La impopularidad de Macri y la interna de JxC

Es un expresidente impopular. Debe decidir si prioriza su control personal o el atractivo electoral de su fuerza política.

Se acercan las elecciones legislativas de medio término y, si bien la sociedad no está para nada todavía en tema (como dijimos en newsletters anteriores, la sociedad está pensando en pandemia, pandemia, pandemia, empleo e inflación), la clase política profesional está ya dedicada de lleno a la interna. Así como el ciclo de las estaciones no se detuvo por el coronavirus, la naturaleza política es implacable: Florencio Randazzo asoma, como en todos los años pares; hay rispideces entre el gobierno nacional y el de la provincia de Buenos Aires por quién tiene la lapicera; y el radicalismo cordobés descubre, otra vez más, que Mauricio Macri se siente mas cómodo con Schiaretti.

Sin dudas, la interna de Juntos por el Cambio es la que está por ahora más trepidante (no porque en el gobierno todos se amen, pero la situación actúa como disciplinadora. Como bien dijo Alberto Fernández en una entrevista: “Cada vez que me enojo con Cristina, pienso en Mauricio Macri y se me pasa”).  En JxC la pelea de fondo tiene otros condimentos, ya que de un lado están quienes tienen responsabilidad de gobierno (Horacio Rodríguez Larreta, primero; Gerardo Morales, tal vez también) y, del otro lado, quienes gozan de la libertad que da el llano (Mauricio Macri, Patricia Bullrich). 

En esta oportunidad, este newsletter quiere comentar un dato que, aun siendo estructural, es sorprendentemente poco comentado. Todo el mundo lo sabe, pero nadie lo dice. Se trata de esto: la impopularidad de Mauricio Macri.

Esta es la medición más reciente de imagen que me llegó a mi casilla de mail de una encuesta de Proyección Consultores. En esta medición, Macri tiene 62,4% de imagen negativa. 

Fuente: Proyección Consultores, informe mayo 2021, medición de CABA y PBA.

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Para dar otro dato, puede compararse con la última medición de la encuesta ESPOP, dirigida por el colega Diego Reynoso. Para la ESPOP, Macri tiene un 65% de imagen negativa. (La ESPOP tiene una muestra nacional). Para Zubán Córdoba, tiene 59,3%.

Es decir, Mauricio Macri es impopular según todas las encuestas que leo regularmente. Es el dirigente opositor con peor imagen, y es uno de los dirigentes del país con mayor imagen negativa. En todas las mediciones (al menos las que vi) lo supera Horacio Rodríguez Larreta, así como también María Eugenia Vidal y, en algunas, Patricia Bullrich. 

Esta imagen es de una encuesta nacional de la consultora ARESCO de septiembre del 2019: 

Fuente: ARESCO, 2019.

Otra medición fue extraída de la encuesta nacional de abril de 2021 de la consultora cordobesa Zuban Córdoba: 

Fuente: Informe Nacional Zubán Córdoba 2021. 

Sin embargo, no es este el dato más interesante. Lo interesante es que esa alta imagen negativa, que ronda el 60%, es prácticamente inalterable desde hace tres años. Ni la pandemia, ni la caída de la imagen de Alberto Fernández, ni el lanzamiento de su libro Primer Tiempo, ni el corrimiento de Rodríguez Larreta a posiciones más duras, ni el respaldo de la Corte Suprema a las clases presenciales, ni su manejo del segundo diario del país, ni la caída en la imagen positiva de Cristina Fernández de Kirchner, lograron aumentar la valoración social por su figura. Como diría un expresidente, la imagen negativa de Macri es de quebracho y algarrobo. 

Que la imagen negativa de un presidente o expresidente sea alta no es una novedad en sí misma. Nuestra sociedad, en general, desconfía de “los políticos”, las lunas de miel entre electores y presidentes suelen ser breves, y una vez que se rompe el enamoramiento es difícil de reparar. Cristina Fernández de Kirchner terminó sus últimos años de gobierno con una alta imagen negativa, y conserva desde ese momento una alta valoración negativa de piso también. Este dato fue reconocido por ella misma cuando decidió no candidatearse a la presidencia. La pandemia le pegó a toda la clase política, como quedó claro en la pérdida de imagen tanto de Alberto Fernández como de Horacio Rodríguez Larreta en el último mes. Pero vemos más variabilidad, más subas y bajas, en la imagen de CFK que en la de Mauricio Macri.

Fuente: Informe Nacional Zubán Córdoba 2021

En contraposición, la imagen negativa de Macri está casi clavada alrededor de los sesenta puntos desde principios de 2018 o fines de 2017. Algo que el mismo expresidente pareció aludir en una entrevista reciente, cuando dijo que la votación de la reforma previsional en diciembre de 2017 y la jornada de protesta y represión de ese día había representado “un quiebre” para su gobierno. En los meses entre diciembre del 2017 (con la votación de la reforma previsional y la conferencia de prensa en la cual Marcos Peña castigó públicamente a Federico Sturzenegger) y el inicio de la corrida bancaria en marzo de 2018, una mayoría de la sociedad argentina parece haber llegado a una conclusión inamovible con respecto a su opinión sobre Mauricio Macri.

¿Significa esto que Mauricio Macri hará “la gran Cristina” y designará otro candidato en 2023? ¿Dejará paso a la candidatura de Horacio Rodríguez Larreta? Cómo saberlo. Hasta ahora, no parece querer hacerlo.

Cristina Fernández de Kirchner manejó el peronismo con mano dura, pero es probable que ella supiera, aun en el pináculo de su poder, que el peronismo existió antes de ella y seguirá existiendo después. Hay, y siempre hubo, gobernadores, senadores, gremialistas peronistas cuyo poder no proviene de Cristina. El PRO, sin embargo, y hasta cierto punto también Cambiemos, fueron fuerzas políticas creadas por, para, y desde el proyecto político personal de Mauricio Macri. El expresidente fue y es el dueño de Cambiemos. Él mismo pareció aludir a este hecho en una entrevista reciente, cuando dijo: “Me siento orgulloso de haberlo hecho jefe de Gobierno a Horacio, y gobernadora a María Eugenia”. 

Los partidos políticos no se institucionalizan en las victorias; están obligados a hacerlo luego de las derrotas. El recambio del liderazgo original es un punto crítico en este proceso. A algunos líderes les interesa preservar la viabilidad electoral de su fuerza aunque ellos no la encabecen (Felipe Sapag y el MPN, por ejemplo); otros priorizan el control personal sobre el atractivo electoral general de la fuerza (Elisa Carrió, cuya fortaleza no es ganar elecciones). Macri se encuentra actualmente en esta encrucijada. 

María Esperanza

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Soy politóloga, es decir, estudio las maneras en que los seres humanos intentan resolver sus conflictos sin utilizar la violencia. Soy docente e investigadora de la Universidad Nacional de Río Negro. Publiqué un libro titulado “¿Por qué funciona el populismo?”. Vivo en Neuquén, lo mas cerca de la cordillera que puedo.