seguir creciendo. 

La recomendación de hoy es Viaje al fin de la noche de Louis-Ferdinand Céline.

Ojalá hayas disfrutado de este correo tanto como yo. Estoy muy agradecido por tu amistad que, aunque sea espectral, para mí no tiene precio.

Iván

Es director de un medio que pensó para leer a los periodistas que escriben en él. Sus momentos preferidos son los cierres de listas, el día de las elecciones y las finales en Madrid. Además de River, podría tener un tatuaje de Messi y el Indio, pero no le gustan los tatuajes. Le hubiera encantado ser diplomático. Los de Internacionales dicen que es un conservador popular.