Primero, Francia: liberté, égalité, fraternité, Mbappé

En Djébalé, aldea de Camerún en la que nació su padre, su apellido significa “yo también”. Lo expresó, sin decirlo, cuando se posicionó durante la Euro en contra del racismo de la ultraderecha de su país.

Se acerca el debut de la selección argentina en la Copa América (mañana, a las 21, ante Canadá, con televisación de la TV Pública, Telefé, TyC Sports y DSports). Será el comienzo de #ElÚltimoBaile. “La última”, dijo Lionel Messi, mientras, espalda con espalda con Ángel Di María, les hacían las fotos del torneo. También posaron los de 19 años, Alejandro Garnacho y Valentín Carboni. ¿El equipo que Lionel Scaloni piensa para que salga al campo de juego del Mercedes–Benz Stadium de Atlanta? Dibu Martínez; Molina, Cuti Romero, Otamendi, Tagliafico; De Paul, Paredes, Mac Allister o Enzo Fernández; Di María, Lautaro Martínez y Messi. Ya casi…

Primero, Francia: liberté, égalité, fraternité, Mbappé

Kylian Mbappé llegó en balsa a Djébalé, la isla–aldea de Camerún en la que nació su padre, sobre el delta del río Wouri. Se vistió con el atuendo festivo de los djébalé, de la etnia Sawa (“gente del agua”). En la cabaña sagrada, le ofrendaron un matamoscas y una canoa en miniatura como bendiciones. Fue el 8 de julio de 2023, durante sus vacaciones, antes de la temporada que finalizará tras la Eurocopa.

Después de que dijera que “los extremos están a las puertas del poder” en Francia y de que llamase “a todos los jóvenes” a votar, a identificarse con “la diversidad, la tolerancia y el respeto”, muchos odiadores de turno le apuntaron que él no era francés, sino un negroafricanoinmigrante. Pero Mbappé, nacido en Bondy, en el suburbio de París, en la banlieue, es francés (y campeón del mundo en Rusia 2018 y sub en Catar 2022). Las imágenes de Mbappé en Camerún remiten a las de Muhammad Ali en el marco de la pelea por el título del mundo pesado con George Foreman de 1974 en Kinshasa, entonces Zaire, hoy República Democrática del Congo, cuando fue rey. Ali y Diego Maradona fueron los más grandes. Y los más grandes deportistas “políticos”. Son, de alguna manera, inspiradores de “Mbappé”, que en Djébalé significa “yo también”.

En la conferencia previa al debut en la Euro de Francia (1–0 ante Austria), el 90% de las preguntas al capitán Mbappé y a Didier Deschamps (“Tenemos un partido. ¿Se los recuerdo?”, llegó a decir el DT) fueron acerca de las elecciones legislativas que el presidente francés Emmanuel Macron anticipó –del 30 de junio al 7 de julio– después del mal resultado en las recientes elecciones al Parlamento Europeo. El triunfo del partido de ultraderecha Agrupación Nacional, el de Marine Le Pen, es más posible que nunca. Es el que Mbappé nunca nombró, pero el que, rápidamente, acusó el golpe.

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Mbappé nació el 20 de diciembre de 1998, cinco meses más tarde de que Francia ganara su primera Copa del Mundo, y de local. Era la selección multicultural que capitaneaba Deschamps y que lideraba Zinedine Zidane, la black–blanc–beur, negra–blanca–árabe. La que sirvió para que se afirmara que representaba a la nueva Francia integrada, después de que un millón y medio de hinchas pidiese por Zidane presidente en los Campos Elíseos. A pesar de que Francia ganó la Euro 2000, la unión pasó a ser la fragmentación. “Esos triunfos –dijo Lilian Thuram, autor de los goles en el 2–1 ante Croacia en la semifinal de Francia 98, en el documental Les Blues– nos impidieron cuestionar a la sociedad. Fue una cortina de humo”.

La vida no había cambiado en la banlieue (una inversión de lieu du ban, “lugar de destierro”). En 2002, Jean–Marie Le Pen, líder del xenófobo Frente Nacional que había catalogado a los jugadores de la selección francesa de “artificales” por no cantar La Marsellesa, fundado por trasnochados nazis y fascistas, sacó casi el 18% de los votos y entró a la segunda vuelta de las presidenciales. Es el padre Marine. “Hay que pensar en las consecuencias que puede tener votar a un partido que no corresponde para nada con los valores de Francia. Soy francés. Mi padre es argelino. Estoy orgulloso de ser francés y de que mi padre sea argelino”, había dicho Zidane, quien había apoyado al candidato conservador Jacques Chirac, reelecto.

Los deportistas no están obligados a expresarse políticamente. Pueden, no “deben”. Tampoco los futbolistas argentinos campeones del mundo en Catar. Las palabras de Mbappé activaron la manía de trasladar situaciones a contextos diferentes, bajo una pátina de moral progresista (algunos quieren que los jugadores se expresen para que les ratifiquen lo que ellos piensan). Marine Le Pen y la ultraderecha no considera ciudadano francés a Mbappé, ni a Ousmane Dembélé ni a Marcus Thuram –hijo de Lilian–, quienes se habían expresado antes que Mbappé, todos negros, descendientes de inmigrantes. El asunto es el racismo, no la clase. No importa que haya jugado en el club–Estado de PSG–Catar, o que jugará después de la Euro en el Real Madrid de Florentino Pérez. Para Mbappé, pararse en contra de la extrema derecha no es favorecer a Macron –de quien es cercano–, o considerarse de izquierda, sino un acto humano y de resistencia frente a la creciente xenofobia en Europa.

¿Por qué las terminales de trolls del gobierno de Javier Milei respondieron con una canción plagada de discriminaciones de un grupo de hinchas argentinos durante Catar 2022? Mbappé se negó a participar en publicidades de marcas de la Federación Francesa de Fútbol ya que, dijo, no representan sus valores, como Coca Cola, KFC –comida rápida– y Betclic –casa de apuestas–. Inspirado en la comunicación de LeBron James, a quien conoció gracias a Nike, y apoyado en Fayza Lamari, su madre y representante –hija de argelinos, ex jugadora de handball, licenciada en Educación–, Mbappé siente una responsabilidad afuera de la cancha. “Ella le transmitió el carácter fuerte y la seriedad –me había contado Georges Quirino, periodista francés–. Mbappé sabe hacia dónde va y lo que quiere como futbolista, como hombre, como personaje público. Puede ser un personaje más que central en el fútbol”. Lo es.

Francia volverá a jugar el viernes ante Países Bajos en la segunda fecha del grupo D de la Euro, sin Mbappé, quien, cuando vuelva, jugará con una máscara (se tomó con humor la rotura de nariz). Ante Austria, había desnivelado en un espacio reducido del área, a pura velocidad y engaño, en la jugada del gol en contra de Maximilian Wöber. Podría volver el martes, frente a Polonia, como una Tortuga Ninja. “Es el destino”, bromeó Bleacher Report. La onda expansiva de su posicionamiento en contra de la ultraderecha generó que Unai Simón, arquero de España, dijese: “No sé si deberíamos opinar, soy jugador de fútbol”. ¿Por qué un futbolista no puede hablar de política? La vida es una acción política, incluso no posicionarse es “hacer” política, como la decisión de la selección de no ir a la Casa Rosada tras el Mundial de Catar 2022, como evitar pronunciarse sobre las sociedades anónimas en el fútbol. Es, y listo.

A los 25 años, Mbappé eligió eludir el silencio ante el racismo de la ultraderecha. Salir de la “neutralidad” del “apolítico”. Quiere ser el mejor futbolista del mundo pero también adoptó una potencia social con sus palabras, traspasó, como con su visita a Camerún. No decir nada hubiese sido “mejor” para él, pero que haya dicho lo que dijo advierte lo que se avecina en Francia (y Europa). Como se suele repetir, Mbappé es el auténtico villano de una historia mal contada.

El metaverso del fútbol

¿Cómo que Messi aparece en el billete de 10.000 pesos, en la representación de la primera bandera argentina izada por Manuel Belgrano, en Rosario, a orillas del Paraná, el 27 de febrero de 1812?

Loqueviene, loqueviene (recomendados)

  • Hoy, a las 15, Alemania–Hungría, en el grupo A de la Euro. Los locales golearon 5–1 en el debut ante Escocia. Otra oportunidad de ver al dúo alemán Jamal Musiala (Bayern Munich)–Florian Wirtz (Bayer Leverkusen), los de 21 años.
  • Mañana, por partida doble: en el C, Dinamarca frente a Inglaterra, a las 13. O, en resumidas cuentas, vuelve a jugar Jude Bellingham. Y, a las 16, en el B, el plato fuerte: España ante Italia. Ambos ganaron en sus respectivas presentaciones.
  • Viernes: a las 21, se enfrentarán Perú–Chile, en el grupo A de la Copa América (el de la selección argentina). Es el clásico del Pacífico. A Chile lo dirige Ricardo Gareca. Un dátolo: siete de los 16 entrenadores de la Copa América 2024 son argentinos: Gareca (Chile), Scaloni (Argentina), Néstor Lorenzo (Colombia), Gustavo Alfaro (Costa Rica), Daniel Garnero (Paraguay), Marcelo Bielsa (Uruguay) y Fernando Batista (Venezuela). Es el récord de un país en la historia del torneo.

Es periodista especializado en deportes -si eso existiese- desde 2008. Lo supo antes de frustrarse como futbolista. Trabajó en diarios, revistas y webs, colaboró en libros y participó en documentales y series. Debutó en la redacción de El Gráfico y aún aprende como docente de periodismo. Pero, ante todo, escribe. No hay día en la vida en que no diga -aunque sea para adentro- la palabra “fútbol”.