«Nadie se le puede plantar al Estado»

Hola, ¿cómo estás? Espero que bien. Falta menos para el fin de la cuarentena, que en realidad mucho no va a cambiar, porque el virus sigue contagiando a pesar de decisiones administrativas aunque no lo puedas creer. Me quiero disculpar por no haberte escrito el […]

Hola, ¿cómo estás? Espero que bien. Falta menos para el fin de la cuarentena, que en realidad mucho no va a cambiar, porque el virus sigue contagiando a pesar de decisiones administrativas aunque no lo puedas creer. Me quiero disculpar por no haberte escrito el martes, pero un pequeño problema de salud me impidió concentrarme. Ojalá la entrega de hoy remedie la ausencia de ayer.

Ciudad Baigón

Con qué recursos iban a enfrentar la crisis económica era la principal preocupación que tenían los gobernadores previo a la teleconferencia con Alberto Fernández que estuvo acompañado por Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta en la Quinta de Olivos. Resuelto esto –el Gobierno auxiliará a las provincias con 120 mil millones de pesos–, el tono de los mandatarios provinciales era muy distinto a última hora de ayer de lo que se leía por WhatsApp durante el fin de semana.

“No puede hacer todo”. Ese era el lamento de un integrante de la coalición oficialista en referencia a Alberto Fernández que también contiene a intendentes, diputados y gobernadores. Uno de ellos, antes de la medianoche del lunes, fue lapidario con #OffTheRecord al referirse al gabinete. Falta de audacia o de experiencia, las dos principales características con las que algunos jefes provinciales describen a determinados funcionarios que rodean al Presidente.

Suturadas esas diferencias luego de la contención política del día de ayer, el Presidente, como anticipó #OffTheRecord, está analizando extender la cuarentena hasta fin de mes, decisión que se tomará definitivamente el fin de semana. Previo a esto, habrá una apertura light con foco en los sectores más golpeados por la parálisis económica con especial atención en los cronogramas de uso del transporte público.

Fideogate

El affaire de los alimentos no tiene –hasta el momento– gravitación desde el punto de vista jurídico. Arroyo, además de una persona de confianza, es un dirigente del cual nadie duda de su honestidad. Las críticas de la oposición son lógicas desde el punto de vista político, mas no desde el de gestión: el 21 de noviembre del 2018, la entonces ministra de Desarrollo y Salud, Carolina Stanley, pagó $48,50 el kilo de fideos semolados. En ese momento ese monto era un 17.63% por encima del precio testigo del producto según la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) y un 12.69% más de ese precio ajustado por flete y pallet. En la licitación cuestionada eso se pagó $84. Calculado con la inflación eso implicaría que Arroyo pagó menos que Stanley por el mismo producto y en el medio de una pandemia. “No alcanza, si nuestra comparación es el macrismo estamos muertos”, reflexionaba un funcionario con acceso al Presidente.

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Por este motivo, Arroyo necesitaba un cortafuego: le pidió la renuncia al secretario de Articulación de Política Social, Gonzalo Calvo, por la compra de alimentos por encima de los precios máximos establecidos. Además, el ministerio revocó las licitaciones de aceite y azúcar, que estaban por encima del precio testigo de SIGEN, y realizará un nuevo llamado de licitación para adquirir estos productos.

Calvo, hombre del intendente de Almirante Brown, Mariano Cascallares, ya había recibido críticas de parte de los movimientos sociales y otros intendentes por los criterios de distribución en la emergencia. Producto de estas esquirlas y para correr el eje del apuntado, giradores bonaerenses sugirieron que la secretaria de Inclusión Social, Laura Alonso, también estuvo vinculada a las irregularidades. Sin embargo, según el funcionamiento del ministerio, la unidad que comanda Alonso se encarga de determinar qué compras deben hacerse –fideos, leche, en este caso– y la de Calvo de ejecutarla mediante la interlocución con proveedores. Según reveló el diario Clarín, el hombre de Cascallares ya había sido separado del municipio por denuncia de coimas aunque continuó trabajando en el esquema político del mandamás browniano.

El traspié, entonces, fue político. El reconocimiento que los proveedores le torcieron el brazo al gobierno fue enmendado por el Presidente a la noche cuando patentó una frase que pasó casi desapercibida, pero que puede marcar el pulso de la gestión de acá en adelante: “Nadie se le puede plantar al Estado”. Esto es algo que el círculo rojo, siempre diestro para negocios y prebendas estatales, no termina de entender. Si acorralan al jefe de Estado, la salida no será la socialdemocracia que propone Pedro Sánchez en esta nota sino la discusión sobre si el acero es o no, en este contexto, de interés público. Ni hablemos de los fideos de sémola.

Esto no solamente muestra la posición de Fernández frente a los potenciales abusos empresariales sino un mensaje para dentro de la coalición de Gobierno. No fueron pocos los integrantes que le recomendaron al Presidente el comiso de la mercadería en cuestión atento al artículo 5 inciso D de la ley de Abastecimiento y el posterior pago al monto fijado por el Estado de sus precios máximos. En otro pasaje del reportaje, el Presidente sugirió que podía gravar grandes fortunas, aunque le tiró la pelota al Congreso. Esto, que es indiscutible desde el punto de vista jurídico, merecía otro énfasis por parte del Presidente según algunos dirigentes de Frente de Todos.

Los grandes empresarios, naturalmente, vieron con recelo esta iniciativa e iniciaron una contraofensiva a través de algunos dirigentes de Juntos por el Cambio. El primero en arrojarse sobre la granada fue el senador de la UCR, Luis Petcoff Naidenoff, que aseguró que “no se puede estigmatizar al que blanqueó dinero”. En sentido contrario fue el diario oficial de la IV Internacional, Financial Times, que en un editorial de su board pidió “ingreso básico e impuesto a la riqueza”.

Guzmanomics

Otra de las noticias de esta semana fue el reperfilamiento de la deuda en dólares emitida bajo legislación local por un total de 10 mil millones de dólares. No fueron pocos los que leyeron esta decisión como un incumplimiento del ministro que hace una semana había adelantado ante medios locales que habría paridad de trato con los bonistas de legislación extranjera. #OffTheRecord propone una mirada diferente: de esto no se desprende de ningún modo que haya cambiado el apotegma antes mencionado y puede tener dos interpretaciones. O a los tenedores de legislación extranjera les espera el mismo tratamiento que a los locales o si la oferta hecha por la Argentina resulta en un acuerdo se les podría aplicar el mismo resultado a ambos grupos de tenedores.

En este espacio venimos insistiendo con que Guzmán no iba a pagar un dólar más después del 31 de marzo y eso es lo que va a ocurrir. Esa suerte correrá, también, el vencimiento del 22. Claro que antes, a mediados de mes, estará presentada la oferta. ¿Cómo será? Veamos. Argentina necesita un nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional y para eso el país precisa que el FMI diga que la deuda es sostenible. Entonces la oferta a los bonistas recorrerá lo que fueron las últimas directrices del organismo que preside Kristalina Gueorguieva.

Sin embargo, hay dirigentes dentro del Frente de Todos y lobbistas del sector privado que no les aclaran dos cuestiones centrales a los bonistas con los que interlocutan: Argentina está dispuesta a ir a un default y el ministro tiene el apoyo total del Presidente y de la Vicepresidenta. Guzmán y Alberto Fernández son las únicas dos personas en todo el país que están al tanto del revoque fino de la negociación y hablan varias veces por teléfono durante el día. “Un mal acuerdo es peor que el default”, repiten los principales actores del oficialismo. Entienden que ese “mal acuerdo” sería dejar a la Argentina en una situación de deuda insostenible y que eso redunde en otra reestructuración muy costosa de la que el país no pueda recuperarse.

El Mundo Libre

Estados Unidos se convirtió en el epicentro de la crisis sanitaria, a pesar de ser el país con mayor capacidad de vigilancia e inteligencia a nivel global y haber tenido una ventaja comparativa de tres meses con ejemplos previos como los de Italia y España.

Luego de algunas negativas, la Casa Blanca dio cuenta de la gravedad de la situación y, por un lado, articuló con el Congreso remedios fiscales que alcanzarán los 2,5 billones de dólares, que se suman a la inyección de recursos ilimitada por parte de la Reserva Federal destinada a la estabilización financiera a través de la adquisición de bonos nacionales, corporativos y municipales, proveyendo de liquidez al sistema financiero y ayudando a aventar temores en una economía que, en dos semanas, sumó casi 10 millones de desempleados.

El resultado sanitario, que la Casa Blanca colocó en un escenario optimista de entre 100 mil y 240 mil muertos con medidas de distanciamiento, podrían ser hasta 2 millones si no se cumplieran; este será el otro determinante del devenir político. Si hasta ahora la crisis significó un aumento del respaldo para los dirigentes (mucho menor para el presidente que para los gobernadores), la percepción sobre responsabilidades, en la medida en que las muertes se vayan sumando y la situación social empeore, tal vez cambie este escenario.

Bajo presión, Donald Trump podría recurrir a la confrontación abierta con China como modo de aunar a la población detrás de sí, aprovechando uno de los pocos consensos de su política exterior, en cuanto a la mayor amenaza que los Estados Unidos enfrentan en el mediano plazo. Respecto a los durísimos efectos económicos, que se hacen sentir en todo el mundo, Trump mira a las elecciones de noviembre con una ventaja: la capacidad de su país para endeudarse, a tasa cero y casi de forma ilimitada, le permite emitir todo lo que necesite para compensar a los estadounidenses por los efectos de la crisis.

Y Brasil

Por su parte, la falta de respuestas sanitarias a la crisis afectó muy especialmente la oposición al presidente Jair Bolsonaro, por su activismo contra la adopción de medidas de distanciamiento social, en nombre del crecimiento económico y el trabajo de los más pobres. Esa oposición tiene el rechazo de la casi unanimidad de la dirigencia política y de los medios de comunicación brasileños lo que genera altos niveles de enfrentamientos.

Los gobernadores generaron sus propias medidas, imponiendo cierres y aislamiento de diferente intensidad. En el Congreso, un proyecto de la centroizquierda logró consenso y obligó al gobierno a triplicar la asistencia prevista para los 40 millones de trabajadores informales y autónomos, mientras dentro del gabinete, el ministro de Salud Luiz Henrique Mandetta adoptó su propia agenda, en oposición al presidente, con una aceptación que lo duplica y alcanza más del 70% de los brasileños. En este marco, Bolsonaro aparece con una autoridad y poder disminuidos, sometido a un asedio unánime de los poderes del estado, aunque conserva una base fiel de alrededor del 30% de los brasileños.

La llave para la definición de la situación se encuentra en el sector militar, donde revisten el Jefe de Gabinete Walter Braga Netto, y el vice, Hamilton Mourao. Hasta ahora, si bien la disconformidad con el enfoque de Bolsonaro es evidente, no hay aún definiciones sectoriales unificadas que pongan en peligro la posición del jefe de Estado.

Un empeoramiento de la situación sanitaria, de todos modos, podría hacer a los uniformados cambiar de postura, para forzar una salida o correrlo de la toma real de decisiones. Algo de esto se vivió la noche del lunes, cuando el presidente filtró a los medios el despido de su popular ministro de salud sólo para ser disuadido por los generales tras las amenazas públicas de las cabezas de los otros dos poderes.

Bonus track

  • La semana pasada, en una teleconferencia con un hospital de China, los especialistas asiáticos “retaron” a los funcionarios argentinos por no llevar barbijos. ¿Habrá tenido que ver con la modificación de la postura oficial?
  • Malos tiempos para el libre comercio. Peter Navarro, Director de la Oficina de Comercio y Producción Industrial de EEUU: “Una de las cosas que esta crisis nos ha enseñado, es que somos peligrosamente dependientes de las cadenas globales de producción”.
  • Robo de investigaciones y espionaje. Además de un mundo reventado, el coronavirus nos va a dejar varias series de Netflix.

La recomendación de hoy es La historia que he vivido, de Carlos Ibarguren, un liberal que después se volvió un poco peronista.

Ojalá hayas disfrutado de este correo tanto como yo. Estoy muy agradecido por tu amistad que, aunque sea espectral, para mí no tiene precio.

Iván.

Es director de un medio que pensó para leer a los periodistas que escriben en él. Sus momentos preferidos son los cierres de listas, el día de las elecciones y las finales en Madrid. Además de River, podría tener un tatuaje de Messi y el Indio, pero no le gustan los tatuajes. Le hubiera encantado ser diplomático. Los de Internacionales dicen que es un conservador popular.