Sobre las cartas la mesa

Siete días en medio de la marea epistolar que va y vuelve. Juntos por el Cambio se envalentona, la Mesa de Enlace sueña con voltearle DNUs y leyes al gobierno y Macri habla de segundo tiempo. Mientras tanto, aquí en la gran ciudad una nueva hora comienza.

Si algo quedó claro esta última semana en el Frente de Todos es que Cristina marca el paso y el resto la sigue. Hace algunos meses, la vicepresidenta inauguró un período de comunicación política epistolar que hoy ya está desbordado. Fue la semana de las cartas. Primero los funcionarios e intelectuales albertistas, después Santiago Cafiero y Hugo Yasky en El Cohete a la Luna, después los artistas y figuras kirchneristas, después los intendentes del conurbano bonaerense. Prácticamente no queda nadie sin expresar su opinión por escrito. Bueno, casi nadie.

Es de esperar que la vicepresidenta se pronuncie públicamente sobre los varios temas que ponen en tensión al gobierno (FMI e inflación al tope de la agenda) en breve. El silencio que se autoimpuso, según cuentan quienes la visitaron en los últimos días, tenía fecha límite: la aprobación del acuerdo con el Fondo. Superada esa instancia, y después de la mesura que había pedido Máximo Kirchner para no empantanar la votación en el Congreso, CFK habilitó a camporistas y cristinistas a “salir a hablar”. Así se gestaron algunas de las cartas, montadas además sobre una idea fija en la vicepresidenta: el gabinete de Alberto Fernández activa más rápido cuando los reclamos y reproches llegan a la agenda periodística. “Gobiernan a través de la prensa”, le dijo a uno de sus interlocutores días atrás. Y puso como ejemplo claro el episodio que cruzó al secretario de Energía, Darío Martínez, con su superior formal, el ministro de Economía, Martín Guzmán. En lo que fue casi un paso de comedia, el kirchnerismo filtró a los medios de comunicación una durísima nota del secretario reclamándole fondos a Guzmán mientras ambos estaban reunidos cara a cara. “Y los fondos aparecieron a la media hora”, apuntó en esa charla Cristina, para ejemplificar la efectividad de ventilar las discusiones internas.

Esas discusiones son por todo: por la forma y por el fondo. Por la posibilidad de tomar decisiones en conjunto, incluso de volver a hablar cara a cara, pero también por el plan económico del gobierno de Alberto Fernández. 

Algunas señales de distensión hubo, de todas formas, en medio del flujo epistolar. El Presidente protagonizó un par de ellas (el martes tibiamente en la entrevista para El Destape Radio, y ayer más enfáticamente durante un acto en Entre Ríos en el que pidió un aplauso para Cristina) mientras en paralelo dirigentes de su entorno seguían sembrando dudas sobre el futuro del Frente, pronosticando un éxodo de La Cámpora del Gobierno o una inminente carta incendiaria de CFK. Difícil, de todas formas, algo más incendiario que el discurso que insertó en la versión taquigráfica oficial de la última sesión del Senado Oscar Parrilli. “Esta no fue una negociación del Frente de Todos, sino de un grupo de funcionarios del Poder Ejecutivo que nos dejó al borde del precipicio y nos extorsiona para que aprobemos en sobre cerrado sus actos irresponsables”, dejó escrito el senador sobre las gestiones de Martín Guzmán y equipo ante el Fondo Monetario Internacional. ¿Es posible restablecer la paz interna sin cambios en el gabinete?

En frente, el principal bloque opositor y el grupo de poder económico que agrupa a los productores agropecuarios se frotan las manos. Ayer, después de la reunión entre Juntos por el Cambio y la Mesa de Enlace, el radical Mario Negri avisó: “Este Interbloque tiene 116 legisladores. Si tomamos cabal conciencia, solo resta convencer a 13 diputados más opositores. Con esto no sólo lograremos frenar las nuevas medidas, sino que podemos aprobar nuevas leyes». Con los cuatro libertarios puede contar seguro. Así que en realidad solo necesita otros nueve.

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Sólo la memoria de lo que fue en términos económicos y políticos el gobierno de Mauricio Macri parecería funcionar hoy como aglutinante del oficialismo. El ex presidente, envalentonado, agregó actualidad a ese recuerdo con la publicación de una carta (tú también), tres entrevistas en menos de 48 horas y un vivo de Instagram con Martín Tetaz. Dijo que habrá un segundo tiempo y que Juntos por el Cambio va a volver a gobernar la Argentina con más poder que la primera vez. Como si esas recetas no le hubieran fallado ya una vez, también habló del shock de confianza que generaría bajar impuestos, olvidando que dejó el gobierno subiendo por decreto las retenciones a las exportaciones del agro y restituyendo el control de capitales, por nombrar dos decisiones que ahora le cuestiona a Alberto Fernández.

En privado, el ex presidente pide mantener unión y responsabilidad a Juntos por el Cambio para mostrarse como alternativa de futuro ante un Frente de Todos cada vez más enroscado en su interna. Y avisa: el próximo presidente de JxC no puede ser “tibio”, pues deberá tomar decisiones drásticas.

Para el cierre de listas de 2023 faltan exactamente catorce meses. 

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¡Besos!

NBG

Es periodista, licenciada en Comunicación Social. Conduce el noticiero central del canal IP. Es docente titular de la cátedra Televisión en la Facultad de Ciencias Sociales de la UNLZ. Es autora de El Otro Yo, la biografía de Nicolás Caputo (Planeta, 2017).