¿Por qué te tiene que importar Japón?

En el país asiático adelantaron las elecciones al 31 de octubre, un poco por maña y otro poco por democracia. Me meto en su profunda historia política e institucional. Alemania está negociando gobierno: qué dice la ciencia sobre su posible demora. Pintorescas con un partido muy muy muy local alemán, legislativas en Qatar y en República Checa.

Hola, ¿cómo estás?

El lunes estaba empezando a pensar sobre qué tema iba a pelotear con vos hoy jueves. Alemania ya había quedado medio lejos y Juano cubrió lo central. Las elecciones en Qatar fueron un poco simbolismo, otro poco sorpresa, pero casi nada para desgranar analíticamente. Mañana viernes y sábado votan en República Checa, pero sin cerveza no tiene gracia. Cuando todo se desmoronaba, los amigos de Panorama Electoral Global me contaron que en Japón adelantaron las elecciones: se iba a votar en noviembre, pero las pasaron al 31 de octubre. Así que el tema central de hoy va dedicado al Imperio del Sol Naciente. Te voy a contar cómo es su sistema, cómo votan y cómo votaban, y el contexto político actual en el que lo van a hacer en unas semanas.

Igual, de todos los temas anteriores te voy a contar un poquito. Así no te deprimís.

Fin de ciclo en Japón. ¿Fin de ciclo en Japón?

Japón es un país maravilloso y ejemplos sobran. El sushi, la Copa Intercontinental, el sumo, los dibujitos que generan convulsiones, Gringolandia, por mencionar algunos. Pero lo que verdaderamente te rompe la cabeza es su sistema institucional, con sistema electoral incluido. Después de la caída del Imperio Meiji en la Segunda Guerra Mundial y la posterior sanción de una nueva constitución en 1947 (la “Constitución de Posguerra”, vigente al día de hoy), Japón adoptó una monarquía parlamentaria donde el Emperador, obviamente, pasó a tener menos poder que antes. El órgano legislativo se llama Dieta Nacional (kokkai) y está compuesto por dos cámaras, una Cámara de Representantes (Shūgiin) que es la baja y una Cámara de Consejeros (Sangiin) que es la alta. De las dos, la que más poder tiene es la primera: ahí se forma el gobierno, se elige al primer ministro, se aprueban las leyes, se discute y aprueba el presupuesto, se firman tratados internacionales y muchas cosas más. Incluso, si una ley es aprobada en la Cámara de Representantes y posteriormente es rechazada, modificada o no aprobada en el transcurso de 60 días por los consejeros, entonces los primeros pueden insistir en su redacción original con 2/3 de los miembros presentes. Donde sí se salvan los que integran la Cámara alta es en que no puede ser disuelta por el primer ministro, que sí puede hacerlo con la Cámara baja y lo hace constantemente: solamente las elecciones de 1976 se realizaron porque culminó el mandato de los legisladores, mientras que en todas las demás fue el gobierno quien convocó a comicios anticipados por la disolución de la Cámara de Representantes. Esta disparidad de poder entre recintos legislativos es lo que solemos llamar un bicameralismo asimétrico, donde una de las cámaras tiene considerablemente más poder que la otra. O sea, una gobierna y la otra acompaña.

Cómo votan. Donde también hay diferencias es en el mecanismo de elección de cada integrante. La Cámara de Representantes está compuesta por 465 parlamentarios que duran 4 años máximo en sus cargos, mientras que la Cámara de Consejeros tiene 245 asientos que duran 6 años y se renueva por mitades cada 3. De modo que, además de la disparidad de poder, hay también una disparidad representativa y de mandato constitucional, lo que hace al bicameralismo japonés, además de asimétrico, incongruente. Lo que me parece bellísimo del caso es cómo se eligen a los miembros que, después, van a incidir en la formación del gobierno. Esto va a explicar mucho de lo que puede pasar en las próximas elecciones de octubre.

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Japón tiene lo que solemos llamar un sistema paralelo, que es un subtipo específico de sistema mixto (mixed-member system). Consiste básicamente en el reparto de las 465 bancas por dos mecanismos distintos, separados y sin conexión entre sí. Por un lado, se eligen 289 parlamentarios en distritos uninominales a mayoría simple (componente mayoritario) y los 176 restantes en 11 distritos plurinominales de magnitudes grandes (entre 6 y 28) que se reparten por fórmula D’Hondt (componente proporcional). Son dos elecciones separadas dado que cada elector japonés tiene dos votos, uno para cada categoría y el reparto de cargos en una no impacta en el de la otra. Esto es parecido al sistema mexicano y al ruso, pero distinto al alemán, todos mixtos también y ya analizados en LGV. Lo que sí suele pasar (y es práctica común en Japón) es la presentación del mismo candidato en los dos niveles dado que la normativa no lo impide. Sí, en Japón hay dobles candidaturas. República y coso. No vaya a ser que no entre por la elección mayoritaria y se quede sin una banca, claro.

¿Quién se benefició de esto? Pues el oficialismo. Japón es uno de los países del mundo que ha sido caracterizado como un sistema de partidos dominante, porque uno de sus actores ha arrasado en sucesivas elecciones consecutivas. Es el caso del Partido Liberal Democrático (PLD), formado en 1955 tras la fusión del Partido Liberal y del Partido Democrático. Estuvieron ingeniosos, ¿no? Resulta que desde 1955 hasta la fecha han conquistado la escena política de la potente isla asiática. En esa primera elección ambos partidos compitieron separados, pero formaron gobierno conjunto y decidieron fusionarse en una sola entidad política. Acá te dejo un gráfico para que veas en barras y líneas ese poderío. Cuando te digan “70 años de Peronismo”, contestales “62 años de Liberaldemócratas japoneses, gato”.

Fuente: elaboración propia en base a Wikipedia.

Dos cosas para contarte y darte más contexto. La primera es que el sistema paralelo que describí antes no es muy antiguo, sino que recién se incorporó a partir de las elecciones de 1996. Hasta esa fecha operaba el voto único no transferible (single non-transferable vote, SNTV) en magnitudes de distrito medias (entre 3 y 5 cargos). Este sistema aseguró el predominio del PLD durante 38 años, tal como podés observar más arriba. Solamente en 1976 y 1979 estuvo por debajo del 50% de la cámara, pero apenitas nomás y pudo seguir gobernando en minoría. La segunda es que ese sistema no generó mucha disparidad entre el % de votos obtenido a nivel nacional y el % de bancas ganadas en el recinto, solo un poco por encima las segundas. De modo que, en términos prácticos, no había un premio mayoritario muy grande para el oficialismo. Esto ocurrió en algunas elecciones como las de 1979 y 1986, donde ganaron 10% más de bancas que la proporción de votos nacionales obtenidas.

¿Qué pasó a partir de 1993/1996 que se pudrió todo? Como suele pasar con las reformas políticas, una ensalada de cosas. Japón tuvo su Mani Pulite en 1988, cuando estalló un terremoto denominado “Recruit scandal” que involucró a dirigentes políticos del PLD y empresarios en el intercambio oscuro de acciones de una compañía de recursos humanos. Sí, inaudito. A eso se sumó que el sistema electoral histórico fomentaba la competencia entre candidatos del mismo partido político para acceder a alguna de las bancas en juego, lo cual elevaba los incentivos para apelar a fuentes de financiamiento personal no muy transparente que digamos. Esto pasaba mucho en el PLD. Como corolario de eso, los distritos rurales aparecían sobrerrepresentados contra los distritos más urbanos. Los primeros han sido, históricamente, bastiones del PLD, mientras que los segundos de la oposición.

O sea que todo el tole tole vino por el lado del oficialismo que, a pesar de haber ganado las elecciones, no pudo formar gobierno por primera vez desde 1955. Una coalición opositora de 8 partidos liderada por el Nuevo Partido de Japón (JNP, en inglés) sumó la mayoría de bancas en el recinto y construyó un programa de gobierno sustentado en la transparencia, la anticorrupción y el cambio. Esta agenda logró aprobar la reforma política de 1994, a partir de la cual se instauró el sistema paralelo vigente en la actualidad. Sin embargo, el éxito le duró bastante poco. En 1994, el Partido Socialista, histórico rival del PLD y principal opositor, abandonó la coalición de 8 partidos junto a New Party Sigake (NPS), dejando herido de muerte al nuevo oficialismo que, además, sufrió la renuncia de su primer ministro Morihiro Hosokawa (JNP) por causas de corrupción. Lo que parecía imposible terminó ocurriendo cuando se formó una nueva coalición entre PLD, los socialistas y el NPS. Los dominantes terminaron afuera del gobierno tan solo un año. Sorpresas.

¿Cómo siguió la historia? Si volvés a ver el gráfico, el principal beneficiario del nuevo sistema electoral fue, sin dudas, el PLD. La constante caída en el apoyo popular en votos desde 1955 se vio compensada con mayorías en bancas generadas a partir del sistema electoral. Magias de la ingeniería institucional. Si con el SNTV apenas ganaba algunas bancas por encima de los votos obtenidos, con el sistema paralelo pasó a tener un premio mayoritario de entre 12% en 1996 y el 26% en 2012. Solo sacó menos bancas que votos en dos oportunidades. En 2003, cuando tuvo que mantener su acuerdo de gobierno con New Komeito (NKP) y el Nuevo Partido Conservador (NCP) para mantenerse en el poder. También en 2009, pero esta vez pasó nuevamente a la oposición como en 1993. Estas fueron las primeras elecciones desde la Segunda Guerra Mundial que el PLD perdió en voto popular y en cantidad de bancas frente a su principal rival: el Partido Democrático de Japón (PDJ), formado en 1998 a partir de un grupo de dirigentes que habían dejado el PDL y el Partido Socialista (que pasó a llamarse Partido Social Demócrata).

En la derrota se renace y, como el Ave Fénix, desde las cenizas de la oposición se reconstruyó. La disputa interna por el liderazgo depositó en la cabecera del poderoso partido a Shinzo Abe, quien ya había sido primer ministro entre 2006 y 2007, y el más joven desde 1941 en Japón. Esa primera experiencia terminó con pérdida de apoyo popular luego de la elección de la Cámara de Consejeros, donde el PLD perdió 32 bancas y fue superado por el PDJ. El preludio de lo que pasaría posteriormente en 2009. Abe renunció y volvió a las trincheras, pero recuperó el liderazgo partidario en septiembre de 2012 luego de una elección interna bastante reñida y rosqueada. El empuje que le dio al actor dominante de la política japonesa no se hizo esperar porque en diciembre de ese año recuperaron el gobierno con valores similares a la época de esplendor del partido en la década del ’60. De ahí, nunca más se bajaron: 61% de la Cámara de Representantes en 2012, 2014 y 2017. 

¿Dónde estamos hoy? Recuperada la fortaleza y el predominio interno, Abe y el PLD fueron actores destacados de la política internacional en la agenda multilateral que impulsaron Barack Obama y Angela Merkel, junto a otros líderes internacionales. También apostaron a aflojar tensiones con China y Corea del Sur, en el control de fronteras y armas nucleares, con Corea del Norte haciendo lío por ahí. Todo venía bárbaro, pero Abe se fue quedando solo en el mundo. Primero, Barack Obama. Después, Ángela Merkel. El golpe de gracia vino en junio de 2020, cuando se vio forzado a renunciar por graves problemas de salud, dejando el liderazgo en manos de Yoshihide Suga. A pesar de su alta popularidad inicial, el gobierno de Suga empezó a tambalear cuando afloraron las primeras críticas por el combate al Covid-19 en 2021, por las restricciones impuestas, por la campaña de vacunación y, como corolario, por la celebración de los Juegos Olímpicos de Tokio en un contexto de la variante Delta creciendo. La derrota de su candidato a alcalde de Yokohama terminó por convencerlo de dar un paso al costado, dejando espacio a un nuevo líder en la figura de Fumio Kishida, electo como presidente del PLD el 29 de septiembre pasado y asumiendo como el 100° primer ministro de Japón.

Entonces, ¿por qué se adelantan las elecciones? Hay dos razones principales. La primera es que el nuevo líder del gobierno quiere revalidar su poder en las urnas. Esto es algo que suele ocurrir en sistemas parlamentarios que tienen como práctica cambiar presidentes de partidos en pleno gobierno, lo cual impacta en el cambio del liderazgo nacional. Si a vos te eligen tus pares, siempre vas a tener menos legitimidad que si te elige una mayoría de la sociedad. Por eso es usual ver nuevos primeros ministros que, ni bien asumen, llaman a elecciones para legitimar sus mandatos y sus agendas propias. La segunda es que algo que aprendió el PLD en este tiempo es a jugar con las reglas del juego electoral. En particular, con el sistema. Frente a un nuevo escenario de debilidad interna partidaria como el vivido en 1993 y 2009, la oposición decidió conformar una plataforma unificada el pasado 8 de septiembre. Se reunieron el Partido Social Demócrata (recordá que es el heredero del viejo Partido Socialista), el Partido Constitucional Democrático, el Partido Comunista de Japón (fundado en 1922 y todavía vigente) y Reiwa Shinsengumi (más nuevito pero también de izquierda). No solo plantean una agenda de gobierno apoyada en recorte de impuestos, cierre de centrales nucleares e investigación de causas de corrupción contra el PLD (obvio), sino que además coordinarán la presentación de candidaturas comunes en el nivel proporcional y únicas en los distritos uninominales. Esto último es algo que a las oposiciones les cuesta mucho porque depende un montón del cálculo estratégico realizado sobre las chances de ganar la única banca en juego en cada uno de los 289 distritos, que representan más del 60% de la Cámara de Representantes. Si vos bajás tus candidatos pero después no ganás en los lugares donde acordás presentarte, entonces podés quedarte chiquito frente a tus socios. En el desierto comiendo anchoas.

La cuestión es que el PLD teme que un nuevo cambio de liderazgo impacte en pérdida de poder y fortaleza, la misma que le permitió tallar a nivel internacional, además de crecer y ampliarse internamente. Mientras tanto, la oposición hace su movida y trata de romper la lógica del sistema electoral, el mismo que le permitió al PLD recuperarse después de una sostenida merma de votos a lo largo de los años. ¿Fin de ciclo en Japón? No cantaría victoria, pero compraría pochoclo.

Alemania se tomará su tiempo

Tal como te contó Juano el lunes pasado, en Alemania se vienen semanas full negociaciones. Toda la rosca que pasa en Borgen la vas a poder seguir ahora por los diarios. Decime si no serán días maravillosos.

Quería agregar dos puntos a su excelente entrega de Mundo Propio. El primero es que lleva tiempo armar gobiernos de coalición. En América Latina hay un límite máximo impuesto por la fecha de asunción presidencial que establece cada constitución, pero en los parlamentarismos puede llevar meses. Mientras tanto, un gobierno técnico se encarga de tomar las decisiones o la simple inercia burocrática te sigue cobrando impuestos, levantando la basura, abriendo las escuelas y coordinando a la policía. Así funciona. Dado que puede haber récords como el de Bélgica, que tardó 541 días para formar gobierno después de las elecciones de 2010, el tiempo que se toman los partidos para acordar un gabinete no es un tema menor. Parece una pavada, pero de verdad no lo es.

Y como no es una pavada, hay una parva de trabajos que se centran en estudiar qué tanto tardan los partidos en ponerse de acuerdo en el proceso de formación de gobierno en Europa, además de considerar cuáles son los factores que intervienen para apurarlo o demorarlo. Me metí en la Deep Web y me crucé con algunos muy piolas. Acá la reconocida especialista en el tema Sona Golder encontró que hay países que tardan muy poco (Reino Unido, Suecia, Grecia, Noruega y Francia no pasan de una semana) y otros que se toman todo su tiempo (Países Bajos, por ejemplo, más de 2 meses). Alemania se encuentra en mitad de tabla con un promedio de 20 días en el período de estudio, que transcurre entre 1944 y 1998. Se parece a Portugal (22 días), Luxemburgo (23) y Finlandia (casi 27). El promedio de los 16 países analizados es de 23 días. Bien por los teutones, siempre medidos. A eso, Sona suma ciertas condiciones que inciden en la demora de este proceso. Detectó que, mientras menos partidos ganen bancas, menos polarizada sea la disputa política y más información compartan los actores sobre el tipo de gobierno que quieren formar, más rápida será su confirmación. 

Otro paper que complementa ese estudio lo escribieron Alejandro Ecker y Thomas Mayer, ampliando el tiempo de estudio hasta 2014, y sumando los países de Europa Central y del Este. En resumen, también ubican a la tierra de Merkel por la mitad de tabla de los países, pero al sumar más años la media se disparó un poquito hasta superar el mes de demora. Todo esto hace pensar que Alemania puede seguir como siempre, más parecida a sí misma y menos a Países Bajos. Por lo pronto, Verdes y Liberales ya allanaron el camino. Coalición semáforo, ya te siento.

Otra cuestión importante a considerar es cómo opera el sistema federal en la formación de un gobierno de coalición. Franco Delle Donne ya le había tirado una alerta a Juano sobre la participación del FDP (Liberales) y Grüne (Verdes) en gobiernos regionales tanto con socialdemócratas como con cristianodemócratas. Esto ocurre hoy en día en Rhineland-Palatinate con los primeros y en Schleswig-Holstein con los segundos. Este mapa te muestra la amplia variación de colores de los gobiernos subnacionales alemanes. Tenés combinaciones para todos los gustos políticos.

Fuente: Wikipedia.

Si me estás siguiendo el pensamiento, te imaginarás que ser socios en un nivel inferior del sistema político puede ayudar a que lo seas en el nivel superior. Hay toda una ola de estudios sobre el tema en sistemas federales y unitarios europeos, pero te quiero dejar este trabajo de Hanna Bäck, Marc Debus, Jochen Müller y Henry Bäck que es, sin dudas, una brillante lectura de subte. Toman en cuenta 8 países europeos, entre ellos Alemania entre 1900 y 2009. Encuentran que, mientras mayor peso en la política nacional tienen los estados subnacionales, entonces mayor probabilidad que difieran los colores políticos de las coaliciones en cada nivel. Alemania parecería entrar en ese esquema, por dos razones. Primero, porque su federalismo le asigna un nivel de autonomía alto a sus unidades constitutivas. Segundo, porque hay un juego bidireccional a la hora formar gobierno del nivel nacional al subnacional y también ocurre viceversa. Comprá más pochoclo porque, si volvés a ver los colores del mapa y aunque la Semáforo arranque, hay varios escenarios posibles.

Elecciones pintorescas

  • Si no te cansaste de Alemania, leé esta historia que contó Don Pato de Talavera sobre la Asociación de Votantes del Schleswig Meridional: Südschleswigscher Wählerverband, SSW para los amigos. Representan a la minoría danesa en el norte de Alemania, decidió competir por primera vez en las elecciones federales y ganó 1 banca en manos de su líder, Stefan Seidler. ¿A que no sabés a quién se la ganó? A Robert Habeck, líder de los Verdes. Tomá mate. Acá podés leer más.
  • Qatar celebró las primeras elecciones de su historia. No, no para deponer al Emir, sino para armar un Consejo Consultivo de 45 integrantes. De esa cantidad, 30 fueron electos el sábado pasado y 15 serán designados por el monarca. Todas las candidaturas fueron independientes porque los partidos políticos están prohibidos. Acá te cuentan más. ¿El resultado? Participó el 63,5% del padrón y no fue electa ninguna mujer. ¿Quién ganó? Creo que no importa mucho.
  • Ahora que se viene el fin de semana largo y ya no sabés qué ver en Netflix, te recomiendo que sigas las elecciones legislativas de República Checa. Se va a votar durante dos días, el viernes 8 y el sábado 9. El oficialismo sale a la cancha con el mismo primer ministro de candidato, Andrej Babiš, un ricachón fundador de ANO en 2012, un partido populista de corte conservador. Gobierna en minoría con el Partido Socialdemócrata (ČSSD), histórico partido de centroizquierda checo que fue fundado en 1878 como un brazo regional del Partido Socialdemócrata de Austria. En frente tiene dos coaliciones  opositoras. La primera, de centro-derecha, llamada SPOULU y formada por el Partido Cívico Democrático, el cristianodemócrata KDU-ČSL y TOP90. La segunda, más liberal-progresista llamada Piratas y Alcaldes, formada por, obviamente, el Partido Pirata, y Alcaldes e Independientes, partido creado en 2004 y amistosamente abreviado STAN. Las encuestas daban ganadores a esta última coalición allá por mayo de 2021, pero en los últimos meses perdieron pista. A SPOLU le pasó a la inversa: venía abajo y ahora los alcanzó. En el medio, ANO se recuperó y ronda el 30%. Va a estar para chuparse los dedos, aunque los partidos parezcan marcas de zapatillas de segunda.

Recuelectorales

  • Como siempre puede pasar, es posible que te hayas quedado manija con Japón. Acá Michael Gallagher estudia el cambio del sistema electoral y lo compara con Nueva Zelanda, que siguió un camino similar pero más proporcional. Lo podés bajar con los rusos y es más corto que la propuesta de reforma electoral noruega de la entrega anterior: solo 27 páginas que también se leen en un subte.
  • Acá una fundación se tomó el trabajo de explicarte el sistema electoral en Japón en cortísimas 66 páginas. No los dejes en banda, dales un clic que es gratis.
  • Yanina Welp abordó en una entrega de #FarWest el predominio del PLD japonés con el PRI mexicano y el ANR-PC paraguayo. Para que no se sientan solos en el mundo.
  • Hay una tradición en los sistemas parlamentarios para elegir al Speaker of the House. No es un cargo al que se aspira, sino al que te obligan tus pares legisladores. Por eso se ven muchas escenas como estas donde arrastran (literalmente) al pobre hombre. En ese hilo linkeado te cuentan por qué es así históricamente en sistemas de tradición británica. Si querés saber más, en “Parlamentos, el podcast” cuentan historias así de maravillosamente nerds como esa. Y también son maravillosas.

Recordá que, por ser parte de este prestigioso club electoral, podés estar al día con el Google Calendar Electoral (acá desde tu compu y acá desde tu celu) y/o con una lista de Twitter que nutre a La Gente Vota. 

Un abrazo electoral, cuidate y nos vemos en dos semanas,

Facu

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Politólogo, consultor e investigador independiente. Hoy me encuentran dando clases en UBA y UTDT. Me encantan las elecciones y me sacan menos canas verdes que Racing. Un hobby que tengo es aprenderme la historia de los partidos políticos. Creo que la política marida muy bien con un tinto.