Offshore en Mar del Plata: el ambientalismo vuelve al centro del ring

Analizamos la polémica que generó la aprobación de la exploración sísmica en Mar del Plata y examinamos una por una las críticas esgrimidas por Greenpeace.

¡Feliz año! Seguro te habrás puesto tus objetivos para 2022, acá en #RollOver hicimos lo mismo. El objetivo para 2022 es tratar de incorporar nuevos temas, obviamente económicos, pero que salgan un poco de las discusiones típicas como la inflación o el dólar. Como para mechar un poco y no cansarlos(nos). Si tienen recomendaciones, bienvenidas sean. En principio hay dos que ya están en carpeta, las criptomonedas y la discusión ambiental. Como veremos a continuación, el año arrancó con todo.

La polémica por la exploración de petróleo en las costas marplatenses

Todo comenzó el jueves pasado, cuando en las vísperas de año nuevo el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, a cargo de Juan Cabandié, autorizó a la empresa Equinor a realizar estudios de exploración sísmica en las afueras de las costas de Mar del Plata. A partir de ese estudio, lo que busca la empresa (asociada con YPF y Shell en este proyecto) es precisar la existencia de hidrocarburos, para luego llevar a cabo su extracción.

Esto hizo que estallaran críticas de todo tipo e incluso a que se organizaran manifestaciones en varios puntos del país. Frente a eso, el intendente de la ciudad, Guillermo Montenegro, sostuvo que irá a la Justicia para tratar de frenar el proyecto (algo llamativo, dado que fue su partido, Cambiemos, el que lo inició).

Ahora bien, el gran problema de la mayoría de estas críticas, impulsadas por Greenpeace y luego replicada por varios activistas y medios, es que al analizarlas detenidamente vemos que son debatibles.

Como pueden ver acá, la crítica principal de Greenpeace se centró en afirmar que esta actividad se va a realizar “frente a la costa bonaerense” y que tiene “un 100% de probabilidades de que ocurran derrames de petróleo”. Eso fue acompañado con varias fotos de jóvenes en las playas cubiertos de petróleo.

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La primera objeción es la cercanía con la costa de Mar del Plata. Como muestra el economista Francisco Barberis Bosch acá, las áreas en cuestión están a más de 300 kilómetros de la ciudad. Con lo cual, evidentemente, no están frente a la costa. Esto significa que, llegado el caso, la plataforma petrolera no se vería desde la ciudad (con lo cual no habría contaminación visual), sino que, por cómo se orientan las corrientes oceánicas, sería muy difícil que, de haber un derrame, llegara a la costa marplatense.

Esto nos lleva a la segunda, y mucho más importante, objeción: la probabilidad de que haya derrames de petróleo que contaminen el mar y la fauna. Greenpeace se basa en este trabajo para afirmar que la probabilidad sería del 100%. Básicamente, lo que hacen ahí es estimar la probabilidad de ocurrencia de un derrame para diferentes niveles de producción. Ahora bien, primero que nada, el documento en cuestión (por lo menos la versión citada), no fue publicado en una revista académica, con el proceso de revisión de pares que esto implica. En segundo lugar, al analizar la metodología, se observan varios aspectos cuestionables, como por ejemplo el hecho de que se utilice como parámetro el promedio histórico entre 1964 y 2015 de la tasa de derrames, ya que como veremos a continuación, la misma muestra una tendencia declinante. Esto lleva a la sobrestimación de la probabilidad de ocurrencia. La otra cuestión es que la probabilidad del 100% se da sólo en casos de derrames pequeños, mientras que tiende a cero para los eventos de derrames de mayor envergadura (salvo para niveles muy elevados de producción, alejados de los actuales).

Esto está asociado con el hecho que mencionamos antes, de que los derrames se han reducido sostenidamente en el tiempo –incluso a pesar de que la producción aumentó– lo que refleja avances en materia de seguridad y de mejoras tecnológicas.

Cantidad de derrames por buques de carga

Fuente: Our World in Data

Asimismo, como muestra el investigador Federico Merke acá, la mayoría de los derrames son provocados por los buques de carga y no por las plataformas offshore (representan solo el 3%). De todos modos, la tendencia es similar. Como referencia, en Estados Unidos hubo 17 grandes derrames entre 1964 y 2015 en plataformas offshore con una producción al alza. Al margen de lo anterior, es importante resaltar que la exploración sísmica se utiliza hace muchísimos años en Argentina, sin que haya habido accidentes.

Cantidad de derrames y nivel de producción (en barriles de petróleo)

Fuente: F. Merke

Como se puede ver, la estrategia de Greenpeace parece ser la de utilizar argumentos extremistas que apelan al miedo, relegando la evidencia empírica. Algo similar se observó cuando cuestionó la decisión del Gobierno de avanzar en los acuerdos necesarios para la construcción de una cuarta central nuclear, al afirmar que “es la fuente de energía más costosa y peligrosa que existe”. Como se puede ver en el gráfico a continuación, la energía nuclear es de las más seguras y limpias que hay. A la izquierda tienen la tasa de muertes por accidentes y polución, a la derecha la cantidad de gases de efecto invernadero que emite cada una.

Fuente: Our World in Data

¿Esto significa que la exploración y explotación de hidrocarburos no acarrea impactos ambientales? Desde ya que no. En primer lugar, los fuertes ruidos que provoca la exploración sísmica pueden provocar daños en la fauna marina, algo que el propio estudio de impacto ambiental realizado por la empresa reconoce.

Pero lo más importante, y que es la cuestión de fondo que mueve a los activistas ambientales, es el hecho innegable de que los hidrocarburos son uno de los principales causantes del calentamiento global (ver gráfico anterior) y por ende la matriz productiva debería apuntar a reducirlos, no a incrementarlos. Este planteo, sumamente válido, es el que más cuesta compatibilizar con una economía que no tiene los recursos necesarios para afrontar las inversiones que requiere, ni tampoco puede darse el lujo de frenar actividades productivas que generan divisas y fuentes de trabajo.

¿Más economía?

Va el resumen del panorama económico a partir de los datos que salieron durante la última semana: en noviembre se frenó la actividad, luego de 4 meses de repunte sostenido. Los costos mayoristas aumentaron un 2,9% interanual. Los de la construcción subieron 2,1%. El superávit comercial se mantuvo, pero se redujo significativamente. Los salarios mostraron un repunte en términos reales en octubre. La nota completa la podés leer acá.

Lo institucional tiene límites para garantizar la sostenibilidad de las economías de los países deudores y la vida de sus habitantes: ¿deberíamos negociar con más exigencias? ¿Y si coordinamos estrategias con otros países deudores? Sobre esto trata el capítulo 6 de la segunda temporada del podcast Lo prometido es deuda.

Esto fue todo por hoy. Ojalá te haya servido para que ahora entiendas un poco más de esta cosa tan difícil que parece ser la economía argentina. Si no aguantás hasta la semana que viene, la seguimos por acá.

Espero tu respuesta. Te mando un abrazo grande.

Juanma

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Se dedica a estudiar la macroeconomía argentina, algo que en este país debe ser similar a tener un doctorado en física molecular. Es magister en Desarrollo Económico en la UNSAM y está haciendo el Doctorado homónimo en la UNQUI. Padre de gemelas y docente universitario.