Siempre me traiciona la razón y me domina el corazón

Reflexiones sobre un tiempo que no deja espacio. Coronavirus, impacto ambiental de la carne y asteroides amenazantes.

Holis, ¿cómo andás? Yo acá, agotada, que no es lo mismo que muy muy cansada. Me siento verdaderamente drenada de recursos creativos, carente de capacidad propositiva, ausente de mi identidad. Ni triste ni deprimida, eh, tampoco apática, tan solo temporalmente autómata. Hoy una amiga lo dijo muy bien: “Tenemos el estrés de la vida precarizante de siempre y el estrés postraumático de la pandemia”. 2020 y 2021 pesan como un año larguísimo. Siento que hubo tiempo para estirar el tiempo hacia los confines de este espacio curvo que habitamos hasta que se mordió la cola y nos atrapó en una convivencia de tensión inusitada, incertidumbre extrema y necesidad insatisfecha de reflexión y encuentro. Una sucesión de instantes disfrazados de momentos, una época disfrazada de acontecimiento.

Hoy entonces te propongo que le demos batalla al agotamiento mediante la insistencia en los procesos, en las cosas que lleva tiempo digerir, que se van armando como un mapa con pedacitos de información y que se vuelven panorama con atención sostenida. A ver si logramos un ritmo en forma de contratiempo.

Siempre se repite esta misma historia

Está la prepandemia y está lo demás, algo que dejó de ser una circunstancia para ser un tiempo dentro del tiempo, una extensión en nuestro concepto de hecho. En este ahora que sigue siendo enteramente pandémico, ya sea como caso concreto, como reflejo o como eco, estas cartas que son nuestro tiempo juntos siguen teniendo coronanews:

1- La farmaceútica Merck envió a la Administración de Drogas y Medicamentos estadounidense (FDA) los resultados de sus ensayos clínicos con molnupiravir, una droga que esperan que obtenga una autorización de emergencia para el tratamiento temprano de la COVID. El organismo regulador aún no ha revisado los documentos y los resultados tampoco han sido publicados en revistas médicas con revisión de pares, pero, según un comunicado de Merck, la píldora redujo las hospitalizaciones y muertes aproximadamente en un 50%.

El desarrollo no está libre de controversia. Algunos medicamentos similares han producido mutaciones en fetos y los ensayos clínicos de Merck no incluyeron mujeres embarazadas. Daria Hazuda, que dirige la investigación, dice que se podría contemplar una restricción al uso en personas embarazadas. La otra preocupación es que el medicamento haga que el virus desarrolle resistencia y aparezcan nuevas variantes resistentes a las vacunas. Según Hazuda, los estudios muestran que esto no sucede. 

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Si te perdiste respecto a por qué el medicamento generaría una resistencia que pondría en peligro la efectividad de las vacunas, va bien simple: el molnupiravir se administra una vez comprobada la infección, o sea que el virus puede ir reconociéndolo y adaptándose, porque conviven en el cuerpo. En el caso de las vacunas, como son administradas antes de la infección, el virus ya se encuentra con el sistema inmune preparado. Por supuesto, podría pasar lo mismo con la vacuna (y de hecho se habla mucho del tema), que el virus de tanto encontrarse con los mismos anticuerpos halle la forma de esquivarlos, pero sería un proceso más lento.

Según el Dr. Eric Rubin, editor en jefe del New England Journal of Medicine, hay que aprender a usar el medicamento: «Debemos preocuparnos por los peligros para las mujeres embarazadas y los peligros de desarrollar resistencia. Pero si tenemos un medicamento que funciona, queremos ese medicamento. Solo tenemos que averiguar la mejor manera de usarlo dadas sus limitaciones».

Al día de hoy, no hay mucho que pueda hacerse durante las primeras etapas de la COVID, lo que, entre otras cosas, hace coherente la insistencia en evitar los contagios. La FDA tiene autorizado un tratamiento, pero implica inyecciones o infusiones. El molnupiravir podría recetarse y ser administrado en el hogar como cualquier pastilla. En Reino Unido, el medicamento fue aprobado el 4 de noviembre.

En el ensayo clínico de Merck, participaron 762 personas. La mitad recibió molnupiravir y la otra mitad un placebo. Al mes, 45 participantes que recibieron el placebo fueron hospitalizados y nueve de ellos murieron. Entre el grupo que recibió el medicamento, 28 fueron hospitalizados y ninguno murió. «Esos resultados son dramáticos. No son sutiles», agregó Rubin.

Respecto al mecanismo de funcionamiento del molnupiravir, se conoce como “mutagénesis letal”. ¿Qué hace? Interferir con la forma en la que el material genético del virus (ARN) se va copiando cuando se reproduce. El medicamento es muy similar a uno de los componentes del ARN, entonces el virus se lo confunde y se une al molnupiravir en vez de a su propio material. Así, el genoma queda con otra información y ya no hace lo que se supone que tiene que hacer para que el virus se mantenga vivo.

Respecto a esto hay una preocupación teórica. Si bien el virus está hecho para interferir con el material genético del virus, los componentes del ARN humano no son muy distintos a nivel molecular. ¿Qué pasa si interfiriera también con nuestro proceso de replicación genética? Esta es la razón por la que hay cautela sobre los efectos en embarazadas que te conté antes, ya que la replicación de material genético durante el desarrollo fetal está a pleno. 

Respecto a que este mecanismo de interferencia genética genere nuevas variantes infecciosas del virus, Hazuda dijo que las mutaciones no fueron más comunes entre los participantes del ensayo clínico que tomaron molnupiravir que entre los que tomaron un placebo. Y para todos los participantes, dijo, las mutaciones no eran nuevas, sino que se trataba de variantes en circulación. 

Para cerrar, el Dr. Rubin opinó que: «Tener un antiviral es algo bueno. Es simplemente bueno. Realmente tenemos que estar atentos a problemas como la mutagénesis, tenemos que estar atentos a la resistencia y ver si hay estrategias para disminuir ese riesgo. Sería genial tener algo, si los datos de Merck son correctos, para reducir el riesgo de hospitalizaciones y muerte en un 50%. Eso es asombroso».

2- Esta nota de Reuters resume algunos estudios recientes sobre coronavirus que aún no han sido publicados y requieren más investigación para corroborar sus hallazgos, pero, como incluye un tema muy presente en nuestro tiempo juntos, te incluyo el párrafo que habla sobre el vínculo entre COVID y ciclo menstrual: 

“Muchas mujeres han reportado haber notado cambios en su ciclo menstrual después de ser vacunadas contra el COVID-19, pero un nuevo estudio de 1.273 mujeres en el Reino Unido no encontró ninguna correlación, según un informe publicado el lunes en medRxiv a la espera de una revisión por pares. Las mujeres que participaron en el estudio mantuvieron un cuidadoso registro de sus ciclos y de las fechas de vacunación. «No pudimos detectar señales sólidas que apoyen la idea de que las vacunas COVID-19 estén relacionadas con cambios en el calendario o el volumen de las menstruaciones de las mujeres», afirmó Victoria Male, del Imperial College de Londres. «Es posible que estudios más amplios, o estudios en otros países, puedan encontrar vínculos», dijo. «Es importante señalar que la mayoría de las personas que informan de un cambio de este tipo tras la vacunación constatan que su periodo vuelve a la normalidad al ciclo siguiente. Otros estudios no han encontrado pruebas de que las vacunas afecten a la fertilidad femenina», añadió Male.

No quiero más vida que su vida

El tiempo es un concepto tan confuso como certero: nadie sabe decir qué es pero todos sabemos que sucede. Tal vez sea por su inmaterialidad que, a pesar de la cruel evidencia de su transcurso, lo sentimos escurridizo. 

Hace casi 17 años decidí no comer carne y pienso mi vida como si nunca hubiera comido; me resulta absolutamente ajeno. Tomé esta decisión basada en una sola razón: la conmoción que me causa la tortura. Durante varios años, entonces, asocié esta conducta a las sensaciones personales. No creía que hubiera razones para no comer carne o para promoverlo, sino que a mí me pasaba algo particular que se transformó en un rasgo personal. A la vez que fui haciéndome cada vez más vegana (no lo soy de manera estricta), fui cambiando esta perspectiva y hoy creo que hay muchas razones para que la reducción del consumo de carnes sea un objetivo social.

Este extenso artículo de Vox toma como eje una investigación conjunta de la Universidad de Oxford y la Johns Hopkins University que comparó el impacto ambiental de las “carnes alternativas” con el de las carnes tradicionales. 

*El meme dice: ¿Por qué los veganos comen carne falsa cuando podrían comer carne de verdad? / veganos: ¡Oh por dios! ¡Qué ideaza! ¿Cómo no se me ocurrió antes?

Va un resumen del hilo argumental de la nota, que si leés en inglés te recomiendo leer completa porque es super detallada (y con una perspectiva tecnócrata que a mí no me cierra tanto pero tal vez a vos sí, así que si suelo ser tu única interlocutora respecto a la información científica te la recomiendo doble):

  • Hay mil millones de vacas en nuestro planeta que se crían para carne y lácteos y que, por el metano que produce su metabolismo, emiten el 9% del total de los gases de efecto invernadero.
  • Los cerdos y pollos no emiten metano, pero sí hacen un montón de caca, que tiene óxido nitroso, también de efecto invernadero. Además, se alimentan de maíz y soja que, como toda actividad productiva, también emite gases. Las vacas comen pasto en algún momento de sus vidas, pero, al menos en Estados Unidos, la mayoría eventualmente pasa a feedlots donde también consumen soja y maíz.
  • Cada 12 calorías de soja y maíz utilizadas para alimentar a un chancho se produce una caloría de carne. O sea que es menos eficiente que alimentar directamente a humanos con los vegetales (aunque la calidad nutricional de un alimento no se mide solo por las calorías)
  • Al analizar el impacto total de varios productos alimenticios a través de varias estimaciones que tienen en cuenta toda la cadena productiva, se encontró que: incluso la carne de vaca que menos emite (34 kg de dióxido de carbono equivalente, o CO2e) y la carne de vacas lecheras que menos emite (15 kg de CO2e) se sitúan muy por encima del tofu que más emite (4 kg de CO2e) y de la carne de origen vegetal (7 kg) que más emite. La producción de pollo y cerdo emite mucho menos CO2 equivalente que la carne de vaca. Y, aunque hay cierto solapamiento entre el pollo que menos emite (3,2 kg de CO2e), el cerdo (6 kg de CO2e) y la carne vegetal que más emite, las emisiones medias del tofu y las carnes vegetales siguen siendo inferiores a las emisiones medias del pollo y del cerdo. Va en forma de gráfico:

* Los valores de dióxido de carbono equivalente expresados en el eje x están consignados en el eje y de arriba hacia abajo: carne, carne de vaca lechera, cerdo, pollo, sustituto de carne basado en plantas, tofu.

  • Las emisiones no son el único impacto ambiental de la comida. Por ejemplo, para producir un kilo de cerdo se necesitan 442 litros de carne versus 84 para un kilo de carne alternativa. 
  • La evidencia acerca del menor impacto ambiental de las “carnes vegetales” no las vuelve libres de controversia. Bajo el nombre de tecno-escepticismo (que a mí no me gusta nada y me parece inadecuado para describir la posición), se agrupa a quienes sostienen que estos productos son altamente problemáticos dado que usan técnicas de producción similares a las de la carne animal, como los monocultivos (por la degradación del suelo y su demanda de pesticidas) y la modificación genética (por sus impactos en la biodiversidad y su resistencia a pesticidas).
  • La mayoría de los pollos y cerdos requieren de una cantidad mayor de soja y maíz para ser alimentados que la contenida en una porción equivalente de carne basada en plantas.
  • Los críticos de la carne de origen vegetal también han señalado que suele estar “muy procesada”. Sin duda, la mayoría de las carnes de origen vegetal no son alimentos saludables, debido a su alto contenido en grasas saturadas y sal (aunque la carne de vaca y de cerdo también tienen un alto contenido en grasas saturadas).
  • Otro impacto potencial de la ganadería: las pandemias. Las condiciones de confinamiento en las granjas intensivas aumentan el riesgo de enfermedades transmitidas por los animales. Miles de ellos se mantienen hacinados con sus desechos, lo que permite a los patógenos una amplia oportunidad de propagarse y sufrir mutaciones que pueden saltar a los trabajadores y las comunidades cercanas a las instalaciones de producción.
  • Y, por último, pero no por eso menos importante: resistencia a los antibióticos. La mayoría de los antibióticos que se producen en el mundo se utilizan en los animales de granja para prevenir brotes bacterianos e impulsar el crecimiento de los animales. Su uso crónico crea nuevas cepas resistentes de bacterias dañinas y potencialmente mortales.

Como si esto fuera poco argumento para considerar otro tipo de dieta, Oxford también publicó algunos datos sobre los costos de cambiar a regímenes alimentarios veganos, vegetarianos o flexitarianos:

  • El estudio comparó el costo de siete dietas sostenibles con la dieta típica actual en 150 países, utilizando los precios de los alimentos del Programa de Comparación Internacional del Banco Mundial, y halló que: en los países de altos ingresos, las dietas veganas eran las más baratas y reducían el gasto en comida casi un tercio, mientras que las vegetarianas lo hacían un poquito menos. Las dietas flexitarianas con poca ingesta de carne y lácteos lo reducían un 14% y las dietas pescitarianas lo aumentaban un 2%.
  • La investigación se basó en alimentos no elaborados y no incluyó sustitutos de carne altamente procesados ni comidas en restaurantes o para llevar.
  • En países de menores ingresos, como India y los de África subsahariana, una dieta sana y sostenible sería hasta una cuarta parte más barata que una dieta occidental típica, pero al menos un tercio más cara que las dietas actuales.
  • Para analizar qué opciones podrían mejorar la asequibilidad y reducir los costos de la dieta, el estudio examinó varias medidas políticas. Se concluyó que es posible hacer accesibles las dietas saludables y sostenibles en todas partes en los próximos 10 años si el desarrollo económico, especialmente en los países de ingresos bajos, se combina con la reducción del desperdicio de alimentos y con una fijación de precios.

Mi serenidad se vuelve locura

Lo intangible del tiempo cotidiano tal vez tenga lugar en los confines del universo, ese punto dinámico donde todo se originó. ¿Será el principio de todo también el comienzo del miedo? No lo sé, pero desde que tengo memoria existe a mi alrededor el temor a que un asteroide choque con la Tierra, matizado por la existencia de Bruce Willis por supuesto.

En este hilo corto, el astrónomo Patricio Zain explica que el día de ayer, con el lanzamiento de la misión DART (por las siglas en inglés de Test Doble de Redirección de Asteroides), todo cambió respecto a nuestras posibilidades de hacer algo en caso de riesgo de impacto. Hasta ahora, no había ninguna estrategia de defensa testeada.

El objetivo de DART es un asteroide binario que se llama Didymos y está cerca de la Tierra. Es binario no por ser un poco peronista y un poco radical, sino porque está compuesto de dos asteroides que se orbitan mutuamente, uno de 800 metros de diámetro y otro de 140. 

La estrategia es simple, en palabras de Patricio: “Estrolarse a alta velocidad contra el asteroide más chico y ver si eso cambia la trayectoria”. O sea, ver si cambia su rumbo y, con base en esto, poder hacer los cálculos para, en caso de que uno se dirija a la Tierra, estrolar otra nave y así poder desviarlo. Una de las razones para elegir un asteroide binario para la misión es la posibilidad de que el estrolamiento genere que alguno se desvíe hacia nosotros posta, cosa que de esta forma no pasa porque sigue ligado al asteroide más grande.

Un asteroide de 140 m, en caso de entrar al planeta te podría hacer desaparecer varias ciudades, y cuanto más grande peor. Una curiosidad: Brian May, astrofísico e integrante de Queen, es autor de un paper en el que midieron la cohesión interna del asteroide al que van a dirigir la nave. 

Me quedo tranquila entonces, al menos respecto a alguna de las dimensiones temporales de mi paso por este planeta, porque Bruce Willis está un poco mayor y Chuck Norris también.

Estoy harto de rodar como una noria

El tiempo es tirano y no tiene fin. Mientras pasa, mientras al final la vida sigue igual, me pregunto si para lo incontrolable existirá la posibilidad de que seamos un palo que finalmente pare la rueda, si nuestra rage against the machine puede, finalmente, ser verdaderamente incómoda.

Te mando un beso enorme,

Agostina

p/d: las refes de este news son de uno de mis románticos favoritos, porque el amor no tiene tiempo.

Soy comunicadora científica. Desde hace tres años formo parte del colectivo Economía Femini(s)ta, donde edito la sección de ciencia y coordino la campaña #MenstruAcción. Vivo en el Abasto con mis dos gatos y mi tortuga. A la tardecita me siento en algún bar del barrio a tomar vermú y discutir lecturas con amigas.