“Pensar en un efecto rebaño antes que llegue la vacuna a mí no me genera mucha atracción”

En un extenso reportaje con Cenital, Carla Vizzotti se cuida de no confrontar con la Ciudad, pero es reactiva a la idea de que un porcentaje de contagios reduzca la transmisión del virus como planteó Fernán Quirós. La viceministra de Salud se entusiasma con los avances de la Universidad de Oxford, celebra la articulación público-privada con el laboratorio de Hugo Sigman y discute que el gobierno no esté conduciendo la pandemia. River, las declaraciones de Miguel Pichetto y la movilización del lunes al Obelisco.

Carla Vizzotti saluda y se dirige al ascensor. “Están todos en el subsuelo, deben haber dejado las puertas abiertas”, describe sin fastidio. Un colaborador baja a cerrarlas. Una vez dentro repasa algunos datos con el subsecretario de Estrategias Sanitarias, Alejandro Costa. La viceministra se fue el viernes a las 23:45 del ministerio y volvió siete horas después a dar el informe matutino. El sábado no aparenta ser muy distinto. “Estamos en medio una pandemia”, explica y emula al emoji encogiéndose de hombros. El último contacto con Vizzotti de Cenital había sido también en horarios alternativos: domingo a las 22:15, también en su oficina. Tal vez por eso Alberto Fernández la puso de ejemplo cuando rechazó la idea de recortar el salario de los funcionarios públicos. “No estoy seguro que haya una sola Carla”, suele graficar un ministro de permanente acceso al despacho presidencial. Esta semana es diferente. La vacuna de Oxford en Argentina le -nos- permite tener un horizonte.

¿Cuán importante es la noticia?

Muy importante. Cambia el panorama porque te da una perspectiva temporal más concreta. Es clave además tener la certeza estratégica que va a ser una vacuna producida por Latinoamérica para Latinoamérica. Esto  acelera los tiempos no solamente para Argentina y México sino para toda la región que de otra manera iba a tener que esperar que se produzca la vacuna y que se distribuya entre los que ya tenían comprometida la compra. Hace que todo el esfuerzo que tengamos que hacer tenga ya un horizonte temporal diferente.  

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¿Cómo se explica que “la cuarentena no existe más” con la extensión de la misma?

Cuarentena es lo que nos pasó el 20 de marzo o lo que le pasa a alguien que es un contacto estrecho de una persona confirmada, que tiene que hacer 14 días de cuarentena y no salir de su casa. O las personas que llegan de viaje o hacen una migración interna y tienen que hacer esos 14 días de cuarentena. La normativa del ASPO lo que implica es que las salidas autorizadas son para realizar algunas actividades y después volver a casa, no tener una circulación intensa. Al haber cada vez más autorizadas esa circulación de personas va aumentando entonces hablar de cuarentena pierde sentido y decir que no hay una normativa que requiere la mejor circulación de personas también. No es que se acabó cualquier medida de distanciamiento social. 

Al comienzo de la pandemia, el gobierno estaba conduciendo la pandemia, tanto desde la gestión política como sanitaria, y ya hace 60 días que va detrás de los comportamientos sociales. ¿Por qué no se utilizó a la vacuna para intentar generar una contranarrativa?

El gobierno conduce la pandemia, lo que pasa es que esa conducción es en un escenario inédito a nivel mundial entonces conducirla ahora es consensuar con los gobernadores, con los expertos y también entender que parte de la conducción es visibilizar que se está tratando de cinco meses de un esfuerzo enorme de la sociedad y que ese esfuerzo también tiene que ser considerado en la conducción de la pandemia. Todo eso en un contexto de haber generado ese esfuerzo para lograr cosas muy concretas como expandir el sistema de salud y que dé respuestas -muchos sistemas de salud muy robustos no lo hicieron-, poder entrenar al equipo de salud y realmente conocer más del virus. La letalidad ha disminuido porque los trabajadores y trabajadoras de la salud se han podido entrenar y hemos podido conocer más cosas del coronavirus y también darle tiempo a la ciencia para buscar una solución. Cada día que ganamos es importante para eso: tenemos ya un panorama muy concreto de estudios de tratamientos, de desarrollos argentinos como el suero equino hiperinmune, los ensayos que hay con plasma de convalecientes y ya varias vacunas en fase 3 – una haciendo ensayo clínico en Argentina, la otra con un convenio de transferencia de tecnología para la producción. Eso es conducir la pandemia. Nosotros hemos tenido un número de casos que en este momento es parecido al de algunos países que han tenido un impacto muy alto, pero distribuido en una cantidad de meses que ha hecho que siempre las personas puedan ser atendidas y eso es lo que cambia la mortalidad.

El director científico de mAbxience sugirió que la vacuna podría estar a fines de diciembre, principios de enero, y generó una enorme expectativa.

Lo que sucedió también fue histórico con gestiones silenciosas del Presidente y de Ginés, nuestro ministro, en relación a no sólo mostrar interés en que Argentina sea parte de la cadena productiva sino también unir las partes y los actores, buscar socios estratégicos como México, buscar industria privada nacional en Argentina de primera línea y un inversor como la Fundación Slim para empezar ya mientras se está haciendo la fase 3 para la transferencia de tecnología, para la escalada de la producción. Esto con el objetivo que Argentina genere la producción de la sustancia activa, México envase la vacuna y tengan el producto final para negociar con los gobiernos de Latinoamérica. Todo eso es condicional a muchas cosas: que la fase 3 dé bien, que se registre la vacuna, que la transferencia de tecnología vaya bien; pero todo lo que se está haciendo es para que durante el primer semestre del año que viene todos los países de la región que adquieran la vacuna puedan tener entre 150 y 250 millones de dosis. Eso sucede siempre en función de la escala de la producción y que se vayan recibiendo partidas de vacunas en forma equitativa y solidaria con lo cual el escenario y la expectativa es que a principios del año que viene podemos estar recibiendo. Obviamente no se reciben las 250 millones de dosis juntas en todos los países sino que se está trabajando en esa escala de producción.

¿Cuándo calculan que va a estar vacunada toda la sociedad?

Ahí viene la segunda etapa con la Comisión Nacional de Inmunizaciones, las jurisdicciones con los programas de inmunizaciones y la priorización de quién se va a vacunar en relación a la estrategia del país: los trabajadores y trabajadoras de salud -que son fundamentales por su exposición y la necesidad que el sistema de salud siga funcionando-, los trabajadores esenciales y las personas que tienen más riesgo de enfermar y morir -los mayores de 65 años y quienes tienen alguna condición de riesgo. En esa circunstancia también hay que saber características más específicas de la vacuna, cuántas dosis, hay cosas que son más puntuales que son importantes para definir la estrategia pero con eso se estima que es alrededor del 20% de la población que se vacuna en esta primera etapa. Y después, una vez que todos los países de la región podamos tener de forma equitativa esa cantidad de vacunas, pensar si en función de cómo vaya la evolución del virus, la epidemiología, la pandemia, si hace falta progresar hacia otras distintas etapas o población u objetivo. Hay muchas cosas que la ciencia está contestando mucho más rápido que otras veces, pero todavía hay que ir viendo cómo evoluciona para ir definiendo en el resto de las cosas.

¿Esto significa que una de las posibilidades es que no sea necesario que quienes no forman parte de los grupos de riesgo o no tienen comorbilidades sean vacunados?

Claro, hay una posibilidad que con esta estrategia de vacunar al 20% de la población más la población que ya tuvo el virus se pueda tener un escenario diferente. Por supuesto, seguir trabajando en los cuidados pero no hay una respuesta para eso. Vamos a ver cuántas vacunas llegan a la fase 3 con buenos resultados para el registro, hay 8 mil millones de personas en el mundo y ni siquiera la del 2010 de la pandemia de gripe aviar se vacunó al 100% de la población. Son estrategias que se van analizando y hay primero que ver la situación epidemiológica y cómo evoluciona y después la posibilidad de producción y de aplicación. 

En aquella pandemia también se produjo localmente la vacuna y fue un laboratorio del Grupo Insud.

Así es, Sinergium.

¿Cuánto y cómo impacta una articulación de un Estado que cree y apuesta en la ciencia y un privado como el holding de Hugo Sigman?

Impacta exactamente en eso, en que 2009 cuando surge el nuevo virus de la gripe H1N1 que generó una pandemia, el 100% de la producción potencial de la vacuna estaba comprometida a todos los países del hemisferio norte y los del países del hemisferio sur, especialmente Latinoamérica, no teníamos acceso. Declarar de interés nacional la producción nacional de vacunas, generar una estrategia público-privada de juntar actores y hacer una transferencia de tecnología de dos laboratorios argentinos con uno internacional para transferir la tecnología de la antigripal, en un año construir una planta de última tecnología que es modelo en el mundo y en este momento estar produciendo vacuna antigripal desde 2010 con un acceso muy oportuno es muy importante; producir vacunas contra el VPH, contra el neumococo para los chicos, personas que tienen condiciones de riesgo y para los mayores de 65 años es sin lugar a dudas un activo relevante en un Estado que no solamente tiene el rol rector en la toma de decisiones sino que además articula con el privado para potenciar esas acciones. Es lo mismo que está pasando ahora; en un momento crítico que una vacuna se registra -y el tiempo es un factor tan importante- ser parte de la cadena productiva y escalar la producción para un continente cuyos países, -salvo Estados Unidos y Canadá- no son ni tan ricos para comprar la vacuna ni tan pobres para que se la donen, poder tener una estrategia latinoamericana para acceder antes a la vacuna es clave. Es una iniciativa que tiene el Estado nacional jerarquizando privados que deciden priorizar esto también, dejar otros emprendimientos privados para hacer esto. 

¿Te contiene la idea de Fernán Quiros que en la Ciudad van a empezar a amesetarse o a bajar los casos con entre un 15% y 25% de la población contagiada? 

Nosotros charlamos mucho con Fernán Quiros sobre estos distintos escenarios. Sin lugar a dudas la Ciudad de Buenos Aires ha sido el epicentro de la pandemia en un principio -con personas que llegaron del exterior, con la densidad poblacional que tienen en el área geográfica, con el inicio en los barrios populares y esa dinámica tan explosiva de transmisión- y el porcentaje de personas que han tenido seguramente contacto con el virus es importante. Lo que estamos mirando es lo que pasó en ciudades parecidas a la Ciudad de Buenos Aires, que justamente en este momento muchas de ellas están teniendo un aumento del número de casos. No tengo mucha cercanía con ese concepto del efecto rebaño sin una vacuna, porque los países que lo han intentado no pudieron controlarlo; han tenido un desborde del sistema de salud y un aumento del número de casos en un período muy corto de tiempo. Pensar en un efecto rebaño antes que llegue la vacuna a mí no me genera mucha atracción. 

¿Y esta propuesta del retorno a clases de algunos sectores en la Ciudad?

En San Juan empezaron las clases 10 mil niños en departamentos rurales donde no hay casos con docentes que van de lugares donde tampoco hay casos. Esa es una experiencia que hay que ir transitando y ver cómo funciona. El de la Ciudad de Buenos Aires no es el mismo escenario en relación a la transmisión comunitaria sostenida así que se evaluará específicamente la propuesta. Pensar en la circulación de un porcentaje específico de niños en la Ciudad no es habilitar las clases presenciales y después se discutirá si no hay otra estrategia que sea que los niños y niñas circulen y se les pueda favorecer el acceso que tienen otros sectores sociales y económicos. 

¿Cómo se le explica a la gente tres mensajes tan distintos como los del anuncio del viernes cuando hace un mes se había planteado que la estrategia del AMBA iba a ser una sola?

El Presidente lo que trata de transmitir es que no estamos en la cuarentena del 20 de marzo y eso es una realidad. Hay muchísimas actividades autorizadas y obviamente algunas que están restringidas porque se ha demostrado que son las de más riesgo de retroceder y de tener una situación crítica. No es fácil transmitir un mensaje de «esto no pasó, hay que seguir cuidándose, tenemos el panorama de la vacuna» con una sociedad que realmente está agotada, preocupada y angustiada. Pensamos que la mayoría de las personas están ocupándose de cuidarse, están comprometidas con eso y las personas que deciden no hacerlo o pueden tener opiniones contrarias son más notorias pero no son la mayoría.

Hay una mayoría silenciosa.

Sí, porque si no no podemos explicar este resultado.

¿Están conformes con el resultado?

Nosotros siempre queremos seguir trabajando y pensamos que se puede lograr que haya la menor cantidad de personas que se infecten y por supuesto que eso es directamente proporcional con las que estén internadas en terapia intensiva y las que fallezcan. El objetivo de mínima es que nuestro sistema de salud dé respuesta, pero el de máxima es seguir trabajando para que se enferme la menor cantidad de gente posible. Ese es el objetivo del Presidente, del ministro y de cada una de las personas que trabajamos en el ministerio. En ese sentido, en un país federal con diferentes espacios políticos que han confluido en un interés general y en un consenso que obviamente tiene sus matices, se ven esos matices. Se ve claramente lo que dice el Presidente que el objetivo es salvar vidas, acompañar el impacto económico que tiene esto en la sociedad lo máximo que se pueda en un país con la situación económica del nuestro y trabajar desde lo que significa el impacto social, emocional y psicológico. El gobernador de la provincia de Buenos Aires, que tiene en este momento la aceleración del aumento de los casos y la preocupación en ese sentido con un sistema de salud que se ha duplicado pero que todavía puede generarse tensión y de ninguna manera está resuelto. Y un jefe de Gobierno que está unas semanas adelantado en esa evolución, ve una estabilización de sus parámetros y tiene la decisión de mostrar un panorama más allá con actividades que no se van a abrir sino que se van a proponer al gobierno nacional para autorizar y se van a evaluar. Entonces eso tiene que estar claro, no es que mañana se van a abrir estas actividades sino que el jefe de Gobierno está mostrando un horizonte temporal hacia la sociedad de la Ciudad de Buenos Aires en relación a proyectos que tienen si esto marcha bien.

¿Ese horizonte tiene un criterio sanitario o un criterio político?

Eso hay que preguntárselo al jefe de Gobierno. 

Reformulo: ¿tiene criterio sanitario?

El criterio sanitario de la Ciudad de Buenos Aires en relación a la estabilidad de la curva y a que son cosas muy puntuales puede estar pensado desde ese lado. Lo que hay que analizar es en ese momento en el que se quiere implementar esa estrategia, con ese criterio sanitario, cómo es la circulación en la Ciudad. Si es de acá a tres o cuatro semanas puede ser diferente a la de ahora. Por eso en este momento es una expresión de deseo, un proyecto que se va a presentar y eso tiene que estar muy claro que no hay algo concreto, que tenga una fecha de inicio, sino que va a depender del análisis y la situación epidemiológica de ese momento.

Al comienzo de la gestión sanitaria de la pandemia Nación, Ciudad y Provincia mostraban como un aspecto virtuoso la positividad que hoy está en 40%. Lo mismo ocurría con distintos índices que al comienzo se presentaban como un acierto y se le fueron restando importancia a medida que esos índices empeoraban, ¿cómo se explica eso?

No, restando importancia no. Nosotros comunicamos todas las mañanas cuál es el porcentaje de positividad, eso se tiene en cuenta en relación a las estrategias de búsqueda activa. Lo que sí pasa es que vamos aprendiendo algunas cosas y van pasando algunos indicadores a tener más relevancia que otros en función de la evolución de la pandemia. Al principio, tener el porcentaje de positividad bajo nos daba la pauta que no estábamos teniendo muchísimos casos que no estábamos identificando en un contexto de muy poca circulación, donde era clave encontrar los casos para poder generar las acciones de control. Ese porcentaje de positividad en ese momento para la gestión era muy bajo a nivel nacional y en Ciudad y Provincia también. Eso era lo que refutaba que no se estaba testeando, porque si vamos a Catamarca por más que testees toda la provincia, que no tiene casos, va a ser cero; eso no es que hay que testear sino que hay que testear bien. Para nosotros ese parámetro era muy importante porque realmente no es correcto pensar que por el solo hecho de testear se gestiona bien una pandemia. Hay países que han testeado muchísimo y que tienen un impacto muy importante y hay países que han testeado menos y han tenido un impacto menor. Esa era una de las situaciones que nos permitía monitorear esa situación y en este momento, donde la transmisión comunitaria es importante y el porcentaje de positividad es alto en el AMBA y en casi todas las provincias del país está arriba del 40%, el escenario es distinto porque el número de casos no tiene la misma relevancia que al principio sino que cobra mucho más valor el porcentaje de ocupación de terapia intensiva y el número de personas que fallecen por coronavirus. Entonces, en ese sentido el porcentaje de positividad va a aumentar porque -con las búsquedas activas de los contactos estrechos de las personas confirmadas e inclusive en algunas provincias y jurisdicciones se realiza el testeo de los asintomáticos identificando las personas- no estás esperando que venga la gente a consultar sino que estás yendo a buscar a personas que tienen muchísima posibilidad de estar infectadas. Cuando alguien que vive con una persona que tiene coronavirus confirmado, tiene síntomas, se confirma por clínica y epidemiología, es una práctica habitual en la que se anota, se notifica y se trata como un caso. 

Quirós minimizó esa estrategia.

No minimizó, Quirós dijo que la Ciudad de Buenos Aires no va a adherir a esa recomendación y va a seguir generando los esfuerzos para testear a toda la población. Ciudad de Buenos Aires confirma dengue por nexo clínico y epidemiológico todos los años y hasta hace tres meses se confirmaba así. Quirós no minimizó la estrategia de nexo clínico y epidemiológico, lo que dijo es que ellos ya pasaron el momento de mayor tensión del laboratorio, pudieron expandirlo, y están en condiciones de poder seguir haciendo el hisopado y la PCR a las personas que tengan contacto estrecho y síntomas. Entonces dijo que no van a utilizar esa posibilidad. Lo que hace Nación es habilitarla y las jurisdicciones deciden cómo, cuándo, dónde y en qué período de tiempo.

¿Cómo se explica que el epicentro de la pandemia en Estados Unidos, que fue Nueva York, haga 40 veces la cantidad de testeos que hace el epicentro de la pandemia en Argentina, que es la CABA?

La Ciudad de Buenos Aires hace alrededor de 2500 testeos por día en el sector público; además tienen un componente del sector privado por lo que llegan a alrededor de 4 mil tests por día. Nosotros no nos podemos comparar con Estados Unidos porque ellos tienen un sistema de salud totalmente diferente, tenemos que analizar a quiénes son esos 90 mil testeos. 

Yo no comparé a Estados Unidos con Argentina sino Nueva York con Buenos Aires.

Está bien. El sistema de salud de Nueva York tampoco es el de la Ciudad de Buenos Aires. En varios de los países que tienen mucho testeo, el sector privado tiene un rol importante; vos podés testearte una vez por semana y vas a estar dentro de esos 90 mil testeos. Y no quiere decir que esa ciudad gestione bien los casos. 

Quedó demostrado al comienzo.

Exactamente. Entonces eso es muy importante. Si vos me preguntás si se testea al 100% de las personas que tienen coronavirus, la respuesta es no. Ni en Argentina ni en ningún lugar del mundo para ninguna epidemia ni ningún brote, nunca. Lo que sí sucede es que el sistema de salud de la Ciudad de Buenos Aires en este momento está testeando a las personas que se acercan a los centros de salud que tienen síntomas, está yendo a buscar casa por casa a los casos estrechos sintomáticos en el Detectar, está testeando a los convivientes de los casos confirmados antes de que tengan síntomas para identificarlos precozmente; por lo tanto uno tiene que pensar que es una estrategia activa, que con un 40% de positividad obviamente significa que hay que seguir trabajando para escalar eso y si la Ciudad decidiera confirmar por clínica y epidemiología sería una decisión correcta desde el punto de vista técnico. Lo que dice la Ciudad es que para ellos definir si es positivo o es negativo es importante porque desencadena el aislamiento y prefieren trabajar desde ese lugar. Por eso es un país federal y cada jurisdicción define las políticas puntualmente. Pensar en el número de testeos solamente confunde, es un factor distractor porque realmente si vos testeás a todo el mundo y después no le devolvés el resultado, no le decís si se tiene que aislar, que es positivo y no se aísla o no generás una acción -como puede ser licencia para las personas que tienen síntomas que están en aislamiento, que vuelven de viaje, que tienen factores de riesgo- las personas tienen que ir a trabajar aun siendo positivos.

¿Qué opina sobre la marcha convocada para mañana?

Insistir con que estamos en un momento de circulación del virus muy intenso, decir que las aglomeraciones de personas son un riesgo y que estamos en una normativa de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio que no habilita a esa acción. También transmitir la preocupación no solamente por la salud pública sino por cada una de las personas que decida ir a esa movilización. Es importante transmitir la información con transparencia, con templanza y con constancia porque si nos enojamos, es peor. Hacemos un llamamiento para reconsiderar esa situación y manifestar cualquier disconformidad de alguna otra manera que pueda ser escuchada sin ponerse en riesgo ni poner en riesgo a otras personas, a la salud pública y a los logros que se han tenido hasta el momento. Después ya hay una situación que es más grande que lo sanitario que es la política, la mediática, en una sociedad que está cansada y que por ahí estamos en un momento que escucha algo que no le gusta escuchar -como que están aumentando los casos y que tenemos que seguir haciendo un esfuerzo. Eso por ahí genera miedo e incertidumbre -a veces enojo- y repercute en acciones que terminan perjudicándonos individualmente y a terceros.

En virtud de eso, ¿te hubiera gustado que el jefe de Gobierno o algún funcionario desalentara más enfáticamente la movilización?

Yo entiendo que el jefe de Gobierno y el vicejefe de Gobierno manifestaron que no les parecía una buena idea.

El jefe de Gobierno dijo que no había ninguna convocatoria partidaria, que era una iniciativa individual, y el vicejefe opinó que no era conveniente.

Sí. La mayor cantidad de la población ve con mucha preocupación este tipo de manifestaciones que creo que son de un grupo más reducido de personas y mucho más notorio porque siempre la noticia es la excepción. Nos preocupa que alguna persona pueda tomar esa conducta por verla. Ahí está nuestra responsabilidad, compromiso y esfuerzo de seguir trabajando con empatía, con constancia para insistir con esto: hay transmisión comunitaria del virus -que es intensa-, las personas durante un tiempo prolongado en una situación de proximidad son un riesgo aunque sean al aire libre, necesitamos desalentar esa situación y que se manifieste la disconformidad de alguna otra manera que no ponga en riesgo la salud individual ni colectiva. 

¿Es probable que veamos un corrimiento del virus de la Ciudad a la Provincia en las próximas semanas? ¿Está el sistema de salud preparado para eso?

AMBA es un aglomerado urbano y los aglomerados urbanos se comportan de esa forma independientemente de los límites jurisdiccionales con la circulación de personas, el funcionamiento social y económico. Dentro de la Ciudad de Buenos Aires hay diferente evolución: empezó por un área después fue a otra y se va monitoreando barrio a barrio la situación. Lo mismo en los municipios del primer anillo del conurbano bonaerense y después ya estamos viendo cómo está en el resto de la Provincia de Buenos Aires y en 15 provincias que tienen transmisión comunitaria. Esto es así, a mayor circulación de las personas, mayor circulación del virus, mayor número de casos, mayor cantidad de personas internadas en terapia intensiva y mayor número de personas que fallecen. Lo que se sabe es que cuando circulan las personas, aumenta la transmisión viral; dentro del aglomerado urbano del AMBA cuando aumenta la migración interna hacia otros lugares con circulación de personas suceden estos brotes. En el sistema de salud de la Provincia de Buenos Aires se ha duplicado la capacidad de las camas, la capacidad de respiradores y de equipamiento, se está trabajando muchísimo para poder fortalecer el recurso humano que es el valor más importante y al mismo tiempo el cuello de botella. No es lo mismo comprar un respirador que formar un terapista o alguien que trabaja en terapia intensiva, es decir que en ese sentido el trabajo que se está haciendo es grande pero ha desbordado a los sistema de salud más robustos del mundo.

No descartan el colapso entonces.

Nunca lo descartamos por eso es la importancia de seguir generando las medidas de prevención individual, no subestimar el virus ni la situación y redoblar los esfuerzos en ese sentido.

Sondeos en Estados Unidos, México y en Argentina muestran que a menor nivel de ingresos de dinero, mayor aceptación de la gestión sanitaria del gobierno o mayores ingresos más disgustos con la normativa. ¿Ustedes ven esa correlación?

Nosotros lo que vimos fue que a menor ingreso, el compromiso, la solidaridad y la empatía fue impresionante. La organización de los Detectar en los barrios populares de Ciudad y de Provincia de Buenos Aires con las organizaciones sociales, los curas villeros, las personas que trabajan en los comedores, la organización solidaria de cuidarse, cuidar al barrio, acercar elementos de higiene, alimentos a nivel comunitario, no sorprende pero no deja de conmover. Fue impresionante y ha sido la clave para sostener en este momento el control del virus en los barrios populares porque claramente la posibilidad de volver está pero fue algo tan integral, de cuidado, de entrenamiento, de seguir las recomendaciones y reorganizarse que está sosteniéndose mucho. A medida que aumenta el nivel social y económico obviamente que las posibilidades de seguir las pautas en su casa son mayores y por ahí eso hace que no se logre percibir tanto el riesgo o la importancia de las recomendaciones individuales y ese impacto colectivo. No porque haya mala intención o alguna acción para no cumplirlas sino que desde el punto de vista cotidiano no se percibe ese riesgo y no se tiene esa mirada tan colectiva.

No advierten más recelo en el cuidado de los sectores medios y medios altos, entonces.

Me parece que es el sector más ruidoso que está en contra, pero no generalizaría que la mayoría de las personas de clase media o clase media alta no estén preocupadas, no estén ocupadas, no se estén cuidando. Sí, me parece que siempre la excepción es la noticia: los que no están de acuerdo y generan acciones. Nuestro trabajo es mostrar qué es lo más frecuente, quién tiene más riesgo en el 95% de los casos y no en el 2,5% de menos riesgo o en el 2,5 de más riesgo. Es tratar de volver siempre a lo que es lo más frecuente y generar recomendaciones concretas para quien está esperando que el Estado se las genere para seguirlas y no corrernos hacia un discusión que la tenemos que dar, la tenemos que transitar, pero sin perder de vista esa mayoría de personas. 

¿Cómo se explica la muerte de la enfermera de Pilar de 32 años? Es decir que haya pacientes de grupos de riesgo que transiten asintomáticos y jóvenes que terminen en terapia intensiva o pierdan la vida.

La muerte no se explica nunca, hay cosas en medicina que no se explican y que no tiene sentido explicarlas porque cuando pasan te golpean tan fuerte que ya no tiene sentido buscar ninguna explicación. Desde lo clínico son los extremos de una curva: una persona que tiene condiciones de riesgo pero transita asintomático y una persona que por ahí no tiene condiciones de riesgo y se muere. Esos dos extremos son las excepciones, lo que vemos en la mayoría de las personas es que los mayores de 60 años son el 14,1% de los casos y son el 81,9% de las muertes.

Pero en esa lógica que es el avión que se cae, uno va a la caja negra y sabe por qué se cayó el avión. Acá no lo sabemos.

Lo sabés si encontrás la caja negra. Lo que pasa es que en medicina no siempre dos más dos es cuatro. Lo que también se sabe es que las personas jóvenes y sanas tienen una reacción inflamatoria muy importante, no sólo con el coronavirus, que muchas veces puede generar una complicación del estado de salud, pero también son personas que están mucho tiempo en respirador y con algún tratamiento que se está evaluando o con medidas de sostén, lo superan y salen. Por eso también es importante transmitir que es un error cuando alguien joven y sano dice que prefiere agarrarse el coronavirus pensando que no le va a pasar nada porque no lo sabemos. La realidad es que es menos frecuente pero nadie te puede asegurar que sea cero y todavía no se conocen las secuelas a largo plazo. Es un virus muy nuevo. 

¿Te parecen representativos los estudios que se han hecho sobre los pacientes que quedan secuelados?

Lo que pasa es que lo que sucede en este momento es muy incómodo para la ciencia porque se están produciendo un montón de publicaciones que hoy son verdad y en cinco meses dejan de serlo. Uno no puede sacar una conclusión absoluta, pero si el 80% de las personas que tuvieron coronavirus se ve que tienen una inflación cardíaca o pulmonar por lo menos podemos decir que no es inocuo y que te podés agarrar coronavirus para tener ya los anticuerpos. No tenemos claridad de cuáles van a ser las secuelas del coronavirus, inclusive en personas jóvenes y sanas. La verdad es que es incómodo decir tantos «no sé» pero no podemos decir «no pasa nada» ni podemos decir «no hay nada para hacer». En ese camino de ciertas respuestas que todavía no tenemos hay que contar cuál es la situación.

En el informe matutino del viernes uno de los representantes de la SATI dijo que los trabajadores y trabajadoras de la salud estaban sufriendo muchas bajas producto de los contagios. ¿No es engañoso el número de ocupación de camas de terapia intensiva si no hay personal para poder atender?

Esa situación es justamente el cuello de botella. Nosotros tenemos un monitoreo especial de los trabajadores y las trabajadoras de salud. En este momento son alrededor del 7% del total de los casos pero el 7% de 10 mil no es el 7% de casi 300 mil; son más de 18 mil trabajadores y trabajadoras de salud que se han infectado desde el inicio de la pandemia. Se están exponiendo e infectando, algunos están internados y otros han perdido la vida. Ese es un motivo clave para cuidarse y minimizar la necesidad de contacto con el sistema de salud que está tensionado y que a mayor tensión también hay más riesgo de equivocarse y de no poder dar respuesta. Sin lugar a dudas, tener camas de terapia intensiva y tener respirador, bomba, monitor no significa tener recurso humano. En Chaco se ha asistido con recurso humano en forma solidaria de todo el país, como también hay un equipo en Jujuy trabajando en ese sentido. El valor más importante que tenemos en Argentina es el recurso humano y en este momento no solamente en terapia intensiva sino en las guardias, en los traslados, en la atención primaria, quienes están en los barrios, no es lo mismo tener un número de trabajadores y trabajadoras que hacen terapia intensiva con el 50% de las camas que con el 90% de las camas y con una unidad coronaria, una unidad de terapia intermedia o una sala de shockroom transformada en terapia. Pensar que porque se está haciendo el esfuerzo de expandir el sistema de salud eso también está resuelto es un error y por eso nosotros invitamos a un integrante de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva para que transmita cuál es la situación.

¿No debería haber estado en la conferencia con el Presidente, Kicillof y Larreta para tener mayor visibilidad?

Eso es algo que va a evaluar el Presidente y todo el equipo de comunicación con la decisión política y el anuncio de cuáles son las medidas del área que es el epicentro de la pandemia. En las reuniones con el consejo de expertos y asesores se le transmite esa situación; el Presidente está muy al tanto de eso y es algo que está en revisión permanente. 

¿Qué pensás cuando escuchás a Miguel Angel Pichetto decir que el grupo de especialistas que asesora al Presidente cuando termine esto no van a poder caminar por la calle?

Tengo una mirada distinta; creo que la sociedad les va a agradecer mucho el haberse puesto en ese lugar, haber tomado ese desafío, el haber puesto la cara para decir lo que se iba sabiendo con todas las limitaciones que hay. No tengo más que palabras de agradecimiento, de admiración y la sociedad los va a terminar reconociendo. 

¿Cuándo creés que vas a poder ver a River en el Monumental?

(Suspira) No sé. No te quiero decir una fecha porque después son todos títulos. No sabemos. Lo que hagamos acá y ahora va a hacer que más rápido podamos volver al Monumental. 

Soy director de un medio que pensé para leer a los periodistas que escriben en él. Mis momentos preferidos son los cierres de listas, el día de las elecciones y las finales en Madrid. Además de River, podría tener un tatuaje de Messi y el Indio, pero no me gustan los tatuajes. Me hubiera encantado ser diplomático. Los de Internacionales dicen que soy un conservador popular.