Nunca nos fuimos pero ahora volvimos

La presentación del Plan de Políticas Ambientales, una entrevista a Luciana Peirone, del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal, la vacuna de Oxford y AstraZeneca y más.

Holis, ¿cómo andás tanto tiempo? Yo estoy muy contenta de volver a escribirte, te extrañé.

Desde nuestra última carta pasaron muchas cosas, entre ellas mi cumpleaños número 33. Si me querés regalar una foto de tu mascota, acepto. Si, además, me querés regalar una colaboración para Cenital que nos permita seguir haciendo periodismo independiente sobre fino colchón de memes, también acepto.

Por supuesto, mi natalicio no fue el único acontecimiento que movilizó a la comunidad científica en estas tres semanas de ausencia. Así que antes de volver a la programación habitual de pánico, locura y pandemia te propongo que usemos esta edición para ponernos al día.

No cagué al sistema pero al menos lo intenté

El 21 de septiembre pasado se presentó el Plan de Políticas Ambientales en un acto encabezado por el presidente Alberto Fernández y el ministro de ambiente Juan Cabandié. Sentados en ronda al aire libre, respetando la distancia social y con barbijos, los mandatarios introdujeron el nuevo programa junto a guardaparques, brigadistas, recuperadores urbanos y jóvenes integrantes de ONG ambientalistas.

La nueva iniciativa se basa en cuatro pilares: el Programa Casa Común –que fomentaría la agroecología y la creación y preservación de reservas naturales urbanas y no urbanas–, el Plan Federal de Erradicación de Basurales a Cielo Abierto, el proyecto de Ley de Educación Ambiental y modificaciones en el Programa Nacional de Prevención de Incendios y Manejo del Fuego luego de su reciente traspaso al Ministerio de Ambiente.

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Dada la ausencia de representantes del sector científico-tecnológico en la presentación y la prácticamente nula alusión al rol de la investigación y desarrollo en el nuevo Plan, charlé con la bióloga y ecóloga Luciana Peirone, becaria doctoral del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal de la Universidad Nacional de Córdoba y creadora de contenido informativo para tratar de pensar cómo se relaciona la producción científica sobre temas ambientales con los nuevos anuncios.

¿Qué te pareció el anuncio del lunes pasado?

Para empezar, me gustó mucho ver cómo la dimensión social de los problemas ambientales tomó protagonismo. Se habló de mejoras en las condiciones laborales de los trabajadores del sector y se invitó a participar a personas que no suelen estar contempladas en una visión tradicional de lo que compete al ambiente, que en general se limita a los ecosistemas no intervenidos. También me pareció acertado continuar con el enfoque de la casa común que popularizó el Papa Francisco en su encíclica Laudato si’, ya que más allá de nuestra filiación religiosa promueve valores fundamentales al resaltar que la preservación del ambiente requiere un cambio estructural que involucra a toda la sociedad. Por otro lado, creo que hubo sectores muy importantes que no estuvieron representados, como los productores agroecológicos, los científicos y la comunidad educativa. 

Además, hay un problema grave respecto al acceso a la información. En la página del Ministerio sólo aparecen descripciones generales sobre los programas y sus objetivos. No sabemos cómo, cuándo, dónde, con qué fondos y a través de qué instrumentos van a implementarse estas políticas, por lo que es imposible hacer un análisis detallado del tema.

¿Qué rol creés que debería tener el sistema CyT en un plan ambiental como el que se presentó?

Creo que la ausencia de representantes del sector en la reunión da marcha atrás con una de las grandes enseñanzas de la pandemia, que es la importancia de la ciencia en las políticas públicas. ¿Qué hubiera hecho el gobierno sin epidemiólogos, infectólogos y otros investigadores frente al coronavirus? En nuestro país hay investigaciones sobre todos los temas que se nombraron, como la agroecología, pero además sobre muchos otros que no se mencionaron, que abarcan desde las energías renovables hasta estudios psicológicos que ponderan los efectos del cambio climático sobre el estado de ánimo.

De hecho, las principales problemáticas ambientales y procesos de degradación ecosistémica identificados por las comunidades científicas brillaron por su ausencia. No se habló de los cambios en el uso del suelo (reemplazo de ecosistemas naturales o semi-naturales por deforestación, expansión agrícola-ganadera, minería), lo que es especialmente llamativo dado que el proyecto de cría intensiva de cerdos generó una respuesta social apabullante que no se abordó de manera directa. 

Las políticas anunciadas tampoco parecen apuntar directamente contra la pérdida de biodiversidad asociada a esos cambios en el suelo o al tráfico ilegal de fauna, que genera invasiones biológicas y agravamiento del cambio climático. Y por último, la polución derivada de la combustión de hidrocarburos, uso de pesticidas y residuos industriales, que tiene grandes impactos en la calidad del agua, aire y suelo, tampoco se nombró explícitamente.

¿Cuánto creés que influye el contexto actual en este anuncio?

El contexto influyó porque la sociedad está prestando más atención y hay más sensibilidad. Sin embargo, las principales problemáticas que llevan a pandemias no se abordaron. El presidente, por ejemplo, se refirió al coronavirus como algo que “apareció de repente e imperceptiblemente”, lo que nos lleva de nuevo a la ausencia del sector CyT, ya que esto simplemente no es cierto. Numerosas investigaciones e informes advirtieron durante años que las pandemias son un efecto previsible de las prácticas productivas. De hecho, esta no es la primera pandemia derivada de estas causas.

Creo que la capacidad para prevenir nuevas pandemias está en que las políticas ambientales vayan a la raíz de los problemas, de otra forma se tratará de un aprovechamiento de la coyuntura con fines políticos y no de un instrumento de reparación social. Lamentablemente, al no explicitar las formas de aplicación de medidas concretas, no sabemos ante qué escenario estamos.

¿Cuál creés que es el rol de la legislación en este escenario?

Respecto a esto, hay dos hechos a tener en cuenta: que las grandes empresas no cumplen con la legislación y que esto se hace en connivencia con los gobiernos. La Ley de Bosques, por ejemplo, es buenísima, pero hubo muchísimo lobby para que su implementación no fuera efectiva y los gobiernos provinciales estuvieron completamente alineados con las corporaciones.

Hay leyes que no se cumplen y leyes que faltan, como la de humedales. Y si bien es un aspecto importante, no creo que podamos reducir la crisis ambiental a un problema normativo.

¿Cuáles creés que deberían ser las políticas ambientales prioritarias?

Darle un lugar importante a la educación me parece un gran acierto. Y en este sentido creo que es fundamental garantizar la dimensión ambiental como una perspectiva integral. No debería ser un anexo o una suma de contenidos curriculares ni tampoco darse solo en espacios educativos, sino incluir una campaña nacional. Creo que la ESI es un buen modelo a seguir en este sentido.

En el acto, cuando se nombró la nueva Ley de Educación se omitió explicitar el rol que tendría la ciencia en su implementación. El presidente, por ejemplo, dijo que las tendencias negacionistas del cambio climático son un problema. Y para revertir esto no alcanza con enseñar sobre el tema, también se tiene que fomentar el pensamiento crítico y brindar herramientas para el chequeo de información. Igualmente centrales son los debates ético-filosóficos, ya que sin un trabajo de reflexión profundo es muy difícil formar criterios individuales sólidos que ayuden a sostener prácticas colectivas a largo plazo.

También creo que estas políticas son muy difíciles de implementar si no se involucra a todos los sectores. Por ejemplo, se habló de agroecología pero no convocaron productores, ni de este sector ni del tradicional. Una brigadista lo dijo muy claro: “Es imposible creer que se va a abandonar la práctica de los incendios, pero hay que hablarle a los productores para que tengan una mejor aplicación del fuego”.

Por último, todavía hacen falta regulaciones con ordenamiento territorial, fundamentalmente sobre los cambios en el uso del suelo.

Cuando nos sobra tiempo después de trabajar tratamos de hacer lo que se llama pensar

Si de ponernos al día se trata, no podemos dejar de hacer una breve mención a la suspensión temporal de los ensayos de la vacuna de Oxford y AstraZeneca luego de que dos de los voluntarios presentaran una enfermedad grave después de la inoculación.  Dado que es noticia vieja, que los ensayos siguen su curso en varios países y que probablemente ya hayas leído bastante sobre el tema, solo voy a dejarte dos instrumentos de reflexión por si andás con ganas de profundizar:

El primero es una asociación personal. Mientras circulaban las noticias sobre la interrupción de las pruebas y veía cómo en medios y redes parecía existir la necesidad de decir algo que develara la cuestión a partir de piezas de información parciales y sumamente recientes, me vino a la cabeza lo que dice Byung Chul Han sobre la diferencia entre confianza y transparencia: “Hoy se oye a menudo que es la transparencia la que pone las bases de la confianza. En esta afirmación se esconde una contradicción. La confianza solo es posible en un estado entre conocimiento y no conocimiento. Confianza significa, aun sin saber, construir una relación positiva con el otro. La confianza hace que la acción sea posible a pesar de no saber. Si lo sé todo, sobra la confianza. La transparencia es un estado en el que el no saber ha sido eliminado. Donde rige la transparencia, no hay lugar para la confianza. En lugar de decir que la transparencia funda la confianza, habría que decir que la transparencia suprime la confianza. Solo se pide transparencia insistentemente en una sociedad en la que la confianza ya no existe como valor”.

¿Qué tiene que ver con la vacuna? No lo sé bien, pero hay algo en esto de la circulación de información de manera instantánea y a través de análisis apurados que me da la sensación de una necesidad de escándalo y espectáculo más que de herramientas de evaluación de riesgos fidedignas. ¿Por qué nos sentimos más cerca de alcanzar la honestidad exigiéndole a las empresas que liberen información que no estamos en capacidad de interpretar? ¿Es la exigencia de transparencia un síntoma de la imposibilidad de generar confianza en una sociedad regida por relaciones de explotación?

El segundo es esta nota que narra muy detalladamente cómo se determinó que las enfermedades graves presentadas no estaban relacionadas con la vacuna y cómo esto no queda tan claro en el segundo caso. La diferencia fundamental es que para el primero se encontró una patología no diagnosticada que podría explicar el efecto adverso, mientras que el otro voluntario aún permanece sin diagnóstico. ¿El peor escenario posible? Que tal como ocurrió en un caso de terapia genética con adenovirus (el mismo principio activo que utiliza la vacuna y que te expliqué en este newsletter), se compruebe que el material inyectado puede provocar respuestas del sistema inmune que derivan en enfermedades graves e incluso mortales.

Continuando con nuestro reencuentro, el tema de las polémicas en torno a la ética de los ensayos clínicos no termina ahí. Recientemente trascendió que el gobierno del Reino Unido dará inicio a los Human Challenge Trials (Ensayos del desafío humano, ponele), una serie de pruebas en las que luego de inocular a los voluntarios con vacunas en etapa experimental se los infectará deliberadamente con coronavirus para probar su eficacia.

Si bien aún no se ha anunciado oficialmente, la posibilidad de realizar este tipo de ensayos se viene discutiendo hace rato (en artículos como este y este, por ejemplo) y, dado que creo que será una discusión larga y tendida, me parece piola resumir los principales argumentos acerca de la cuestión.

Porque nunca entendiste lo que te dijimos

Como si fuera poco con la pandemia y el colapso ecosistémico inminente, durante estas semanas también se anunció una invasión extraterrestre.

(Traducción: ¡Siento orgullo inmerecido!/Me arrepiento de involucrarme emocionalmente/Escuché gritos y anhelé ser incluido/¡Si niño! – excremento – comida)

¿Qué pasó en realidad?

Se detectó fosfina en la atmósfera de Venus, un gas que en la Tierra es producido por seres vivos, presente en pantanos y en los intestinos de algunos animales.

¿Qué implica este hallazgo?

La posibilidad de que haya vida en otro planeta, pero que la peli se parezca más a Doce monos que a Star Wars. O sea que si hay es microscópica. El gas también puede producirse por otras causas que en la Tierra no lo generan, por ejemplo, actividad geológica propia de Venus u otros fenómenos que para nosotros son desconocidos.

¿Por qué es importante? 

Porque hasta ahora no hemos podido confirmar la presencia de seres vivos en ningún otro planeta que el nuestro.

(Podés encontrar esta info resumida en este video de Emily Calandrelli, a quien si entendés inglés y tenés contacto con niños pequeños te recomiendo mucho que sigas.)

Nosotros con los chicos no nos aburrimos

La expresión “ponerse al día” queda rara en este mundo del minuto a minuto y en este formato semanal de nuestras comunicaciones. Sin embargo, creo que tenemos la ventaja de no dejarnos apurar. Porque siempre será lunes otra vez, pero, sobre todo, porque nos gusta surfear juntos el vértigo pandémico con un poco de calma nihilista y actitud contemplativa.

Te mando un beso enorme,

Agostina

p/d: si las referencias de esta edición se te escaparon pues tu calma nihilista es un gusto adquirido y no el producto traumático de una adolescencia atravesada por el 2001, acá te dejo la canción y acá este documental para que conozcas a una de las personas más sensibles que dio nuestra patria conurbana. Espero que los disfrutes, pues Que la ciencia te acompañe es un espacio que hace gala de su caretofobia.

Soy comunicadora científica. Desde hace tres años formo parte del colectivo Economía Femini(s)ta, donde edito la sección de ciencia y coordino la campaña #MenstruAcción. Vivo en el Abasto con mis dos gatos y mi tortuga. A la tardecita me siento en algún bar del barrio a tomar vermú y discutir lecturas con amigas.