Vicentin y el moderno Prometeo

“Vimos que se estaba gestando una nueva 125 y quisimos evitarla”.

Hola, ¿cómo estás? Mejor que el país y el mundo, espero. La tentación extremista está pegando mucho en la oposición y esperemos que no encuentre vectores representativos también en el oficialismo, porque la Argentina no lo resistiría. Luego de este breve pero intenso momento de optimismo, te doy la bienvenida a un nuevo #OffTheRecord.

Vicentin y el moderno Prometeo

“Vimos que se estaba gestando una nueva 125 y quisimos evitarla”. El argumento nace directamente desde funcionarios con acceso permanente al despacho presidencial. El temor del albertismo a un resurgir de los chacareros de la patria sublevada ganó terreno a medida que se iba en fade la posibilidad de ganar una eventual votación en el Congreso de la Nación. 

Vicentin es una empresa que debe 1.350 millones de dólares y tiene entre sus acreedores, además del Nación, a bancos internacionales. La operatoria que ejecutaron sus directivos respecto a sus propias cuentas y a la gestión de la empresa pone como una actividad más honesta reventar blindados en Acceso Oeste. Y, por si fuera poco, a uno de sus directivos lo encontraron navegando en su yate en plena cuarentena. Hasta el presidente de la Sociedad Rural de Córdoba usó una frase que se le suele escuchar a Máximo Kirchner: “Vicentin chocó la calesita”.

Con este contexto, el Gobierno se movió con una improvisación difícil de comprender al día de hoy, no gestionó los consensos políticos necesarios y algunos de sus ministros deslindaron responsabilidades ante el primer rigoreo de los medios de comunicación que, como explicó Beatriz Sarlo, fueron los grande artífices de la movilización y el banderazo. Esta es la única explicación por la cual una marca con los antecedentes de un hábil cuentapropista del hampa pasa a ser el símbolo de la protección a una propiedad privada que vulneró en cuanta ocasión se le presentó.

Si bien el fantasma CFK sirve para descomprimir –y al desconocer la génesis hasta tal vez sea cierto–, la explicación “fue Cristina” deja sabor a poco en una instancia como esta. El kirchnerismo trabajó durante cinco meses la expropiación de YPF hasta hacerse con el control de la compañía e hizo lo propio en 42 días con Ciccone por citar sólo dos ejemplos en los cuales los problemas se generaron por cuestiones adyacentes al proceso administrativo.

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En un aspecto, sin embargo, el oficialismo se movió con relativa astucia: los interventores se hicieron presentes en la empresa y lograron hacerse de las actas desde marzo de 2017. La SIGEN está estudiando esos documentos y pretende encontrar cómo se constituyeron las sociedades, compra y venta de propiedades, poderes otorgados y apertura de cuentas en el exterior. Si bien el informe está en proceso y promete llegar al escritorio del Presidente entre miércoles y jueves, #OffTheRecord pudo saber que será un elemento clave en la siguiente etapa.

Así las cosas, si el plan Perotti logra ejecutarse y el Gobierno hacerse cargo de la agroexportadora, tal vez llegue al mismo objetivo por un camino más largo y farragoso, que permitirá advertir mejor y en perspectiva si la estrategia oficial para evitar darle a la oposición una excusa de unidad fue exitosa. Igualmente, el oficialismo mantiene su embrionaria carta de triunfo: la buena relación del binomio presidencial. “Me hace acordar a la convivencia política con Néstor”, confesó una figura que vivió de cerca aquél proceso y está haciendo lo propio con el actual.

A cerrar que se acaba el mundo

Las posturas están claras: Axel Kicillof quiere volver a una cuarentena estricta por dos semanas para descomprimir el sistema de salud y desacelerar los contagios y la Ciudad entiende que puede esperar unos días –a más tardar el viernes– para ver cómo evolucionan los números. El gobierno porteño, que antes explicaba su estrategia en virtud de los días de duplicación, ahora sostiene que el factor R es el indicador que permite advertir cierta estabilidad en el devenir de la pandemia. 

Sin embargo, reconocen, el piso de 700 casos diarios es un alerta demasiado importante como para postergar las medidas necesarias. “En la 31 nos llevó seis semanas controlar la situación, ahora necesitaríamos el mismo tiempo en el resto de la Ciudad, pero con esta cantidad de contagios no podemos”, explicó ante #OffTheRecord un funcionario porteño. 

Como ya contamos en este espacio, la hipótesis más firme que baraja la gestión de Horacio Rodríguez Larreta –y conversado con el Presidente– es ir a una cuarentena muy estricta –la circulación o no de transporte público dependerá de las conversaciones entre Ciudad y PBA– con la promesa de que sea la última. Esta estrategia tiene un problema: nadie invitó al coronavirus a la mesa de negociación. Los ejemplos de Alemania, Corea o Israel siembran un manto de dudas sobre la infalibilidad de la nueva etapa.

Donald in the sky with Covid-19

Los días de pandemia, el temor que lo peor no sólo no haya pasado sino que esté por venir es un sentimiento, al menos, americano. Bien lo sabe Donald Trump. Ante el nuevo repunte de casos que afecta fundamentalmente a los estados conducidos por republicanos, el presidente estadounidense declaró, en su decepcionante lanzamiento de campaña, que le había indicado a los gobernadores que «dejen de testear» como método para bajar la cantidad de casos registrados.

No fue la única sugerencia poco ortodoxa del mandatario en la última semana. En un movimiento que generó resistencia incluso dentro de su propio partido, intentó reemplazar al fiscal del Distrito Sur de Nueva York con competencia sobre Manhattan –la base de sus negocios–, y reemplazarlo por un funcionario alineado al oficialismo. El movimiento salió bastante mal y el fiscal saliente fue reemplazado por su segundo, que comparte prioridades, orientaciones y, seguramente, resentimientos con su predecesor. Habrá que tomar nota.

El último movimiento quizás nos toque de costado. El ministro de Relaciones Exteriores, Felipe Solá, tuvo la primera conversación directa con su par estadounidense, Mike Pompeo. En las reseñas tuiteras de aquel diálogo, el estadounidense relató que habían hablado sobre «restaurar la democracia» en Venezuela. Para el argentino, el tópico fue la búsqueda de una solución pacífica en aquel país. Una divergencia que los medios argentinos se encargaron de resaltar.

El domingo, sin embargo, el portal Axios informó que Donald Trump estaba dispuesto a dialogar con Nicolás Maduro en forma directa y sopesaba las ventajas y desventajas de mantener el reconocimiento, hasta ahora inútil, a Juan Guaidó. Desde la Casa Blanca, presurosos, salieron a bajar el tono de las palabras del mandatario. Pero algunos episodios recientes, como la detención en Cabo Verde del comerciante colombiano Alex Saab, junto a la presión de las sanciones, hacen pensar que, también del lado venezolano, habría incentivos para negociar alguna salida acordada. Solá, seguramente, habrá sonreído.

Cristina, el Mossad, Paul Singer y Cambridge Analytica (sí, todo junto)

El escándalo de Cambridge Analytica estalló cuando la periodista Carole Cadwalladr publicó una entrevista a Christopher Wylie, uno de los arrepentidos de la empresa, que brindó detalles sobre la manera de trabajar e interferir en campañas electorales a través del sistema. Cambridge Analytica/SCL no sólo se hizo con los datos de manera ilegal a través de Facebook sino que también prestaba servicios de campaña sucia en los países donde operaba. 

El documental Nada es privado (The Great Hack, en Netflix) menciona la campaña electoral argentina del año 2015 como una de las tantas en las que Cambridge Analytica prestó servicios y es donde aparece otra arrepentida, Brittany Kaiser. 

No es la primera vez que se menciona a nuestro país. Alexander Nix, uno de los dueños de Cambridge Analytica, fue citado a declarar por la comisión de Asuntos Digitales, Cultura, Medios y Deportes del Parlamento británico. Allí el propio Nix reconoció que la empresa trabajó en la Argentina y que mantuvo reuniones con un cliente al que le presentó un proyecto para «una campaña anti-Kirchner». El cliente que el interrogador menciona es Paul Singer, y esa fue la primera vez que Argentina aparece vinculada de algún modo al caso de Cambridge Analítica.

El interrogador fue Damian Collins. Collins es un parlamentario del Partido Conservador que se destaca por su enfoque para regular a las plataformas tecnológicas. Recientemente creó Infotagion, una organización de fact checking para analizar la información que circula respecto al coronavirus. No fue por lo único que estuvo en el radar público: ha sido uno de los poco más de veinte diputados oficialistas que pidió por la renuncia de Dominic Cummings, el asesor estrella de Boris Johnson. 

¿Por qué contamos esto? Porque hace 15 días, un ex oficial del Mossad contó que le acercó al ex fiscal Alberto Nisman información sobre presuntas cuentas que CFK habría tenido en el exterior. Si bien esta información ya fue desmentida en su momento, lo interesante es que el ex espía sostiene que lo hizo contratado por el propio Singer.

Y acá volvemos a Cambridge Analytica. Quienes tuvieron acceso a los documentos del parlamento británico sostienen que Collins tiene en su poder un documento clave para esta historia: la minuta escrita a mano por Alexander Nix de su reunión con Paul Singer. ¿Cómo la obtuvo Collins? Las mismas fuentes sostienen que se la envió por correo la ya mencionada Brittany Kaiser, whistleblower del caso. #OffTheRecord intentó comunicarse con Damian Collins y Carol Cadwalladr y no obtuvo respuesta.

Bonus track

  • Si bien el Patria y los presuntos damnificados lo niegan, hay ministros que protestaron por lo bajo por nombramientos que habría obturado CFK. Al margen de si el hecho es cierto o no, es un síntoma. Otra vez, el fantasma Cristina.
  • El 24 de julio es la última fecha para lograr llegar a un acuerdo con los bonistas. En el Gobierno confían que, con una leve mejora en la oferta que le permita a Blackrock narrar su propio triunfo, la concreción será satisfactoria.
  • “Macri no conoce a Martinengo, no sabe quién es”, aseguran en el PRO en relación a la causa Lomas. Un alerta para Gustavo Arribas: la estrategia del ex Presidente tal vez sea sugerir que tampoco tiene vínculo con el ex señor 5 y que se le metió de ocupa en su departamento.

Antes del libro, te quiero recordar que –producto de la situación global y del rubro en particular, pero también del ethos de Cenital– abrimos la posibilidad de que seas parte del proyecto a través del sistema de apoyo económico para poder seguir creciendo.

La recomendación de hoy es El monje negro, de Anton Chéjov.

Ojalá hayas disfrutado de este correo tanto como yo. Estoy muy agradecido por tu amistad que, aunque sea espectral, para mí no tiene precio.

Iván

Es director de un medio que pensó para leer a los periodistas que escriben en él. Sus momentos preferidos son los cierres de listas, el día de las elecciones y las finales en Madrid. Además de River, podría tener un tatuaje de Messi y el Indio, pero no le gustan los tatuajes. Le hubiera encantado ser diplomático. Los de Internacionales dicen que es un conservador popular.