¿Qué pasa ahora con el personal de salud?

Ante la suba de contagios y hospitalizaciones, la demanda de trabajadores es mayor. Hay ausencias por contagios y edad, y los reclamos de los que están al frente no han sido atendidos. Atrás quedaron los aplausos de las nueve.

Ahora que bajó un poco el nivel de contagios entre profesionales de clínicas y hospitales, aumenta el porcentaje de ocupación de la población general en las Unidades de Terapia Intensiva (UTI) y sube entonces la demanda de trabajadores.

“¿Algún día los médicos diremos la verdad y les contaremos a todos que las guardias que hacemos duran 24 horas? No pases este tuit así nomás. Pensalo. ¿Te gustaría ser el paciente que ingresa a la unidad coronaria y yo hace 20 horas que no duermo? ¿Estarías seguro?”. Mario Fitz Maurice se presenta en la red social como cardiólogo y jefe de arritmias del Hospital Rivadavia. Es director del Instituto Nacional de Arritmias (INADEA) y uno de los trabajadores de la salud que pasa su día vestido cual astronauta para evitar el contagio de coronavirus,  sin poder eludir guardias eternas y sin pausa. Ahora que bajó un poco el nivel de contagios entre profesionales de clínicas y hospitales, aumenta el porcentaje de ocupación de la población general en las Unidades de Terapia Intensiva (UTI) y sube entonces la demanda de trabajadores.

Falta personal de la salud por algunos contagios; falta personal de la salud porque no van a trabajar quienes forman parte del grupo de riesgo; y falta personal de la salud por cuestiones estructurales del país. En marzo, el gobierno nacional decretó la emergencia sanitaria por un año, en el marco del arribo del nuevo virus a la Argentina y, desde entonces, busca ampliar los recursos destinados a paliar la crisis local.

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 “La preocupación central en este momento es el personal de salud. Si uno le suma a eso que los que tienen más de 60 años o comorbilidades no están yendo a trabajar, ya de movida se arranca con un plantel más chico. Nación envió terapistas a varias provincias para dar una mano, porque el personal estaba agotado por trabajar de lunes a domingo sin descanso. Eso, al final, termina debilitando”, le reveló el infectólogo y asesor del gobierno Pedro Cahn a la periodista Nora Bär.

¿Qué pasa con los cuidados paliativos?

En varios hospitales están empezando a entrenarse médicos de distintas especialidades, desde cardiólogos hasta anestesistas, para que puedan abocarse a la atención de los pacientes que quedan internados en terapia intensiva por coronavirus. La idea es que ayuden en las tareas cotidianas, siempre bajo la supervisión de un terapista. 

“En la medida que van creciendo los contagios, obviamente aumenta el riesgo entre trabajadores de la salud, pero además están sometidos a una situación de estrés permanente”, dice Arnaldo Medina, secretario de Calidad en Salud del ministerio nacional. “Esto, junto a la carencia estructural de especialidades críticas como las terapias intensivas, lleva a que, en algunas regiones del país, en algún momento, falten trabajadores en estas áreas. El gobierno nacional ha organizado un voluntariado por el cual se promueve trasladar médicos de terapia, enfermeros especializados o kinesiólogos respiratorios, de una región a otra. Esto cubre faltantes y además permite que descansen los trabajadores de esa región”.

El sistema está tensado, sobre todo en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA),  donde testean a trabajadores todas las semanas con estudios serológicos.

El resto del país también suma complicaciones porque, a menor escala, también padece los agujeros del sistema de salud. Pablo Zurro, intendente de Pehuajó, en el noroeste de la Provincia de Buenos Aires, todavía planea incorporar médicos cubanos como solución a la escasez de recursos humanos, una idea que había generado controversias en un sector de la oposición y que, por el momento, el gobierno bonaerense dejó en stand by. 

Aunque cada vez faltan más profesionales, el sistema de salud se sigue reforzando. El gobernador bonaerense Axel Kicillof aseguró que “con las camas que había en diciembre, ya estaríamos desbordados”. De 883 camas de terapia intensiva en el sistema público de la Provincia, se pasó a casi dos mil en lo que va del año, según cifras bonaerenses. La Ciudad agregó 50 camas UTI y está preparando otras 50, mientras que el gobierno nacional inauguró el Hospital Favaloro y se habilitaron 12 hospitales modulares, además de los centros de contención para contagiados leves.

A diferencia de las camas de terapia, los predios para aislar contagiados leves no funcionaron como se esperaba. Así como la Provincia se propuso ofrecerle 500 pesos a quien se preste a aislarse en esos galpones, la Ciudad también tiene espacios ociosos. La legisladora porteña Lorena Pokoik presentó un pedido de informes para conocer los motivos por los cuales el gobierno porteño despidió a 30 trabajadores y trabajadoras de la salud del dispositivo de aislamiento de Costa Salguero. Los trabajadores estaban en relación de dependencia pero prestaron tareas por menos de tres meses y lo hicieron a través de la empresa tercerizada Solutions Group S.A., por lo cual ya se anoticiaron de que no cobrarán indemnización.

Las compensaciones económicas

El gobierno nacional anunció un bono para los profesionales de la salud del sistema público, privado y de seguridad social, pero a muchos no les alcanza y otros todavía no lo cobraron. Algo parecido ofrecieron algunas provincias, como Santa Fe, que otorgó una “asignación estímulo” de 5 mil pesos a los trabajadores del universo sanitario estatal.

Adrián Bellomi, secretario general de la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (ATSA) de Chaco, dice que, en estos meses, hubo realidades diversas y mensajes contradictorios: “Al inicio de la pandemia, todos nos aplaudían. Pasamos de héroes a víctimas de la situación. Genera tristeza que más de la mitad del personal de la salud no haya percibido todavía el bono que prometió el gobierno. Tampoco hemos recibido el aumento salarial que estamos esperando. Eso hace que todo el sector esté en alerta. No descartamos entrar en conflicto con las empresas del sector asistencial”.

A fines de julio, después de tres jornadas de protesta, el gobierno salteño recibió a los referentes de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) para negociar la renovación de contratos, que quedaron prorrogados hasta fin de año. El secretario gremial, Víctor Chuquisaca, aseguró que se avanza en la regularización de los trabajadores y el pase a planta permanente. La prórroga les permite acceder a cobertura de la ART, que al comienzo de la pandemia se negaba a incluir al coronavirus como enfermedad.

El reclamo de los trabajadores es en parte económico, pero también de condiciones laborales. Además de las tensiones habituales, se agrega que muchos deben contener a pacientes aislados porque son su única referencia, su único contacto cara a cara. El dirigente del Sindicato de Enfermería de Neuquén (SEN), Darío Más, recuerda que la falta de personal se viene denunciando desde antes de la pandemia, igual que el reclamo de mejor infraestructura, que hoy les impide cumplir con el distanciamiento social en sectores de algunos hospitales. Según cita el diario Río Negro, en estos meses se reorganizaron las jornadas laborales: algunos tienen, por ejemplo, cinco días de trabajo por cinco de descanso, pero piden que se levante la suspensión de las licencias porque están agotados.

Otros reclamos

Una preocupación que se extiende a todos los trabajadores esenciales es el modo de trasladarse a sus trabajos, dado que el transporte público está limitado. Cada tarde, el centro porteño repite una postal con filas de personas en las paradas de colectivo, la mayoría tomando distancia entre sí. Algunos saben que no podrán subir a la primera unidad que arribe porque el ingreso es mucho más reducido que lo habitual, y aun así no tienen opción y deben esperar, en días de mucho frío, a que esa línea los lleve de regreso a sus hogares. A eso se suma la suspensión de algunas líneas de trenes cuando se aplica el protocolo por sospechas de contagios entre los trabajadores, y entonces las filas se vuelven a armar, ya no para colectivos, sino para los micros de doble piso que se disponen en reemplazo para el mismo recorrido.

El 26% de los profesionales de la salud dijo haber sido víctima de algún tipo de discriminación durante la pandemia de coronavirus, de acuerdo a un relevamiento de la Fundación Cardiológica Argentina (FCA), que también indica que el 44% de los consultados debió mantenerse aislado de algún miembro de su familia por haber estado en contacto con personas contagiadas.

La encuesta se hizo a 2 mil profesionales: el 82% consideró que su labor durante la pandemia le generó algún tipo de impacto emocional y el 70% refirió que sus ingresos se vieron disminuidos desde marzo.

Respecto a la discriminación, mientras que se conocieron casos en edificios donde vecinos solicitaban que los trabajadores de la salud no tomaran el ascensor o no salieran al hall, la mayoría de los encuestados dijo haber sido víctima en la vía pública o en su propio entorno. Para Carlos González Malla, médico clínico, miembro de la FCA, “trabajar en salud implica hoy estar expuestos a consecuencias emocionales, sociales y económicas. Y hay poco apoyo de los lugares donde uno trabaja como para sobrellevar la pandemia”.

Me siento periodista desde antes de terminar la escuela, cuando colaboraba en programas de Rock & Pop y Supernova. Trabajo en Información General; salud y educación son mis temas preferidos. Hice tele de chica y madrugué siete años para el aire de Metro. Hoy soy conductora de Ahora Dicen en Futurock. Trato de no ser tan porteñocéntrica.