La multipartidaria de Lijo: quiénes pondrán los votos para hacerlo juez de la Corte  

El magistrado hace el trabajo que el Ejecutivo no quiere hacer y va consiguiendo apoyos entre senadores y gobernadores. García-Mansilla no lo imita y quedaría en el camino.

Ariel Lijo ya se reunió con al menos una veintena de senadores y habló con casi la mitad de los gobernadores en su búsqueda de votos para ser designado juez de la Corte Suprema de Justicia. En total sigilo y con la ayuda de dos avezados operadores políticos del peronismo, un varón y una mujer, el juez federal va tejiendo su red de apoyos. Sin auxilio del gobierno que lo postuló y con el silencio complaciente de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, Lijo avanza.

Su candidatura es torpedeada de manera altisonante con munición gruesa por un sector poderoso del establishment –como recoge todos los lunes en sus editoriales Carlos Pagni– y a la vez respaldada con un perfil bajo cauteloso por una multipartidaria que muestra coincidencias impensadas. Los apoyos más resonantes de Lijo son los que se mantienen en silencio. Y la principal incógnita respecto de cómo se desarrollará el proceso de su candidatura pasa por una de las rarezas de la gestión libertaria: el gobierno que lo postula no está trabajando en lograr la mayoría para que sea aprobado.

Cerca del juez se muestran optimistas respecto de la designación pero no dejan de advertir la posibilidad de que ese escenario se modifique súbitamente. La falta de intervención de la Casa Rosada en las negociaciones hace que el panorama sea lábil. Lijo aún no ha tenido conversaciones cara a cara ni con el presidente Javier Milei ni con su hermana Karina, secretaria General de la Presidencia y mujer fuerte del Gobierno. Su postulación fue negociada con el binomio del poder por el supremo Ricardo Lorenzetti, que busca recuperar terreno en la Corte.

“Pregunto: ¿Quién lo metió preso a (Amado) Boudou?”, respondió Milei el último fin de semana cuando en una entrevista le preguntaron por los motivos que lo llevaron a candidatear a Lijo. Es llamativo. Quienes conocen en la intimidad al juez federal lo han escuchado manifestar arrepentimiento de aquel fallo, al que llegó a definir como el peor error de su vida profesional.

El desapego libertario por la negociación política abre incógnitas. La vicepresidenta Victoria Villarruel, que contó que se enteró por los medios de la postulación de Lijo, lo criticó por sus fallos. Por el mismo motivo, el senador oficialista por Formosa, Francisco Paoltroni, ya avisó que votará en contra del candidato a la Corte de su presidente. Qué hará otro integrante del bloque, Juan Carlos Pagotto, es todavía una incertidumbre. Sin embargo, en los cálculos que hace el juez federal sobre su pliego, hay punteados entre 54 y 55 votos. “Un numerazo”, definen en el Senado. Sería un resultado sorprendente, que excede con holgura los 48 votos necesarios. “Esto es hoy. Ojo”, aclaran quienes buscan votos para el magistrado. El escenario es inestable.

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El optimismo es llamativo porque los dirigentes políticos que han hablado abiertamente en favor de la postulación de Lijo no son tantos. Se destacan algunos exponentes de sectores del PRO y la UCR, como Patricia Bullrich, María Eugenia Vidal, Daniel Angelici y Emiliano Yacobitti. También el gremialista Julio Piumato. Aun así, quienes juntan apoyos para que llegue a la Corte esperan votos del peronismo kirchnerista y federal, de la UCR, del PRO y de los libertarios. ¿Lijo cierra la grieta?

En el horizonte del juez aparecen, durante este mes, el envío de su pliego al Congreso, el período de impugnaciones ante el Senado y la audiencia en la que deberá responder preguntas de los legisladores. En esa instancia surgirán los cuestionamientos sobre su patrimonio, el patrimonio de su hermano, las denuncias en su contra en el Consejo de la Magistratura, algunas de sus sentencias o la demora que registran varias de las causas que tramitan en su órbita. Él parece tener respuestas para todo. Un senador libertario con el que se reunió en los últimos días le preguntó por los negocios de Freddy. “Esto me costó la relación con mi hermano”, escuchó como respuesta.

Lijo tiene 55 años. Es decir que, de ser nombrado, podría ocupar un sillón en el máximo tribunal por al menos dos décadas. Un período extenso. Su designación implicaría un rebalanceo del poder en la Corte, que en los últimos años estuvo en manos del presidente del cuerpo, Horacio Rosatti. Rebalanceo en favor de la política y en desmedro de los intereses de las corporaciones, reza la promesa de campaña que escucharon quienes se reunieron con él las últimas semanas.

¿Y el otro candidato del Gobierno? Según cuentan en el Senado, Manuel García-Mansilla no está tan dedicado como Lijo a la colecta de apoyos. A menos que el Ejecutivo salga a buscarlos por él, parece difícil que el catedrático pueda llegar a la Corte.

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Es periodista, licenciada en Comunicación Social. Conduce el noticiero central del canal IP. Es docente titular de la cátedra Televisión en la Facultad de Ciencias Sociales de la UNLZ. Es autora de El Otro Yo, la biografía de Nicolás Caputo (Planeta, 2017).