La política del cambio climático

Agenda nacional e internacional. Marcha por el clima y una buena noticia china.

¡Hola! ¿Cómo estás?

¿Cómo sobreviviste las últimas dos semanas? Espero que bien. Siento que ese sábado preelectoral te despedí como si nada y después todo se descontroló. Por suerte (?) en este news estamos acostumbradxs a las noticias complicadas. 

Hay tantas cosas para contar que no sé por dónde empezar. Pero a modo de resumen te anticipo que hoy vamos a hablar de la política del cambio climático. Ya vimos mucho de sus bases físicas, pasemos ahora a ver las dinámicas entre los actores y las políticas que proponen y demandan.

Ambiente y pobreza

Un primer punto que me gustaría retomar es la nota de Mayra Arena  y todo el debate que se dio alrededor y llevarlo -cómo no- hacia lo ambiental. Te recomiendo leer la nota, pero si no lo hiciste, la resumo como lo hace ella: “Me disculpan, pero sospecho que billetera mata cassette”.

Sabemos que los principales afectados por la crisis ambiental son y serán los países, las regiones, las poblaciones y los individuos más vulnerables. Hay mil ejemplos. Uno de ellos es el último reporte sobre migraciones climáticas del Banco Mundial. El estudio trabaja sobre las migraciones internas provocadas por impactos debidos al cambio climático (sequías, inundaciones) y estima que, de aquí a 2050, África al sur del Sahara podría llegar a tener 86 millones de migrantes internos por razones climáticas; Asia oriental y el Pacífico, 49 millones; Asia meridional, 40 millones; Norte de África, 19 millones; América Latina, 17 millones, y Europa oriental y Asia central, 5 millones. Según el informe, las llamadas “zonas críticas” de migración por cuestiones climáticas aparecerán ya en 2030, produciéndose la emigración desde lugares donde los medios de subsistencia están amenazados por el cambio climático y la inmigración hacia sitios con mejores oportunidades de medios de subsistencia.

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Sin embargo, desde el Banco Mundial dicen que la proyección no es inevitable, sino que “si los países comienzan ahora a reducir los gases de efecto invernadero, a cerrar las brechas de desarrollo, a restaurar ecosistemas vitales y ayudar a las personas a adaptarse, la migración climática interna podría reducirse hasta en un 80%, a 44 millones de personas para 2050″.

Para países como el nuestro, entonces, esto significa que debemos ocuparnos de las dos cosas en simultáneo: la reducción de los riesgos y daños ambientales y la reducción de la población vulnerable. Es decir, una articulación virtuosa entre la generación y distribución de riqueza y la reducción de los impactos ambientales. 

Retomando la nota de Mayra y pensando sobre todo en aquellas problemáticas ambientales, como el cambio climático, que son de orden global, donde la responsabilidad de Argentina es relativamente baja (actualmente aportamos un 0,9% de las emisiones globales), y el vínculo con la “vida real” no es tan sencillo de ver, una agenda progresista y mayoritaria requiere articular un discurso y un proyecto que pueda vincular el problema ambiental con respuestas a la pobreza, el desempleo y la desigualdad. 

Ejemplos de ello podrían ser el fomento a sectores económicos verdes como las energías renovables que permitan generar empleo, producir energía, exportaciones, dinamizar la economía y reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero.

En este sentido, Fundar viene trabajando sobre las posibilidades de esta articulación virtuosa entre ambiente y desarrollo. Presentaron un nuevo informe donde buscan determinar en qué áreas el país tiene potencial competitivo verde, que pueda ser una fuente para mayor crecimiento en el futuro. Hoy solo te lo dejo linkeado, pero con la promesa de que en una próxima entrega hablemos de esto más en profundidad, vinculando con todo lo que es política industrial verde.

Agenda climática en Argentina

Hay dos temas muy actuales que son de alta relevancia para el tópico que nos convoca: el proyecto de ley de hidrocarburos y la cuestión de las tarifas en el presupuesto.

El proyecto de ley de hidrocarburos fue presentado el miércoles 15 de septiembre por Alberto Fernández y Martín Guzmán. Apunta a promover la inversión en el sector hidrocarburífero a través de dos palancas principales: i) la creación un nuevo régimen de promoción de exportaciones de petróleo y gas, al asegurarles a las petroleras que podrán exportar un porcentaje de su producción incremental de hidrocarburos (un 20%) y ii) la libertad para liquidar divisas generadas por una parte (un 50%) de las exportaciones garantizadas por el proyecto. (Si te interesan estos temas, te recomiendo enfáticamente seguir el sitio EconoJournal y al periodista Nicolás Deza).

Desde el Ejecutivo explican el proyecto de ley pensando en la necesidad energética del país, estabilizar la oferta en el marco de una macroeconomía y fomentar la inversión en el contexto de una macroeconomía problemática. Sin embargo, dados los compromisos ratificados en el Congreso Nacional y enunciados por el presidente, así como la transición energética y los cambios tecnológicos internacionales que ya están en marcha, la presentación de una ley de este tipo requiere de una articulación -en los dichos y los hechos- con la estrategia de largo plazo de descarbonización de nuestro país. 

Es decir, ¿cómo se condice y ordena este proyecto respecto de la transición energética? ¿Cómo estamos pensando la transición desde Argentina? ¿Cuáles van a ser nuestras prioridades? ¿Vamos a apuntar a cumplir nuestros compromisos internacionales o a fortalecer la industria nacional? ¿O un equilibrio entre ambos?

Esta explicación -y coherencia- hoy ausente, permitiría ordenar y alinear objetivos e incentivos de los diversos actores implicados en la agenda de la transición y así encarar el desafío de manera más virtuosa y con mayores chances de éxito. 

Por el lado del presupuesto, según EconoJournal, el análisis del gasto por finalidad muestra que la partida destinada a servicios económicos en el rubro “energía, combustibles y minería” se reducirá de 2,2% a 1,7% del PBI. Ese ajuste supone una baja de los subsidios y, por consiguiente, un aumento cercano al 30% de la tarifa promedio que pagará el conjunto de los usuarios. Más allá de la discusión económica de las tarifas, es importante pensarlas también como un instrumento para el fomento a la eficiencia energética. En otros términos, tarifas muy subsidiadas -además de la discusión sobre la progresividad de tales subsidios, particularmente cuando no hay segmentación por nivel de ingreso- desincentivan el uso racional de la energía y la compra de electrodomésticos, equipos y materiales más eficientes en términos energéticos, ya que se vuelve poco rentable la inversión. Del total de nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, un 9% provienen del uso de combustible residencial y comercial, otro 9% de combustibles industriales y un 13% de la generación de electricidad. Reducir las emisiones en estos sectores requiere tanto de reemplazo por fuentes renovables como de una mayor eficiencia en el uso.

“Hagan su parte” – Asamblea General de Naciones Unidas 

El martes empezó la Asamblea General de Naciones Unidas. Básicamente son discursos de los jefes de Estado y aquí nos interesan porque hablaron de cambio climático y dan cierta pauta de lo que podrá ocurrir en la cumbre internacional de Cambio Climático en noviembre.

Empecemos por nosotros. Alberto Fernández, en sintonía con lo que había planteado en la Cumbre de las Américas, hizo hincapié en la importancia de la justicia financiera para abordar la crisis climática y la necesidad de afrontar el triple desafío de la pandemia, el cambio climático y la desigualdad global.

Luego, la buena noticia de China que prometí. Xi Jinping anunció que «China no construirá nuevos proyectos de energía a base de carbón en el extranjero». El carbón es la forma de producir energía más contaminante (tanto en términos de emisiones de gases de efecto invernadero -que genera el calentamiento global- como en la polución del aire -que provoca enfermedades respiratorias-) y China es el principal financiador de este tipo de centrales en el mundo.

En tercer lugar, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, habló de la “obligación” de la acción climática. 

Pongamos un poco de contexto, justo unos días antes de este encuentro se había publicado una síntesis de los planes de acción climática presentados por los diferentes países. El informe mostró que, si bien existe una clara tendencia a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero a lo largo del tiempo, los países deben redoblar urgentemente sus esfuerzos en materia de clima si quieren evitar que el aumento de la temperatura global supere el objetivo del Acuerdo de París de 2 ºC, y a ser posible 1,5 ºC, para finales de siglo. Es decir, aunque vamos bien, no alcanza. Más teniendo en cuenta las brechas que aún pueden existir entre los planes que se comunican y las acciones efectivas y/o la coherencia interna.

Sobre este escenario, entonces, Guterres encara un discurso entre interesante y alarmante, dijo que para reducir la brecha climática es necesario tender un puente de confianza entre el Norte y el Sur, y que se necesitan respuestas concretas en la conferencia sobre cambio climático que ya te mencioné. Guterres hizo foco particular en tres temas:

  • Financiamiento: los países deben mostrar más ambición en las áreas clave de mitigación, financiamiento y adaptación, que incluyen comprometerse con la neutralidad de carbono para 2050 y proporcionar los $100 mil millones prometidos anualmente hace una década para apoyar a las naciones en desarrollo.
  • Acción urgente: “Mi mensaje para todos los Estados miembros es el siguiente: no esperen a que otros den el primer paso. Hagan su parte”. En este sentido, las principales medidas que mencionó fueron el fomento a la economía verde a través de los impuestos al carbono, el fin de los subsidios a los combustibles fósiles y comprometerse a no establecer nuevas centrales eléctricas de carbón.
  • Cooperación: “Esta es una emergencia planetaria. Necesitamos coaliciones de solidaridad entre países que todavía dependen en gran medida del carbón y países que tienen los recursos financieros y técnicos para apoyar su transición. Tenemos la oportunidad y la obligación de actuar”.

Marchando por el clima

Ayer fue la movilización mundial por el cambio climático. Esta movilización global arrancó en 2019 con la huelga solitaria de Greta Thunberg y rápidamente se volvió internacional y masiva.

En nuestro país la marcha fue convocada por espacios de lo más diversos: organizaciones ambientales como EcoHouse y Jóvenes por el Clima, organizaciones políticas como La Cámpora, el Pro, Patria Grande y el Frente de Izquierda.

Esta diversidad en la convocatoria obviamente deriva en visiones muy diferentes en cómo se aborda el problema ambiental, pero nos da la pauta de una demanda común y transversal a todos los espacios que es la formulación de una estrategia consistente, coherente y justa frente al cambio climático.

Recomendaciones verdes

Muy a tono con todo este news, te recomiendo la última entrega de Mundo Propio sobre las elecciones en Noruega y su vínculo con el cambio climático y el petróleo. (¿Acaso lo mejor de Cenital es la interseccionalidad de sus newsletters?). 

Por último, te dejo esta anim ación que me pasó una gran amiga que muestra qué vamos encontrando en la medida en la que bajamos a las profundidades del océano. Por ejemplo:

Te mando un abrazo, nos leemos en dos semanas. 

Eli

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Soy licenciada en Ciencias Ambientales, magíster en Políticas Públicas y becaria doctoral en Ciencia Política en la UNSAM. En todos los ámbitos que puedo me dedico a sumergirme en los dilemas que nos presenta el desarrollo sustentable, uno de los mayores desafíos que enfrentamos en este siglo.