Ser un hombre tech

Hablamos de Travis Kalanick, Jeff Bezos y Bill Gates: escándalos, impuestos y divorcios.

Hola, ¿cómo estás? 

Hoy voy a hacer una edición medio Intrusos de #Burofax y voy a hablar de tres hombres que importan en el mundo tech. Voy a contarte cosas de ellos que salieron en las noticias ahora o hace un tiempo y que hacen referencia a un enorme poder. Por supuesto, son tres hombres de muchos y éstas son tan solo algunas de sus acciones. En otras palabras, no es una muestra representativa (#notallmen), de modo que la producción no se hace cargo de nada y además aprovecho para poner este meme que lo vi el otro día y me lo guardé. 

En otras palabras, científico esto no es, pero divertido esperemos que sí. 

Empezamos.

Travis Kalanick

Empiezo por uno que ya pasó de moda, pero que consumí mucho. Leía todo lo que salía en la prensa porque la verdad es que no lo podía creer. El muchacho fundó Uber en San Francisco en 2009. Estaban ahí para un evento y no había taxis en la calle y dijo “¿Cómo puede ser que no podamos llamar a un auto especial para ir a lugares?” y BOOM así nació la empresa que se hizo global a los poco tiempo y ahora está en todos lados.  

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Los primeros años de Uber fueron bastante peleados. Se podría resumir en una especie de: “¿Qué es esto? ¿Una ley? ¿Puedo romperla?”, y ahí ellos se mandaban. No solo porque entraban a cada ciudad rompiendo leyes o ignorándolas -fundamentalmente con su servicio UberPop que son personas comunes conduciendo su auto común y llevando a pasajeros (o sea, sin licencias especiales de ningún tipo)-, o porque en la empresa reinaba un ambiente pesadísimo (muchísima competencia interna, sexismo, fiestas donde se mezclaba todo), sino por otras perlitas. Hubo cosas como Greyball, un software que desarrollaron para que si algún regulador, político o persona de relevancia quería tomarse un Uber (y chequear condiciones del servicio) no pudiera. O sea, la persona abría la aplicación, veía autos, pedía uno y nunca llegaba. El uso de este software fue revelado por el New York Times y ahí Uber dijo que no había hecho nada mal. Lo interesante fue que el equipo de legales de la empresa lo había autorizado. También hubo una vuelta en que una periodista iba a entrevistar a un ejecutivo de Uber y se tomó un Uber para ir y el ejecutivo le mandó un mensaje diciéndole que estaba siguiendo su ruta. Se ve que el señor pensó que sería divertido contarle a alguien cómo podía vigilar cada movimiento suyo y no había protección de datos alguna.

Ese Uber caótico estaba liderado por Travis Kalanick, de quién ya conté una cosa y ahora voy a contar otra. La que ya conté la repito rápido porque el público se renueva. En una entrevista en la revista GQ llamó a Uber “Boober” (un juego de palabras con la palabra “boobs”, que significa tetas en inglés) por todas las chicas que le había ayudado a conseguir. La otra es que una vez se tomó un Uber, acompañado de dos mujeres, y al ritmo de una canción de Maroon 5 discutió con el conductor. Y el conductor lo filmó y el video salió en todos lados. La conversación entre ellos empieza alrededor del minuto 4, el conductor se queja de que bajaron los precios (mientras subieron los estándares) y Travis le responde.  

¿Menos control de sus palabras que quién? Y sí. 

Travis era tan escandaloso que lo sacaron. Su reemplazo fue (y sigue siendo) Dara Khosrowshahi, que hasta entonces era CEO de Expedia. Con Dara Uber entró en otra etapa, mucho menos escandalosa, aunque de todos modos siguen rompiendo leyes y funcionando de manera ilegal en varios lados, y siguen sin ganar plata. Pero al menos Uber no está en las noticias todas las semanas por alguna barbaridad. 

Jeff Bezos

Jeff Bezos es el fundador y, hasta hace poco, CEO de Amazon. Empezó con poco y armó un imperio. Su empresa se dedica a vender de todo en su plataforma de comercio electrónico, pero además está en el negocio audiovisual, tiene un diario (The Washington Post), y un supermercado (WholeFoods). Y lo más importante: los servicios en la nube, donde tiene como clientes desde Netflix hasta el ejército de Estados Unidos. Tiene muchísimo poder y acumuló una cantidad de dinero tal que lo lleva a ser, hoy, el hombre más rico del mundo. En el news pasado te hablé de cómo tienen una nueva demanda en Estados Unidos, hoy voy a hablar de la economía de Bezos. 

Jeff estuvo esta semana en las noticias por pagar menos impuestos que vos y yo. El medio estadounidense ProPublica publicó una investigación en base a la devolución de impuestos de las 25 personas más ricas de ese país. Entre ellas están Jeff, Elon Musk, Bill Gates y Mark Zuckerberg, y otros no tan vinculados al mundo tech. Esta información es extremadamente privada y no se sabe cómo llegó a ProPublica, pero es tremendamente ilustrativa. Las 25 personas más ricas de los Estados Unidos afrontaron en los últimos 15 años una tasa impositiva de menos del 4%, mucho menos de la que corresponde a la gente común. 

¿Qué aprendimos, en particular, de la economía de Bezos? Que depende el año no paga impuestos. Aprovechándose de una ley que tiene más agujeros que un colador y tensando los límites de todo, hay años en que pagó cero dólares. Ojo, todo legal, no es que evade impuestos, sino que usa la ley a su favor. Pero digo lo de tensar porque al menos en uno de los años que ProPublica analiza pidió descuentos por los hijos que tiene. Era legal, claro, pero, en mi humilde opinión, habla de un nivel de locura importante. 

¿Importa? Imagino que Bezos vive en una realidad bastante separada de la real, con lo cual en términos personales no creo que le afecte. La información tampoco es nueva aunque verla así por escrito impresiona, y de hecho así justifica ProPublica revelar una información tan privada.  Lo cierto es que hay propuestas de reforma impositiva en Estados Unidos y en particular una que propone taxar la riqueza (y no los ingresos corrientes), con lo cual es posible que esto llegue en el momento justo.  

Bill Gates

En Bill pienso todos los días. En mi trabajo se usan los productos de Microsoft y le daría 0 estrellas de 1000. En particular, uso el Outlook para el correo y es realmente malo. Apretás responder y, sin querer, archivás o eliminás el mail. Buscás un correo y aunque lo estés viendo ahí frente a tus ojos no te aparece en el buscador. Al próximo que me diga que una empresa domina porque es la mejor le tiro un Microsoft por la cabeza. Realmente. Pero el punto es que Melinda y Bill están separándose luego de 27 años de relación -aunque cada vez que tengo un problema en Outlook, o sea todos los días, pienso: “¿Cómo hizo Melinda para aguantar tantos años con este? Ya sé que Bill es muy inteligente, y pobre no es, pero, realmente, qué producto malo que hizo-.  

Bueno, vuelvo. La relación de Bill y Melinda fue muy productiva: un imperio empresarial y muchísima plata en filantropía -algo que, por cierto, les sirve para pagar menos impuestos-. Pero, con la separación, están empezando a saberse otras cosas. A conocerse un lado distinto de Bill Gates que tiene que ver con abuso laboral y situaciones al borde del acoso sexual. Era muy de avanzar, nada mal con eso, pero eso incluía a avanzar a sus empleadas. Todo esto mientras estaba casado, cosa que tampoco está mal, pero quizás no genera un clima de trabajo de lo más cómodo. Se sabe que hubo, al menos, una relación con una empleada (en el año 2000), que cubrió a su contador después de que tuvo una acusación por acoso sexual en el trabajo (el señor conserva su puesto laboral), y que en varias ocasiones intentó seducir a mujeres que trabajaban para él. Varias de estas cosas fueron arregladas por vía no judicial y con acuerdos de confidencialidad (los famosos Non Disclosure Agreements o NDA), de modo que quedaron semi-sepultadas. 

Además, Bill se juntaba con Jeffrey Epstein, incluso después de que ya hubieran sucedido las primeras acusaciones contra él por tráfico de mujeres (jóvenes o menores). Melinda lo sabía, había dicho que no le parecía buena idea (quizás ella sea la inteligente de la pareja), Bill lo siguió haciendo y luego lo de Epstein estalló. Se supone que fue entonces cuando Melinda pidió el divorcio. 

Por ahora son rumores y la gente de Bill niega todo, pero se dice que a medida que el divorcio avance, se sabrán más cosas de un señor bastante poderoso que actuaba como tal. 

Por cierto, Bill también sale en el informe de ProPublica y él tampoco paga casi nada de impuestos. Que la gente que tiene mucho dinero pueda ponerla a disposición a voluntad como hace él con su fundación y no pague impuestos como el resto de los ciudadanos me hace perder la fe en todo.  

Cosas que pasan

  • Hace tiempo que escucho las entrevistas que hace Ezra Klein para su podcast (antes en el medio Vox, ahora en el New York Times). Ezra lleva gente que sabe y conversa con tranquilidad sobre algún tema. En el último episodio llevó a Jamila Michener, profesora del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Cornell. Como estudié ahí, tuve la oportunidad de conocer a Jamila y su trabajo sobre pobreza y políticas sociales me gusta mucho. Esta entrevista me parece buenísima. Con enorme tranquilidad y claridad, dice cosas que sinceramente me parecen revolucionarias. La traigo porque, en particular, plantea algo sobre la comodidad del consumidor, y cómo esa comodidad se basa en que otros la pasen mal. Se escucha acá (y en tu  plataforma de podcasts favorita).
  • Siguiendo con Amazon e impuestos, esto sobre el proyecto de impuesto global del G7.

Gracias por llegar hasta acá.

Un abrazo,

Jimena

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Soy economista (UBA) y Doctora en Ciencia Política (Cornell University). Me interesan las diferentes formas de organización de las economías, la articulación entre lo público y lo privado y la relación entre el capital y el trabajo, entre otros temas. Nací en Perú, crecí en Buenos Aires, estudié en Estados Unidos, y vivo en Londres. La pandemia me llevó a descubrir el amor por las plantas y ahora estoy rodeada de ellas.