Todo lo que tenés que saber sobre el coronavirus en Argentina

Una guía informativa sobre la pandemia.

Se escucha a periodistas, médicos, funcionarios, y hasta al presidente de los argentinos, decir que «el mundo no volverá a ser el mismo» después de la pandemia de coronavirus, que hoy demanda población en aislamiento y cambios de hábitos para paliar sus consecuencias. Es un virus del que se conoce poco, pero que ya ha provocado miles de muertes en el mundo. Difícil saber si, una vez pasado el miedo y la prevención, los países tendrán en cuenta esta advertencia sanitaria y modificarán sus costumbres. Sin embargo, hay algunos datos que sí se conocen respecto de la enfermedad y el panorama en el que está la Argentina ante esta emergencia.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los coronavirus son una extensa familia de virus que pueden causar enfermedades en animales y en humanos. En los humanos, causan infecciones respiratorias que van desde un simple resfriado hasta enfermedades más graves, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS: Middle East Respiratory Syndrome) y el síndrome respiratorio agudo severo (SARS: Severe Acute Respiratory Syndrome), que pueden ser fatales.

El nuevo virus de la familia de los corona, que tuvo su primer contagio registrado en la ciudad de Wuhan, China, en diciembre pasado, causa una enfermedad. El virus es el SARS-CoV2, de la familia de los coronavirus, y la enfermedad se registra entre especialistas como «la COVID-19».

¿Cuáles son los síntomas y consecuencias de la enfermedad?

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Infectólogos de todo el mundo repiten hasta el hartazgo que los síntomas más comunes de la COVID-19 son fiebre, cansancio y tos seca. Es importante saber que también hay pacientes que presentan congestión nasal, dolor de garganta y diarrea, aunque leve o gradual. Las cifras mundiales indican que la mayor parte de los infectados (el 80 por ciento) transita una versión leve de la enfermedad y se recupera sin ningún tratamiento especial. Es decir, se recupera como lo haría con una gripe cualquiera, con paracetamol o ibuprofeno. Precisa el infectólogo Pedro Cahn, titular de la Fundación Huésped y miembro de la mesa de consulta del Gobierno por esta pandemia, «no es cierto que no se debe tomar ibuprofeno ante los síntomas de este virus; eso fue una mala interpretación sobre un comentario que salió en una revista».

Una minoría de los contagiados no desarrolla ningún síntoma. El foco está puesto en aquellos que, además de tener síntomas, corren riesgos. El cálculo es que una de cada seis personas con COVID-19 (16 por ciento de los infectados) desarrolla una enfermedad grave y tiene dificultad para respirar. Las personas mayores de 65 años y las que padecen afecciones médicas, como hipertensión arterial, problemas cardíacos, enfermedades respiratorias o diabetes, tienen más probabilidades de transitar la COVID-19 con gravedad. El cálculo de la OMS es que el porcentaje de muertos por coronavirus gira en torno al 3,4 por ciento de los contagiados.

Las personas que tengan fiebre, tos y dificultad para respirar deben buscar atención médica. Para evitar el colapso de guardias y centros médicos, en la Argentina se estableció que, a menos que se trate de una emergencia, la persona con esos síntomas debe comunicarse primero por teléfono.

¿Cómo se contagia?

Una persona puede contraer la COVID-19 por contacto con otra que esté infectada por el virus. Es una enfermedad que se propaga a través de gotas casi imperceptibles (gotículas) que salen de la nariz o la boca cuando una persona infectada tose o exhala. Si alguien está muy cerca de quien expulsa esas gotas, puede contagiarse. Por eso se recomienda mantenerse a más de un metro de distancia de los otros. Si esas gotas infectadas caen sobre objetos y superficies, y alguien toca esas superficies contaminadas y luego se toca ojos, nariz o boca, también se puede contagiar el virus, aunque hay diferencias entre los especialistas sobre el tiempo que el virus permanece vivo en esos objetos. ¿Hay otras formas de contagio de esta enfermedad? Se sigue estudiando.

Se puede contraer la COVID-19 de alguien que está infectado y que no ha presentado ningún síntoma, pero la probabilidad es más baja. Es más factible contagiarse de alguien con síntomas leves, que es lo que se da en la mayoría de los casos. Todavía no hay precisiones sobre el período de transmisión de los que están enfermos.

Por todas estas razones se recomienda:

-El lavado de manos frecuente durante 30 segundos, ya que así se matan los restos de virus que puede haber en las manos por tocar una superficie contaminada o por haber estado cerca de alguien que padece la enfermedad.

-Toser y estornudar en la parte interna del codo, que no es un sector de contacto con otros en lo cotidiano.

El gobierno argentino determinó la suspensión de clases y, a partir del pasado 13 de marzo, la cuarentena obligatoria para toda la población. La excepción corre para algunas personas consideradas elementales para tal fin, como quienes son parte de la industria alimentaria, la distribución de agua, o el transporte – que deben salir a la calle con la pertinente declaración jurada-. El objetivo es contribuir a la reducción de riesgos y aplanar la curva de contagios.

¿Qué es «aplanar la curva»?

La curva epidémica es la que registra el aumento de casos. Cada vez que la línea sube, quiere decir que los casos aumentan y que se necesita mayor disposición de los equipos de salud, esos que tanta dedicación le están poniendo al asunto, que están tan expuestos al virus, y que en esta pandemia reciben, de parte del gobierno nacional, un plus salarial de cinco mil pesos mensuales hasta julio, y, de parte de la población, aplausos todos los días a las nueve de la noche en los balcones y ventanas del país.

Cuanto más se demora en llegar el pico de casos, más tiempo tiene un gobierno de preparar el sistema de salud y que no falten camas, respiradores o personal médico. Si se consigue ralentizar la propagación del virus, el número de casos se va a distribuir mejor en el tiempo y no tendrá un aumento brusco de contagiados al comienzo, que es lo que da tiempo a planear. El proceso es retrasar y contener: que no se propague de golpe. El pico de casos en la Argentina se calcula para comienzos del mes de mayo, en un máximo de 250 mil contagios.

«Aplanar la curva» implica que no haya un pico pronunciado e inabarcable de infecciones. Como explicó el presidente Alberto Fernández, las medidas de aislamiento obedecieron a observar el drama ocurrido poco antes en Italia, donde los casos explotaron durante el mes de febrero y comienzos de marzo, y el sistema sanitario colapsó. Recién ahí aplicaron las medidas de aislamiento social generalizado, después de que algunos aprovecharon las restricciones para irse a descansar a las zonas donde no había prohibición. Ejemplo contundente sobre la importancia de cumplir con la cuarentena y del riesgo de no hacerlo.

¿Son suficientes los testeos en Argentina?

Cada país tiene un número diferente de testeos diarios. Eso responde a su capacidad operativa pero también al sentido que le da a cada análisis de laboratorio. Por eso, la comparación de casos a nivel oficial entre países es, en general, la de peras con manzanas. Lo que sí puede observarse de esos números es el porcentaje de contagios positivos dentro del total de testeados y el porcentaje de aumento de casos por día, para saber cómo sube la curva, que, hasta llegar al pico, por definición, está siempre en ascenso. También hay especialistas que consideran como dato clave el número de muertos de cada país, no sólo para comparar, sino para multiplicar por 500 o por mil esas cifras y así tener un estimado de la cantidad de contagios reales que hay por territorio, pero es sólo eso: una estimación.

La Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud Doctor Carlos Malbrán es el organismo público descentralizado que se ocupa de los testeos más importantes del país. Dependiente del Ministerio de Salud de la Nación, este instituto del barrio porteño de Barracas fue el que confirmó el primer caso positivo de COVID-19 en la Argentina, el 3 de marzo, y es el que sigue con esa tarea diaria, aunque ahora se suman otros laboratorios del país.

El test consiste en un hisopado nasofaríngeo y su resultado demora unas cuatro horas, a menos que requiera confirmación, en cuyo caso no tarde más de un día. Para tener el alta de un paciente, se requieren dos confirmaciones negativas del estudio. Lo que sí se demora muchas veces es el hisopado para coronavirus porque primero se hacen análisis para descartar influenza, que tiene un tratamiento específico.

Cada día, el equipo del Malbrán hace entre 200 y 300 testeos de coronavirus (cerca de seis mil en total, hasta el momento), aunque ha llegado a hacer 315 algunas jornadas. Según sostienen desde la cartera sanitaria, el organismo está muy lejos del tope de su capacidad -podría cuadruplicar esa cifra, como ocurrió en 2009 con la pandemia de Gripe A-, pero por el momento no fue necesario que superara esa cantidad.

Lo que resolvió el gobierno nacional fue descentralizar los testeos lo antes posible, para tener resultados más rápidos en distintos puntos del país. Por eso echó mano a la Red Nacional de Virus Respiratorios, creada hace once años durante el brote de Gripe A, integrada por 35 laboratorios. Eso permite que las muestras de cada distrito no tengan que viajar hasta el Malbrán y quizás derive en la confirmación de casos en aquellas provincias que hasta ahora no registraban o registraban pocos.

Funcionarios del ministerio aseguran que la descentralización no implica mayor número de casos positivos sino mayor velocidad en el proceso: el aumento de casos, que se espera que se siga dando al menos hasta comienzos de mayo, obedece al proceso natural de la pandemia. Los tiempos de cada laboratorio dependerán del resto de los estudios en los que esté trabajando, porque hay zonas en las que preocupan los casos de dengue -cuyo brote sigue alarmando a la región- y hay muchos análisis en ese sentido. Si se colmara la capacidad de los 35 laboratorios de la red, se sumarían centros y universidades a los que capacitarían para lo mismo. Aunque todavía no se llegó a los primeros mil casos en el país, desde el gobierno nacional anticiparon la compra de 500 mil reactivos para garantizar los testeos, teniendo en cuenta que muchas veces se requieren dos de ellos por paciente.

En esta etapa, el Gobierno está repartiendo 52.500 reactivos en nueve centros de la red: los hospitales Garrahan y Muñiz de la Ciudad de Buenos Aires; los hospitales Posadas y El Cruce y el Instituto Nacional de Epidemiología Jara de Mar del Plata, en Provincia; el Laboratorio Central de Córdoba; el Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias de Rosario, Santa Fe; el hospital Perrando, en Chaco, una de las provincias más afectadas por este virus en proporción de habitantes, detrás de Ciudad y provincia de Buenos Aires; y el hospital Samic de Santa Cruz. La segunda etapa se completaría con los 35 que integran la Red Nacional de Laboratorios. Hasta ahora, los testeos se hicieron con los tres mil reactivos que el país recibió de la OMS y 60 mil que vinieron del laboratorio Roche.

El plan del gobierno argentino no es el testeo masivo en la población sino, como hicieron Alemania y Corea del Sur con resultados bastante exitosos, testear a todos los pacientes sospechosos, es decir los que tienen fiebre y tos, sobre todo si estuvieron de viaje o con contacto estrecho con un viajero, aunque el país ya presenta contagios autóctonos. A eso, los tres países sumaron el aislamiento social.

Testeos masivos

La técnica que se usa en la Argentina para los análisis que chequean coronavirus en pacientes es la más usada en todos los países y es la que recomienda la OMS, por su alto nivel de precisión. Se trata de la Reacción en Cadena de Polimerasa (PCR: Polymerase Chain Reaction), que acá se hace sólo para pacientes que tengan síntomas. El test busca si la muestra del hisopado tiene el código genético del virus SARS-CoV2, lo cual confirmaría que el paciente se contagió.

Corea del Sur corre con ventaja en el universo de los testeos porque produce sus propios reactivos y consigue realizar más de cien mil muestras por semana. Pero hay otros países que sumaron «tests rápidos», como España, ejemplo de los gobiernos que respondieron tarde a la pandemia.

Por ahora no hay grandes evidencias de la confiabilidad de estos tests rápidos. Existen dos variantes: el de extracción de sangre y el de otro tipo de hisopado.

-El de sangre se propone detectar anticuerpos que se producen a partir de este virus, pero da un resultado probable, no concluyente. O sea, se debe revalidar con el test de PCR.

-El otro análisis rápido es el que detecta las proteínas que recubren el virus y es el que España le compró a China, pero su efectividad no es total. Los ensayos preliminares indican que esos tests deberían tener una efectividad del 80 por ciento, que ya está lejos de ser absoluta, pero los que compró España no llegan al 30 por ciento de precisión. Así lo anunciaron desde el Ministerio de Sanidad español: compraron más de 600 mil y no funcionan. Hay cinco millones más de este tipo de tests en ese país, pero no se informó si se trata del mismo fabricante.

Argentina de indias

El ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, anunció que la Argentina fue elegida por la Organización Mundial de la Salud, junto a nueve países (entre los que se cuentan Noruega, España, Canadá, Finlandia y Tailandia), para probar ensayos clínicos de un tratamiento contra el coronavirus. «Hoy el mundo nos toma de ejemplo y de eso tenemos que estar orgullosos todos los argentinos», sostuvo el funcionario en una entrevista al canal Todo Noticias.

González García explicó que esta droga para tratar el COVID-19 ya se empezó a probar en el país en tres enfermos graves, que están internados en el Hospital Posadas. La droga es la hidroxicloroquina, que, según el ministro, «es un sanador contra la malaria y el lupus, una vieja droga que se dice que tendría un efecto positivo».

Respecto de las prioridades o no que puedan tener los pacientes con servicio de medicina prepaga, Ginés fue tajante: «Nosotros tenemos camas públicas y privadas, pero lo digo acá, nadie supone que las privadas no estén dispuestas al servicio público. Todas las camas son públicas, sean estatales o privadas».

Camas y respiradores

En la misma entrevista, el funcionario de Salud fue contundente sobre la compra de la producción de los respiradores que se hacen en el país, que quedó toda a cargo del gobierno nacional: «Sólo Nación puede garantizar la equidad distributiva de un insumo crítico. Tratamos de asegurar que todos tengan las mismas chances en cualquier lugar de la Argentina. Hay una sola fábrica que posee el 85% de los respiradores. Cuando nos comunicamos con la fábrica, tenía pedidos 3700 respiradores: 2500 del Estado y 1200 de privados. Además, tenía mucha compra individual de gente con dinero que quería asegurarse de tener su respirador en su casa (…) No es una novedad, se los expliqué a todos los ministros de Salud de las provincias, y ninguno dijo nada. Al revés, todos estaban muy contentos de que no sea el primero que llega o el que tenga más dinero el que se quede con todo». Ante la posibilidad de comprar respiradores al exterior, González García indicó que es posible hacerlo dado que «se quitaron todos los impuestos aduaneros».

En un reportaje con Verónica Lozano en Telefé, el Presidente subrayó las diferencias entre la cantidad de muertos en Alemania (0,5 por ciento de los contagiados) e Italia (10 por ciento, muy por arriba del 3,4 que calcula la OMS) y aseguró que eso obedece a que «Alemania tiene 25 mil respiradores artificiales e Italia, no». Todavía se está estudiando si en ciertos lugares de Europa hay otra cepa de este virus o qué es lo que ha causado ese nivel de letalidad. En la Argentina, la mortalidad es del 2%, calculada entre la cifra de casos confirmados y los fallecidos hasta abril, aunque en todos los casos debería calcularse en función de la cantidad de habitantes.

A las casi 12 mil camas con respiradores que el Gobierno calcula que hay en todo el país, Fernández anunció que solicitó unos 1.500 respiradores a China, sumado a 130 unidades semanales comprometidas por los fabricantes argentinos, que daría un total de más de dos mil para sumar antes de mayo. Mientras tanto, algunos municipios arman espacios con camas para recibir contagiados leves, y el gobierno porteño hospeda en hoteles a residentes argentinos que llegaron del exterior, los últimos por ahora, a partir del cierre de todas las fronteras del país.

Que el Gobierno calcule un pico máximo de 250 mil infectados reales con coronavirus para comienzos de mayo no significa que se necesite ese número de camas. Desde el ministerio de Salud estiman que un cinco por ciento de los contagiados requerirán camas en terapia intensiva, es decir, se necesitarían unas 12.500 plazas. Los números van variando todo el tiempo, a partir de que, por si alguien lo olvida, existen internados por otras afecciones. Las últimas cuentas daban casi diez mil camas en terapia de adultos y unas dos mil pediátricas, lo cual acerca las cifras a lo planeado, pero la mayoría de esas camas hoy están ocupadas. Por eso hay que esperar, suspender cirugías programas que no sean de urgencia, y hacer planes de contingencia.

El ministro de Salud nacional monitorea todo el tiempo la Sala de Situación montada por la cartera sanitaria para la ocasión y ya está disponible el detalle de las camas que se van ocupando y desocupando en cada provincia. Según la Unión Argentina de Entidades de Salud (UAS), hay 24 mil camas en el sistema de salud privado, 20% de terapia intensiva, unidad coronaria y neonatología. O sea, unas 4.800 camas que podrían ser para enfermos graves de COVID-19 pertenecen al sistema de salud privado. Esa cifra está dentro de las 12 mil que calcula el gobierno que tiene en total.

Hasta el momento, la franja etaria con mayor número de contagiados es la que va de 20 a 30 años, en gran parte turistas que regresaban de Europa. Pero, a medida que aumenten los casos autóctonos, se calcula que subirá el promedio de edad de contagiados (hoy en 40 años) y por eso hay que tomar más recaudos: a mayor edad, también crece el riesgo. De los contagiados con confirmación de laboratorio, más de 70 ya fueron dados de alta.

Y después, ¿qué?

Todavía es material de estudio si el este nuevo coronavirus llegó a los humanos a través de una sopa de murciélago, como se ha difundido que se consume en China, sobre todo en el mercado húmedo de Wuhan, ciudad de origen del COVID-19, mercado que vende animales salvajes a los que mantiene cautivos.

Se sabe que los murciélagos son el único mamífero que puede volar y eso significa que puede albergar muchos patógenos y enfermedades en su traslado y que tiene un sistema inmunológico muy especial. Lo que varios científicos advierten en lo que va de la propagación de la enfermedad es que este panorama obedece a una problemática mundial, vinculada a la manipulación que los seres humanos hacen del planeta.

Destruir hábitats naturales o mantener animales enjaulados modifica ciertos comportamientos de la naturaleza, que ahora pueden percibirse, por ejemplo, en la nueva transparencia del agua de Venecia sin góndolas o en la invasión de animales en zonas donde los autos suelen inhibir su paso.

Quienes vienen advirtiendo sobre el calentamiento global, aquellos que suelen gritar que no es gratis lo que el hombre hace con el planeta, hoy repiten como un mantra a quien quiera escucharlos: con esta pandemia, la humanidad tiene que aprender. Pero tiene que hacerlo rápido.

Dónde comunicarse

Ministerio de Salud de la Nación: 0800-222-1002 (atención en todo el país)

Ciudad de Buenos Aires: 107

Buenos Aires: 0221-425-5437 y 148

Chaco: 0800-444-0829

Chubut: 107

Córdoba: 107

Corrientes: 107

Catamarca: 0383-423-8872

Entre Ríos: 0800-555-6549

Formosa: 107

Jujuy: 0800-888-4767

La Pampa: 02954619130 y 02954604986

La Rioja: 107 o 911

Mendoza: 0800-800-26843

Misiones: 107

Neuquén: 0-800-333-1002

Río Negro: 911

Salta: 911 o 136

San Luis: 107

San Juan: 107

Santa Cruz: 107

Santa Fe: 0800-555-6549

Santiago del Estero: 0385-421-3006 y 0385-523-7077

Tierra del Fuego: 911, 101

Tucumán: 0800-555-8478 o por whastapp 0381-389-9025

Me siento periodista desde antes de terminar la escuela, cuando colaboraba en programas de Rock & Pop y Supernova. Trabajo en Información General; salud y educación son mis temas preferidos. Hice tele de chica y madrugué siete años para el aire de Metro. Hoy soy conductora de Ahora Dicen en Futurock. Trato de no ser tan porteñocéntrica.