¿Qué quiere Lousteau?

El presidente de la UCR fue protagonista en el debate de la Ley Bases. Dio el quórum y facilitó así la aprobación, pero votó en contra y obligó al Gobierno a ceder en artículos clave. Cómo jugará en 2025. Cuál es su plan para pelear por la presidencia.

La soledad que envolvió a Martín Lousteau durante la sesión de la Ley Bases en el Senado tendrá su contraste dentro dos semanas, en Santa Fe. Acompañado por el gobernador local, Maximiliano Pullaro, el presidente de la UCR abrirá el primer plenario de organizaciones radicales, un espacio que reúne a distintas ramas de la militancia del partido, todas afines a su conducción. Al menos en esos días, el senador, protagonista del debate en la Cámara alta, volverá a estar rodeado y podrá olvidarse de los que lo critican por haber habilitado el quórum de la sesión del miércoles pasado, favoreciendo así la sanción de la ley, y de quienes lo cuestionan por haber votado en contra del proyecto, en coincidencia con el kirchnerismo.

La postal del encuentro que organizan la Juventud Radical, Franja Morada, la Organización de Trabajadores Radicales (OTR), el Foro de Intendentes Radicales y la UCR Diversidad será un casillero importante en el Juego de la Oca en el que parece estar inmerso Lousteau desde hace dos décadas, con algunos avances y varios retrocesos.

Con 53 años, la misma edad que Javier Milei, un año más que Axel Kicillof y que Sergio Massa, Lousteau es un dirigente surgido como técnico de gobiernos peronistas, como los de Felipe Solá y Cristina Kirchner. Protagonista del trauma de la 125, debutó en la política electoral en 2013, en la Ciudad de Buenos Aires, con un armado de centro antikirchnerista. Después de un paso por un Gobierno antiperonista, como el de Mauricio Macri, y de perder la batalla interna en Juntos por el Cambio (JxC) para gobernar la Ciudad, hoy transita uno de los momentos más difíciles de su carrera. Cuestionado por el oficialismo, por la oposición peronista y por buena parte de su propio partido, tiene niveles de rechazo en las encuestas cercanos al 70%. No termina de definir un electorado propio y, sin haber avanzado lo suficiente en un armado de superestructura, se empecina en remar por el centro en una época de extremos. Si la crisis es oportunidad, la del presidente de la UCR es enorme.

¿Qué quiere Lousteau? La respuesta larga: ser protagonista de un armado político de centro, de oposición a Milei y a distancia de La Cámpora, que pelee por el poder nacional en 2027. La corta: ser presidente. Cómo y con quién son dos preguntas que todavía no están resueltas, responden en su entorno. Dependerá, explican, del escenario político electoral que se configure durante lo que resta del gobierno de Milei. Una cosa es si le va bien y otra si le va mal, aclaran.

En el primer escenario, o en una foto parecida a la actual, Lousteau imagina como socios naturales a gobernadores como Pullaro y Martín Llaryora, a otros radicales díscolos como Facundo Manes, a sectores de JxC que no adhieran a un acuerdo con Milei, como Horacio Rodríguez Larreta, y al peronismo nucleado en el bloque que preside Miguel Ángel Pichetto, como Florencio Randazzo y Emilio Monzó. Si el proceso político se extremara y la Argentina entrara en una zona de riesgo democrático, el marco de alianzas podría incluir al kirchnerismo, admiten, en lo posible sin la conducción de Cristina Kirchner. “Adonde vayamos tenemos que llevar algo propio y eso debería surgir de ese 26% que se le agregó a Milei en el ballotage”, dicen cerca de Lousteau. Las elecciones de 2025 podrían encontrar esa construcción a mitad de camino. “Martín tiene que jugar, a senador o a diputado, en un espacio antimileísta. Posiblemente no tengamos la mejor elección, parados en el lugar correcto, en un frente de centro”, agregan.

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En el medio, las dificultades del presente. “Estamos en el peor momento. Necesitamos construir un electorado no engrietado, que no sea oficialismo ni oposición extrema, y eso lleva tiempo”, dice un dirigente que trabaja en el proyecto presidencial de Lousteau. En el entorno del senador transmiten una lectura positiva sobre su desempeño en la sesión, en sintonía con un análisis de Ernesto Tenembaum, que hicieron circular como interpretación validada. “El rol de Lousteau es sensacional porque abre todos los debates, porque obliga a los demás a negociar. Rompe las pelotas, aun a costa de quedarse solo en el partido radical. Se sostiene en su posición y vota en contra, y de repente da el quórum, y lo putean del otro lado. Tiene derecho a decir: ‘¿Sabés qué? Yo no voy a ser el que trabe la sesión, estoy discutiendo la ley, no trabando que se trate’”, dijo el periodista. Cerca de Lousteau agregan argumentos: “Demostró que es el senador que más se preparó para el debate y ridiculizó la tapa de Clarín, que hablaba de un acuerdo con el kirchnerismo para voltear la ley”.

El supuesto acuerdo es desmentido desde las dos veredas, pero los diálogos existen, algunos a cargo del propio Lousteau, otros por medio de su armador político, el vicerrector de la UBA, Emiliano Yacobiti. El exgobernador de Jujuy Gerardo Morales, que lo promovió como su sucesor en la presidencia de la UCR, sigue siendo un apoyo importante. Hay buena relación con Máximo Kirchner, con Eduardo “Wado” De Pedro, con Juan Manuel Olmos y con Sergio Massa. En el peronismo le reconocen su esfuerzo por diferenciarse: “Es el único que está saliendo de la baldosa”, dijo uno de los dirigentes que lo frecuenta. Los dirigentes de Unión por la Patria de la Ciudad de Buenos Aires lo miran con recelo. Mariano Recalde y Leandro Santoro no le dejaron pasar que haya dado quórum y lo acusaron de ser funcional al Gobierno.

Los que lo enfrentan dentro de la UCR hacen un diagnóstico mucho más duro de la actualidad y las perspectivas de Lousteau. “Si tuviese humildad y amor propio debería renunciar al partido, porque no representa a nadie. Él cree que puede ganar votos en el electorado kirchnerista y llevarse votos del radicalismo, pero no tiene una cosa ni la otra”, dice un diputado que integra la mesa chica del bloque radical. Lo único que le reconocen en ese espacio es que estudió la Ley Bases como pocos. “Hizo lo que en un país de primer mundo se espera de un legislador. En eso está por encima del 95% de la dirigencia”, le concedió un diputado. Cerca de Lousteau minimizan las críticas intrapartidarias: “Martin tiene un 30% de imagen positiva, más que cualquiera de los que lo critican”.

En la Cámara baja, Lousteau no está tan aislado como en el Senado, donde votó escindido de los 12 integrantes restantes del bloque, que preside el correntino Eduardo Vischi, quien responde al gobernador Gustavo Valdés, uno de los más afines a Milei. “En lugar de ser la voz de los gobernadores, Martín está pensando en un armado con el massismo, con el postkirchnerismo, en el que nosotros no queremos estar”, dicen cerca del mandatario provincial. El correntino fue uno de los que motorizó, junto con Alfredo Cornejo (Mendoza), el comunicado de los gobernadores en contra del voto de Lousteau contra el mega DNU, en marzo. Ese texto también llevó la firma de Vischi y de Rodrigo De Loredo, presidente del bloque radical en Diputados, lugar al que llegó por impulso de Evolución, el sector de la UCR que lidera Lousteau. Desde ese momento, el vínculo con De Loredo está roto.

La relación personal con Manes atraviesa una etapa de frialdad, pero cerca del senador apuestan a recomponerla pronto para coordinar acciones conjuntas en el Congreso. El presidente de la UCR tiene cinco diputados que le responden, de un total de 34: Carla Carrizo (CABA), Danya Tavela (Buenos Aires), Gabriela Brouwer de Koning (Córdoba), Mariela Coletta (CABA) y Marcela Antola (Entre Ríos). Por extraño que parezca, esas diputadas votaron a favor de la Ley Bases en general y del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) en particular, denunciado por Lousteau como una herramienta para instalar una economía de enclave. Fue el 30 de abril, en medio de la negociación por los fondos universitarios, en la que la UBA obtuvo un trato privilegiado. Para sostener la misma posición que Lousteau, cuando el proyecto se trate de nuevo en la Cámara baja, las diputadas de Evolución deberán cambiar su voto.

Es periodista y politólogo. Conduce el noticiero central del canal IP y el programa ¿Cómo la ves?, en Futurock. Es autor de Los secretos del Congreso (Ediciones B, 2019).