Salvio y Dragon Ball

La historia del crack de Boca. Un entrenamiento revolucionario en Quilmes.

Hola, ¿cómo estamos?

Nicolás Sánchez, futbolista argentino de Rayados de México, se estampó en los botines unos dibujos que traían un mensaje: “Gracias a todo el personal médico por su labor y sacrificio».

La campeona del US Open, Naomi Osaka, entra a todos los partidos con un barbijo diferente que tiene estampado el nombre de una nueva víctima de racismo ejercido por la Policía.

Lewis Hamilton se subió al podio de la Fórmula 1 con una casaca que pedía: “Arresten a los policías que mataron a Breona Taylor”.

El Patón Guzmán jugó el último fin de semana con unos guantes que llevaban escrito: “El dolor en lucha. Memoria, verdad y justicia. Siempre”.

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La estrella de la NFL Budda Baker se cansó de las agresiones por redes sociales y escrachó a un usuario que le escribió: “Voy a obtener una recompensa por tu cabeza, mono”.

Esta semana, Nike agotó en cuestión de minutos su camiseta homenaje a Colin Kaepernick, el jugador de fútbol americano que se arrodilló en el himno estadounidense, hace cuatros años, en señal de protesta contra el racismo.

Cam Newton, el mariscal de campo de los Patriots, pisó el césped con unos botines que decían: “Sin justicia no hay paz”.

El fin de semana pasado, Neymar fue expulsado en el clásico contra Olympique de Marsella luego de pegarle a Álvaro González. Al terminar el partido, confesó que su reacción fue tras haber recibido insultos racistas. Revisando las redes sociales del español salta que es un seguidor del cuasi facho partido VOX.

El ciclista Kevin Reza, competidor del Tour de France, pidió públicamente ayuda a sus compañeros para combatir el racismo: durante las carreras, el francés recibió un insulto del italiano Gianni Moscon.

Algo se está agitando en el juego.  

Salvio y Dragon Ball 

Eduardo Salvio se da una trampa: sale corriendo hacia un costado de la Nueva Olla, tira el Taiyoken de Dragon Ball como festejo y explica que lo hace porque a su hijo le gusta la serie. Es mentira y él lo sabe. “Yo era muy fana. Un loquito”, admite al día siguiente. En Paraguay, celebró con el ataque del mítico Krilin, que dejaba ciego a los rivales. Ya en La Bombonera había utilizado el Bing Bang de Vegeta y el clásico Genki-dama de su ídolo, Goku. La serie japonesa llegó a Argentina en 1994 y se afianzó en 1995 cuando Magic Kids empezó a emitirla. En el dibujito, su festejo servía para enceguecer a los rivales. La niñez del extremo de Boca fue televisada y el animé se volvió su léxico. El hechizo que tiró pareció funcionar a la par de su juego.

Salvio anda la vida de Benjamin Button -escrita por Scott Fitzgerald y llevada al cine por David Fincher-. A los 30 años, ya de regreso de Europa, vuela. Canaliza su fanatismo por los dibujitos en los videojuegos y en la cadena de joysticks TS Warrior Player. Una empresa que hace controles personalizados, que el Toto difunde regalándoles a amigos como Paulo Dybala. Le costó recuperarse de una lesión en la rodilla que se transformó en crónica: en 2013, jugando para Benfica, se le cortó el ligamento cruzado de la derecha. Lo mismo le pasó en 2015. Desde ese momento, se le complicó acomodarla: en Portugal, se perdió más de cien partidos por lesiones. Esa inflamación podría haberlo dejado fuera del Mundial de Rusia de 2018. Las últimas pretemporadas lo acomodaron. Ahora, brilla.

Pero el Toto fue viejo. A los 19 años, no sólo ya había jugado en Lanús, ya había metido 14 goles en 41 partidos y ya había dejado a River afuera de la Copa Sudamericana, en 2009, cuando Pipo Gorosito conducía a los Millonarios y Marcelo Gallardo arrancaba como suplente. Había debutado en la Bombonera, en 2008, luego de que el Granate de Luis Zubeldía ganara su primer título. El mundo scouting, claro, lo conocía porque estuvo en el sub-13, en el sub-15, en el sub-17 y en el sub-20. Diego Maradona llegó a convocarlo para la Selección. Todo ese ruido terminó valiendo casi diez millones de dólares. 

Lo costó afirmarse en el Atlético Madrid y lo dieron a préstamo al Benfica. Para cuando Diego Simeone se instaló en el banco colchonero, la situación económica de los madrileños era muy compleja y los portugueses ofertaron 15 millones de euros. “En la Argentina quizá uno llega a primera, quiere demostrar y es como que se olvida un poco de lo colectivo. Pero acá uno crece de golpe y el trabajo en equipo es fundamental”, explicaba en sus primeros pasos en Europa. Le apareció un entrenador que le cambió la vida. Jorge Jesús, último campeón de la Libertadores con Flamengo, le enseñó una rigurosidad táctica fundamental. Los métodos del director técnico portugués incluyen desde una obsesión por la postura de la línea defensiva hasta ejercicios de pasarse la pelota cantando los nombres del receptor, cosa de asumir conciencia de las decisiones que se toman dentro de la cancha. 

Entender el juego le permitió a Salvio adaptarse a cualquier estilo. En inferiores, en Lanús, era centrodelantero. En Benfica y en la Selección llegó a jugar de lateral derecho o de carrilero. En el Boca de Miguel Ángel Russo pone en práctica todo ese entendimiento: repliega cuando es necesario y salta en estampida cuando el equipo contraataca. Sabe aparecer en diagonales y descifrar la apertura horizontal para que Carlos Tevez pueda recibir. Si la duda era si los equipos argentinos podían estar a la altura de la circunstancia sin haber podido jugar ni un solo amistoso, el Toto es una explicación posible. La jerarquía de nuestra pelota, aunque tantos nos quejemos, tiene ratos de Super Sayayin. Con eso alcanza y, quizás, sobra para esta etapa.      

Aubameyang: el delantero que eligió su patria

La oposición fue categórica: “Vino como si fuera al zoológico. Sucio y sin rasurarse. Y con las manos en los bolsillos como si buscara cacahuate para tirarle a la gente”. Gabón es uno de los países de África con mayor nivel de ingresos. Entre 1975 y 1994 formó parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y, hace un tiempo, solicitó reingresar. La desigualdad es su gran problema: la pobreza maltrata al 40% de su población. Omar Bongo fue presidente entre 1967 y 2009. Ali, su hijo, heredó el poder y fue quien gestionó la insólita visita de Lionel Messi, en 2015, a sus tierras. Se esperaba mayor formalidad del 10 que ha demostrado en su entrevista para confirmar que se quedaba en Barcelona que, si es por él, vive en ojotas y short. La denuncia detrás de la queja era que la jodita había salido 3,5 millones de euros. Nadie pudo confirmar ese pago al astro y Samuel Eto’o, el encargado de llevarlo, lo desmintió. Ese no fue el único recelo. Es que subir al argentino al pedestal, de alguna manera, era sacar del centro de escena al ídolo popular: Pierre Aubemayang, el delantero del momento del fútbol inglés. 

Fue noticia esta semana por haber hecho un golazo y por haber renovado su contrato con el Arsenal a cambio de 350 mil libras semanales. Había chances de que migrara, pero su entrenador, Mikel Arteta, lo convenció: “Me dijo que yo podía irme, que no sabía qué tenía en la cabeza en estos momentos. Que tenía que saber que si me marchaba a otro club podría ganar más títulos, pero que acá yo era una leyenda”. Eso le picó el alma. La idea de trascender le gusta más que la de vencer y esa es la razón del comienzo de esta historia. Aubameyang nació en Laval, al norte de Francia, en el límite con Normandía. Su papá es oriundo de Gabón, que hasta 1960 era colonia francesa. La vida como futbolista de su progenitor lo desperdigó por el mundo. Incluso llegó a vivir unos días en Barranquilla, donde el señor Pierre -se llaman igual- desapareció a la semana de su debut y se llevó a su familia de Colombia. Hay muchas leyendas al respecto, una dice que no le compraron una mansión que había pedido.

Su mamá es española. Él hizo inferiores en el Milan y una parte de su infancia la vivió en Italia. El talento futbolístico lo tuvo siempre: Francia, España y los tanos se pelearon por tenerlo bajo su escuadra. Desconocían la locura épica del atacante, que decidió jugar para Gabón, la patria de su padre. “Sería más fácil ser Balón de Oro jugando para Europa, yo prefiero el camino más difícil”, confesó años más tarde. Tocó el cielo con las manos en 2012 cuando, en Saint James Park, en los Juegos Olímpicos, metió el primer gol en la historia de su selección en un torneo internacional.

Aubameyang arribó al Arsenal desde el Borussia Dortmund, donde Jürgen Klopp le sacó chispas. Vino desde el Saint-Etienne y le propuso un desafío. El Bayern Munich acababa de llevarse a Robert Lewandoski y al entrenador le faltaba un centrodelantero. Lo transformó de extremo a killer. “Me hizo mejor persona porque me convenció de que tenía que vivir con más paciencia”, confiesa el gabonés. El alemán, siempre jocoso, tomó distancia: “Es un jugador sin defectos, salvo por sus cortes de pelo”.

El Arsenal, que hoy a las 16 jugará contra West Ham y que viene de vencer a Fulham, amaga haber encontrado el punto justo de la filosofía de su entrenador, el español Mikel Arteta. Ha llamado mucho la atención la capacidad y la valentía de este conjunto para salir jugando: acerca a sus centrales, a sus laterales y a sus tres volantes. Es decir, llena la salida. Una decisión con una virtud lógica: si se pierde la pelota, estás preparado para recuperarla. Una decisión arriesgada: traer a todos los rivales a tu propio campo te hunde. El brillo es cuando sale bien porque queda todo el campo rival en una condición ventajosa por el ataque. Este video del propio club lo evidencia. El final no es tan táctico: es la magia de Aubameyang.       

El gabonés, por estos días, ejerce de extremo. El puesto de centrodelantero es de Alexandre Lacazette, que ya estaba en el club. Parte del éxito de Aubameyang está en su personalidad. “Fue amor a primera vista lo que sentí al verlo. Lo encaré y le dije que siempre había soñado con tenerlo de compañero”, confesó el gabonés. Se transformó en el capitán del conjunto luego de que el mediocampista kosovar Granit Xhaka se calentara e hiciera un escándalo por ser sustituido una tarde contra el Crystal Palace. Arteta le ofreció el liderazgo y él lo asumió con gracia: “Yo pretendo ser y permanecer tan joven como ellos. De todas formas es algo extraño. Últimamente veo a los jóvenes y me doy cuenta que soy uno de los más viejos. Antes era como ellos, ahora soy de los mayores. Pero no es algo que me moleste, y es bonito jugar con tantos jugadores jóvenes y talentosos”.

Pierre Mounguengui, presidente de la Federación Gabonesa de Fútbol, se dio un lujo los últimos días y se puso a opinar sobre la carrera del crack: “A nivel individual, todos consideramos que está entre los mejores jugadores del mundo, pero el consejo que le doy es que continúe trabajando y atraiga la atención de los mejores y más ambiciosos equipos”. El Arsenal es mirado en su país como a la novela con más rating. A Aubameyang no le importó la sugerencia porque hay una razón que lo hace sentirse cuidado en la institución de Londres. Hubo un día en que convirtió un gol frente a Tottenham, un hincha rival le tiró una banana y le gritó negro africano. Su club no sólo se ocupó de seguir de cerca el arresto del energúmeno, sino que inició una campaña contra el racismo. Aunque no sea el gran campeón de los últimos tiempos, ya todos saben que Aubameyang elige sus destinos por otras razones. 

Quilmes revoluciona los entrenamientos

Facundo Sava estaba en su casa mirando cómo su hijo jugaba al básquet y le llamó la atención que todos los trabajos eran con la pelota. Unos días más tarde, tirado en la cama, haciendo vida de pandemia agarró el celular y se colgó a ver una charla en Instagram de Andrea Vázquez, psicóloga de Boca. La especialista relataba que, en el patio chiquito de su casa, uno de sus familiares realizaba ejercicios que le daba su entrenador de futsal, iguales a los que intentaba cuando era un niño. Al entrenador de Quilmes, más allá de ser psicólogo social, eso no le pareció una regresión a la infancia: se levantó, le escribió a uno de sus ayudantes y le cambió el escenario a su metodología. Era el momento de incorporar el futsal al de once.

Los hermanos Constantino y Alamiro Vaporaki son piezas fundamentales del futsal de Boca. Los dos se coparon y empezaron a participar de los zoom semanales de Quilmes. Desde que volvieron las prácticas, sucedió en todos los planteles que las mediciones de masa muscular entre los que vivían en un departamento y los que tenían un fondo para correr fueron muy distintas. No es lo mismo hacer bicicleta que pasadas. Los invitados contaban con ese plus: vivían en edificios y sus ejercicios estaban orientados al trabajo con la técnica. Simple: arte y repeticiones para amagar y para eludir.

A Sava esa no era la única lamparita que se le prendía. Es que Quilmes es uno de los equipos más fuertes de la Primera Nacional, tiene vocación ofensiva y en todos los partidos se les presenta el mismo dilema: cómo perforar a las defensas abroqueladas. La tradición del fútbol de posesión está orientada al espacio y a la paciencia: fijar posiciones, tocar la pelota, estirar a los rivales y buscar dónde recibir. La tradición holandesa derivada en española derivó como moda. Resultará históricamente obvio, pero si algo hay en Sudamérica para incorporarle a este entramado es la gambeta. 

Hay una premisa que excede al fútbol que es que la educación es para la juventud. La sociedad occidental estudia obligatoriamente hasta los 18 años y quien puede sigue una carrera universitaria. Tras graduarse baja todavía más el porcentaje de quienes continúan dedicándose a aprender. Sava es lo contrario: fue futbolista, psicólogo social, entrenador, hizo cursos de filosofía y hasta pintura. Esa mirada resulta indispensable para encauzar este plan: la metodología en el futsal nunca abandona la técnica. Sus jugadores nunca abandonan el ejercicio de memorizar nuevas pisadas. “Me puse a explorar eso y me llamó la atención que había cosas que yo nunca había hecho y mirá que tuve grandes entrenadores y jugué al baby de chico”, admite el ex goleador.

El cuerpo técnico de Quilmes es uno entre tantos que se chocó con la necesidad indispensable de la imaginación. Sostener cinco meses de entrenamientos virtuales no fue fácil. Hay planteles de Primera que han llegado a hacer un mundial de canciones. De todo para mantenerse unidos. Sava implementó variantes: dos días a la semana con el preparador físico, tres con ejercicios con pelota, miércoles yoga y, cada tanto, stretching.

El yoga llegó porque el entrenador lo practica hace ocho años. “Si lo hubiese descubierto de joven, quizás habría jugado más tiempo”, se sincera y explica: “Te da flexibilidad, equilibrio, concentración, te ayuda con la respiración, con la fuerza. Una persona puede vivir bien solamente haciendo yoga. Te lleva a un montón de lugares que son muy buenos”.

Quilmes, además, fue el primer club en Argentina en adherirse a la Ley Micaela. El 10 de enero de 2019, en conmemoración del femicidio de Micaela García, se estableció la capacitación obligatoria en violencia de género y perspectiva de género para todas las personas que desempeñan una función pública, incluido el presidente Alberto Fernández. Más allá de que el Ministerio de Turismo y Deportes lanzó el curso «Lo que no podés dejar de saber sobre Género, Masculinidades y Violencia», organizado en tres módulos, la decisión de una entidad como Quilmes a un programa como este es un paso adelante en la consciencia indispensable que debe tomar una institución pública. 

Pizza post cancha  

  • Hoy se cumple un aniversario de la muerte de Ángel Labruna, mito de River y del fútbol argentino. Este cuento de Rodolfo Braceli, otro mito, es un excelente homenaje.
  • Thiago Alcantara se convirtió en nuevo refuerzo del Liverpool. El volante central que brilló en la última Champions League tuvo una dura época en su vida: 371 sin jugar por lesiones. Eso se volvió un documental genial.
  • La Bielsamanía del Leeds me llevó esta semana a repasar Ojos rojos. Una aventura espectacular por el renacer futbolístico de Chile. Va a emocionarles.
  • Esta semana se cumplió un aniversario del campeonato de Huracán 73. Para mucha gente, el mejor equipo de la historia del fútbol argentino. Este informe repasa los partidos de aquel conjunto de Menotti.

Esto fue todo.

El fútbol está tan ligado a la política que el abogado Gabriel María Astarloa, letrado que representa a la Ciudad de Buenos Aires en el juicio elevado a la Corte Suprema por la coparticipación, es miembro de la Comisión Directiva de Racing.

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Abrazo grande,

Zequi

Soy periodista desde 2009, aunque pasé mi vida en redacciones con mi padre. Cubrí un Mundial, tres Copa América y vi partidos en cuatro continentes diferentes. Soy de la Generación de los Messis, porque tengo 29 y no vi a Maradona. Desde niño, pienso que a las mujeres les tendría que gustar el fútbol: por suerte, es la era del fútbol femenino y en diez años, no tengo dudas, tendremos estadios llenos.