Los tiros que vos tiraste van a volver

La guerra de Rusia obliga a vender al Chelsea. Una jugada aprovechada por empresarios estadounidenses.

Hola, ¿cómo estamos?

Hoy, a las 16, Real Madrid vs Liverpool, final de la Champions League. Lo único que queda resolver es si es con facturas o si todavía es asado.

Los tiros que vos tiraste van a volver

Esta es la crónica de una muerte anunciada.

(O de un buzón entregado en paquete).

En Cenital nos importa que entiendas. Por eso nos propusimos contar de manera sencilla una realidad compleja. Si te gusta lo que hacemos, ayudanos a seguir. Sumate a nuestro círculo de Mejores amigos.

El 24 de febrero, Rusia inició la invasión de Ucrania.

El 26 de febrero, el ruso Roman Abramovich entregó el control del Chelsea a la fundación del club.

El 2 de marzo, Abramovich comunicó que ponía en venta el club y que todas las ganancias irían para las víctimas de la guerra.

El 10 de marzo, el Poder Ejecutivo del Reino Unido publicó una lista de siete rusos ricos radicados en Londres a los que les congelaban los activos.

El 11 de marzo, la Premier League confirmó que el Chelsea no podría comprar ni vender jugadores por la inhibición a su dueño.

El 7 de abril, Abramovich determinó que el banco estadounidense Raine Group se haría cargo del remate de la propiedad.

El 6 de mayo, se anunció que una corporación encabezada por el estadounidense Todd Boehly acaba de comprar el Chelsea.

Keir Stramer, líder del Partido Laborista, lo ladró en el Parlamento: “Señor primer ministro, ¿qué hará con este señor considerado sospechoso para el Ministerio del Interior por sus lazos con el Estado ruso y sus conexiones públicas con actividades y prácticas corruptas?”. The Wall Street Journal publicaba que Volodymyr Zelensky, mandatario de Ucrania, le había pedido a Joe Biden que frenara las sanciones contra Abramovich porque resultaba clave para la mediación entre Crimea y Vladimir Putin. Aunque suene delirante, cuatro jefes de Estado -ninguno hincha del Chelsea- estuvieron involucrados en la venta por 4,5 billones de euros de un club que hasta hace 19 años nunca había conquistado la Champions League y su última -y única- liga local había acontecido en 1955.

Caben los últimos treinta años de geopolítica en la historia del Chelsea. Abramovich estudió ingeniería en la URSS. Se especializó en la explotación del petróleo. En la transición entre Mijail Gorbachov y Borís Yeltsin, fundó repentinamente empresas. Al momento de la caída de la Unión Soviética, sus firmas absorbían la televisión rusa, la aerolínea Aeroflot, la petrolera Sibneft -hoy, Gazprom, que hasta febrero era uno de los auspiciantes de la Champions League- y una fábrica de aluminio. En 2003, puso 200 millones de euros sobre la mesa y desembarcó en el club de Londres. Las facilidades impositivas del Reino Unido atraían montones de dinero que necesitaba hacer fluir.

El fútbol se transformó en un escenario muy potable para la circulación de activos. Otro de los rusos sancionados es Alisher Usmanov. El principal accionista del Arsenal. Otro coterráneo detrás de la pelota es Maxim Demin, titular del Bournemouth. Si se asume que la relación entre este país y la propiedad de clubes está trazada por las facilidades impositivas, sonará lógico que Dmitry Rybolovlev sea propietario del Mónaco.

La diferencia de Abramovich no sólo se daba en los montos. El símbolo ocurrió en el instante en que adquirió la casa de cinco pisos en Kensington Palace Garden. Hay muchas diferencias entre ser millonario y ser pornográficamente rico. Nunca es una casualidad la mezcla de exhibicionismo y lavado de dinero.

La generala doble la cantaba desde el inicio. En junio de 2004, armaba un mercado de pases de 153 millones de euros sin ninguna venta -apenas salía Hernán Crespo a préstamo al Milan-. Tanto dinero poseía para despilfarrar que compró por 2,7 millones a José Mourinho al Oporto. El entrenador le ganó la final al Mónaco, agarró una valija, encaminó a una pista privada de aviones y a la mañana siguiente desayunó con su nuevo patrón. Discutieron hasta concluir que debían entregarle 37 millones de euros al Olympique de Marsella a cambio de su goleador estrella: el marfileño Didier Drogba había clavado 19 goles en 37 partidos en la última temporada. Más 18 palos al PSV por Arjen Robben. Los 153 más los 137 millones del mercado anterior ya superaban la inversión inicial de adquisición del escudo.

Abramovich deja la institución en silencio. Una de las tensiones en la venta era la duda de si pretendería cobrar los casi dos mil millones de euros que Chelsea le adeuda por préstamos en todos estos años. Ese paquete se dispuso como parte de la compra. Que se dio como un diario en sí mismo.

“Otras tres personas y yo recibimos el último martes una oferta para comprar el Chelsea”, declaró el multimillonario suizo Hansjörg Wyss al diario Blick. El magnate de 86 años confirmó rápidamente que se bajaba de esa carrera. Una suerte de crupier del remate. Había que convencer al banco Rain de ser el mejor postor y al gobierno británico de que el sillón respondiera a su paladar. La pelota activó una carrera espacial por un club. Mostraron interés:

  • El ghanés Bernard Antwi, propietario de una mina de oro -literal-, quien prometió como primer hecho de gestión juntar a Lionel Messi y a Cristiano Ronaldo en el Chelsea.
  • El turco Muhsin Bayrak, titular del AB Group Holding, amo y señor de la construcción en su país.
  • Jim Ratcliffe, dueño de INEOS, segunda química más poderosa del planeta. La más denunciada por contaminación: la Unión Europea presentó un documento que aseguraba que violaban 176 normas sobre el tratado del agua y del aire. No sería su debut en las inversiones deportivas ya que controlan Mercedes en la Fórmula 1 y el Nice de Francia.
  • La familia Ricketts de Estados Unidos. Los cuatro hijos del patriarca Joe poseen una incidencia enorme en su país. Pete es el gobernador de Nebraska. Tomm es el presidente de los Chicago Cubs de béisbol. Todd es el responsable de finanzas del Comité Nacional del Partido Republicano. Laura es una referente mundial del movimiento LGBTQ, la única progresista de la dinastía. El fascismo público del resto hizo mella en el club. Tanto que la filial de hinchas We are de Shed emitió un comunicado que aseguraba: “No queremos a ningún racista”. Lógico: en febrero de 2019, Tom declaró en una entrevista que “el islam es un culto, no una religión y se basa en matar al infiel”.

El elegido cayó por otro lado. Sus papiros de nobleza los obtuvo presidiendo el Guggenheim Partners. Redobló su fortuna liderando Eldridge Industries, una sociedad de cartera. Y saltó al deporte de forma magnánima: compró el 30% de los Ángeles Lakers y gran parte de Los Ángeles Dodgers de béisbol. Esas no fueron las luces que encandilaron. Tampoco los dos mil millones de dólares que derivarán en reformar el estadio Stamford Bridge. Todd Boehly posee Los Ángeles Sparks, uno de los equipos de básquet femenino. El crecimiento de la empresa fue descomunal. Por eso, cayó con una gran oferta al Chelsea que incluía la gestión del masculino y del femenino. Mejorar el equipo, agigantar el Kingsmeadow -cancha del conjunto de mujeres- e impulsar la academia de formación.

Con el Mundial del 2026 en mente y con un público que crece a pasos agigantados, Estados Unidos pone una ficha clave en el mapa de los grandes clubes europeos. Los yanquis ya controlan el Manchester United, el Liverpool, el Burnley, el Aston Villa y el Crystal Palace. Sacar a Abramovich de la cancha es mover a uno de los peces gordos. Quedan en la Premier League el Newcastle y el Manchester City, clubes Estado que dependen de los fondos soberanos de Arabia Saudita y Emiratos Árabes. El TEG es un juego de estrategia. Hay quienes lo critican por depender de los dados. El azar fluye como una circunstancia. La táctica es descubrir cómo, cuándo y en dónde pegar.

Pizza post cancha:

  • El 28 de mayo es un día de memoria impresionante para el fútbol. En esa fecha, en 2011, Barcelona ganó la final de la Champions frente a Manchester United. Un poema.
  • Agustín Tosco fue emblema de muchas ideas, de muchas luchas y de muchas dignidades. El 29 de mayo de 1969 fue protagonista del Cordobazo. Su relación con el deporte se conoce menos. Esta nota de Hugo Caric resulta una gran aproximación.
  • Docentes de periodismo deportivo de la Universidad de La Plata reconstruyeron los orígenes del periodismo deportivo en la Argentina. Más que recomendable libro Periodismo y deporte en Argentina.

Esto fue todo.

Cenital te necesita.

Abrazo grande,

Zequi

Soy periodista desde 2009, aunque pasé mi vida en redacciones con mi padre. Cubrí un Mundial, tres Copa América y vi partidos en cuatro continentes diferentes. Soy de la Generación de los Messis, porque tengo 29 y no vi a Maradona. Desde niño, pienso que a las mujeres les tendría que gustar el fútbol: por suerte, es la era del fútbol femenino y en diez años, no tengo dudas, tendremos estadios llenos.