¿Vos conocés al dealer de Luis?

La difusión de un audio desata un escándalo político en Uruguay. John Bolton publica su libro, con dardos para Juan Guaidó.

¡Buen día!

Me gusta que a pesar de todo nos sigamos escribiendo. Si hay un ritual de pandemia que mantengo es el del correo de los jueves. Pero debo confesarte que a veces quisiera escribirte desde un tupper. Comunicarme con vos desde una realidad donde la pandemia sea apenas un ruido de fondo y donde las noticias lleguen como una llovizna controlada. 

Hablo de una realidad donde Vicentin me remita más a una marca de fideos que a un tema de agenda, y AMBA regrese al cajón de las siglas irrelevantes, las siglas que suenan feo y solo son empuñadas por técnicos de oficios aburridos. 

Una realidad donde el mundo sea un proyecto, una invitación a recorrerlo y a pensarlo sin urgencia, con toda la vida por delante. A veces fantaseo con esa vida sin noticias (creo, quizás con ese poder de convicción mítica que suelen tener las tribunas contrarias interiores, que en esa vida sería mucho menos ignorante de lo que soy ahora), donde la coyuntura sea apenas una excusa para escribirnos. A veces fantaseo con que ya lo es. 

El correo de hoy, sí. Empecemos por un libro.

En Cenital nos importa que entiendas. Por eso nos propusimos contar de manera sencilla una realidad compleja. Si te gusta lo que hacemos, ayudanos a seguir. Sumate a nuestro círculo de Mejores amigos.

¡¿ALGUIEN PUEDE PENSAR EN GUAIDO?!

El martes se publicó formalmente The Room Where It Happened (La habitación donde sucedió), el libro en el que John Bolton, ex consejero de Seguridad Nacional de Trump, narra su paso por la Casa Blanca. El libro, que fue filtrado la semana pasada, recorre algunos de los tópicos calientes de la política exterior estadounidense y pone el acento en lo que ya sabíamos: que Trump toma decisiones desinformadas y contradictorias, basadas en buena medida en su criterio personal e influenciadas por la cobertura mediática, entre otras cosas. 

Las revelaciones del libro, además de engrosar los bolsillos de Bolton (cobró más de 2 millones de dólares), ya se consumen como materia prima en la prensa nacional y global. Hoy quiero que nos enfoquemos en el capítulo sobre Venezuela.

Estas son, a mi entender, las conclusiones centrales.

Venezuela, para Estados Unidos, importa. Bolton lo deja claro desde un principio: la política hacia Venezuela era un tema discutido por la administración (en los primeros meses de 2019 fue prioridad). La razón: “El régimen autocrático de Maduro era una amenaza debido a su conexión con Cuba y las oportunidades que le otorgaba a Rusia, China e Irán”, escribe Bolton. Darle prioridad a este país, significaba revivir la “Doctrina Monroe”, al tratarse de una amenaza extranjera al hemisferio americano. “Era el momento de resucitarla después de los esfuerzos de Obama y Kerry de enterrarla”. 

Trump presionaba por una intervención militar. Bolton afirma que el Presidente insistía en avanzar con la deposición del régimen. “Hazlo (…) es la quinta vez que lo pido”, fueron las palabras de Trump según relata el ex consejero. Escribe Bolton: “Trump insistió en que quería opciones militares para Venezuela y luego quedarse con ella porque ‘es realmente parte de los Estados Unidos’”. La amena declaración nos dice que la Administración quizás se tomaba unas licencias de más a la hora de interpretar la Doctrina Monroe. 

El petróleo fue un factor de peso en las consideraciones de Trump. Pese a que EEUU es el mayor productor global, el Presidente, según escribe Bolton, quería ganar acceso a los recursos venezolanos y desplazar la presencia extranjera. “Trump quería garantías sobre el acceso a los recursos de petróleo de Venezuela después de la caída de Maduro y asegurarse de que China y Rusia no continuarán beneficiándose de sus negocios con el régimen”. 

La Administración subestimó a Maduro. Bolton cuenta que en el gobierno –como confirma el punto anterior– ya estaban pensando en el “día después” a la caída del régimen. Se equivocaron. “Creíamos que las sanciones al petróleo eran un golpe mortal al régimen de Maduro, y muchos afirmaron que era cuestión de tiempo antes de que cayera. El optimismo era alto”. En el final del capítulo, no obstante, Bolton desliza que “la rebelión estuvo muy cerca de tener éxito” y que “Venezuela va a ser libre”.

Ese optimismo descansaba, entre otras cosas, en que Estados Unidos negociaba con las Fuerzas Armadas chavistas. “Las negociaciones de la oposición con el régimen permitieron que nos diéramos cuenta de que las fisuras que buscábamos estaban comenzando a emerger”, escribe. El supuesto acercamiento del Ministro de Defensa Vladimir Padrino López y el canciller Arreaza fueron dos ejemplos. La Administración se mostraba abierta a discutir una amnistía a los militares. “Tratamos de mostrarle a eventuales desertores que tanto la oposición como Washington éramos serios acerca de la amnistía y de evitar la persecución penal de sus transgresiones iniciales. Era realpolitik”.

Y acá se empieza a poner más interesante.

Estados Unidos no cumplió un rol en asistir y coordinar la maniobra para autoproclamar a Guaidó. Esta, de ser cierta, sería una de las revelaciones más interesantes, dado que la coordinación entre la Casa Blanca y la oposición en 2019 llevaban a pensar que EEUU cumplió un rol central en la operación. Bolton niega que la Administración haya jugado un “rol en estimular o asistir a la oposición”, que avanzó por motu proprio, aunque reconoce que tomaron la decisión de acoplarse inmediatamente y levantar la bandera del reconocimiento que luego iban a seguir otros aliados estadounidense.

Trump veía a Guaidó como un hombre débil, en contraposición a Maduro. Esta apreciación recorre todo el capítulo. Si bien no ocultaba sus deseos de deponerlo, Trump veía a Maduro como un hombre “muy fuerte y muy inteligente”. Guaidó, en cambio, era “débil”. Uno de los elementos que convencieron a Trump de la debilidad de Guaidó fue la visita de Fabiana Rosales, la esposa del líder opositor, a la Casa Blanca. Cuenta Bolton que Trump había quedado sorprendido porque Rosales no llevaba un anillo de compromiso y era muy joven. Eso, según el ex consejero, influyó en la caracterización de Trump sobre Guaidó, al cual se refería como “el Beto O’Rourke de Venezuela”, el candidato demócrata que casi gana en Texas. “Guaidó no tiene lo que se necesita… aléjate un poco de eso, no te involucres tanto”, fueron las palabras de Trump en marzo, según relata Bolton. 

Bajemos al terreno. 

Esto ya debería alcanzar para entender que Donald Trump no es el único líder que pierde con la publicación del libro, que también golpea a Juan Guaidó, cuya fuerza de gravitación se encuentra muy dañada luego del fracaso de la operación del año pasado, el señalamiento por denuncias de corrupción y tras haber sido vinculado con la intentona golpista más tres empanadas de la historia (que contamos acá), desarticulada en mayo. El libro ya es de consumo interno en Venezuela y las apreciaciones de Trump sobre el carácter de Guaidó ciertamente no ayudan a levantar su figura.

Pero esa no fue la peor noticia de la semana. El domingo, en una entrevista con el sitio Axios, Trump salió a responder a otra de las acusaciones formuladas en el capítulo: que estaba dispuesto a reunirse personalmente con Maduro. Trump no solo lo confirmó sino que elevó la apuesta y afirmó que sigue abierto a la idea. También admitió sus dudas acerca del reconocimiento al líder opositor. 

Al otro día, mientras Maduro se paseaba desnudo diciendo que aceptaría dicha reunión, Trump tuiteó que esta solo se daría para discutir una salida pacífica del venezolano del poder. La Administración tuvo que salir a rectificar que Estados Unidos sigue reconociendo a Juan Guaidó como el “Presidente legítimo de Venezuela”. Otro pasaje del libro de Bolton puede ayudar a entender los riesgos electorales del viraje. “Los políticos estadounidenses, de Trump hacia abajo, se dieron cuenta que los votantes venezolano-estadounidenses, ni hablar de los cubano-estadounidenses y nicaragüenses-estadounidenses, fundamentales en la Florida y en otros lugares, estarán juzgando candidatos en base al apoyo dado a la oposición”, escribe.

Trump necesita una retórica inflamada hacia Venezuela para movilizar a exiliados y latinos afines. Eso al menos hasta noviembre. Una reunión entre Trump y Maduro significaría un punto de quiebre en la estrategia hacia Venezuela, al legitimar al líder chavista como interlocutor, en lugar del “presidente interino” Guaidó. Pero el solo hecho de que la posibilidad flote en el aire irradia señales que pueden ser definitivas para el futuro del joven líder opositor, cuestionado por varios sectores dentro de la inestable oposición venezolana y que ya ha empezado a buscar un reemplazo.

Si algo faltaba para que el buque Guaidó termine de zarpar era que Estados Unidos ponga en duda su legitimidad. La brisa esta vez no es bolivariana, pero está soplando. Cualquier análisis de un escenario post-Guaidó debería tener en cuenta las conclusiones del capítulo de Bolton.

Podés leer un resumen acá.

Si querés leer el libro y no lo encontrás en ningún lado, escribime y vemos como podemos hacer.

Ahora lee esto. Estados Unidos postuló a Mauricio Claver-Carone, ciudadano estadounidense de madre cubana, como candidato a presidir el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Es la primera vez que nomina a un ciudadano propio. De conseguir el cargo, rompería una regla no escrita desde la fundación del banco en 1959, que siempre ha sido dirigido por un latinoamericano. Claver-Carone, que mantiene posiciones duras respecto a Venezuela (“Vamos a aplastar la tiranía de Maduro”, dijo en febrero) ya ha conseguido varios apoyos entre gobiernos de derecha en la región. Su postulación ha sido interpretada bajo el lente de época: Estados Unidos quiere acelerar la contención de China en el hemisferio. Monroe, le dicen.

¿TU TAMBIÉN, URUGUAY?

La semana pasada se filtró y viralizó un audio de una conversación entre Beatriz Argimón, vicepresidenta de Uruguay, y Fernando Cristino, un relacionista público y ‘empresario de la noche’ (este rótulo me deprime a niveles inconmensurables). En el audio, Argimón le advierte a Cristino, un viejo conocido que le dio empleo a su hijo, que tenga cuidado cuando habla del Presidente y el gobierno porque “todo se sabe, todo queda grabado”. También menciona un “equipo” de Presidencia que analiza “extorsiones y solicitudes de todo [tipo que] nos caen todos los días”.

En otro tramo de la conversación, se escucha:

–No digas que tienes noticias de Luis, del dealer de Luis, porque nuestros teléfonos…
–Sí, están todos pinchados, lo sé –dice Cristino.
–Hay que cuidarlos mucho, lo que tú hablaste el otro día, cuando tú llamaste, todo se sabe, todo queda grabado, y yo le dije a mi abogado: “A Fernando no, yo voy a hablar con él”.

El contexto de la conversación. El empresario parece acudir a la vicepresidenta para pedirle un favor en el marco de su relación (queda claro que el hijo de Argimón trabajó con él y ella conoce a su familia). Cristino denuncia estar sin plata, con la familia también en apuros y que la Intendencia de Maldonado le debe 5000 dólares de un show del 2017. No queda claro a quién y a qué se refiere con el dealer de Luis, que es el nombre de pila del Presidente Lacalle Pou pero también del actual director de Turismo de la Intendencia, que se llama Luis Borsari. Días previos a la filtración, Cristino había denunciado en sus redes extorsiones y amenazas con llamadas anónimas, a lo que Argimón parece aludir cuando le advierte que tenga cuidado con lo que dice. 

Tras el escándalo, Argimón y Lacalle Pou salieron a aclarar que el gobierno no realiza escuchas ilegales. “Es un disparate (…) eso no cabe en democracia”, dijo el Presidente. Ayer, senadores del Frente Amplio (FA) presentaron una denuncia penal en la Fiscalía General al considerar “insuficientes” las aclaraciones de Argimón, que había aclarado que la llamada era para conocer la salud de la madre del empresario y que las alusiones a grabaciones tenían que ver con llamadas en las que participa ella y no con un sistema de escuchas ilegal extendido. El Frente Amplio pide investigar si existe un sistema tal, pero también el posible involucramiento de funcionarios en maniobras de extorsión.

Todo este revuelo me pareció una buena excusa para conversar con Daniel Chasquetti, profesor de Ciencia Política en la Universidad de la República, de Montevideo. 

Lo primero que me aclaró Daniel fue que por ahora no hay evidencias de que exista un sistema de escuchas ilegales, aunque de existir uno también plantearía preguntas sobre la participación del Frente Amplio en su construcción, dado que el gobierno tiene poco tiempo en el poder. “La conversación no revela por ahora un problema severo. La advertencia de la vicepresidenta de que ‘todo se sabe’ parece ser más bien una maniobra para mitigar la presión del empresario. Ese tipo de llamadas entre empresarios y funcionarios son comunes en política. La diferencia es que la conversación se hizo pública y se viralizó”, me dijo, y agregó que el escándalo puede transformarse en un hecho político si sigue escalando. 

Le pregunté a Daniel si en estos escasos meses de gobierno hubo elementos para pensar que el legado institucional de Uruguay, el verdadero oasis de la región, podría estar en riesgo. Antes de la difusión del audio, Lacalle Pou fue cuestionado por haber enviado al Parlamento una Ley de Urgente Consideración (LUC) con más de 400 artículos en un momento donde el debate público estaba enfocado en la pandemia y había imposibilidad de manifestarse. 

“Yo no veo un desmantelamiento del sistema institucional de Uruguay. Las reglas del juego democrático no se ven alteradas. Lo que sí cambian son las políticas públicas. Y que las políticas públicas cambien después de las elecciones significa que la democracia está funcionando”, me dijo Chasquetti, y me apuntó que la ley ha sido discutida y modificada en el Parlamento, que ahora sesiona normalmente. “Pero esas políticas nos pueden deteriorar de otra manera. El gobierno no ha tomado buenas medidas para ayudar a los más pobres en la pandemia y con la crisis vamos a retroceder en términos de pobreza y desigualdad. También se han aplicado políticas que abren el juego al lavado de dinero y otras que afectan los avances en derechos”. 

Me dio tres claves para entender por qué, según su opinión, las reglas del juego democrático no van a cambiar.

  1. Lacalle Pou es un presidente débil. Su coalición –compuesta por el Partido Nacional, los liberales del Partido Colorado y el ultraderechista Cabildo Abierto– es tan amplia como inestable, lo que obliga al equilibrio y negociación constante. “No tiene el poder para modificarlas”, me dijo.
  2. El Frente Amplio sigue teniendo poder. Con el control del 40% del Congreso y una alta capacidad de movilización e incidencia, la fuerte presencia opositora genera un piso de negociación y obliga muchas veces a la conciliación.
  3. El Congreso tiene un lugar central en el sistema político. A diferencia de Argentina, el Presidente uruguayo no puede gobernar por decreto y el Congreso suele hacer valer el poder de censura sobre ministros. “Es un juego muy parlamentario que tiene mucha definición sobre las políticas públicas”, me apuntó.

Entrelíneas: A la espera del desarrollo de la investigación sobre el contenido del audio, el gran tema a seguir de la política uruguaya es la convivencia entre la coalición gobernante. Sobre la vigencia de la mística uruguaya, todo parece indicar que sigue. “Nos relajamos un poco”, dijo Lacalle Pou al anunciar un nuevo brote de coronavirus. Cuando le pregunté a Chasquetti sobre la llegada de Cabildo Abierto al gobierno me dijo: “Hay que vivir con esto, Bo, no queda otra”.

RUSIA Y ESTADOS UNIDOS NEGOCIAN A CONTRARRELOJ EL FUTURO NUCLEAR

Sabemos que las pandemias son una amenaza a la humanidad como tal. No nos olvidemos de otro factor: las armas nucleares. 

¿Qué pasó? El lunes, en Viena, Rusia y Estados Unidos retomaron las negociaciones para extender el acuerdo nuclear conocido como Nuevo START, que vence en febrero del 2021. Rusia manifestó nuevamente su voluntad de extenderlo, pero Estados Unidos se ha negado a hacerlo tal cual está y quiere nuevas condiciones, entre ellas incluir a China. De no haber consenso en estos meses, el mundo se quedaría sin un gran acuerdo entre Rusia y Estados Unidos, cuyo arsenal nuclear explica más del 90% del total global. 

¿Qué es el Nuevo START? También conocido como START III, el acuerdo –firmado por Obama y Medvedev en 2010– limita las cabezas nucleares y misiles de largo alcance entre ambas partes y permite que cada una pueda monitorear e inspeccionar el arsenal de la otra, lo que genera un marco de confianza y estabilidad respecto a la cuestión nuclear. 

¿Qué pide Trump? En primer lugar, una renegociación para incluir las llamadas armas nucleares “tácticas”, de baja potencia, que hoy no están cubiertas y en las que ambos países han estado invirtiendo, no sin sospechas. Otro punto son los sistemas de defensa. Pero el gran elefante en la sala es que Trump quiere llevar a China a la mesa, e incluirla en un nuevo tratado. Tanto China como Rusia se niegan, y su argumento central es que su capacidad nuclear no es ni siquiera comparable:

Trump considera que extender el tratado va a limitar los incentivos para que China se sume a futuras negociaciones sobre su arsenal nuclear; Rusia, si bien parece abierta a discutir algunos puntos del tratado y una eventual participación de China, pide primero por la extensión. 

No sería el primer tratado armamentístico que abandona Trump. Como contamos la semana pasada, EEUU se retiró del Tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio (INF), interpretado como un eslabón de la nueva estrategia para limitar a China en el Pacífico; en mayo anunció la salida del tratado de Cielos Abiertos, que regula la circulación aérea entre potencias. 

¿Por qué este tratado importa? “De colapsar, sería la primera vez en 50 años en que EEUU no tendría la habilidad de inspeccionar el arsenal ruso. En un contexto de regreso de la competencia geopolítica, el riesgo de ‘juegos mentales’ en cuanto a la postura nuclear del otro será más alto. Dejar esto sin inspecciones sería un verdadero peligro, no solo para la estabilidad estratégica bilateral sino que dañaría también la relación transatlántica con los socios de la OTAN, que descansan en estos controles, además de incentivar a otros estados a incrementar sus stocks”, me explicó Federico Merke, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de San Andrés.  

PICADITO

  1. Egipto se le planta a Turquía en la guerra de Libia.
  2. Marcha atrás: Corea del Norte suspende la presión militar contra el Sur.
  3. Japón le da seis semanas al Reino Unido para tejer un acuerdo comercial.
  4. Acusan al presidente de Kosovo de crímenes de guerra.
  5. Polonia: a días de las elecciones, Trump se reúne con el Presidente y anuncia un nuevo acuerdo de Defensa.

QUE ESTOY LEYENDO

Esta semana me puse el día con algunas lecturas que tenía pendientes y me encontré con este texto de Andrés Malamud sobre el futuro geopolítico de América Latina, a la luz del tablero de global y en comparación con regiones como África. Es realmente muy bueno. Está en inglés, pero con traductor va joya. 

LO IMPORTANTE

Quizás llegaste hasta acá pensando que iba a hablar sobre el fallido acto de Trump en Tulsa, en el que esperaban un millón de personas y terminaron siendo miles, entre otras cosas por una movida nacida en TikTok y con fanáticos del pop coreano. Para eso podés leer este hilo o, si querés más contexto, esta nota

Para terminar el correo, más bien, prefiero que recordemos un nuevo aniversario del referéndum del Brexit, que el martes cumplió 4 años. En estas semanas te voy a escribir sobre el estado de las negociaciones por la futura relación comercial entre ambas partes, pero hoy quiero mostrarte mis memes preferidos del tema. Creo tanto en la potencia narrativa de esta selección que para mi no hace falta decir más. 

Gracias por haber llegado hasta acá; sé que lograrlo en cuarentena vale doble. Si cada vez te cuesta más concentrarte y querés mandar todo a la mierda, quiero llevarte calma. Más temprano que tarde, el misterio se resolverá y todos sabremos quien es el dealer de Luis.

Hasta entonces, nos leemos el próximo jueves.

Un abrazo,

Juan

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Creo mucho en el periodismo y su belleza. Escribo sobre política internacional y otras cosas que me interesan, que suelen ser muchas. Soy politólogo (UBA) y trabajé en tele y radio. Ahora cuento América Latina desde Ciudad de México.