Más allá de la guerra: poblar el mar argentino y fortalecer la plataforma continental

La “cuestión Malvinas” trasciende el episodio de la guerra. Potenciar la presencia científica y militar, y revalorizar los recursos hidrocarburíferos dentro del nuevo límite exterior de la plataforma continental es el camino para reforzar el reclamo de soberanía.

El próximo 2 de abril se cumplirán 40 años del desembarco argentino en nuestras Islas Malvinas, que desencadenaría semanas más tarde la guerra con el Reino Unido por el control y la soberanía de este archipiélago y las islas Georgias y Sandwich del sur. La guerra de 1982 modificó, para siempre, nuestra relación con estos espacios insulares. Incluso, haciendo que el amplio debate sobre el reclamo de nuestra soberanía quede apenas limitado a la memoria de los hechos bélicos.

Así, Malvinas se ha convertido en muchos y contradictorios sentimientos. El prolongado reclamo diplomático quedó envuelto en una guerra improvisada, llevada adelante por una dictadura genocida. Las legítimas acciones en foros internacionales fueron confundidas (a veces de forma intencional para deslegitimar el reclamo) con un patrioterismo estéril fuera de época. El heroísmo de quienes dieron la vida o su coraje se entremezcló con la cobardía, o la ineptitud, de muchos mandos militares –por no mencionar las acciones delictivas cometidas–. Luego, la dura derrota militar se confundió (y fundió) con el triunfo del retorno a la democracia.

Y si este 2 de abril se cumplen 40 años de aquel desembarco que nos llevó a la guerra, el 10 de diciembre de 2023 celebraremos 40 años de democracia. Y si esa democracia parida –en parte– por la derrota militar, tiene grandes deudas con una sociedad más justa y desarrollada, también nos debe un serio debate sobre Malvinas, donde cada actor político exponga con claridad su posición al respecto, y el conjunto de la sociedad pueda alcanzar una mayor comprensión de un conflicto que, en 2033, cumplirá dos siglos. En otras palabras, un debate acerca de qué debemos hacer a nivel interno y externo para lograr modificar un status quo que solo consolida la posición británica.

1833, no solo 1982

En este contexto, es necesario iniciar el definitivo camino para superar aquellos contradictorios sentimientos que Malvinas nos genera. A casi 200 años de iniciada la ilegítima ocupación del Reino Unido, debe ampliarse la mirada para ofrecer nuevas bases de comprensión de la temática evitando lemas del tipo “fue una aventura bélica de una dictadura en decadencia” o “el golpe de gracia que nos permitió que hoy vivamos en democracia”. 

Si como sociedad exigimos este debate, obligaremos a nuestros líderes políticos a salir de cierta comodidad discursiva y a enfrentar los desafíos que supone una posición reivindicatoria de nuestra soberanía. En el primer caso, ya no podemos aceptar la asociación de la “cuestión Malvinas” con un falso patrioterismo que deslegitimaría nuestros derechos. En este sentido, reconocer la realidad de la ocupación británica implica aceptar a un poderoso actor extracontinental con ambiciones militares, geopolíticas y económicas frente a nuestras costas y con vistas a la estratégica región Antártica. La experiencia negociadora desde posiciones conciliadoras, propia de los años ’90, no demostró beneficios reales para Argentina.

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Por su parte, defender con acciones concretas nuestros derechos sobre las islas nos presenta el desafío de consolidar nuestra presencia en el extremo austral del país. Presencia demográfica, productiva, física, científica y militar. Desde este lugar, “la cuestión Malvinas” debería hacernos pensar una estrategia integral de desarrollo para nuestra región más austral, coordinando la retórica diplomática con acciones que supongan transformar nuestra Patagonia sur como una zona estratégica consolidada. Una vía es avanzar con la conexión por aguas argentinas entre Tierra del Fuego y Santa Cruz: resulta inaceptable que la provincia que integra nuestros espacios insulares y marítimos continúe sufriendo un desmembramiento territorial que lleva más de 100 años.

Valor geoestratégico de la plataforma continental

En este marco se inscribe el reciente contrapunto sobre las actividades de exploración off shore que lleva adelante el Gobierno. Debate sobre desarrollo productivo vs. protección ambiental que pone de relieve la importancia de conocer las enormes riquezas contenidas en las extensas superficies submarinas, y que realzan el valor estratégico de esta política energética. 

La sísmica off shore contribuye a un objetivo geopolítico claro: el fortalecimiento del reclamo sobre Malvinas. El concurso internacional de 2018 adjudicó 9 licencias exploratorias en la Cuenca Malvinas Oeste y 2 más en la Austral. En 2011 se aprobó la Ley 26.659 que prohibió realizar actividades hidrocarburíferas en la Plataforma Continental (PC) sin la habilitación de la autoridad competente argentina. Cancillería denunció en la justicia local y foros globales los actos ilícitos de compañías internacionales que actuaban dentro de la zona de exclusión. Mal puede nuestro país perseguir una actividad sin autorización de la Secretaría de Energía y, al mismo tiempo, suspenderla a quienes sí cuentan con ese permiso, pero ahora por aplicación (controversial) del principio precautorio de índole ambiental.  

El segundo objetivo geopolítico surge del reconocimiento del nuevo límite exterior de la PC más allá de las 200 millas. Son 1,7 millones km2 más de territorio (un 35% adicional a la superficie continental) para la explotación del lecho y el subsuelo, con recursos minerales, hidrocarburos y especies sedentarias, que se logró gracias a la presentación de Cancillería en 2009 ante la Comisión de Límites de la PC. Quien llevó adelante semejante proeza fue la Comisión Nacional del Límite Exterior (COPLA), creada en 1997 bajo dependencia de Cancillería e integrada por el Servicio de Hidrografía Naval, los Ministerios de Economía, Desarrollo Productivo, Defensa, Interior y CyT. Está compuesta por geodestas, hidrógrafos, geólogos, geofísicos, cartógrafos, oceanógrafos, abogados y expertos en SIG y derecho internacional. Colaboran la Comisión Nacional de la Carta Geológica, CONAE, CONICET y Universidades Nacionales.

El nuevo límite fue reconocido por la ONU en 2016. Se trata de la reafirmación de la soberanía en las zonas submarinas adyacentes a su territorio más allá de las 200 millas y hasta donde la profundidad de las aguas permita la explotación de los recursos naturales. Argentina fijó el límite exterior de su PC de conformidad con la Convención ONU sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR): comprende el lecho y subsuelo de áreas submarinas que se extienden a lo largo de la prolongación natural del territorio hasta el borde exterior del margen continental, o bien hasta las 200 millas desde las líneas de base, determinado ello según dos criterios (espesor sedimentario y distancia al pie del talud) y dos restricciones. 

Las tareas del trazado del límite es otra “política de Estado” producto de la continuidad de COPLA a lo largo de 11 años, sinergia estatal virtuosa que se coronó en 2020 al aprobar por unanimidad la Ley 27.557 con la nueva demarcación. 

¿Y ahora qué hacemos? 

Lo que hay que hacer es desplegar una articulación público-privada para conocer aquello que hemos reivindicado con profesionalismo y ganado en buena ley. Aquí entra en radar la Iniciativa Pampa Azul: proyecto interministerial creado en 2014 para gestionar acciones de investigación científico-tecnológicas (I+D+i) y contribuir a las políticas públicas oceánicas, incluyendo el fortalecimiento de la soberanía nacional sobre el mar, su conservación y el uso sostenible de los bienes marinos. En su agenda figuran tres temas hoy candentes: cambio climático, gestión de riesgo ambiental y prospección geológica y geofísica. Existe una enorme potencialidad y nuevos retos por conocer, administrar y controlar en semejante extensión territorial.

Asimismo, otras iniciativas actuales deben ser fortalecidas: el Polo Logístico Antártico en Ushuaia; la reapertura de la Base Antártica Petrel como nuevo punto de comunicación área con el continente blanco; la fabricación local de un buque polar en los astilleros Tandanor; y la decidida política energética de exploración hidrocarburífera en tres cuencas del mar argentino. 

Gobernar es poblar el mar argentino

El espacio geográfico comprendido por las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, sus espacios marítimos y fondos oceánicos es vasto y su potencialidad ilimitada en materia de conocimiento científico, tecnológico y productivo. No obstante, es notable la ausencia del tema en el debate político de nuestro país. Y este 2 de abril cumpliremos cuatro décadas de desorientación acerca del contenido último de nuestros intereses en la zona. Ello, en un contexto global que ya poco tiene que ver con aquel de 1982, y en un país que ha sufrido desde entonces un grave deterioro socioeconómico, aunque ha consolidado sus instituciones democráticas. Un mundo en constante transformación del que las Malvinas no han estado ajenas.

Pero no todo está perdido. Argentina ha logrado el meritorio reconocimiento internacional de nuestra inmensa plataforma continental. Fruto de un consistente trabajo, su nuevo estatus internacional demuestra las enormes capacidades de nuestro sistema de ciencia y técnica, las virtudes de la articulación público-privado y, finalmente, la decisión sostenida de un Estado dispuesto a construir soberanía con visión estratégica.

En suma, es imperioso repensar “la cuestión Malvinas” y del Atlántico Sur más allá de los inevitables recuerdos de la guerra. Tanto como el desafío de construir una estrategia sistémica que integre la diplomacia con la presencia militar, industrial, científica y productiva en los espacios marítimos y en la Patagonia austral. Todo ello, en un mundo interpelado por la agenda climática, las tensiones geopolíticas y la creciente escasez y encarecimiento de los recursos energéticos.

1 Institucional | Comisión Nacional del Limite Exterior de La Plataforma Argentina.

2 Resumen Ejecutivo de la presentación: https://www.un.org/depts/los/clcs_new/submissions_files/arg25_09/arg2009e_summary_esp.pdf

3 Ver pág. 4: Folleto-COPLA_0.pdf (plataformaargentina.gov.ar).

4  Argentina en el mar I – El territorio que ganamos | El blog de Abel (wordpress.com).