Vacunas y fetichización

El gobierno retomó hace semanas las negociaciones con Pfizer a través de tres funcionarios clave. Avanza el acuerdo con Janssen y las conversaciones con la Casa Blanca. Deterioro del clima político en el oficialismo y la oposición.

Hola, ¿cómo estás? Espero que bien. Hoy amanecí más optimista respecto a las secuelas que me podría haber dejado el coronavirus y me choqué con un informe de Nature que recupera Página/12. “Los sobrevivientes de coronavirus tienen 60% más posibilidades de morir en los seis meses posteriores a la infección”, es el título de la nota. Hello darkness, my old friend.

Todo mal

Estas últimas semanas asistimos a un fenómeno muy particular de la política argentina. Por un lado, el más evidente: Horacio Rodríguez Larreta modificó su tono y se abrazó a la agenda de Patricia Bullrich a quien, según el entorno del jefe de Gobierno, “parece que se le mojó la pólvora”. La mención hace referencia a ciertos episodios que atravesó no sin pudor ajeno la presidenta del PRO. Un outfit de presidiaria en Formosa y la compañía a los insultos contra el Presidente en las afueras de la Quinta de Olivos pusieron en evidencia que “Patricia se pasó dos pueblos”, según analizó un peronista amarillo ante #OffTheRecord. ¿Igual que Larreta? Soledad Acuña, tal vez la expresión más impactante de la falta de seniority del gabinete de rookies que tiene Larreta, hizo una declaración notable: “Nosotros sostenemos que las clases tienen que ser presenciales porque hoy los datos nos dicen que es posible. No somos criminales. No somos asesinos con nuestros propios hijos”. Tal vez aclarar eso sea innecesario. 

En el mientras tanto se da un fenómeno singular en JxC, pero que puede performar la política argentina en su conjunto: el acercamiento entre Larreta y Macri. No sólo volvieron a hablar con frecuencia sino que el expresidente empieza a reconocer al jefe de Gobierno como el mejor posicionado. ¿Para qué? Es una pregunta importante, porque el propio Larreta repetía hasta hace algunas semanas ante sus colaboradores una máxima indiscutible: “Yo quiero ser Presidente, no líder de la oposición”. ¿Cuánto de esta ansiedad, propia o prestada, pesó para la decisión que tomó Larreta en relación a los contagios? Si hoy hipnotizan a Fernán Quirós lo más probable es que reconozca cierta incomodidad por la postura de su espacio en los últimos veinte días. Ayer el ministro de Salud reconoció algo interesante. Dijo que la Ciudad de Buenos Aires tiene mil camas de terapia ocupadas. Hoy hay, según datos oficiales, 376 públicas utilizándose. Si uno toma los datos que proporcionó el propio Quirós -la ocupación en el sector público alcanza el 83%-, a la CABA le quedan 74 camas libres en el sector público. Y si uno hace el mismo cálculo para el privado, el número desciende a 70 unidades libres en toda la CABA para tres millones de personas. Larreta no va a misa, pero es creyente. Debe tener un altar con las fotos de los cinco ministros de la Corte para que lo obliguen a cerrar. Difícilmente el máximo tribunal tome esa decisión. Habría que preguntarle a Acuña.

El Gobierno nacional no está en una situación mucho más cómoda. Según un trabajo conjunto de las consultoras RAM de Ignacio Ramírez y PxQ de Emmanuel Álvarez Agis, el 78% de la población considera que la situación económica actual es negativa y un 65% es pesimista respecto al futuro del país. Un 54% aseguró no llegar a fin de mes y un 57% identificó al precio de los alimentos como el aumento de precios que más lo afecta. Una catástrofe para cualquier gobierno. Más para uno peronista. A esto se le suma una gestión mediocre, falta de línea política en casi todos los ministerios y un descontento creciente en las tribus que conforman el Frente de Todos. La reclusión de CFK en el sur demuestra cierto fastidio por parte de la vicepresidenta que carga con los costos públicos de manejar presuntamente los hilos del gobierno, pero no con los beneficios de hacerlo. Esa situación tampoco la exime de sus responsabilidades institucionales, pero sobre todo de las políticas. Así y todo con estos números -y otros similares que emanan de un estudio de Isonomía-, el oficialismo mantiene -según Ágora- un 44% de intención de voto a nivel nacional. Lo interesante no es el dato, que puede estar equivocado, sino la serie: desde septiembre, prácticamente no varió. Parece pesar más la identidad política que el bolsillo. O puede responder a la oferta electoral: la opción al Frente de Todos es un espacio político responsable o al menos co-responsable de la crisis que está viviendo la Argentina.

En el medio, las vacunas. El embajador argentino en Estados Unidos, Jorge Argüello, fue instruido por el Presidente para ampliar la cantidad de acuerdos que tiene nuestro país. Las negociaciones tienen dos vías: la Casa Blanca y los laboratorios privados. Quienes frecuentan al secretario Antony Blinken sostienen que la administración Biden está gestando un plan ambicioso para auxiliar a los países de la región. Algunos ponen de ejemplo lo que está ocurriendo en el M&T Bank Stadium en Baltimore donde vacunan a 10 mil personas por día con una organización que, sostienen en Washington, podrían intentar replicar en la región. En síntesis, Estados Unidos no sólo se propone combatir a Rusia y China a través del envío de vacunas sino también de la logística. Wait and see, de promesas ya estoy harto escribió José Larralde.

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La otra negociación que lleva Argüello -junto a Cecilia Nicolini y Carla Vizzotti- es con los laboratorios privados donde se erige Pfizer por la polémica generada en nuestro país. La versión del gobierno nacional sobre por qué no se firmó con el laboratorio americano se empobrece: si Pfizer tenía exigencias draconianas en aquel momento que eran inaceptables, ¿el país estaría dispuesto a rediscutirlas hoy con varios contratos firmados y otros en proceso? Cada vez más parece haber tenido que ver con algo vinculado a la dimensión humana de los conflictos. En los orígenes de la negociación, el exministro Ginés González García se irritó porque el encargado de Pfizer Argentina, Nicolás Vaquer, generó un encuentro directamente con Alberto Fernández. Esto sumado a cierta subestimación temprana del virus y una sobreestimación del cumplimiento de los contratos firmados más una apuesta por los laboratorios nacionales pueden haber concluido en una mala decisión de la administración nacional. En Casa Rosada rechazan esta hipótesis: sostienen que el tiempo transcurrido puede permitir creatividad en la negociación para evitar esos obstáculos. “Retomamos las negociaciones hace bastante, pero eso no significa que vayamos a firmar”, aclaró una fuente privilegiada ante #OffTheRecord que además adelantó que Argentina está cerca de cerrar un nuevo contrato con Janssen. La fetichización del acuerdo con Pfizer, igualmente, tiene problemas para la oposición: el laboratorio no cumplió con las entregas programadas al igual que casi todos los laboratorios a nivel global. Y la oposición debería pensar dos veces antes de señalar al gobierno por este faltante: la cláusula en la ley que impidió el acuerdo fue incorporada por Graciela Ocaña.

Bonus track

  • Alberto Fernández evalúa suspender su gira por Europa debido a la suba de casos de coronavirus. El viaje tenía como objetivo la búsqueda de inversiones privadas para nuestro país.
  •  Mauricio Macri quiere a Darío Nieto como candidato a legislador porteño o diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires.

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La recomendación de hoy es El Africano de Jean Marie Gustave Le Clézio.

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Iván

Soy director de un medio que pensé para leer a los periodistas que escriben en él. Mis momentos preferidos son los cierres de listas, el día de las elecciones y las finales en Madrid. Además de River, podría tener un tatuaje de Messi y el Indio, pero no me gustan los tatuajes. Me hubiera encantado ser diplomático. Los de Internacionales dicen que soy un conservador popular.