Me hablará la Tierra y llegará el temblor

En esta edición emprenderemos la difícil tarea de calibrar la brújula en este lugar sísmico y pandémico que a veces cuesta reconocer y otras sigue peligrosamente igual.

Holis, ¿cómo andás? Yo acá, tratando de mantenerme firme. No sé si te pasa, pero en tiempos convulsos e inciertos para mí es muy importante reafirmar esos principios innegociables que rigen mi vida y mis decisiones. Porque cuando tiemblan las certezas, tiemblan las convicciones. Y a veces, también tiembla el suelo bajo nuestros pies.

En esta edición, entonces, emprenderemos la difícil tarea de calibrar la brújula en este lugar sísmico y pandémico que a veces cuesta reconocer y otras sigue peligrosamente igual.

Que enviuda y amanece muda con nuestro temblor

Los eventos extraordinarios también son oportunidades para hablar de lo que sucede todos los días en torno a ellos. Y las ciencias no solo piensan los terremotos en términos de factores geológicos. Por eso, a raíz del sismo del 18 de enero con epicentro en la provincia de San Juan, charlé con Constanza Schmipp, politóloga y especialista en gestión de riesgos de desastres, para que nos cuente un poco sobre esta disciplina.

¿Qué es la gestión de riesgos de desastres?

La gestión de riesgos de desastres es un proceso a través del cual una comunidad actúa y cambia sus niveles de riesgo mediante una forma de trabajo interdisciplinaria con una visión transversal de las políticas públicas. Se trata de partir de una primera hipótesis ¿qué pasaría si…? (por ejemplo, hubiera un terremoto) e identificar cuáles son las vulnerabilidades de una comunidad ante tal escenario (por ejemplo, que se cayera un puente). Luego, la tarea consiste en pensar qué debería hacerse para mitigar o eliminar esas posibles pérdidas o daños, que son lo que nosotros llamamos riesgos. Su gestión involucra desde políticas de vivienda hasta la provisión de métodos de saneamiento de agua. Incluye, por ejemplo, pensar que una política energética eficiente debe asegurar la continuidad de las operaciones de las plantas en cualquier escenario.

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Resumiendo, la gestión de riesgos es el proceso a través del que se cambian las posibilidades de actuar ante un evento meteorológico extremo u otro tipo de amenaza. Es una herramienta para hacer futuro, para tener influencia sobre lo que vaya a ocurrir y para delinear un plan de desarrollo sostenible estable.

¿Qué diferencia un sismo de un desastre?

Un sismo es un evento físico que puede ocasionar o no un desastre. Los desastres son problemas no resueltos del desarrollo, que se dan por la combinación de una amenaza física con vulnerabilidades comunitarias. 

El desastre es una construcción social, tanto desde el punto de vista de su definición, pues es una comunidad la que determina qué cosas son valiosas y deben protegerse, como de su ocurrencia, ya que el hecho de que un evento físico se convierta en un desastre depende en gran parte de haber modificado previamente nuestra capacidad de reacción.

Esto se ve en que, si bien una amenaza puede manifestarse con la misma intensidad en un territorio sus impactos son diferenciados. Por ejemplo, no es lo mismo enfrentar un sismo de igual magnitud en una casa de adobe que en una construcción antisísmica. El evento físico afecta a la comunidad según sus  condiciones preexistentes. En un mundo desigual, sus consecuencias son desiguales y lo que se manifiesta no es “el poder de la naturaleza” sino que hay necesidades no atendidas o atendidas de forma ineficiente o incompleta.

¿Cómo se mide el impacto de este tipo de eventos?

La herramienta que utilizamos se llama EDAN (Evaluación de Daños y Pérdidas). Lo que se hace es una ponderación rápida en la que se tienen en cuenta factores como cantidad de víctimas fatales, estado de las viviendas, provisión de servicios esenciales y conectividad territorial. Esto sirve para pensar la reconstrucción, que no es hacia lo que estaba sino que idealmente debe mejorar las condiciones previas al impacto.

Por ejemplo, en San Juan, la construcción antisísmica está muy difundida, sin embargo, hubo pérdidas de viviendas. De hecho, ya hubo un discurso presidencial anunciando un fondo especial para reconstrucción. Bueno, hay que ver por qué se perdieron esas viviendas y hacer las nuevas teniendo esto en cuenta. Garantizar la vivienda no debe entenderse solo como tener un techo encima de la cabeza, sino como contar con espacios que estén pensados para el entorno en el que se sitúan. 

¿Qué tipo de desastres se prevén en Argentina en los próximos años?¿Cuál es su relación con el cambio climático? ¿Qué políticas deberían llevarse a cabo para mitigar sus efectos?

Lo más preocupante son las inundaciones y los incendios forestales. Y hay otra dimensión de la mitigación y el concepto de desastre que cuesta mucho poner en la agenda pública: las medidas preventivas no son sólo atacar sus posibles consecuencias sino también sus causas. En Argentina faltan las dos cosas. 

Por un lado, la cultura de la prevención no está muy difundida. Faltan acciones de comunicación. Estamos disociados de la producción científica sobre los fenómenos y no hay campañas fuertes para que todos sepamos qué hacer en caso de un evento con potencial de desastre.

Por otro lado, nuestra matriz productiva incrementa la vulnerabilidad a través de, por ejemplo, la deforestación y los monocultivos. Aparentemente, el calentamiento global va a incrementar las amenazas. Este tipo de prácticas contribuye al aumento de las temperaturas al eliminar grandes extensiones de vegetación y, a su vez, incrementa las consecuencias de los eventos que esto desencadena, por ejemplo disminuyendo la absorción del suelo cuando llueve, lo que facilita que se inunde.

Ante este escenario complejo, se vuelve imprescindible una fuerte articulación sectorial. En Argentina es fundamental la federalización de la gestión de riesgos. Cada provincia debe poder diseñar su plan de forma autónoma según sus riesgos específicos. Lo local tiene que estar favorecido porque se reacciona de forma local.

Ante este último sismo, por ejemplo, se vio que en San Juan no hay centros de evacuados, sino que se montan en el momento. Y en este contexto eso significa que es muy difícil aplicar protocolos de prevención del COVID-19. Entonces ahora hay gente a la que se le cayó la casa que está en lugares improvisados exponiéndose a contagios. De hecho, en los lugares más afectados hasta se suspendió por unos días el plan de vacunación. Si la infraestructura fuera preexistente, los protocolos deberían estar aplicados como en toda la infraestructura pública. Algo similar pasó en Honduras, donde luego de un huracán un enorme porcentaje de los evacuados en los centros dieron positivo en los tests de coronavirus.

A esto, además, se suman los problemas de siempre, como la falta de protocolos de género en estos lugares, que incluye dar productos de gestión menstrual en los kits de higiene, poner cerrojos en el lado de adentro de los baños y, en algunos casos, habilitar lugares separados para dormir.

Como verás, la ciencia es más que producción de datos, también es producción de perspectivas. Igual, si querés saber más sobre qué es un terremoto y cuáles son sus causas podés leer esta nota que incluye comentarios de Patricia Alvarado, directora del Instituto Nacional de Prevención Sísmica.

Que muera por ver un horizonte nuevo

La pandemia por momentos se siente como esos videos de Chile en los que a una familia le empieza a temblar la mesa y sigue comiendo como si nada. Una suma de cataclismos que nos ha dejado indiferentes. Sin embargo, creo que a nadie le da igual que se termine. Así que vamos con las coronanews, confiando en que en algún momento vislumbraremos el principio del fin:

1- Esta semana sale el primer lote de la sustancia activa que permitirá fabricar el primer lote de vacunas de AstraZeneca. El laboratorio argentino mAbxience enviará la materia prima para 6 o 7 millones de dosis, que van a ir a México para empaquetado, etiquetado y distribución (sobre este procedimiento te hablé en esta edición). En este párrafo, Pablo Esteban explica claramente el procedimiento productivo: “El primer paso fue hacer crecer células de chimpancé, recibidas directamente de la Universidad de Oxford. Lo hicieron en grandes volúmenes, hasta que –conforme transcurrió el tiempo– pudieron cumplir con la primera gran meta: trasladar esa sustancia a dos biorreactores de 2 mil litros cada uno. Allí, el crecimiento se tornó mecánico al interior de aparatos que mezclan, airean, gasean y brindan la temperatura apropiada al insumo. ¿Por qué se requería de tanta cantidad de medio celular? Porque al ser parásitos, los virus requieren de células para conseguir reproducirse. El siguiente paso fue inyectarles el adenovirus modificado con la proteína S del coronavirus que comenzó a crecer adentro de ellas. Una vez que el patógeno infectó mucho a las células, como resultado, obtuvieron mucho virus. Luego agregaron sustancias capaces de “romper” las células infectadas y todo el virus que quedaba dentro de la célula fue filtrado. De esta manera, los restos celulares quedaron retenidos, mientras que obtuvieron la droga, insumo fundamental de la vacuna. En el ámbito biotecnológico se lo denomina “virus crudo”; que, en última instancia, luego fue purificado. Se lo concentró, se fraccionó, se congeló y se lo preparó para su viaje a México”.

2- ANMAT aprobó el primer test rápido argentino para la detección de anticuerpos del coronavirus. La iniciativa surgió a partir de una necesidad de sustitución de importaciones de una proteína que se usa en los tests y que genera la reacción que permite identificar la presencia de anticuerpos en la muestra. Los miembros del proyecto sostienen que está prevista la transferencia tecnológica para que una empresa nacional pueda fabricar el insumo.

El nuevo método utiliza una gota de sangre y tiene un costo accesible de entre 5 y 7 dólares. La idea de estos tests, que hasta ahora solo podían conseguirse importándolos, es realizar testeos masivos, permitiendo un mapeo de circulación del virus. 

Es importante tener en cuenta que estos tests no detectan si alguien está cursando la enfermedad, ya que los anticuerpos pueden haber sido generados por una infección ya resuelta, así que a quienes den positivo deberá hacérseles un hisopado para confirmar.

3- La semana pasada te conté que la aprobación de emergencia del suero hiperinmune que permitiría mejorar cuadros clínicos por COVID-19 había dado de qué hablar porque los resultados de los ensayos no mostraban diferencias estadísticas significativas entre el grupo placebo y el que había recibido el tratamiento.

En esta nota, Nora Bär recupera la controversia y repone los principales argumentos. Van dos.

En contra (José Barletta, infectólogo): «Los resultados primarios son interesantes, pero no permiten concluir lo que prometen. Hay una tendencia que parece que funciona, es un estudio generador de hipótesis, entonces lo que hay que hacer es otro estudio que pueda confirmarlas. Pero una vez aprobado, ya no va a ser posible reunir la evidencia porque no se va a poder ensayar contra placebo. La condición para su aprobación debería haber sido que se siguiera con el estudio de fase III».

A favor (Waldo Belloso, investigador clínico): “Lo que vemos son mejorías parciales en algunos subgrupos de pacientes con evidencias más fuertes (como para el caso de la dexametasona) o menos fuertes -destaca-. Una de las controversias que se plantearon es que se necesitan más datos. Eso para mí no es una controversia: en eso todos estamos de acuerdo. A todos nos gustaría tener más datos, a todos nos gustaría tener la evaluación del suero equino en otras poblaciones, en personas con enfermedad más precoz, y ojalá lo podamos hacer. Pero a diferencia de otras terapias, donde hay estudios multicéntricos o millones de dólares, como en el caso de las vacunas, acá es un desarrollo individual, desde la Argentina, y no tenemos estudios en paralelo que puedan ir contribuyendo al corpus general de datos». 

4- Algunos datos sobre contagios. Este informe de España señala que el ámbito más frecuente de exposición para los casos confirmados es el domicilio (34.1%) y que el 38.4% no refiere contacto conocido con un caso diagnosticado de COVID-19. ¿Una mala lectura de estos datos? Asumir que la mayoría de la gente se contagia en el domicilio por hacer reuniones. ¿Una lectura más cauta? Que la gente que se contagió en su domicilio tiene más posibilidades de saber cuándo y cómo se contagió y que la gente que se contagia y vive con otras personas tiene más probabilidades de contagiar.

¿Otro dato de contagios? En Reino Unido los chicos en edad escolar fueron los que más se contagiaron. Los datos son del mes de noviembre, con escuelas abiertas. Esto deriva en la importancia de pensar en protocolos familiares además de institucionales a la hora de retomar las clases presenciales.

5- ¿Por qué cuando los gemelos se contagian coronavirus a veces uno lo cursa re tranca y el otro todo mal? Con algunos matices expresivos, esta es la pregunta que se vienen haciendo varios investigadores, esperando que al estudiar los casos algunos diferencias genéticas ayuden a entender qué es lo que hace que algunos la pasen peor que otros.

Por ahora, no hay respuestas y las diferencias entre los casos de distintos pares de gemelos no parecieran tener ningún patrón. Algunos cursan la enfermedad de forma muy diferente, otros idéntica, otros difieren demasiado en sus estilos de vida como para atribuir la diferencia a algo anatómico. Anita Pepper, bióloga del Wistar Institute en Filadelfia señala: “Los gemelos idénticos comienzan como un solo embrión que se divide en dos. Pero a partir de ese momento, sus trayectorias de desarrollo divergen, ya que su ADN acumula pequeños y a menudo sutiles, pero únicos, «errores de tipeo». Un artículo publicado este mes en Nature Genetics informó que los gemelos idénticos difieren en un promedio de 5,2 mutaciones tempranas y naturales del desarrollo.

A lo largo de la infancia y la adolescencia, la distancia biológica entre los gemelos se profundiza aún más a medida que los distintos microbios colonizan sus entrañas, o los sutiles cambios en el entorno modifican sus genomas. Todos estos cambios y otros más pueden influir en la forma en que una persona responde a una infección”.

Tan harto de ternura y tanta picadura

Pandemia, aplanar la curva, inmunidad de rebaño, saturación del sistema de salud, ocupación de UTI. Los sacudones en nuestra vida son también temblores en el lenguaje. Y a falta de fiestas en la playa que consoliden un tema del verano acá en Que la ciencia te acompañe te traemos la palabra de la temporada: sindemia. ¿Qué es? Una combinación de las palabras sinergia y pandemia que se refiere a la coexistencia de dos epidemias. Cosa que, tal como pasó en 2020, está volviendo a pasar. ¿O ya te habías olvidado del dengue?

El año pasado, cuando los casos de dengue llegaban a su pico máximo desde 2015-2016, los casos de COVID-19 aún eran pocos. Hoy, estamos en pleno rebrote y ya hay casos documentados de personas con las dos enfermedades. Lo que más complica el tratamiento, dicen los médicos, es que el dengue es hemorrágico y el coronavirus se combate con un tratamiento anticoagulante. Choose your fighter.

Así que ya sabés, ACORDÉMONOS DE DESCACHARRAR. De paso, si querés, releé las ediciones viejas y acordate de cuando nos estábamos conociendo, éramos jóvenes y a la sindemia le decíamos coronadengue (awwww).

De la retirada no fuimos hijos

Un tropezón no es caída, un temblor no es convulsión y una pandemia no es el apocalipsis. Sin embargo, los moretones duelen, el vértigo da náuseas y el fin del mundo sigue siendo más fácil de imaginar que el fin de la desigualdad. Si no nos ayudan a ser optimistas, espero que nuestras cartas -que fueron y son posibles gracias tu aporte– aunque sea sirvan para poder pensar juntos lo que solos no se nos hubiera ocurrido. Ni vencedores ni vencidos, unidos.

Te mando un beso enorme,

Agostina

p/d: las referencias de este news son de esta belleza de canción, de una banda que me hace temblar de emoción cuando me acuerdo de lo jóvenes que fuimos.

Soy comunicadora científica. Desde hace tres años formo parte del colectivo Economía Femini(s)ta, donde edito la sección de ciencia y coordino la campaña #MenstruAcción. Vivo en el Abasto con mis dos gatos y mi tortuga. A la tardecita me siento en algún bar del barrio a tomar vermú y discutir lecturas con amigas.