La última risa es de Messi

El 10 se quedó en Barcelona y llevó a Bartomeu a la renuncia. Homenajes a Maradona.

Hola, ¿cómo estamos?

Hay infinitas dimensiones para pensar a Maradona porque es el único ser humano del que se tenga registro que es infinito. Sus números pueden ser el 10 o el 86 o 60 y no será suficiente. No me parece esto un homenaje, sino una invitación al conocimiento: en esta era en que tantos partidos enfoca la TV, el plan es ver fútbol. Diego es el fútbol. Elegí diez de mil posibles. Decidirás si te los comés todos hoy o si te lo vas guardando para recordarte por qué este deporte nos enamora tanto.

1- Argentina vs Inglaterra. Mundial 1986. Partido completo, narrado por Víctor Hugo.
2- Argentina vs Bélgica. Mundial 1986. Partido completo. 
3- Argentinos Juniors vs Boca. 1980. Partido completo
4- Argentina vs Austria. Primer triplete de Maradona jugando para la Selección. Resumen.
5- Juventus vs Napoli. 1980. Partido completo.
6- Todos los goles de Maradona en Nápoli. Quince minutos increíbles.
7- Todos los goles de Maradona en Argentinos Juniors.
8- Todos los goles de Maradona en Boca.
9- Boca vs River. 1981. Impresionante.
10- Maradona en el Mundial sub 20 de 1979. Un resumen hermoso.

El que ríe último ríe mejor

Dolce Gabbana lanzó una serie de remeras con El Padrino y Scarface como símbolos. Fue en 2016, hacía seis años que Lionel Messi tenía un acuerdo con la firma y apareció por Estados Unidos, para la Copa América Centenario, con una de esas casacas. Al Pacino lo vio por la televisión y enloqueció. Fogoneado por la familia de su esposa, la argentina Lucila Polack, se empacó en relacionarse con el fútbol argentino: aceptó un carnet de socio Racing y mandó un video al 10. “Soy feliz cuando los veo jugar, me emociono”, le dijo. El que enloqueció fue el Kun Agüero, fanático de esas películas. A él lo usaron para ordenar la confusión: al astro del Barcelona los mafiosos y esos films le daban lo mismo. Sin embargo, coincidió con el momento en que decidió pegarle un tiro a la AFA por las redes sociales y con la temporada en que olió que todo se podía ir al carajo en el Barcelona. Sin mafia, empezó a jugar a la política.

Fueron 64 los días del efecto dominó. La familia Messi estaba convencida de que el burofax era el elemento suficiente para ejecutar la salida. “Suponemos que saldremos bien, pero nunca se sabe”, blanqueó su entorno un rato después de dar vuelta al mundo. Esa misma tarde, Josep Bartomeu lo invitó a pelear: le mandó a decir que él renunciaba si el 10 daba una conferencia de prensa pidiendo eso a cambio. Tenía dos cartas altas: la irremovible timidez de Leo y las fichas legales a su favor. Habiendo jugado su primera soberbia, apostó a la segunda: fue a la reunión con Jorge Messi directamente sin abogado, como diciéndole «no necesito ni un especialista para ganarte». Tras la pulseada, el 10 ladró en voz baja, comiéndose las eses como todo rosarino y sin regalarle la deferencia de llamarlo por su nombre ni una vez en la entrevista con Goal: “El presidente no me dio bola, el presidente no cumplió con su palabra”.

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Los argentinos comparamos la historia con la jornada en que Juan Román Riquelme anunció que iba a ser vicepresidente y limpió al macrismo de Boca tras 24 años de reinado. Nos reímos de los pocos hinchas del Barcelona que entraron filmándose al Camp Nou para insultar al presidente. Vaya uno a saber por qué asociamos las protestas en el fútbol como situaciones de romper todo, pero los catalanes terminaron dando cátedra: de las 16.521 firmas de socios necesarias para echar a un presidente, juntaron 19.380. Lo limpiaron sin revolear un solo sillazo.

Bartomeu no aceptó la moción de censura: renunció antes. Dos antecedentes hubo y resulta casi patológico de la política del club. El primero fue en 1997, lo organizó Joan Laporta contra el entonces presidente Josep Núñez. No le alcanzó la cantidad de firmas. El segundo fue en 2008, curiosamente -o no- contra Laporta, en el bache entre la salida del Ronaldinho nocturno y la llegada de Pep Guardiola. Tampoco le dieron los votos. La había fogoneado Sandro Rosell, que había renunciado como vicepresidente económico, junto al protagonista de esta historia. De Laporta a Núñez, de Bartomeu a Laporta y, ahora, contra Bartomeu. La metodología indica que primero se juntan apoyos y después se va a las urnas para definir el referéndum. Eso iba a darse entre el 1 y el 2 de noviembre -las elecciones oficiales eran el 20 y 21 de marzo de 2021-. Pero se va antes de que lo echen: hasta su cuenta de Twitter ya borró. 

Quisiera no decir adiós, pero debo marcharme

Jamás Neymar imaginó el quilombo que dejó. Desde que llegó a PSG, en 2017, el brasileño se dio a la fuga dos semanas, estuvo acusado de golpear a una amante, se rompió el quinto metatarsiano, se agarró a piñas en un clásico y fue señalado por más de un entrenador por falta de compromiso. Una semana antes de dejar el Barcelona, se sacó una foto con Piqué y el defensor la subió a las redes con la leyenda: “Se queda”. Messi, que lo pone segundo en el podio de los jugadores con los que mejor se entendió -el primero es Xavi Hernández-, no comprendió la salida hacia Francia, en vez de a Inglaterra. “Estos tienen la plata, que no se la guarden y la pongan”, decía el 10 por esos días, apurando a los directivos. Invirtieron primero en Ousmane Dembélé, luego en Philippe Coutinho y, años más tarde, en Antoine Griezmann. Bartomeu acarició su año de oro en 2015, ganando el triplete con el tridente (Messi, Suárez, Neymar). Tenía al mejor jugador del mundo, a su sucesor y al que mejor los interpretaba. De esa sociedad, solo queda el 10 y hasta que se le termine el contrato, en junio de 2021. Eso ya será otro despelote y ya hay un candidato, Jordi Farré, que hasta promete dejar que Messi emigre una temporada a vestir la pilcha de Newell’s.

La salida del brasileño empezó a tensar la cuerda. Bartomeu, un dirigente que sabe más de básquet que de fútbol, tuvo desde 2014 en adelante cinco entrenadores (Martino, Luis Enrique, Valverde, Quique Setién y Koeman) y cinco directores deportivos (Zubizarreta, Rober, Pep Segura, Abidal y Planes). Cuando asumió, aseguró que la caja del Barcelona cambiaría sus 600 millones de euros de presupuesto anual por 1000 millones. Se va con un superávit menor de 21 millones -alto para Argentina, bajo para una multinacional deportiva-. Con una situación difícil de explicar: peleado con un plantel al que le entregaba en salarios el 70% del presupuesto del club (un caso récord en Europa). Le firmó a Messi los contratos más altos de la historia del fútbol, pero terminó peleado. Cifra clave para entender por qué el Barcelona vendió a Luis Suárez, a Iván Rakitic y a Arturo Vidal por menos que lo que Racing vendió a Atlético Mineiro el 50% del pase de Matías Zaracho. Claro: el uruguayo cobra 7,5 millones de euros al año. 

Bartomeu montó su historia al revés que Claudio Tapia en la AFA. Chiqui es el único dirigente en la historia al que Messi invitó a comer un asado en la casa. Emergido del caótico 38 a 38 de Marcelo Tinelli contra Luis Segura, acaso un especialista en utilizar a la paciencia como principal aliado, hay un solo escenario que le da pánico al mandamás de la AFA. El 23 de junio de 2016, tras dos horas de espera en un avión por tormentas, de Boston a Nueva Jersey, el 10 se cansó y escribió en Instagram: «Una vez más esperando en un avión para intentar salir a destino. Que desastre son los de la AFA por Dios”. El dirigente sindical estaba allí, no como presidente sino como acompañante de la delegación. Tomó nota y le contrató el mismo chárter que habían usado los Rolling Stones para viajar desde Barcelona a Moscú en el Mundial de Rusia. Le permitió que Pepe Costa, dirigente culé y amigo íntimo del 10, fuera parte de la delegación de la Copa del Mundo. Canceló un amistoso contra Israel cuando Messi le planteó que tenía dudas sobre las condiciones de seguridad del partido, incluso con una fuertísima presión de la federación de Israel, del gobierno de Mauricio Macri y de la empresa organizadora del partido. Tapia es capaz de negociar hasta un torneo local, en medio de una pandemia, sin testeos, tal como denuncia Juan Manuel Herbella acá. Pero al 10 lo cuida pase lo que pase. Por amistad, por idolatría y por política.   

Hasta el burofax, el momento más difícil de Bartomeu como presidente del Barcelona había sido el 1 de octubre de 2017. Le mandaron un video de su hermana defendiendo una urna de la policía española. Su hijo le avisó que lo habían reprimido en la calle. Intentaban, con otros miles, un referéndum independentista que culminaba con detenidos. “El Barcelona FC es el ejército sin armas de Catalunya”, escribió alguna vez el mítico narrador Manuel Vázquez Montalbán. Todo resonaba en la mente del mandatario, nunca admitido como independentista absoluto, pero simpatizante de esa posibilidad. Al equipo le tocaba jugar con Las Palmas y la primera intención fue suspender el encuentro. La Liga de Fútbol notificaba que perdería los puntos. El plantel presionó para jugar. Resolvieron hacerlo a puertas cerradas. En su discurso oficial, repudió la detención de presos políticos y reflexionó: «No seremos un objeto manipulable por intereses políticos, nadie puede apropiarse de nuestro escudo y nuestra bandera, nadie. Nadie puede confundir la tibieza con la responsabilidad». 

El arte del buen comer

Bartomeu dejó su elegancia en la puerta de su conferencia de prensa final. El 19 de septiembre había declarado como si lo coacheara Jaime Durán Barba: “Dejemos de hablar de las cosas malas que nos han pasado. Nos viene un futuro ilusionante”. Esta semana arrancó echándole la culpa a la Generalitat -institución que gobierna en Catalunya- por haber habilitado la junta de firmas para echarlo, apenas unos días antes de que el mismo organismo decretara el confinamiento territorial por el rebrote de Covid-19. Terminó sacando un carpetazo que nadie esperaba: “Puedo afirmar que ayer aprobamos los requerimientos para ser parte”. ¿De qué? De la Superliga Europea. Una declaración bélica a la UEFA que conduce Aleksander Ceferin. Un modelo diseñado con la NBA como espejo. El proyecto paralelo que montan los gigantes europeos para enfrentar a la Champions League, propiedad de la UEFA. Con la diferencia de que los clubes serían los propietarios. Una movida impulsada por Real Madrid, por Manchester United y por Juventus. Una liga anual a la que se sumarían Milan, Liverpool y Bayern Munich. Sin descensos. Lo que llevó a Javier Tebas, presidente de La Liga española, operador de la corporación Mediapro, amigo de Mauricio Macri, a declarar: “Bartomeu actúa dirigido por el pensador de esta historia que es Florentino Pérez”. 

Bartomeu es un empresario cuyo negocio consiste en manejar la segunda productora de Europa de pasarelas para puertos y para aeropuertos. El negocio lo heredó de su abuelo, quien empezó en el rubro cuando los barcos atravesaban problemas para descargar mercancías en Barcelona. No se quedará en la calle tras su renuncia como mandatario. Quizás, la Superliga Europea sea su nuevo destino y ya sea su vocero oficial.

Pizza post cancha

  • En el #HomenajeAlFútbolDeporTEA que organiza la escuela de periodismo, salieron un compilado de cuentos leídos por deportistas y escritores. Van desde Pablo Aimar, pasando por Eduardo Sacheri, llegando a Jorge Valdano. Juan Sasturain lee aquí El Diego, según Santa Teresa
  • Bilardo, Menotti, la verdadera historia es el flamante libro que acaban de publicar los periodistas Néstor López y Cayetano. Recorre las venas abiertas de nuestro fútbol argentino. Edita Planeta y desde el lunes ya estará en las librerías.
  • La pantalla maradoneana es un gran recorrido de Nacho Sbaraglia por la vida de Diego narrada desde el cine y la televisión. 
  • Los 60 del Diego: cómo explicar lo inexplicable. Desde Aislados, el podcast de Matías Baldo y de Javier Saul, hablan del mito durante 60 años.

El cierre de este #PrepárenseParaPerder retomará un género literario: el agradecimiento. No habrá mejores dedicatorias que las de Maradona en el libro “Yo soy el Diego” de Daniel Arcucci y Cherquis Bialo. De Fidel Castro a las Torres Gemelas de San Antonio.

Esto fue todo.

Cenital es un laburo que nos encanta. En este 2020, no lo hemos dado todo y seguirán apareciendo cosas mejores. Aunque se nos vaya Juan Elman, genial periodista y gran compañero. Apoyanos por acá.

Abrazo,

Zequi

Soy periodista desde 2009, aunque pasé mi vida en redacciones con mi padre. Cubrí un Mundial, tres Copa América y vi partidos en cuatro continentes diferentes. Soy de la Generación de los Messis, porque tengo 29 y no vi a Maradona. Desde niño, pienso que a las mujeres les tendría que gustar el fútbol: por suerte, es la era del fútbol femenino y en diez años, no tengo dudas, tendremos estadios llenos.