Los límites de nuestro planeta

Las preocupaciones ambientales de los miembros del Foro Económico Mundial. ¿El planeta tiene límites? Hablamos de cuáles son esos límites y en qué nivel de riesgo se encuentra cada uno. Por último, lo técnico y lo político de la cuestión ambiental.

¡Hola! ¿Cómo estás?

Yo acá, esperando a que se terminen los días grises y cortos, que llegue la primavera, estemos todes vacunades y seamos felices. Mientras, me consuelo con llenar el balcón de plantas, probar recetas con coco y hacer rompecabezas.

Hace poco me compartieron un tuit de Esteban Actis sobre la percepción de 650 miembros del Foro Económico Mundial sobre los Riesgos Globales. En el cuadrante de arriba a la derecha aparecen los percibidos con mayor probabilidad de ocurrencia y mayor impacto. Verás que muchos ahí son rombos verdes, es decir, cuestiones ambientales. Específicamente:

  1. Fracaso de las acciones climáticas
  2. Pérdida de biodiversidad
  3. Crisis de recursos naturales
  4. Climas extremos
  5. Daño ambiental humano

Con esta sencilla demostración vemos que en el Foro Económico Mundial tienen clarísima la magnitud (y el grado de incertidumbre) de los problemas ambientales que enfrentamos. Y, si bien no lo conceptualizan de la misma forma, su percepción marida muy bien con el concepto de “Límites Planetarios”. (¿Te acordás que en la primera entrega de este newsletter hablamos de la rosca que Kate Raworth proponía para visualizar el espacio justo de operación de la humanidad como aquel que se ubica entre la satisfacción de los fundamentos sociales -alimentación, vivienda, etc- y el respeto de los límites planetarios?) 

Justo salió el documental Breaking Boundaries en Netflix sobre el concepto de límites planetarios y me pareció una buena ocasión para tener una noción más cabal de los problemas ambientales globales. 

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La idea fue desarrollada por el investigador sueco Johan Rockström. Junto a su equipo de investigación, plantea que el planeta tiene 9 sistemas ecológicos con determinados límites que, de sobrepasarlos, dejarían de funcionar normalmente y así expondrían a la humanidad a un mundo menos habitable. Estos 9 sistemas son: 

  1. Cambio climático
  2. Biodiversidad
  3. Liberación de entidades nuevas
  4. Aerosoles atmosféricos
  5. Océanos
  6. Ciclo del nitrógeno y del fósforo
  7. Agua dulce
  8. Uso del suelo
  9. Capa de ozono

Y los clasifican, grosso modo, en 3 niveles: verde (seguro), amarillo (riesgo) y rojo (peligro). De estos 9, dos ya los tratamos en ediciones anteriores: biodiversidad y el cambio climático. Según el trabajo de Rockström, en la pérdida de biodiversidad ya estamos en zona roja y en cambio climático, en amarillo.

Veamos los 7 restantes:

Tercero, consumo de agua dulce (verde). Este te resultará conocido incluso de la secundaria: el agua dulce disponible es relativamente poca y en la medida en la que se utiliza de manera insustentable y el ciclo se ve afectado por los cambios en el clima se vuelve más escasa y aumenta el estrés hídrico en varias regiones del planeta. En este mapa del World Resources Institute (WRI) se ve en qué regiones esto ya es un riesgo acuciante. Acá podés acceder a la herramienta y jugar con los diferentes indicadores. 

Te acerco Argentina:

En cuarto lugar, uso del suelo (amarillo). Los cambios en los usos del suelo se dan principalmente cuando transformamos bosques, humedales, pastizales y demás para que funcionen como asentamientos humanos o cultivos productivos. Este proceso contribuye al cambio climático, la degradación de ecosistemas y la pérdida de biodiversidad. Este mapa de Our World in Data muestra el cambio neto en la cubierta forestal en el mundo en 2015: los países en verde están generando que sus bosques crezcan más rápido de lo que los están perdiendo y los países en rojo están perdiendo más de lo que restauran.

A nivel mundial, deforestamos alrededor de diez millones de hectáreas de bosque cada año, la superficie de Portugal cada década. Aproximadamente la mitad de esta deforestación se compensa con la regeneración de bosques, por lo que, en general, perdemos alrededor de cinco millones de hectáreas cada año. Casi la totalidad (el 95%) se produce en los trópicos (con Brasil e Indonesia explicando casi la mitad). Pero no todo es para producir productos para los mercados locales. El 14% de la deforestación es impulsada por importaciones de los países ricos como carne, aceites vegetales, cacao, café y papel producidos en tierras deforestadas.

En quinto puesto, la acidificación del océano (verde). De los gases de efecto invernadero que siempre decimos que van a la atmósfera y causan el cambio climático, en realidad algunos de ellos (entre el 30 y el 40%) son absorbidos por los océanos que, en consecuencia, aumentan su acidez y así alteran el funcionamiento de todo el ecosistema. Por ejemplo, el blanqueamiento de corales, la disminución de la producción de conchas de mariscos y otras formas de vida acuática con conchas de carbonato de calcio.  Si bien está en verde, ya vemos las consecuencias. En ecosistemas complejos, la alteración de un factor, como por ejemplo los corales, tiene efectos sobre todo el sistema. Para que te des una idea, estas fotos en Kiribati son un antes y después de un proceso de blanqueamiento de coral.

Sexto, los ciclos del nitrógeno y del fósforo (rojo). Este tema es complejo pero importantísimo, trato de hacerlo sencillo. El nitrógeno y el fósforo son nutrientes clave para los seres vivos, llegan desde el mundo inerte al vivo a través de las plantas que los incorporan desde el suelo. Más o menos así funciona el ciclo del nitrógeno:

Los procesos industriales y especialmente los agrícolas (como son nutrientes esenciales para el crecimiento de las plantas, se aplican como fertilizantes para aumentar el rendimiento) alteraron estos ciclos. Actualmente, las actividades humanas convierten más nitrógeno atmosférico en formas reactivas que todos los procesos naturales de la Tierra combinados. Y el problema es que una parte importante de ese nitrógeno reactivo no se incorpora a los cultivos, sino que: i) se emite a la atmósfera y contamina al llover y ii) llega a cursos de agua que se sobrecargan de nutrientes y terminan pudriéndose. Un ejemplo de este problema es la disminución de la captura de camarón en la «zona muerta» del Golfo de México, causada por el fertilizante transportado en el río Mississippi desde Estados Unidos.

Los sistemas séptimo y octavo no están bien medidos ni cuantificados, con lo cual aún no sabemos bien en qué condición de riesgo se encuentran. 

Aerosoles atmosféricos (desconocido). Son partículas diminutas suspendidas en la atmósfera. Notamos su presencia cuando dispersan y absorben luz solar reduciendo la visibilidad y enrojeciendo los amaneceres y atardeceres. Provienen de 3 fuentes: i) actividad volcánica, ii) los desiertos y iii) las actividades humanas (quema de bosques y, principalmente, carbón y petróleo). A partir de la Revolución Industrial la cantidad de aerosoles provenientes de la actividad humana aumentó rápidamente y si bien se avanza en estudiar sus efectos sobre el clima (formación de nubes, derretimiento de glaciares, enfriamiento, etc.) todavía no están del todo claros ni cuantificados.

Liberación de entidades nuevas (desconocido). Las actividades humanas emiten, entre otras cosas, sustancias tóxicas y de larga duración, como elementos orgánicos sintéticos, compuestos de metales pesados ​​y materiales radiactivos, y no tenemos bien claro cuál es el efecto acumulado de la liberación de esos materiales ni el límite global. Aunque sí están bien estudiados los efectos gravísimos sobre la salud por exposición a plomo, por ejemplo. 

Por último, la capa de ozono (verde). Acá no me voy a explayar más que para refrescar que es una capa que funciona como filtro de la radiación ultravioleta del sol, con lo cual nos protege a humanos y otros seres de contraer enfermedades como el cáncer de piel. En su momento se descubrió que la capa se estaba afinando debido al uso de ciertos aerosoles y productos, exponiéndonos así a un mayor riesgo. La cooperación internacional a través del Protocolo de Montreal (1987) permitió reemplazar esos productos y revertir el proceso. Si bien no es el único sistema en verde, sí es el único donde la tendencia no es hacia mayor riesgo.

Está claro que los otros límites son más complejos, están más interconectados e implican cambios mucho más profundos en nuestros sistemas socioeconómicos, pero vale pensar que si pudimos con uno, existe la posibilidad de que podamos con todos. Si hacemos las cosas bien.

Y acá es donde se pone interesante. El primer paso es éste, estudiar y conocer cuáles son los sistemas que sostienen el funcionamiento del planeta, cómo se interrelacionan y retroalimentan y cuáles son los límites que tensionan los equilibrios. Para esto recomiendo ver el documental que comenté antes, donde se explica todo con más detalle que lo que lo hice yo acá y, además, las imágenes permiten entenderlo de manera más sencilla.

El segundo paso es la construcción de alternativas, de formas de llevar adelante las sociedades humanas sin sobrepasar estos límites planetarios. Y ésta es mi mayor crítica a Breaking Boundaries: hay un momento en el que dicen algo así como que “está clarísimo lo que tenemos que hacer, sólo hace falta poner las manos a la obra”. 

Es cierto que muchos cambios se demoran por falta de voluntad justificada con argumentos de sobre complejización. Sin embargo, no es tan cierto que el camino sea sencillo. Por ejemplo, dentro del propio ambientalismo no hay un consenso sobre el rol que puede o no tener la energía nuclear en la transición energética o recordemos el caso de los chalecos amarillos donde el presidente francés, Emmanuel Macron, hizo “lo que había que hacer”, que es desincentivar los combustibles fósiles, y eso le generó una revuelta social inesperada. 

En alguna entrega anterior, un lector me preguntó por qué estudiaba Ciencia Política si en realidad me interesan más los temas de ambiente y desarrollo. Primero me hizo dudar de toda mi existencia pero después le respondí lo obvio: la naturaleza propia de estos problemas hace que dejen de ser solo técnicos y adquieran una dimensión política. A partir de los diagnósticos objetivos, como pueden ser los límites planetarios, se construyen luego las narrativas, los caminos y los futuros posibles para una humanidad que intenta garantizar su bienestar sin poner en riesgo su hogar.

Con esto me despido por hoy, te mando un abrazo y te deseo que disfrutes el finde largo.

Eli

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Soy licenciada en Ciencias Ambientales, magíster en Políticas Públicas y becaria doctoral en Ciencia Política en la UNSAM. En todos los ámbitos que puedo me dedico a sumergirme en los dilemas que nos presenta el desarrollo sustentable, uno de los mayores desafíos que enfrentamos en este siglo.