No voy a pagar por esta mierda

Estados Unidos deja sin fondos al organismo protagonista de la pandemia; China asciende en Naciones Unidas.

¡Buen día!

Espero que te encuentres bien. Es un placer recibirte en una nueva edición de Mundo Propio, un newsletter de política internacional apto para todo público; también para los runners. Si pertenecés a ese colectivo –discriminado a lo largo de la semana– quiero decirte que acá tenés cobijo y una mano extendida. La diplomacia que podemos. En tu cara, Xi.

Empecemos con lo que está pasando en la Organización Mundial de la Salud.

TRUMP A LA OMS: NO VOY A PAGAR POR ESTA MIERDA

Hace un mes hablamos sobre cómo Estados Unidos había dejado vacante el rol de liderazgo global ante la pandemia, mientras China llenaba el vacío. También conversamos sobre la crisis del multilateralismo. Retomemos donde lo dejamos.

Postal de época: Trump anunció el martes que suspenderá la financiación a la Organización Mundial de Salud (OMS) mientras se desarrolla una investigación doméstica sobre el rol del organismo en la gestión de la crisis. EEUU es por lejos el país que más aporta a la institución: la quita importa. Es todavía más significativa en el contexto de una pandemia global que recién comienza.

En Cenital nos importa que entiendas. Por eso nos propusimos contar de manera sencilla una realidad compleja. Si te gusta lo que hacemos, ayudanos a seguir. Sumate a nuestro círculo de Mejores amigos.

La decisión suscitó críticas de todos lados: aliados europeos, rusos, chinos y hasta el Secretario General de la ONU salieron a cruzarlo. Un editor de la revista The Lancet rotuló la medida como un “crimen contra la humanidad”.

Trump acusa a la OMS de encubrir a China a comienzos de año.”El mundo recibió todo tipo de información falsa (…). Si la OMS hubiera ido a China a supervisar el brote se habrían salvado más vidas”, dijo Trump, haciendo hincapié en el hecho de que la OMS no alertó sobre la transmisión del virus entre humanos en enero, confiando en las autoridades chinas. Donald está particularmente molesto con las críticas de la organización a la decisión estadounidense de suspender los vuelos con China antes de que la pandemia explotara. Esto, sumado a los elogios de la organización a las políticas de contención del virus por parte de Beijing, explican la caracterización de la OMS como “Chinacéntrica”, expresada por Trump en los días previos a la decisión.

La postal es reversible: el mismo día que Trump anunció el congelamiento de fondos, Tedros –el presidente de la OMS– participó de una cumbre virtual con los países de la ASEAN (la unión del sudeste asiático), China, Japón y Corea del Sur.

La OMS es una agencia de Naciones Unidas (ONU), una de las instituciones pilares del orden liberal de posguerra que supo construir y liderar Estados Unidos. Sabemos que ese orden hoy está en crisis y que la primacía norteamericana está siendo amenazada por China. Por eso, cuando Trump decide cortar el financiamiento de un organismo de la ONU en una crisis global que lo necesita más que nunca, alegando un favoritismo de la institución hacia China, nos tuiteamos encima. Pero la tendencia, otra vez, tampoco es nueva: hace tiempo que Beijing viene avanzando en instituciones como Naciones Unidas mientras Estados Unidos se retira.

Para analizar la noticia y lo que dice sobre la OMS y el orden global hablé con Diana Tussie, directora de la maestría de Relaciones Internacionales en FLACSO, y Bernabé Malacalza, profesor de la Universidad de Quilmes e investigador del Conicet.

Consideremos tres tableros.

Política doméstica de EEUU

La decisión, si bien categórica, no es sorpresiva para la narrativa trumpista del América First: bajo ese lente, es entendible dejar de gastar los impuestos de los trabajadores americanos en la manutención de un organismo que atenta contra los intereses de estos. ¿Para qué vamos a seguir bancando a la OMS si la bardeó con el virus y encima para cubrir a los chinos, que nos contagiaron?

Ese discurso antiglobalización –que encuentra en Naciones Unidas un blanco fácil– fue clave para su victoria en 2016, capitalizada en el midwest. “Se trata de una parte del electorado que no es multilateralista. Que no tiene una visión de interés internacional”, apunta Diana. Trump necesita de ese electorado para revalidar su mandato en noviembre.

China cumple un rol importante en esa retórica antiglobalización, donde Trump es parte de una secuencia. “Las estrategias anteriores para lidiar con China tenían en su esqueleto la deslocalización de las cadenas globales de valor, donde buena parte de la producción se traslada a regiones como Asia. Eso tuvo una contracara: la desocupación y la precarización del trabajo, que estuvieron en el corazón de las elecciones del 2016”, me explicó Diana.

Pero quizás sea más efectivo mirar las noticias de esta semana: Estados Unidos pasó a Italia en número de muertes –tiene más de 27.000– y el colapso del sistema de salud se hace cada vez más evidente. Para Trump, un presidente que tardó en aplicar medidas sanitarias, cualquier maniobra para desviar el foco de atención cotiza al alza. Y vaya si lo ha logrado en la prensa global. Advertir sobre el libreto trumpista también implica reconocer que fácilmente puede retractarse: no suena descabellado que en unos días ceda ante la presión y posponga la investigación sobre la OMS, o que esta nunca se lleve a cabo y en la práctica todo siga igual.

OMS y Naciones Unidas

La disputa en el marco de la OMS no se da únicamente entre estados. Los actores privados, especialmente en cuerpo de fundaciones, son igual o más importantes. Las fundaciones de Bill Gates y Michael Bloomberg encabezan varias iniciativas de la OMS y en algunas enfermedades superan a EEUU en aportes voluntarios. Este es el caso en las iniciativas ligadas a alimentación y salud mental.

“Bill Gates es un jugador vital en la organización, y tiene una agenda de salud muy vinculada a vacunas y big data. Hay negocios e intereses detrás de la filantropía y la OMS y su agenda está tensionada por esto”, me dijo Diana.

“Gates es el mayor patrocinador de Gavi, la Alianza de Vacunas, y está invirtiendo en la búsqueda de una para el coronavirus”, agrega Bernabé. Ambos resaltan que es imposible comprender la dinámica política dentro de la OMS sin estos actores privados.

Ambos coinciden: la OMS está cada vez más privatizada.

Bajemos a la disputa entre estados. “China no va a llenar un vacío ahora: ya lo está llenando. Esto viene desde antes de Trump. Hace tiempo que Estados Unidos no está honrando sus compromisos en Naciones Unidas, mientras China pone fondos en todos lados”, me explicó Bernabé.

Los datos actualizados de financiamiento a la OMS para este año registran el avance de China:

La OMS no es la única agencia de Naciones Unidas donde China ha ganado peso. Hoy encabeza la Organización de Agricultura y Alimentación (FAO), la Organización de Desarrollo Industrial (ONUDI), la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU) y la Organización de Aviación Civil. También intentó –sin éxito– hacerse con el control de la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI). “Son organismos burocráticos pero importan por sus funciones –me apunta Tussie–. Regulan estándares técnicos por los que hoy hay una lucha abierta. Son centrales para el comercio y el mercado global”. Y hasta acá hablamos de liderazgo únicamente: China ha ganado peso en toda la estructura de Naciones Unidas, inclusive en lugares antes impensados para su modelo político como en el Consejo de Derechos Humanos y su brazo cultural, la UNESCO, de donde EEUU se ha literalmente retirado.

Este ascenso de China en Naciones Unidas antecede a Trump y ayuda a explicar algo que escapa a las conspiraciones: es cierto que la OMS podía haber sido más crítica con China de lo que fue; y es cierto que sus recientes declaraciones ayudan a la narrativa por la que hoy pelea Beijing, que busca posicionarse como un caso exitoso de gestión de pandemia.

El tablero global

“Estados Unidos está en un proceso de retracción y deja un vacío en el sistema internacional que ya no puede liderar. China está en ascenso pero no propone un orden alternativo”, sintetiza Bernabé.

El ascenso de China en la OMS y en la ONU ilustra a la perfección esta carencia de un orden alternativo, en tanto se trata de instituciones que sedimentaban el liderazgo de Estados Unidos en el orden anterior. Algo como este meme de Family Guy (amén):

No le mostré el meme a Diana (a pesar de la cuarentena conservo amor propio) pero sí le extendí el argumento sobre China creciendo en el sistema multilateral que lleva el sello de Washington. “China crece en todos los niveles. Asciende en el multilateralismo heredado, pero al mismo tiempo construye su multilateralismo alternativo y hace diplomacia bilateral”, me respondió.

Instituciones como la ONU, el Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio (OMC) o el FMI vendrían a ser instituciones del multilateralismo heredado. Iniciativas chinas como el Cinturón y Ruta de la Seda (OBOR), el Nuevo Banco de Desarrollo, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura o el Acuerdo de Reservas de Contingencia instituciones multilaterales propias. Ese doble juego multilateral queda claro en el ámbito de la salud: China gana peso en la OMS mientras habla de la Ruta de la Seda Sanitaria, que agrupa la ayuda sanitaria que Beijing brinda a cada uno de esos países por separado.

Con la pandemia vimos dos cosas. Primero, que la respuesta de China al resto del mundo ha sido mayormente vía canales bilaterales: la diplomacia de las mascarillas, respiradores o como quieran rotularlo esta semana –presente desde América Latina hasta la Unión Europea– se dio bajo ese formato antes que mediante instituciones multilaterales. Estas relaciones bilaterales, vale recordar, pueden al mismo tiempo impactar en dichas instituciones.

Lo segundo es que las instituciones multilaterales que para Beijing son heredadas siguen cumpliendo un rol central en el mundo, como lo demuestran la OMS, el FMI o el Banco Mundial. Un mensaje a quienes decretan la muerte cerebral de estas instituciones, así como el fin de la supremacía de EEUU: no tan rápido, cerebrito. Por eso es importante seguir el avance chino en estos espacios.

El próximo lugar a mirar: el FMI, que va a tener un rol clave en la gestión económica de la crisis, especialmente para los países a los que aludimos el correo pasado.

Entrelíneas: ¿Cuán sostenible es este modelo de coexistencia para instituciones que solían funcionar en un orden anterior, con EEUU como líder y principal benefactor?

¿POR QUE HAY QUE MIRAR A TAIWAN?

El caso taiwanés atraviesa buena parte de la trama anterior. Ayuda a la narrativa del “chinacentrismo de la OMS” y por ende es un dispositivo útil para EEUU y otros aliados. Es que desde Taipei –la capital de la isla que mantiene un conflicto histórico con China, que no reconoce a Taiwán como Estado independiente sino como parte de su territorio e insta a la comunidad internacional a hacer lo propio, una política conocida como “Una sola China”– proviene uno de los casos más sólidos contra el accionar de la OMS.

Taiwán reporta 388 casos de coronavirus y 6 muertes, un número bajísimo al tratarse de un territorio de 24 millones de personas que está a las puertas de China, de donde emergió el brote. Como bien detalló el periodista Tomás Rodríguez Ansorena, la estrategia exitosa se basa en rápidas medidas de prevención, un robusto seguimiento de los casos individuales –vía tecnología y geolocalización–, multas altísimas (a un nabo que salió a bailar infectado le puso una multa de 33 mil dólares) y una ética comunitaria inspirada en el daño que causó al país el SARS de 2003.

Esa experiencia del 2003 motivó la desconfianza de Taiwán ante los primeros casos registrados en Wuhan a fines del año pasado; en enero hizo caso omiso a las declaraciones de las autoridades chinas y envió un equipo de expertos a la ciudad para evaluar la situación. Taiwán dice que encontró evidencia de que era posible la transmisión del virus entre humanos y que envió un reporte a la OMS, que no hizo nada al respecto.

La posición de Taiwán es compleja porque la isla, al no ser un estado miembro de la ONU, no forma parte de la OMS y de la gestión de la pandemia. No recibe recomendaciones de salud, ni tiene acceso a las reuniones con expertos o a la base de datos que usa el resto del mundo; sus casos, de hecho, se cargan como parte de China. Esta situación de exclusión ante la urgencia de pandemia –sumado al hecho de que desde su experiencia exitosa puede ofrecer información valiosa– ha suscitado pedidos de algunos líderes del mundo –entre ellos el PM de Japón y el de Canadá– para que se admita a Taiwán en la gestión de la pandemia de la OMS.

La OMS hasta ahora se ha negado. Su posición es incómoda. Si no vean esta entrevista a uno de los subdirectores en la que le preguntan por una posible admisión de la isla y finge no escuchar la respuesta, para luego cortar la llamada y hacerse el boludo una vez más cuando vuelven a reconectar. La semana pasada, el presidente de la organización, Tedros, salió a cruzar a Taiwán, a quien acusó de fomentar una campaña racista contra su persona. La respuesta de la presidenta: no somos racistas y sabemos mejor que nadie lo que se siente ser discriminado y excluido porque eso hacen con nosotros las organizaciones internacionales. Tranqui.

Para Taipei, la pandemia es una ventana global para poner sobre la mesa la cuestión del reconocimiento. Hoy solo tiene relaciones con poco más de una decena de países, nucleados mayormente en América Latina y el Caribe. Taiwán no solo ha controlado la situación doméstica: todas las semanas envía mascarillas y asistencia sanitaria al resto del mundo, entre ellos la Unión Europea e India. El alto perfil ya ha encendido las alarmas en Beijing, que ha endurecido su postura con la isla luego de que en 2016 sea electa la actual presidenta, que tiene un perfil más antichina que su antecesor. En las últimas semanas Taiwán ha denunciado la incursión de aviones militares chinos en su espacio aéreo. Aunque una maniobra militar de Beijing parece arriesgada y desproporcionada, siempre hay que seguir lo que pasa en la isla.

El caso de Taiwán, que regala una mirada sintomática sobre el avance diplomático de Beijing en Naciones Unidas, ha resonado fuerte en Estados Unidos. En los días previos a la decisión de Trump, Fox News emitió un informe denunciando la exclusión de Taiwán en la OMS, la influencia china y el dato de los aportes de Washington a la organización. El caso recibe cada vez más atención en virtud de la narrativa estadounidense y ha aparecido en medios de comunicación en todo Occidente. El martes, por ejemplo, Taiwán fue tendencia en Twitter Argentina a raíz de una nota de Infobae –nuestro Fox News realmente existente–, que detallaba el “escándalo”.

La saga promete más capítulos.

ELECCIONES EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS

Ayer se celebraron las primeras elecciones importantes en tiempos de coronavirus: las legislativas en Corea del Sur. Se registró la tasa de participación más alta en la historia democrática del país

Las elecciones: tuvieron 2 días de voto anticipado, con los infectados por coronavirus votando por correo, y se llevaron a cabo con estrictas medidas de prevención. Las urnas se desinfectaban constantemente y se les tomaba la temperatura a los electores, que votaron con mascarillas e hicieron filas enormes respetando la distancia.

Corea del Sur nos da un primer vistazo sobre los procesos electorales en tiempos de pandemia. La gestión del coronavirus por parte del gobierno –uno de los casos más exitosos a nivel global– fue valorada: el oficialismo se encamina a una mayoría absoluta.

Según datos del Instituto por la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA), 47 países han pospuesto elecciones nacionales o locales por la pandemia:

Entre estos casos se encuentran Bolivia y Estados Unidos, e incluyen interrogantes sobre la legitimidad del proceso. Trump ya alertado sobre un posible fraude a través del voto por correo y este tema va a enfrentarlo con varios gobernadores. Para Añez, que no fue electa por el voto popular, el aplazamiento de la convocatoria electoral puede ser un problema.

Le pregunté a Flavia Freidenberg, investigadora de la Universidad Autónoma de México (UNAM), si la legitimidad de los procesos electorales corren riesgo ante este escenario.

“Es verdad que algunos países han decidido aplazar las elecciones, cambiando los plazos, pero esto no ha ido más allá por el momento. Se ha priorizado la salud de la ciudadanía. Lo que preocupa es el nivel de polarización política. En algunos países se percibe un cierto acuerdo entre los actores políticos, pero en otros casos, sectores más extremos de uno u otro bando se han mostrado intolerantes con las gestiones frente a la crisis. En este contexto es importante que haya consenso entre las elites políticas”, me respondió Flavia.

Entrelíneas: A principios de año advertimos sobre la posibilidad de una crisis de legitimidad en elecciones como la de Estados Unidos, en parte por los niveles de polarización. La pandemia, sus efectos en el calendario electoral y en las dinámicas de campaña, han empeorado el problema.

QUE ESTOY LEYENDO

Estaba pensando que hace mucho no la troskeo, así que me pareció pertinente compartirte esta entrevista al historiador Enzo Traverso, publicada en Francia pero traducida al español.

PICADITO

  1. Arabia Saudita, Rusia y EEUU firman un acuerdo histórico para recortar la producción de petróleo; la guerra de precios termina.
  2. Cloroquina: mueren 11 pacientes en Brasil tras recibir dosis altas de la droga.
  3. La UE aprueba un plan de rescate de 500 mil millones de euros.
  4. India: la cuarentena más grande del mundo se extiende al 3 de mayo.
  5. Israel se asoma a una nuevas elecciones ante el bloqueo político entre Gantz y Netanyahu.

Me gustó este informe de Forbes sobre una de las tendencias comunes en los países que mejor respondieron a la pandemia: la mayoría son gobernados por mujeres.

Si tenés ganas de perder tiempo en algún foro o grupo filofascista –o familiar, da igual– esta me parece una buena punta.

Nos leemos el jueves.

Un abrazo,

Juan

Cree mucho en el periodismo y su belleza. Escribe sobre política internacional y otras cosas que le interesan, que suelen ser muchas. Es politólogo (UBA) y trabajó en tele y radio. Ahora cuenta América Latina desde Ciudad de México.