Una película de apocalipsis zombie

Bolivia se juega el futuro en las urnas. ¿Qué onda entre Rusia y Turquía?

¡Buen día!

Quizás hoy deberíamos arrancar así. Michael Kovrig es uno de los dos canadienses detenidos en China por presunto espionaje. Hasta el sábado pasado estuvo aislado completamente, sin contacto diplomático, por 9 meses; así que cuando volvió a recibir visitas del mundo exterior tuvo, para su desgracia, que ponerse al día. Le contaron. Al otro día le preguntaron a Vina, la esposa, cómo había sido la reacción de Michael ante la noticia de que estamos viviendo una pandemia. “Comentó que todo sonaba como una ‘película de apocalipsis zombie’”. 

Vamos a lo nuestro. 

BOLIVIA VA A LAS URNAS EN PLENA TENSIÓN SOCIAL

Las elecciones de este domingo en Bolivia importan mucho, en parte por quién será electo presidente pero también por los efectos inmediatos del proceso. El escenario está abierto: una victoria del MAS en primera vuelta es tan posible como un balotaje entre Arce, el candidato del partido de Evo, y Carlos Mesa, que muy posiblemente sea presidente en el caso de una repetición. Para ganar en primera el candidato debe reunir el 40% de los votos y tener 10 puntos de diferencia con el segundo. La posibilidad de que el desenlace se defina por pocos votos es alta. Los recuerdos de la definición de la elección anterior y la secuencia de protestas, amenazas, persecuciones y aplazamientos de la fecha electoral hacen que la cita tenga una cuota extra de dramatismo. 

El clima es tenso

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En las últimas semanas han volado amenazas y acusaciones. En un acto a propósito del aniversario del asesinato del Che Guevara, el ministro de Defensa afirmó que “las Fuerzas Armadas están listas” y que “los terroristas cubanos, venezolanos, argentinos, o de donde sea, van a encontrar la muerte en nuestro territorio”, como para ir tranquilizando un poco la cosa. La Presidenta de facto, Jeanine Añez, y su perro de caza, Arturo Murillo, se dirigen al país con pedidos para votar en contra de la “dictadura” del MAS, mientras citaciones judiciales a ex funcionarios y militantes del partido de Evo, entre ellos el candidato Luis Arce, se apilan en La Paz. 

Arce avisa que “la única manera de que nos ganen es con fraude”, y las bases del partido y los movimientos sindicales ya llamaron a movilizarse en caso de un escenario tal. Carlos Mesa, por su parte, no quiere ser menos y advierte que habrá una respuesta “pacífica y democrática” si el MAS no acepta los resultados, algo que de alguna manera descuenta ya que, como dijo, se trata de un partido “que no cree en la democracia”. Luis Fernando Camacho, uno de los autores intelectuales del golpe en noviembre, resiste por ahora las presiones para bajar su candidatura, el último escollo para un frente de unidad total detrás de Mesa, y también insiste en la idea de un fraude –esta vez en su contra– posibilitado por el Tribunal Supremo Electoral, a quien rotula como los “alcahuetes del MAS”. 

Las encuestas, difundidas antes del fin de semana –en Bolivia la veda electoral dura siete días– vaticinan un escenario de segunda vuelta, aunque el MAS asegura que puede ganar en primera gracias al voto extranjero, que en la elección anterior representó el 4,7% del padrón y que suele favorecerlo. Estos números, por otro lado, lo acercan a una mayoría parlamentaria que les dará peso al margen de quién se siente en el Palacio Quemado. Las encuestas son apenas una foto que puede cambiar en la semana de veda pero refuerzan, no obstante, la idea de que ambos escenarios son posibles y, porque siempre se puede tener más 2020, pueden definirse por poco. Es decir que Arce puede ser electo presidente en primera con la ventaja mínima necesaria (digamos: cuarenta y piquito con entre diez y once puntos de ventaja) y Mesa puede acceder a una segunda vuelta con el MAS quedándose apenas corto de los cuarenta o llegando a ese número pero con una distancia menor a los diez requeridos (digamos: entre 7 y 10 puntitos). Y si hay algo que nos demostró el episodio del 2019 es que la carga de votos importa. Es posible que la foto al inicio de la carga sea distinta que al final, cuando terminen de llegar los votos rurales, que suelen tardar más en cargarse y que en su gran mayoría van para el MAS. 

El pulso

El martes tuve una larga conversación con el periodista y escritor boliviano Fernando Molina, que vive en La Paz, donde escribe para El País. Lo primero que le pregunté fue por las amenazas de fraude. “No creo que vaya a haber un fraude institucional”, me respondió. “El Tribunal Supremo Electoral es bastante independiente y creo que van a hacer y defender su trabajo. Si el proceso estuviera a cargo del gobierno ahí sí estaríamos hablando de otra clase de maniobras”. El punto, para él, está en la posible estrecha diferencia en los resultados. “Una situación de este tipo va a ser difícil de tramitar para el Tribunal, que tiene una confianza muy baja en la sociedad, y la polarización ciertamente no ayuda. El origen de la desconfianza varía según los casos y las razones no son las mismas. Todos están listos para denunciar según cuál sea el resultado. Ante la más mínima provocación o si aparece un acta mal hecha, puede haber lío”, me dijo.

Algunos analistas señalan que la insistencia de Añez y el resto de su gabinete en la supuesta “injerencia”del gobierno argentino en las elecciones es preparar el terreno para denunciar irregularidades y anular los votos en el extranjero, donde Argentina representa la mitad del botín. Fernando me dijo que los incentivos para anularlos pueden aparecer ante un escenario de tensión, pero que no obstante la ley asegura que se debe votar de nuevo ante un escenario tal. “Eso alivia un poco la sensación de que vaya a pasar algo”, me advirtió. Sin embargo, ya se ha suspendido la votación en algunos países y en Mendoza, donde viven más de 10 mil bolivianos, todavía no está confirmada.

El camachismo y el rol de Santa Cruz

En el último acto de campaña antes del domingo, Luis Fernando Camacho volvió a descartar la declinación de su candidatura. Todos los días en la prensa boliviana aparece al menos una nota que especula con su baja, una solución por la que presionan distintos sectores de la oposición, especialmente desde que Añez dio un paso al costado. Buena parte de la estructura del frente que encabezaba la presidenta de facto migró hacia el camachismo. 

Nuestro invitado de hoy no cree que Camacho se vaya a bajar, y para entenderlo propone utilizar el lente del cual ya hemos hablado en otra oportunidad: el regional. Su candidatura representa a la élite de Santa Cruz, el epicentro del Oriente boliviano,  “y la única burguesía”, agrega Fernando. Camacho interpreta a una Bolivia diferente a la de Mesa, un fiel embajador de las clases medias urbanas y occidentales, con sede en La Paz. Las encuestas actuales le otorgan a la candidatura cruceña al menos 4 senadores y más de 10 diputados nacionales. “Santa Cruz no quiere sacrificar su propia representación a nombre de Mesa, que es de La Paz. Dicen: ‘¿por qué nosotros tenemos que resolver los problemas de ustedes, que no son capaces de derrotar al MAS ni siquiera en La Paz?’. En el fondo creen que no tienen por qué hacerle caso a los ‘coyas’ de Occidente”, me explicó. En Santa Cruz, sin embargo, existen empresarios, políticos e intelectuales que han decidido apoyar a Mesa ante el temor de una victoria del MAS y lo confirman con su círculos de confianza, pero no se animan a decirlo públicamente. “Están reprimidos –apunta Fernando–. Temen una reacción visceral del camachismo”.

La actitud que tome la élite cruceña ante el proceso electoral primero, y ante un eventual gobierno del MAS o de Mesa después, será importante. La acción de los comités cívicos y el liderazgo de Camacho fueron una pieza clave del levantamiento contra Evo en octubre y su poder de movilización quedó demostrado. A poco de cumplirse el primer aniversario de dicho capítulo, Santa Cruz se enfrenta a una nueva elección donde la promesa de traducir su liderazgo regional en uno nacional se ve, otra vez, frustrada por la falta de apoyo popular. “Hay decepción porque el gobierno, en el que tuvieron mucho poder, fracasó y no fueron capaces de extender el dominio. La mayor parte de la élite reacciona ante esta nueva frustración cerrando filas en torno a la figura de Camacho, que es un líder distinto al de otros tiempos, con más contacto con la gente, más parecido a Bolsonaro”, me dijo Fernando.

Hay tres preguntas que me parecen relevantes acerca de Santa Cruz en el futuro inmediato. La primera es cuántos votantes del Departamento, así como del resto del Oriente, van a votar por Mesa, a pesar de la decisión de la élite de sostener la candidatura de Camacho. Si se da un movimiento hacia el ‘voto útil’ desde abajo eso puede significar que las chances de Mesa mejoren notablemente. La segunda es cúal es el rol que van a cumplir los cruceños ante un posible desenlace electoral donde triunfe el MAS. ¿Convocarán a una nueva insurrección o se limitarán, en todo caso, a desconocer los resultados? La tercera pregunta es qué tipo de convivencia van a buscar con el nuevo gobierno. 

“Evo los saca del poder completamente –lo cual explica la rebelión posterior–,  aunque les permite enriquecerse. Es un pacto económico más que político. La decepción que sufren ahora ante el hecho de que el poder vuelve otra vez hacia Occidente se convierte en muchos casos en resignación. A ellos les interesa el poder local. Su antimasismo ha sido más defensivo que activo, intentando bloquear iniciativas que los perjudiquen”, me explicó Fernando. Y acá otra clave para analizar la candidatura de Camacho: el liderazgo de ese poder local se está peleando ahora. 

Son varios los factores que entran en juego a la hora de vislumbrar ese futuro de convivencia con Occidente. Sumemos uno más. Como ya hemos charlado en más de una ocasión, Mesa es un candidato sin estructura territorial y que ha tenido problemas de gobernabilidad cuando le tocó ser presidente. De llegar nuevamente al cargo asumiría en minoría parlamentaria, con una crisis sanitaria y económica severa y en un escenario social convulso. No sería descabellado, entonces, que Mesa busque rescostarse en la derecha cruceña si sus intentos de hacer equilibrio fracasan. En ese escenario, Santa Cruz no estaría tan lejos del poder nacional. 

Pero para eso falta. El domingo, a casi un año de las elecciones que desembocaron en un levantamiento cívico primero y un golpe de Estado después, la cita vuelve a repetirse. Será una noche larga, quizás dure una semana. Es el primer paso para que el portal abierto tras el episodio del año pasado pueda empezar a cerrarse.

VOCES: TURQUÍA Y LAS LÍNEAS ROJAS

La semana pasada dedicamos el correo al conflicto en Nagorno-Karabaj. El viernes hubo un anuncio de cese al fuego mediado por Rusia, pero este duró apenas unas horas. Mientras la tensión aumenta, y los bombardeos se extienden por fuera de la zona en disputa, Moscú sugiere el despliegue de fuerzas de paz e insta a Ankara a colaborar con la desescalada.

Lo que hablamos acerca de las líneas rojas de Rusia y el creciente aventurismo militar turco me motivó a invitarlo a Ariel Gonzalez Levaggi, doctor en Relaciones Internacionales por la Universidad Koç, en Turquía, y especialista en la materia, para conversar sobre el tema. El diálogo me pareció rico, así que decidí publicarlo como entrevista. 

Turquía ha decidido apoyar militarmente a Azerbaiyán contra un país con el que Rusia comparte un tratado militar, como es Armenia, y en su zona de influencia. ¿No cruzó una línea roja esta vez?

Por un lado no hay información fehaciente acerca de cuál es el perfil y alcance de las milicias, aunque los trascendidos apuntan a un cierto apoyo militar. Turquía juega dentro de las reglas no escritas con Rusia, pero al mismo tiempo fuerza al máximo esta situación para que Azerbaiyán, un aliado, pueda recuperar territorio. La relación con Azerbaiyán no descansa únicamente en la hermandad entre dos estados con una lengua y cultura similar sino también en la cuestión energética, donde Turquía cumple un rol en el pasaje del gas que se produce en el Mar Caspio hacia Europa.

Entonces, ¿no crees que Turquía y Rusia vayan a enfrentarse militarmente en el Cáucaso?

Ninguna de las dos partes tiene incentivos, pero especialmente Turquía no quiere ser arrastrada a un conflicto con una potencia militar con más incidencia como es Rusia. La relación es asimétrica en favor de Moscú. Para Ankara, la relación con Rusia es prioritaria; para el Kremlin, la relación con Turquía no tiene la misma jerarquía que con otras potencias como China. Además, los intereses que tiene Ankara en el Cáucaso no son lo suficientemente determinantes para que se involucre de manera completa. Sí va a continuar apoyando de manera diplomática y militar a Azerbaiyán, pero no creo que se enfrente a Rusia directamente. 

¿Rusia no se está cansando de Turquía y su política exterior?

Si uno proyecta hacia el futuro, Rusia y Turquía están en una dirección de clara conflictividad. Hay dos proyectos regionales en pugna: ambos quieren moldear las dinámicas regionales en base a sus intereses. Pero por otro lado, ambos países, a pesar de la conflictividad, tienen un alto grado de diálogo y cooperación, principalmente por su posición hacia Occidente. La pregunta ahí es hasta qué punto este triángulo entre Rusia-Turquía-Occidente no va a llevar a que Turquía vuelva a recostarse en Occidente, como hizo en los 90, o que Rusia no genere algún tipo de cooperación con Occidente para contener a Turquía, como propone Macron. 

Me cuesta imaginarme a Erdogan volviendo a mirar hacia Occidente.

Erdogan es un líder pragmático, y sus coaliciones de apoyo fueron variando. Fue él quien abrió el diálogo para acceder a la Unión Europea. Cuando esto se estancó cambió su alianza interna recostándose en sectores conservadores islámicos y lo hizo de nuevo, en última instancia, para aliarse con los nacionalistas. Es a partir de ahí donde se afectan las relaciones con Europa y Estados Unidos. Pero si la espada de Damocles rusa cae sobre su espalda puede volver a intentar acercarse a Occidente, aunque es cierto que la percepción del otro lado no es buena. Es un líder visto como alguien que degradó la democracia turca y la relación con la OTAN. Es un grado de desconfianza de la cual es difícil volver. 

Hay una idea cada vez más extendida acerca de que Turquía tiene demasiado en su plato. Que está sobreestimando sus cartas. ¿Cómo lo ves?

En Occidente se plantea que Turquía está tomando decisiones comprometedoras en Siria, Libia, el Mediterraneo Oriental y ahora el Caucaso. Turquía argumenta que su estrategia no requiere de demasiadas inversiones en términos económicos y que en algunas zonas tiene el apoyo de Qatar, que suele financiar parte de estas acciones y que es aliado en el mapa de Medio Oriente. Es una discusión que no está saldada porque la cuestión no son solo los recursos sino si Turquía puede realmente lograr algo en algunos de estos teatros, una situación que lo termine beneficiando en términos de influencia regional. Lo que vimos hasta ahora es que Turquía se involucra y quiere ser parte de la solución, pero los conflictos siguen activos. Esto no es sustentable. La economía turca, además, ya no es la misma de hace 10 años, no tiene ese dinamismo, y luego de la crisis de la lira en 2017 los inversores ya no ven a Turquía como lo veían antes.

Hoy Turquía ya es un jugador de peso regional a ser tenido en cuenta. El dilema entra en relación a la idea de afirmarse como un actor estabilizador en la región. Que sus aspiraciones puedan colaborar en la pacificación de las dinámicas regionales. La política exterior turca no se encuentra en este camino. Si Turquía sigue así va a profundizar su situación de aislamiento en términos regionales y globales.

¿Qué nos dice el ascenso de Turquía sobre el estado de cosas en el mundo?

Creo que la política de Erdogan, aún con características propias, es uno de los efectos que genera un mundo más descentrado, en el cual las potencias regionales tienen mayor autonomía para desarrollar una agenda más ambiciosa que en el pasado. Esto tiene que ver con dos elementos. Primero, un retiro de Estados Unidos de una parte de Medio Oriente, en línea con una situación de desestabilización en Irak que fue producto de su intervención. En segundo lugar, vemos como la promoción de la democracia y el apoyo al multilateralismo cada vez forma menos parte del núcleo de la agenda de política exterior de Estados Unidos y de Europa. Eso brinda incentivos a países como Turquía para desmontar ciertas reformas que habían colaborado a que el país sea una de las pocas democracias de Medio Oriente.

CHINA ENTRA A COVAX

Qué pasó. El jueves pasado, China anunció su ingreso a Covax, la iniciativa que busca garantizar la distribución de vacunas para todo el mundo. Si bien todavía restan saber los detalles de su participación, Beijing avisó que sus vacunas –hoy está produciendo 4– serán puestas a disposición de la plataforma, con prioridad para países en vías de desarrollo.

Por qué es importante. La última vez que hablamos sobre la iniciativa, a propósito de la asamblea anual de la ONU, uno de los líderes de Covax, dijimos que hacían falta más recursos y que las principales potencias como Estados Unidos, China y Rusia se mantenían por fuera. La entrada de Beijing, si bien no están del todo claros los términos, puede ayudar a que la iniciativa gane peso y momentum. Un compromiso fuerte del país en el proyecto sería una señal de que China está dispuesta al juego multilateral en el ámbito de la vacuna, y no solo en el bilateral. Para algunos analistas, es una oportunidad para proyectar soft power en un momento donde su imagen se ha deteriorado en varios países.

PICADITO

  1. China advierte a EEUU por la nueva venta de armas a Taiwán.
  2. España: la República triunfaría sobre la monarquía en un referéndum, según una encuesta; la gran mayoría quiere votar.
  3. Colombia: tras ser liberado de la prisión domiciliaria, Uribe vuelve a la carga de cara a las presidenciales de 2022.
  4. El FMI llama a subir los impuestos a los más ricos y a las empresas rentables para pagar la crisis.
  5. El Parlamento Europeo y el Consejo chocan por el proyecto de presupuesto y recuperación; persiste el bloqueo.

QUÉ ESTOY LEYENDO

Decime si no estás pensando en escaparte a algún lado ni bien puedas hacerlo. Bueno, hay algunos que ya empezaron a planearlo desde un comienzo. Esta nota (en inglés pero con traductor va joya) cuenta qué está pasando con el mercado de islas para millonarios. Si antes solo los más extravagantes buscaban comprar una isla, ahora la demanda para escaparse del virus y radicarse para vivir aumentó, así que los agentes inmobiliarios están lidiando con una ola de pedidos y mayores exigencias de los compradores.

LO IMPORTANTE

Nos vamos con esta noticia, muy importante. El domingo hubo elecciones en Viena, la capital de Austria, donde triunfó la socialdemocracia y la ultraderecha sufrió la peor derrota en años. Pero lo que me llamó la atención fue la participación del Partido de la Cerveza, una fuerza municipal que rozó el 2% de los votos y tiene una plataforma política en la que creo. Según cuenta esta nota, proponen crear una fuente de cerveza en cada distrito de Viena, abolir un impuesto sobre bebidas en el sector de la restauración y, más importante, tratar a la cerveza como un derecho, donde el suministro a todos los habitantes esté garantizado. También se busca prohibir la cerveza sin alcohol, porque boludeces no. 

Huérfanos de la política de partidos, acá tienen una plataforma para volver a creer. 

Eso fue todo por hoy. Gracias por haber llegado hasta acá.

Nos leemos el jueves.

Un abrazo,

Juan

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Creo mucho en el periodismo y su belleza. Escribo sobre política internacional y otras cosas que me interesan, que suelen ser muchas. Soy politólogo (UBA) y trabajé en tele y radio. Ahora cuento América Latina desde Ciudad de México.